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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

AOoBeligerante · 漫画同人
分數不夠
935 Chs

Capítulo 7 - Otro mundo

-¿No dijiste que se recuperaría?- pregunto Carmen

Tytos soltó una risa incomoda. El brazo había perdido su necrosis, pero su alma estaba contaminada con la energía de ese tipo. Le tomaría más tiempo restaurar su brazo al cien por ciento, por ahora emitiría un aura helada.

Tytos le dio una abrazo y le dijo -no te preocupes, te lo prometo, lo sanare-.

Pero Carmen lo empujo molesta y lo amenazo -más vale que no me mientas. No quiero que me toques hasta que te sanes, me da asco esa mano-

Tytos soltó un suspiro. Parece que esto significaba tener una relación de pareja. No importa cuánto poder o cuánto conocimiento posea, parece que siempre tendrá el lado corto de la vara. Tytos no le hizo caso y la abrazo, compartieron varios besos, hasta qué Carmen sintió el frio toque de la mano y lo empujo. Era una sensación inquietante, más aun sabiendo que el frio de la nieve y el hielo no la afectaba.

-Ya te lo dije, no me toques hasta que te sanes-

Tytos se rindió, quiso acariciar la peluda cabeza de oso, pero el lobo lo evito y se ganó detrás de Carmen. Ella se dio la vuelta y fue a preparar sus cosas. Por otro lado, Tytos se quedó mirando, parece que su pequeña mujer se había transformado en una esposa mandona.

-Lo que sea, ya tengo mucha experiencia tratando con esposas mandonas-

Ese día continuaron hacía el norte por las tierras heladas. Tytos sentía la fuente de energía cada vez mas cerca, tanto que se emociono y quería correr, pero oso y Carmen tenían que descansar. Para calmar su ansiedad medito y después del tercer día, pudo sanar su brazo. En un principio no se lo había tomado muy en serio, pero parece que la criatura tenía algo de peligrosidad.

Al final, caminaron por una semana y cuando Carmen ya estaba aburrida y cansada. Tytos se detuvo de repente y dijo -Aquí es-. Ella lo quedo mirando, no había nada, solo un tundra de hielo blanco. Se pregunto si Tytos ya estaba loco y le pregunto -Tytos, me has dicho que para ti ya no es necesario comer, pero no crees que te está afectando el hambre-.

Tytos no le hizo caso y le pidió que se moviera unos diez metros más allá. Una vez que se apartaron, Tytos invoco la segadora de almas, la ondeo y todo el hielo del suelo se convirtió en agua. Una vez que el agua corrió por lo que parecía ser una cavidad subterránea, quedaron a la vista unas escaleras que estaban a unos cinco metros de profundidad. Tytos salto hasta lo más profundo del agujero y Carmen corrió preocupada.

-Tytos, estas bien ¿Por qué saltaste? Maldición, te voy a matar por cada susto que me has dado- grito desde afuera.

-Mi dulce Carmen, no hay problema, solo estoy revisando- dijo Tytos

-Las palabras lindas no te salvaran-

Tytos soltó una carcajada y tiro una cuerda que Carmen atrapo y clavo con una de sus espadas al suelo. Tytos volvió a la superficie y utilizo la misma cuerda para bajar a Carmen y a oso. Una vez que los tres estuvieron dentro, prendieron una antorcha y avanzaron por las escaleras. Al cabo de unos diez minutos la antorcha perdió su utilidad. Unas marcas en las paredes emitían una luz que iluminaba el camino.

Carmen camino maravillada, todo los grabados eran lindos. Tenían dibujos de diferentes seres, notas musicales que creaban un mundo, diferentes tipos de razas sobre un mismo continente. Todo era tan mágico y precioso. Ella leyó que en las tierras de los siete reinos habían existido otras razas, pero ya no quedaban o por lo menos eso se decía. Siguió mirando las imágenes hasta cuando el muro del lado izquierdo se terminó. La escalera continuaba descendiendo y todo se veía muy oscuro hacía abajo.

Tytos tomo la mano de Carmen y le dijo -estas escaleras en forma de caracol, descienden varios metros. No te preocupes, si pasa algo yo te protegeré-. Carmen asintió y se tomó del brazo de Tytos. Caminaron durante media hora y cuando iban llegando al final. Vieron una hermoso jardín. Tenía un pasto verde y florido, lleno de diferentes plantas. Tytos estaba feliz y Carmen asombrada. En el centro del jardín había un estanque rodeado por cuatro arboles blancos, no tenían hojas, pero no parecían muertos. El agua del estanque era extraña, era negra como como la noche.

Carmen quiso correr por el pasto, pero Tytos la detuvo. Examino el lugar y reviso cada centímetro, cuando se cercioro de que no había peligro les dijo que podían jugar, pero que tuvieran cuidado con el agua; había algo especial con ella. Carmen corrió con sus pies descalzos por el césped. Estaba aburrida de ver todo el tiempo ese eterno blanco, este lugar era un pequeño paraíso en la eterna blancura de ese infierno de nieve. Cuando se estiro sobre el pasto se relajó y se durmió como un bebé. Tytos la quedo mirando y la hayo hermosa. Oso corrió como un loco, pero cuando vio a Carmen durmiendo, se acurruco cerca de ella y se acostó a su lado.

Tytos corto varias plantas y siguió inspeccionando el lugar. No se quiso acercar al estanque, ya que su alma podría desatar alguna reacción con el lugar. Tomo a Carmen y la llevo a una esquina del jardín. Oso lo siguió y juntos durmieron a gusto.

-o-

Después de que Tytos se despertó vio los dulces ojos de Carmen y ella sonrió, le dio un beso y los amantes se abrazaron hasta que escucharon a alguien gemir. Era oso, pero no gemía porque lo estuvieran ignorando. Miraba al estanque y se sentía débil. El agua se movía y luciérnagas salieron de los árboles. Volaron sobre el agua en círculos y cuando se juntaron en el centro, arremetieron contra el estanque. No obstante, el estanque no mojo a las luciérnagas cuando estas se estrellaron contra el agua, ya que el agua se volvió un remolino y les permitió traspasar, como quien pasa por un túnel. Tytos quedo asombrado y reconoció esta sensación, se parecía a los portales que estaban en El Origen. Soltó un gran suspiro y miro a Carmen, ella se puso sería, intuyo que no sería nada bueno. Cuando este hombre le daba esa mirada significaba que haría algo loco. Carmen se mordió los labios y dio un gran respiración, como él no le decía nada, ella le pregunto -¿Qué locura vas a hacer?-

Tytos soltó una exhalación y sonrió, parece que ya lo habían leído antes de que él dijera algo -ese no es un estanque, es un portal, nos conducirá a otro mundo. La pregunta es ¿quieres intentarlo?-. Carmen lo miro y pensó en que quería decir "no, quiero quedarme", al final soltó un suspiro y le dijo -lo intentaremos, pero prométeme, esta será la última vez-

Tytos soltó una risita y ella le dio un golpe en el pecho. Tytos soltó una carcajada y compartieron un beso. Después miro a oso y lo puso a dormir, en su estado atemorizado no podría acompañarlos. Después de echarse al gran lobo al hombro, Tytos y Carmen se tomaron de la mano y se miraron. Había anticipación y el miedo, pero ¿Qué podían hacer después de llegar tan lejos?.

-¿Vamos?- pregunto Tytos

-Vamos- respondió Carmen

Tytos y Carmen se ganaron al orilla del estanque y apretando su agarre. Tytos dijo -a la cuenta de tres. 1, 2, 3…-

Ambos saltaron y se perdieron en la oscuridad insondable de los dioses.

-o-o-

-o-o-

Cuando Tytos se despertó, se encontró en una costa. El agua del mar le mojaba todo el cuerpo, a su lado estaba Carmen y al otro oso. Ninguno había despertado. Se levanto y acomodo a los dos en la playa. Cuando miro al horizonte y el agradable clima, se acordó de su niñez y como su abuelo le inventaba todo tipo de juegos. La vista no era la misma pero parecida, con una puesta de sol resplandeciente y un mar poderoso y vasto.

Carmen se empezó a mover y cuando se despertó dijo entre sueños -maestro, no quiero ir en barco, me enferma-

Tytos soltó una risita y le dijo -Carmen, estamos en otro lugar, no sé dónde, pero diría que no es nuestro mundo. La energía natural de este universo es más fuerte-. Carmen perdió todo el sueño y en confusión, miro en todas las direcciones; ella lo encontró igual. Después miro a Tytos y vio como su cabellera ondeaba contra el viento del mar. El sol iluminaba su piel morena, ella lo encontró lindo. Se sintió bien y por alguna razón satisfecha. No se habían separado después de tan loco viaje. Se acerco a Tytos y lo abrazo, compartieron varios besos y después de contemplar la puesta del sol. Mas tarde armaron una cabaña.

Cuando quedaba poco del día, prendieron una fogata y pescaron algunos peces que encontraron particularmente deliciosos. Pero Carmen se dio cuenta de algo, oso aún no había despertado. Miro a Tytos y le pregunto y este se acordó de que lo había puesto a dormir. Ella lo pellizco y le ordeno que despertara al lobo. Oso se despertó como si no hubiera pasado nada, se sintió extrañamente fuerte en esta tierra, pero lo ignoro y fue a jugar con Carmen. Una vez que los tres estuvieron satisfechos, durmieron a gusto. Oso durmió a fuera y Tytos y Carmen se pusieron al día con su promesa.

-o-

Al otro día se levantaron y continuaron comiendo y jugando durante todo el día. No hubo preocupación, ni obligaciones, ni necesidades de dinero. No estaba ese mundo azaroso, donde tenían que pelear en cada esquina. Al final, Tytos pensó que siempre fue una mala idea salir de su herrería. Sino fuera por Carmen, ese sería su juicio final. Todo esto lo pensó mientras miraban la puesta del sol sentados sobre la arena fina.

-Tytos ¿Qué vamos a hacer?- pregunto Carmen

-Establecernos en estas tierras y vivir pacíficamente- dijo Tytos

-Estas seguro ¿y la herrería qué querías poner?-

-Eso es lo de menos. Si necesitáramos dinero, lo haría, pero aquí no es necesario. Todo lo que necesitamos está a la mano-

Ella apoyo su cabeza contra el hombro de Tytos. Se sintió en paz, nunca antes se había sentido tan bien.

-o-

Tytos y Carmen llevaban en la costa mucho tiempo. Tytos contó dos ciclos lunares. Solo tomaron lo que necesitaban del lugar, como peces, leña y frutas. Cazaban uno que otro animal, pero nunca fueron más allá de cierto punto. Tytos y Carmen tenían miedo de que este pequeño paraíso no fuera de ellos y tuvieran que luchar como en su antiguo mundo. Tenían miedo de enfrentarse a un nuevo mundo de desigualdad y mentiras. Donde si no estuvieran atentos, serían tragados por la corriente.

Tytos soltó un gran suspiro, la arena era suave, se sentó sobre ella y contemplo la mar. El movimiento era pausado y relajante, Carmen salió de la choza y le pregunto -¿Dónde esta oso?-. Tytos levanto los hombros y ella miro así todos lados. Tuvo que silbar, pero el lobo nunca vino. Ella tomo su espada y camino por la senda, esto no paso desapercibido de Tytos y la siguió.

Después de medía hora de búsqueda encontraron al muchacho, venía con un juguete en el hocico. En realidad era una persona. Un anciano algo pálido iba colgando desde el hocico, tenía un rostro cansado y estaba delgado. Parece que tuvo un accidente. Carmen se tapo la boca, miro a Tytos para ver su reacción, pero este no se molesto y no hizo nada.

Carmen soltó un suspiro y con el ceño fruncido, apunto al lobo y le ordeno -¡suéltalo! Te he dicho que no recojas cosas del suelo ¡suéltalo!- y el lobo huargo dejo al anciano en el suelo y se sentó sobre sus patas traseras. Su cola se movía de lado a lado, dio un ladrido tratando de demostrar su inocencia, pero Carmen lo envió a la casa. El lobo se fue con la cola entre las piernas mientras gemía. Carmen reviso al anciano, solo estaba inconsciente y gracias a eso soltó un suspiro. Miro a Tytos y le dijo -no le hizo nada a esta persona, por favor no te enojes-

Tytos negó con la cabeza y se acercó, reviso al anciano y lo único que pudo encontrar es que estaba desnutrido. Miro a Carmen y le dijo -tranquila, lo sé. Este anciano solo esta débil, vamos, lo llevare a la cabaña-. Carmen asintió.

El anciano se despertó dos horas después, miro a los jóvenes y una sonrisa afable apareció en su rostro. Dijo algunas cosas, pero Tytos negó y con algunas señas trato de explicarle qué no entendía. El viejo asintió y vio a la hermosa joven que le paso un cuenco con sopa. El viejo comió mientras Carmen y Tytos conversaban de algo. Un suspiro salió de Carmen, parece que su paraíso ya no sería solo de ellos. Era inevitable, tal vez tendrían que volver a luchar.

El anciano termino y con algunas extrañas palabras les agradeció. Se quiso levantar, pero sus piernas no le acompañaron y Tytos lo detuvo. Entre señas, dos extraños trataron de entenderse y llegaron a un consenso. Ellos lo cuidarían y él se iría en siete días. Apareció oso y el anciano se sobresaltó. Carmen reto al lobo y el anciano entendió quién mandaba en esta familia. Para el anciano fue un curioso cuadro, por lo general los huargos en esa tierra no eran tan dóciles. Parece que tenía en frente suyo a una particular pareja.

Cuando el anciano se durmió, Tytos y Carmen contemplaban el fuego de la hoguera uno al lado del otro. Ninguno dijo nada, pero la melancolía se sentía en el aire. Tytos se recupero y tomo la mano de Carmen, ambos hicieron contacto y dijeron al mismo tiempo

//-no te preocupes…-//

Soltaron una risita y siguieron contemplando el fuego mientras seguían tomados de la mano. Tytos tomo un suspiro y le dijo -no te preocupes, seguro es solo una coincidencia, nadie vendrá a molestarnos-. Carmen asintió y no quiso añadir mas, ella lo sabe, pero prefiere creer las esperanzadoras palabras de Tytos antes que escuchar la realidad.

-o-

El sol ilumino toda la costa, era un lugar agradable y pacífico. El anciano se levantó y fue a ver al huargo, era entretenido jugar con semejante bestia. Ni los perros de ciudad eran tan bien portados y obedientes. Quería saber cómo la muchacha lo había logrado, pero la barrera del lenguaje le impedía aprender. Cuando llego la hora de comer, Carmen los llamo. El anciano se sentó al lado de Tytos y entre señas y dibujos en la arena le dijo que le enseñaría a leer y hablar. Cosa que Tytos se lo tomo bien, Carmen se unió junto con el lobo huargo y el anciano tuvo tres particulares aprendices. Un muchacho de piel morena, pelo blanco y ojos lazuli. Una joven de rizos naranjas y amigable sonrisa. Un enorme lobo huargo que sentado sobre sus patas y aun así, era más alto que él.

Una semana paso y el anciano no se fue, aprendió muchas cosas de Tytos, congeniaron bastante bien. La joven fue respetuosa y comenzó a llamarlo abuelo. Era agradable este lugar, sobre todo era entretenido jugar con el lobo. Sin embargo algo lo molesto paso y dos semanas después hubo un gran problema. Una tropa de orcos alcanzo la costa y siguió al anciano. El anciano apretó los puños, estaba enojado consigo mismo. Atrajo el peligro a estos niños que lo habían tratado tan bien, pero cuando los miro, el joven de cabellos blancos le dio una sonrisa carnívora y la muchacha soltó un gran suspiro mientras negaba con su cabeza.

-Abuelo, déjalo, él cargo- dijo Carmen

El anciano asintió y vio cómo el joven invocaba dos hermosas espadas. Desenfundo y se lazo contra los orcos, el huargo lo acompaño. Una vez que el anciano vio cómo luchaba el huargo, ya no lo encontró tan lindo. Era brutal, intrépido y táctico. La bestia era más peligrosa de lo que nunca pensó, de lindo tenía solo la apariencia.

Cuando Tytos termino de matar al último orco le pregunto al anciano -viejo ¿tu atrajiste estas cosas?-.

El anciano soltó un suspiro y le respondió con pesar -sí-

Tytos asintió y camino hasta el bosque, busco troncos para quemar los cuerpo en la playa. Después de eso miro al anciano y le dijo -viejo, me debes una respuesta-

El anciano se sentó cerca de la hoguera. Carmen le dio un pellizco a Tytos y con la mirada le ordeno que fuera más respetuoso, este último soltó un suspiro y asintió.

Una vez los cuatro se sentaron frente a frente, el anciano contó -mi nombre es Gandalf El Gris. Soy un mago y esas criaturas que nos atacaron son orcos. Servidores de Sauron, el señor oscuro. Me han perseguido por un tiempo, no creo que tengan una razón mas que agradar a su señor-

Tytos miro al cabizbajo anciano y le pregunto -dime ¿van a venir más?-

-No lo sé, pero este ya no es un lugar seguro-

Tytos se hecho hacia atrás, se apoyó en sus brazos y soltó una exhalación al cielo, esto era molesto. Por un momento quiso enojarse, pero miro a Carmen y se guardó sus palabras. Le dio un tierno beso y le prometió -buscaremos otro lugar, no te preocupes-. Carmen asintió con pesar, tenían que abandonar su paraíso, una lagrima corrió por su mejilla.

-Muchacho, conozco un lugar- dijo Gandalf con un toque de pesar -es tranquilo. Por lo general nunca llevaría a nadie a ese lugar, pero has sido amable y me haz tratado con respeto. Así que acompáñame, te lo prometo, no te defraudare-

Sin embargo Tytos no le dijo nada, el miro a Carmen y ella pregunto -abuelo, yo quiero formar una familia con Tytos. ¿Podemos hacer eso ahí?-

Gandalf asintió y al escuchar las palabras de la joven se sintió aún peor. Si nunca se hubieran conocido, esto no habría pasado.

Tytos asintió y les dijo -mañana nos vamos, no es seguro estar aquí ¿Tu ya estás bien?-

Gandalf asintió.

-Entonces será así ¿el viaje es largo?-

-Por lo menos serán dos ciclos lunares-. Tytos asintió con molestia y después de tomar una profunda respiración le dijo -ok, entonces está decidido. No te preocupes por el camino, como ya viste soy bastante fuerte, Carmen y oso también-

Gandalf, asintió. La bestia era feroz, pero la técnica y espadas que ocupaba este muchacho eran parecidas a ciertas personas que el conocía. Tomo una determinación y pregunto -dime ¿de dónde provienen?-.

Tytos miro a Carmen, ella asintió y Tytos le explico -no somos de este mundo, ¿tú sabes lo que es El Valle de los Valar?-. Gandalf negó y Tytos continuó -después de viajar por cierto tiempo, fuimos a los territorios gélidos. Ahí encontramos el Valle de los Valar y viajamos a estas tierras-

Gandalf los miro extrañados, sabía que los dioses se llamaban Valar, pero nunca conoció la existencia de semejante lugar. Un suspiro salió y su mundo se amplio otro tanto.

Tytos miro al cielo y dijo -vayan a dormir, iré a cazar y a juntar alimentos para el viaje-.

Gandalf asintió y se fue a la choza. Carmen durmió acomodada junto con oso y Tytos se metió en el bosque.

-o-

La costa era un lugar privilegiado. Cuando hicieron el camino hasta la tierra en que Gandalf les contó que era pacifica, se encontraron con todo tipo de criaturas. Arañas gigantes, huargos, serpientes y varios ladrones. No aparecieron más orcos, pero eso no le quito el peligro al viaje. Eso fue hasta que cruzaron un gran rio. Gandalf comento que podían llegar mas rápido por ese rio, pero Carmen se negó y la cara que puso le dejo claro a Gandalf que no era un asunto negociable.

Después de cruzar el rio se dirigieron a un poblado, era pequeño. La gente los miraba con recelo, los hombres deseaban a Carmen y repelían a Tytos. Él no sabía si era por su color de piel o porque acompañaba a Carmen. Después de pensarlo un poco pensó que eran ambas, después de todo no había gente con su color de piel en esta tierra. Tytos y Carmen esperaron en la calle, mientras Gandalf iba y negociaba unos caballos. Un grupo de gente maloliente se acerco y Carmen y Tytos soltaron un suspiro.

-Oye negro, vete- dijo un muchacho que solo le llegaba al pecho a Tytos, este último no lo tomo en serio y lo miro a los ojos. El muchacho retrocedió asustado y el grupo que estaba detrás del él se rio. Después de que paso la risa, el más grande del grupo se acercó a Tytos y lo trato de empujar. Pero no pudo moverlo, Tytos le dio una sonrisa y lo tomo del cuello. Lo levanto por lo menos un pie del suelo. El muchacho pataleaba y gritaba pidiendo auxilio, pero nadie se acercó.

Carmen puso sus manos sobre las de Tytos y le dijo -déjalo, solo es joven. No merece la pena matarlo, recuerda lo que me prometiste-

Tytos asintió y lo lanzo sobre sus amigos, los jóvenes se asustaron y corrieron con su amigo a la rastra. Un hombre con una espada se acerco al grupo y los miro fijamente, pero no se atrevió a nada. Había visto el momento en que el sujeto negro lanzo por los aires al hijo del herrero y supuestamente era la persona mas fuerte en el pueblo.

Gandalf salió con una sonrisa. Pagaron los caballos y se fueron del lugar. Tytos quedo con un mal sabor de boca, ni siquiera en los siete reinos lo habían tratado de tal manera y eso que su piel no era tan oscura como la gente del continente de Essos.

Cabalgaron durante todo el día y al llegar la noche se detuvieron. Carmen y oso comieron como si no hubiera un mañana, cosa que sorprendió a Gandalf. De repente soltó una carcajada y Carmen se sonrojo. Hoy solo había comido en la madrugada y aguantar hasta la noche, ya estaba más allá de sus posibilidades. Carmen siguió comiendo e ignoro al anciano.

Cuando la olla estaba vacía y tanto Carmen como oso estuvieron satisfechos, se acostaron mirando la fogata y conversaron.

Tytos jugaba con los rizos de Carmen, mientras ella se apoyaba sobre él. Tytos soltó un suspiro, se detuvo y le pregunto al anciano -dime, después de pasar el rio de Baranduin ¿así se dice?- Gandalf asintió y Tytos continuo -después de pasarlo, ¿por dónde debemos ir?-

Gandalf tomo su callado y dibujo una cuantas líneas en la tierra. Después de asentir, respondió -estamos aquí, tenemos que seguir el cauce del rio hasta el Bosque Brillante y después de eso seguir otro rio más pequeño llamado la Corriente Brillante. No te preocupes, por estas tierras no deberían andar más bestias. Si no sería el fin-

Tytos levanto el ceño y le pregunto -¿son muy fuertes los guerreros de estas tierras?-.

Gandalf soltó una risita y un suspiro, miro el fuego como si recordara algo y dijo -sería el fin de los moradores de estas tierras. Son gente pacifica, alejados de la guerra y los conflictos. Aparecerá uno que otro cada cien años que sea un poco revoltoso y aventurero, pero eso es todo-

Tytos asintió y Gandalf le dio una mirada que no le gusto. Tytos tomo un gran bocanada de aire y le pregunto -¿Qué quieres?-

Gandalf algo avergonzado sonrió y miro al suelo. Este muchacho no era amable, pero por la niña que tenía en los brazos, apostó a que lo escucharía -como vas a vivir en estas tierras quisiera pedirte algo-

-¿Qué es?- dijo en Tytos en un tono seco. Miro al fuego y acarició el cabello de Carmen, tratando de recordar porque hacía todo esto y juntando su paciencia, escucho.

-Quiero que protejas a estas personas-

Tytos se negó y le dijo -solo protejo a Carmen, no arriesgare mi cuello por otros-

Gandalf soltó un suspiro y pensó que su única esperanza era preguntarle a la muchacha. Teniendo la promesa de la muchacha, tendría un poderoso protector para sus pequeños amigos.

-o-

Cada día fue tranquilo, pero el agua seguía siendo un gran enemigo para Carmen. Así que el grupo siguió su camino, siguiendo el curse del rio. Hubiera sido menos cansador ir en un bote o balsa, pero Carmen ya había decretado algo.

Por las noches conversaban, de vez en cuando se detenían para comprar o cambiar algo en alguna granja. Pero no era mucho lo que podían intercambiar, más allá de carne o aliños y sal. Los hombres de esta tierra no necesitaban espadas ni armaduras, mucho menos oro. Todo lo que requerían se los daba la tierra o intercambiaban con sus vecinos. No era un lugar en donde un guerrero como Tytos pudiera prosperar, no de las antiguas maneras. Así que para su pesar, tuvo que convertirse en un herrero de cuchillas, palas y azadones.

Tytos soltó un suspiro, tomo varios cuchillos y se sentó en el suelo mientras le sacaba filo. Cuando termino con el ultimo dijo entre murmullos -me pregunto ¿Qué diría mi abuelo si me viera afilando cuchillos? Lo más probable es que me daría un buen azote-

Carmen se puso en cuclillas y le acarició la cabeza. Ella sabe cuan preciosa era la herrería de Tytos en los siete reinos. Solo los nobles de las grandes familias se podían permitir tales espadas. Tytos levanto su rostro resignado y le dio un beso, para recobrar sus fuerzas. Siguió arreglando una pala, un azadón y varios objetos de metal. Cuando llego a una vieja espada, su orgullo de herrero le dijo que la botara, la fundiera y re-forjara. No podía creer que hubiera tal pésima herrería en estas tierras. Pero viejo dueño de la espada en frente de él, lo miraba con desconfianza.

Una vez que estuvieron todas las herramientas arregladas y limpias, el granjero les dio varias verduras. Algo que Carmen agradeció. A ella le gustaba la carne, pero si pasas mucho tiempo solo comiendo carne te aburrirías. Esa noche la joven se emociono y termino asiendo mas de la cuenta. Pero no hubo perdidas, ella y oso se preocuparon de que nada se perdiera.

-o-

Los arboles empezaron a cambiar de color y algunos estaban empezando a perder sus hojas. Tytos y Carmen andaban con camisa y su respectiva armadura, pero Gandalf empezó a sentir el cambio en sus huesos. Carmen le paso una de las pieles que habían ocupado para viajar. Después de abrigarse ya no paso más frio y durante la noche, antes de dormir. Gandalf les dijo.

-Mañana llegaremos a La Comarca. Ustedes me esperaran fuera, ya que tengo que pedirle ayuda a mi amigo o sino siempre los trataran como a extraños-

Tytos lo quedo mirando con el ceño fruncido, pero Carmen le dio un codazo y en su lugar dijo -te esperaremos, no hay problema-

Gandalf sonrió y se durmió al lado de oso. Carmen y Tytos tiraron una manta en el suelo y uno durmió apoyado en el otro. Era una noche preciosa, estrellada, el viento corría por el bosque con calma.

Carmen trato de dormir, pero no pudo y pregunto -Tytos ¿estas durmiendo?-

-Noup-

-¿Podemos conversar?-

Tytos soltó un suspiro y le dijo -¿Qué te preocupa?-

-Bueno, tú sabes, ¿Cómo lo vamos a hacer? No sabemos nada aparte de pelear y las ciencias. Por lo menos, yo no sé trabajar la tierra-

Tytos soltó una risita y se ganó un golpe en el estómago. Pero siguió riendo y Carmen le dio la espalda enojada. Después de recomponerse, Tytos la abrazo por detrás y le dijo -mi linda esposa, no te preocupes, al igual que siempre nos las arreglaremos. Por este año tenemos que cazar y tratar de intercambiar con nuestros vecinos. Recién el próximo año tendremos que preocuparnos de plantar-

Carmen se dio la vuelta y lo miro consternada -¿Por qué?-

-Sencillo. Ya es otoño, es muy tarde para plantar algo. Recién el próximo año en primavera podremos empezar a trabajar. Si plantas algo en esta época, puede que no produzca nada o se eche a perder-

-¿Como lo sabes?-

-Sencillo mi amorosa esposa, lo he leído-

-Tytos, eso no se vale. Hay que preguntarle a la gente de estas tierras-

-Bueno- Tytos le dio un beso y después de un tiempo, ambos cerraron los ojos.

-o-

Tytos y Carmen esperaron en un bosque, estaba frio, pero era agradable sentir la corriente del aire fresco y mirar el fuego. Al cabo de medio día llego Gandalf con un niño. Bueno, no era exactamente un niño. Era un hombrecillo, pero a diferencia del hermano de Tytos, este no tenía ese aire a charlatanería. Se podía decir que estaba algo viejo.

-Buenas tardes- se presentó el hombrecillo, venía descalzo, con una cabellera algo opaca. Su gran sonrisa demostraba que era un hombre sociable. Pero a Tytos no le gusto la esencia que emanaba. Trato de guardarse sus palabras y mantener la distancia. El hombrecillo también guardo la distancia cuando vio a oso. Bueno, no era para menos, el lobo podía comérselo de un bocado.

//-buenas tardes-// se presentaron Tytos y Carmen

Gandalf les dio una explicación del asunto. Este pequeño hombre se llama Bilbo Bolsón, una especie de personaje de renombre dentro de su comunidad. Sin embargo a diferencia de lo que dijo Gandalf, Bilbo les dijo que sería difícil que los aceptaran en las tierras en donde vivían los hobbit. Podrían vivir cerca, trabajar la tierra, pero solo después de unos veinte años los tratarían como amigos. Les contó el caso de Gandalf, que dentro de todo es aceptado, pero por sus intervenciones con Bilbo, hay muchos hobbit que lo ven con desagrado.

Gandalf se rio con incomodad y Carmen no se lo tomo tan bien. Bilbo siguió y dijo que cuando tuvieran alguna necesidad, si no podíamos comerciar con nadie, él lo haría en su lugar. Tytos y Carmen le agradecieron y le preguntaron cuáles serían buenas tierras para trabajar. Bilbo les marco unas tierras apartadas del pueblo en medio de una planicie.

Cuando terminaron, Bilbo se fue y Gandalf se disculpó por no poder ayudarlos más. Compartieron un día más y el anciano se fue, dijo que tenía que prepararse para algo, que tenía una misión. Carmen lloro mucho, al final de un abrazo, el anciano los dejo y solo quedo Tytos consolando a Carmen. Oso estaba sentado sobre sus patas traseras, viendo cómo el anciano se iba.