Kain miró todos los alimentos que estaban en la mesa, se veía como comida de primera clase, pero en su interfaz visual aparecían mensajes sobre algunos platos envenenados, sobre todos lo que eran de preferencia de Kasumi. No del tipo de veneno que te mataría, pero del tipo de veneno que te mandaría todo el día al baño —unidades de apoyo— dijo
Al instante, Vástago y Segador salieron de su sello respectivo en el brazalete negro, en el antebrazo izquierdo de Kain. Las dos unidades levitaron por la manga izquierda del haori, salieron y se elevaron un metro por encima de la mesa. Vástago con un ojo rojo y Segador con un ojo azul.
Kain ordeno —toma todo lo que hay en la mesa y cámbialo por un menú tradicional del salón de té—
Al instante, Vástago y Segador proyectaron un haz de luz sobre la mesa, cada uno del color respectivo y desaparecieron los platos.
Al mismo tiempo, Kasumi y Murasaki a los lados de la mesa miraban impresionadas por la repentina aparición de las unidades de apoyo con la forma de un diamante gris. Sin embargo, el hecho de que desapareciera toda la comida y fuera remplazada por comida nueva que emitía vapor como si estuviera recién preparada, fue una mayor sorpresa.
—El señor Kato vino a verificar si te había hecho daño la comida— dijo Kain y tomo unos palillos de madera —la comida estaba envenenada—
—Mmm— dijo Kasumi sin darle mucha importancia. Hace un par de semanas que no la atacaban de esta forma. Por supuesto, Nagisa y Shiori siempre le avisaron, pero no rompieron la ilusión del otro y Kasumi actuó en consecuencia. Hacerle saber a la otra parte que su venganza había funcionado era como dejar escapar la presión de una olla poco a poco. Si no lo hacía con cuidado, explotaría. Por otro lado, Kasumi quería ser odiada, repelida, para mantenerse alejada de la familia. De esa manera, nadie sospecharía de sus intenciones y ella tampoco era perfecta. Kasumi podía descuidarse en medio de una conversación y tener un desliz de lengua.
—Kain-sama— dijo Murasaki del otro lado —¿Qué son esas cosas?—
Kain miró a Murasaki, frunció el ceño y entrecerró los ojos —es un secreto— dijo en un tono desenfadado
—Vamos, Kain-sama— respondió Murasaki con una amplia sonrisa, parecía emocionada por el truco de Kain.
Kain sonrió y le dijo —come, después te cuento—
Murasaki se mordió el labio inferior conteniendo una sonrisa con muchas expectativas sobre esa conversación.
Kain noto a Kasumi sentada, con los palillos en la mano, pero incomoda —Kasumi, ven aquí— dijo
Kasumi miró a Kain, ella se mordió el labio inferior, trató de actuar lo mejor que pudo, pero el sexo anterior fue demasiado intenso. Ella apoyo sus manos en la silla, se trató de poner de pie, pero frunció el ceño aguantando el dolor. Ella camino lentamente hacia Kain y se detuvo frente a él.
Kain la quedó mirando a los ojos, viendo la expresión de dolor en su mirada —voltéate— dijo
Kasumi así lo hizo, ella sintió la mano de Kain sobre su nalga, ella miró hacia atrás y lo vio como otras veces, emitir esa extraña, pero maravillosa aura verdosa. Kasumi soltó un suspiro de alivio, fue como pasar del infierno al cielo en unos pocos segundos. Una vez que se pasó el dolor, Kain le dio una fuerte nalgada y ella soltó un "kya". Kasumi miró hacia atrás y vio a Kain. Ella frunció la nariz y negó con la cabeza en un gesto infantil. Ella camino hasta su asiento contoneando sus caderas un poco más de lo usual. Ella sabía cómo encantar y sabía que a Kain le gustaba el vaivén de sus caderas.
Kasumi se sentó y le dio una breve mirada a la mesa. Ella sonrió complacida, la comida de la mansión Kato estaba bien, pero la comida preparada en el salón de té era superior. Era la disposición del cocinero. En esta mansión era una esclavo que llevaba toda su vida en la cocina. En el salón de té era un grupo de gente que hacían lo que les gustaba. Al final, era todo un tema de disposición.
Murasaki, Kasumi y Kain se dedicaron a comer mientras de fondo se escuchaba el canto de las aves en el jardín exterior. Más allá se escuchaba la corriente del rio y el rugido del agua cayendo por una cascada. Estaba a un kilómetro de distancia, pero era bastante sonoro.
—Es muy bueno que hayas desviado la atención de toda la familia a tu pequeña disputa con las mujeres de la familia. Eso ha permitido a Nagisa y Shiori moverse por la mansión con más libertad— dijo Kain con un tono de voz calmado.
Kasumi se llevó un bocado a la boca, lo mastico y después de unos segundos, trago la comida. Ella dejo los palillos a un lado del plato, tomo una servilleta, se limpió los labios y respondió —eso quiere decir que planeas adelantar el plan—
—No ¿Por qué?— preguntó Kain con una sonrisa en los labios. Él extendió su mano, tomo una copa con vino y le dio un pequeño sorbo. Él quedó mirando a Kasumi y esperando que ella cantara como un pajarito. Y así lo hizo.
—No, es solo que, es un poco aburrido estar aquí recluidas— dijo Kasumi con nerviosismo, miró a Murasaki y le preguntó —¿Verdad?—
—Sí, es un poco aburrido, pero a mí no me importa. Yo…escribo— dijo Murasaki
—Entonces ¿Cuál es el apuro?— preguntó Kain
Kasumi no le quería decir que estaba un poco cansada de mantener este papel. Si fuera por ella, abandonaría todo, pero necesitaba esto para su futuro. Kain era un buen amante y alguien al que tener en cuenta, pero él no le daba la seguridad de seguirla en todo lo que ella se propone. Y si ella se aburría de él, necesitaba un plan b.
Por supuesto, Kain también entendía la mentalidad de Kasumi. Ella no era ninguna santa ni devota, mucho menos incondicional. Su relación se basaba en un dar y recibir. Sin embargo, si Kain le daba esta mansión y todas las riquezas de la familia Kato sin pedir nada a cambio, sería demasiado sencillo, lo que dejaría a Kasumi libre para hacer lo que ella quisiera, y Kain no permitiría eso.
Sin embargo, por ahora, había que jugar el juego.
Kain sonrió y le dijo —todo está bien, seguiremos el plan y de aquí a fin de mes, todo será tuyo ¿Feliz?—
Kasumi miró a Kain, ahí estaba, esa mirada que le decía que él podía ver más de lo que ella le quería mostrar, como si todos sus pensamientos estuvieran expuestos. Kasumi miró la comida, no tenía el valor para mirarlo a los ojos en este momento. Ella asintió y continúo comiendo.
Por supuesto, Kain no quería que ella se llenara de ese sentimiento amargo a impotencia, no era su interés. Kasumi era demasiado divertida como para echarla a perder. Ella estaba bien siendo ella misma.
—¿Te interesa divertirte?— preguntó Kain
Kasumi miró a Kain, él tenía una mirada diferente, esta vez era divertida y egoísta, como si supiera algo que los demás no. Esa mirada le fascinaba a Kasumi, era como un llamado a la diversión.
Kain apoyo la espalda en el respaldo de la silla, le gustaba la mirada de Kasumi, era como una invitación a desafiarla —regalos para Kasumi y Murasaki— dijo
Vástago y Segador, a un metro por encima de la mesa, levitaron a un costado, sobre un mueble barnizado al natural y proyectaron un conjunto de cajas blancas con un logotipo de una silueta dorada. Era la silueta de una hermosa mujer, la marca distintiva de las creaciones de Akane Uchiha, bastante famosa entre los nobles y adinerados.
Kasumi se levantó de la mesa y fue a ver lo que Kain le había traído. Habían pasado muchos meses desde que ella salió de compras. Ella abrió las cajas, reviso la ropa, todo era elegante y colorido, pero nada estrafalario o revelador. Kasumi se detuvo en un hermoso vestido blanco de una pieza. Tenía un cuello de U, sin mangas y llegaba hasta la mitad del muslo. Además, en otra caja había unas sandalias de tiras con un enorme tacón de aguja que hacían juego con el vestido.
Kasumi miró a Kain mientras sostenía el vestido, por supuesto, ella entendió de inmediato sus intenciones. Si ella salía a dar una vuelta por la mansión con este conjunto, todo el mundo quedaría impresionado, pero mejor aún, si alguien entendía el trasfondo, quedaría alarmado, porque Kasumi estuvo todo el tiempo en la mansión y no había forma de que ella hubiera escapado para comprar ni que alguien hubiera entrado (la entrada a la mansión estaba restringida). La pregunta era ¿Ellos se darían cuenta o no? Generar una alarma o burlarse de ellos por no darse cuenta de que estaban en peligro ¿Cuál de las dos reacciones sería más divertida?
Kasumi tomo el vestido y las sandalias —me voy a cambiar— dijo
Por supuesto, ella adoraba ser el centro de atención y que todos hablaran de ella. En la opinión de Kain, una mujer caprichosa, pero encantadora.
Kain miró a Murasaki y le preguntó —¿También te gustaría intentarlo?—
Murasaki no entendía lo que pasaba, pero estaba segura de que Kasumi generaría problemas como siempre. Así que ella negó vigorosamente. Ella era escritora, no busca problemas. Ese papel siempre fue de su amiga.
Kain sonrió ante la tímida Murasaki y le dijo —ven aquí—
Murasaki miró a Kain, él tenía una sonrisa coqueta. Ella sintió como su corazón se activó de solo mirarlo. Era como si no pudiera controlar sus latidos. Murasaki se levantó de la silla, camino hacia Kain. Él le tendió la mano izquierda, ella poso su mano sobre la de él. Murasaki camino y se sentó en la pierna de Kain, ella era pequeña para él, así que ella cayó a la perfección entre sus brazos. Murasaki levantó su rostro con una mirada suplicante, Kain sonrió con suavidad, acercó su boca y la beso.
—Kain-sama— susurro Murasaki mientras lo besaba —Murasaki te ama—
Kain apartó su boca, la miró a los ojos, sonrió y le dijo —gracias—. Entonces él la siguió besando, pero Murasaki frunció el ceño leventemente, porque ella no buscaba esa respuesta. Sin embargo, ella lo siguió besando y dejando que la mano de Kain deambulara por donde él quisiera. Murasaki ladeo su cabeza y le mostró su cuello. Ella estaba dispuesta a todo y Kain la beso en el cuello suavemente.
—Vaya, ustedes son rápidos— dijo Kasumi mientras se aproximaba al comedor. Sus tacones de aguja eran ruidosamente molestos.
Kain y Murasaki apartaron sus bocas y miraron a Kasumi. Ella se veía bonita y sobre todo sensual, el vestido no era revelador, ni escotado, ni nada por el estilo. Era la longitud que permitía exhibir unas piernas delgadas, largas y estilizadas. Con las sandalias blancas con tirantes y tacón de aguja, las piernas se veían más largas todavía. Ella era naturalmente encantadora.
Kasumi llegó delante de Kain y miró Murasaki —¿Me darías permiso? Tengo que hacer algo antes de salir—
Murasaki miró las piernas de Kasumi, un poco envidiosa por cómo se veían. Murasaki se levantó de la pierna de Kain y se apartó.
Kasumi se acercó a Kain y lo miró hacia abajo. Ella tenía una mirada segura y una sonrisa coqueta —mira lo que tengo aquí, tu favorito— dijo, tomo el vestido por el dobladillo y lo levantó. No podía ser de otra forma, ella no llevaba ropa interior. Kasumi continuo mientras le mostraba su entrepierna a Kain —necesito algo antes de salir. Sería un poco aburrido acercarme a mi futuro difunto marido sin nada interesante que mostrar—
Kain frunció el ceño ante la solicitud de Kasumi, ella se tapó la boca y soltó una risita burlesca. Ella se acercó a Kain y le susurro —no tienes por qué poner esa cara, sabes que soy tuya—
Kain sonrió, no era así. Si Kasumi lo hubiera insinuado, puede que él se lo hubiera creído, pero algo tan directo no era verdadero. Kain llevó sus manos a las piernas de Kasumi, eran suaves y lisas. Él se puso de pie, levantó a Kasumi, ella soltó un gritito, pero después se rio y se sujetó de los hombros de Kain. Este último sentó a Kasumi en la mesa, ella apoyo sus manos en la mesa, se reclino hacia atrás y abrió sus piernas. Kain se sentó en la silla y se dedicó a comer mientras Kasumi echaba su cabeza hacia atrás y su cabello oscuro caía como una cascada de seda.