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Mundo Shinobi - Clones verdaderos - 557

—Cuándo mi hermano se entere te hará sufrir como un cerdo— dijo Maaya con el ceño fruncido y todo su cuerpo aprisionado por las enredaderas que emergían del suelo del tercer piso del ferri.

El barco seguía navegando el canal que los conducía a la capital del Círculo Dorado. Ya habían dejado la costa y estaban adentrándose a los bosques. Se podía ver como los shinobis saltaban de árbol en árbol, pero no se atrevían a abordar el ferri por miedo a que alguien salga lastimado. Sobre todo la hermana del señor Edwards.

Kain estaba sentado a la mesa, frente al ventanal con vistas al bosque. Akako estaba a su lado, complacida con la pequeña lección que le había dado a Maaya. Ella entrelazaba sus dedos con los de Kain, sujetaba su mano con las dos manos y la acariciaba con suavidad mientras afloraba una sonrisa de satisfacción.

Los oficiales del ferri seguían pegados al suelo, algunos se habían desmayado de tanto hacer fuerza, otros se habían rendido. Por otro lado, todos los que estuvieron en el tercer piso, bajaron al segundo piso horrorizados por la situación.

Nataly estaba sentada en su silla, pero a pesar de estar libre, estaba muerta de miedo y preocupada por Maaya que no cerraba su maldita boca. En este tipo de situación no deberías provocar a tu secuestrador.

—¿Qué buscas en mi isla?— preguntó Maaya, tenía los brazos extendidos hacia arriba, la enredadera subía enroscándose por sus brazos y se anudaban en las muñecas. Ella colgaba a treinta centímetros del suelo.

—¿Tú isla?— preguntó Kain con una sonrisa amigable —eres un niña, menor de edad en este lugar, gritona que solo sabe que su hermano hará lo que sea por ella, pero nada más ¿Tú isla? Es bastante chistoso que digas que esta es tu isla—

Maaya hizo un puchero, miró a Nataly, pero esta última negaba con la cabeza para que no hiciera nada estúpido que le traería problemas.

—Te arrepentirás— dijo Maaya

Kain mostró una suave sonrisa —ojalá, tengo muchas cosas que quiero probar, pero aún no encuentro un verdadero compañero de juegos—

Maaya frunció ceño con claro rencor en la mirada.

Por otro lado, Kain noto que los shinobis se mantenían a la distancia, pero un grupo de personas diferente de los shinobis subía y bajaba a las personas del ferri —los hijos de la humanidad han llegado— dijo

Maaya, Nataly y Akako pestañaron, todos eran humanos, separados por conceptos de civiles y shinobis ¿Qué significaba ser los hijos de la humanidad?

En cada mundo que había vivido Kain, había experimentado los diferentes tipos de fuerza que podían alcanzar las personas. Fuerza del alma, mana, touki, todas energías que provenían del espíritu o del cuerpo. Solo el chakra era una mutación producida por un elemento externo. La madre del chakra había consumido un fruto maligno que destrozaría a la humanidad. Al consumir ese fruto gano el chakra y lo traspaso a sus hijos. Aquellos que poseían chakra eran extraterrestres, monstruos mutados a partir de la humanidad.

Los hijos de la humanidad eran aquellos que todavía podían producir mana como Murasaki y las fuerzas internas del Círculo Dorado.

Como Kain se mantenía tranquilo y sentado en su silla. Los guerreros del Círculo Dorado subieron las escaleras a una velocidad vertiginosa. Unos corrieron directamente a Maaya para liberarla, otros corrieron hacia Kain para neutralizarlo.

—Touki— murmuro Kain con una sonrisa, era una sensación nostálgica. En este mundo había guerreros rencarnados con habilidades únicas y diferentes, ocupaban el chakra de maneras que nadie se lo esperaría como Sasaki o Yoruichi. Aquí también existía ese tipo de personas y les enseño a los otros humanos a protegerse de los shinobis.

No obstante, una energía de un mundo de bajo nivel nunca podría igualar el poder y capacidad destructiva de un mundo de alto nivel.

Los guerreros atacaron a Kain al cuello, lanzaron puñetazos a la nuca para noquearlo, pero Kain se quedó tranquilo y no opuso resistencia. El recibió el impacto y frunció el ceño, pero en lugar de entrar en pánico, solo se dedicó a ver la gráfica que apareció en su rango de visión. Tenían la potencia de un jounin de elite.

Kain se pasó la mano por la boca para limpiarse un hilillo de sangre y chasqueo los dedos. Al instante siguiente todos los guerreros con touki fueron aplastados por una burbuja de gravedad y cayeron al suelo. Ellos soltaron gritos de agonía e hicieron fuerza, pero no pudieron superar la presión. Uno de ellos golpeo el suelo y cayó con violencia atravesando el suelo, estrellándose con el segundo piso, pasando al primer piso hasta la bodega y abollando el casco del ferri.

—Yo no se los sugiero— dijo Kain y se levantó de su silla. Él miró a Akako, ella estaba nerviosa, miraba hacia todos lados, pero su postura era digna y firme. Kain le tendió una mano y ella lo vio. Akako tendió su mano, la posó sobre la de Kain y él la ayudo a ponerse de pie. Ella camino un poco torpe, pero con una expresión digna en la mirada. Ellos avanzaron, pasaron por al lado de Maaya y siguieron caminando hacia los guerreros del Círculo Dorado.

—¿Quién es el líder de este grupo?— preguntó Kain

—Yo— dijo una mujer adolorida

—¡Capitán!— gritaron varios

—No, ella me está protegiendo— grito el más viejo del grupo, un hombre arrugado con el cabello cano

—No seas tonto, soldado, dejen de protegerme. Yo soy el capitán— grito otro, tenía el cabello corto y rubio.

—No digan idioteces o todos morirán. Ustedes vinieron aquí y me atacaron. Ustedes son los animales descerebrados y violentos que utilizaron la violencia en lugar del dialogo. Ahora ¿Quién es el líder de este grupo?— preguntó Kain con voz firme

—¡Suficiente!— grito la primer mujer que hablo —yo soy la líder—

—Bien— dijo Kain —parece que conocen el sentido del honor y la responsabilidad— él movió su mano y desvaneció las burbujas de gravedad —ahora ¿Podemos empezar todo de nuevo? Esta vez como personas civilizadas—

Todos se levantaron rápidamente, se pusieron en posición de combate y miraron a Kain como si quisieran continuar el combate. No obstante, la mujer que se suponía era el líder del grupo, levantó la mano para que todos se detuvieran.

Ella tenía el cabello oscuro, cortó y los ojos verdes, el rostro redondo y cubierto de pecas. Una figura esbelta con una estatura de 1.7 mts. A simple vista ella no llevaba ningún tipo de maquillaje o adorno en su cuerpo, solo un relicario con forma de corazón alrededor de su cuello. Parecía shinobi, llevaba ropa oscura y una chaqueta táctica azulada. Igual que el resto de la seguridad, no tenía símbolo o protector que demostrara su afiliación.

—Líder ¿Qué puedo hacer por ti en este grandioso día? ¿Por qué llegaron tan animados?— preguntó Kain con un tono de voz afable, no le preocupaba mucho esta gente, solo quería tener el suficiente tiempo para analizarlos completamente. Fue bastante frustrante no haber podido obtener toda la información de las armaduras mecánicas.

—Los shinobis no pueden utilizar chakra en la isla. Para empezar ¿Cómo lo lograste?— preguntó el líder con un tono de voz estricto —supongo que utilizaste medios poco convencionales para visitar la isla. De lo contrario, tu chakra hubiera sido suprimido—

—Eso hubiera sido muy interesante— dijo Kain —pero no vengo a hacer turismo—

—No te burles, pediste un trato cordial y te lo estoy dando—

—No conversas mucho con otras personas ¿Verdad?—

—Ya la descubrieron— susurro alguien, todos lo miraron furiosos y él se tapó la boca

El líder del grupo dijo —soy la capitana Lizzy del primer cuerpo de tácticas especiales. El concilió Khakkhara nos envió por la señorita Maaya Edwards—

—Interesante— dijo Kain, se volteó y miró a Maaya que todavía estaba aprisionada entre las enredaderas mientras dos idiotas la trataban de liberar —oye Maaya, tu hermano te quiere mucho, sabe que eres una mocosa malcriada y que llamas a los problemas—

Maaya se quedó callada mientras estaba un poco asombrada por el hecho de que Kain no se alterara al ver a dos soldados tratando de liberarla. Por otro lado ¿Estos idiotas no pueden romper estas enredaderas? Esto es ridículo.

Kain mostró una pequeña sonrisa y miró a la capitana —Lizzy, mucho gusto, yo soy…— dijo

—Lo sé, el monstruo que viene del continente. Al que llaman Kain Uchiha, hijo de otro monstruo que solo trae destrucción y fuego— replico Lizzy con un tono mordaz

—Por favor, no sigas, me vas a hacer sonrojar—

—¡No es una broma!— grito Lizzy —¿A qué viniste? Nosotros vivimos bien, de forma civilizada sin matarnos unos a los otros—

—¿A quiénes consideras unos a los otros? A ti y a un poco más de 1/3 de la población de las islas. A un lugar donde el 70% de la población son esclavos. No me hagas reír. Solo proteges ese lado del rio porque es conveniente para ti, pero ¿y del otro lado del rio? ¿Qué dirías si tu fueras el esclavo? ¿Te parecería justo?—

—No voy a discutir con un monstruo. Este era nuestro mundo, pero ustedes nos lo arrebataron. Ahora vienes a destruir nuestra civilización—

—Oooh, pero yo fui invitado— dijo Kain —tus armaduras mecánicas vinieron, se hicieron cargo de algunos shinobis de poca monta y me invitaron a reunirme con tu gente, con tus lideres—

Lizzy puso una mirada de incredulidad. Ella agacho su rostro con gran temor.

—Los tiempos cambian Lizzy, vine en son de paz y quiero dialogar. Hay muchos misterios en este mundo y también hay mucho de lo que quiero agradecer. Hace mucho tiempo, enviaron algunos libros interesantes al continente. Son conocimiento que me ha inspirado a grandes cosas. Por ahora, solo te voy a pedir que guíes el camino. Seguro el señor Edwards va a querer disculparse por su hermana menor—

Lizzy miró a Kain, frunció el ceño y lo quedó mirando. Ella miró a Akako, la mujer rubia y una de las personas más influyentes en el continente. A través de los tratos con su familia, el Círculo Dorado se abastecía de suministros, pero ahora que Mizusu Hoshino heredo, todos los suministros fueron cortados. Ella tenía mucho por lo que responder. Ella noto que Akako se sujetaba de la mano de Kain de forma íntima y cálida, como si ella fuera la mujer de este shinobi.

Lizzy miró a Kain y le dijo —tu eres el responsable, tú rompiste la cadena de suministros que venía del continente—

Kain mostró una pequeña sonrisa, acercó su boca al oído de Akako y ella asintió, ellos se fueron a sentar a su mesa, pasaron cerca de los soldados, ellos se pusieron en posición de combate. Uno era joven y el otro veterano. Kain no les hizo nada, solo hizo su camino al asiento y se sentaron.

Kain sacó una botella de vino de uno de los almacenamientos de su dispositivo susano, también dos copas y sirvió vino para Akako y él. Cada uno tomo una copa y chocaron copas para un brindis.

Lizzy entendió de inmediato que Kain no hablaría con ella. Después de todo, ella solo era una ejecutora del concilió y no tenía poder de elección más que para seleccionar a sus soldados.

—La señora Maaya, libérala, por favor— dijo Lizzy y camino hasta detenerse frente a la mesa de Kain.

Kain la miró a la cara, examino sus facciones, era bonita, pero como no se arreglaba de ninguna forma, se veía simple —¿Por qué?— preguntó —a Maaya le encantan las cosas shinobi. Eso es una técnica del primer dios shinobi, mi tío Hashirama. No es algo que veas todos los días. Al revés, deberías estar agradecida. Muy pocas personas en el continente han visto esta técnica en los últimos veinte años—

Lizzy quedó un poco sorprendida y miró las enredaderas que sostenían a Maaya, pero al hacerlo, se dio cuenta que esta última miraba las enredaderas con ojos llenos de emoción. A pesar de haber estado así durante media hora, recién se vino a dar cuenta.