webnovel

Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

AOoBeligerante · 漫画同人
分數不夠
935 Chs

Capítulo 41 - Apócrifo - El otro Campeón

Patrick nació en el reino derruido de Astora, tierra que en su momento fue azotada por demonios y después por los no muertos. También fue tierra de su ancestro que buscaba al elegido no muerto. Por otro lado, cuando Patrick entro por primera vez al horno de la primera llama, era el único sobreviviente de la familia real. Cosa que no importaba mucho, ya que en ese momento, nadie temía ni respetaba la tierra de Astora. Sin embargo, Patrick fue criado en un linaje distinguido, siguió la guía de los dioses, creció virtuoso y fuerte como el príncipe Lorian. No obstante, la gran diferencia era el respaldo, ya que nadie apoyaría a un príncipe en la miseria.

Patrick se levantó, llevo el estandarte y la armadura de Astora. Venció a un centenar de demonios y no muertos, pero nadie le erigió una estatua, nadie lo encontró digno, nadie se preocupó nunca por él. No obstante, aunque no tuvo a nadie, aunque su camino estuvo lleno de espinas y dolor, jamás claudico. Cuando los príncipes de Lothric fallaron esa vez, cuando optaron por no enlazar la llama, Patrick se ofreció. Nadie le creyó, nadie lo tomo en cuenta, pero cuando venció en combate justo al príncipe Lorian, nadie lo pudo mirar en menos.

Patrick por la gloria de sus antepasados y por todo lo bueno y justo que existe en este mundo, se incinero en el horno de la primera llama. Aunque el día en que entro al horno de la primera llama nadie lo acompaño, nadie le rindió honores, fue y por voluntad propia se sacrificó. Él fue el primero de los adalid de la llama en entrar. Después de eso, él no recuerda nada, piensa mucho en lo que ha vivido y todo lo que ha olvidado.

Cuando una ceniza o adalid de la llama entra al horno de la primera llama, pierde sus recuerdos y sus poderes en el proceso. Cómo los adalid de la llama ganan la "bendición" de la primera llama, ninguno alcanza el estado "hueco", pero eso no quiere decir que puedan luchar como antes. En realidad terminan tan mal, que no se diferencian del resto de no muertos. Por otro lado, cuando la campana suena en el Santuario del Enlace de Fuego, todos los adalid se levantan, pero el estado en el que lo hacen es el peor. Hasta la hora Patrick no recuerda cuántas veces se ha levantado para enlazar la primera llama. Pero juzgando por la cantidad de cadáveres de guardiana que hay en el santuario, deben haber sido unas cientos de veces.

-o-

Patrick en estos momentos está en una colina, rodeado de no muertos. Se cuentan cien cadáveres inertes, otros monstruos alrededor, pero ninguno se mueve. Él único de pie es él, el antiguo príncipe de Astora. Mira un frasco de color verde esmeralda, llamado estus. Artilugio creado por lo antiguos para sanar a los no muertos. Funciona como un frasco con agua que se llena con el fuego de las hogueras. Pero eso en estos momentos no importa, lo que importa es que Patrick se ha quedado sin estus para poder sanar sus heridas.

Patrick suelta un suspiro, mira al horizonte y calcula que le faltan dos días para llegar a Irithyll. Ahí espera encontrar a uno de los señores de la ceniza, Aldrich el devorador de dioses.

-o-

Hace dos meses, Patrick fue a la Catedral de lo Profundo. Lugar que custodiaba lo que está más allá del abismo, el concepto que sigue más allá de la nada. También es el lugar de nacimiento de Aldrích, alguien que en su momento fue nombrado el santo de lo oculto. Tonterías. La catedral era un lugar creado por los hipócritas de la Blanca Vía. Cuando Aldrich alcanzo cierto poder ya era un monstruo que se deleitaba con la carne humana. Como en esa época ya no tenía la voluntad de un ser humano, lo siguieron alimentando con no muertos y después lo sacrificaron en el horno de la primera llama.

Patrick quería cazarlo, alimentarse de su alma y llevar las cenizas a su trono. Para su pesar, fue vencido por alguien más antes de completar su cometido. Ese fue Eric, al que cuando empezó su travesía como adalid de la llama, lo considero su amigo. Claro que cuando los dos se encontraron no lo hicieron en las mismas condiciones que al principio. Eric estaba fuerte, mucho más que Patrick. Era como la diferencia entre un soldado raso y un gran caballero de Lothric. Patrick no sabía que había hecho, pero Eric tenía una fuerza abrumadora. En tres movimientos lo venció.

-Vete Patrick- dijo Eric con una voz monótona -la Catedral de lo profundo es mi territorio. La iglesia Azabache maneja estas tierras ahora-

-¿Por qué me atacas? Pensé que éramos amigos- pregunto Patrick en su miseria

-Mi camino es diferente. Llegado su momento lo entenderás. Solo te dejo ir porque en algún momento fuimos amigos. Toma, como regalo de despedida- Eric le lanzo una bolsa a Patrick y se dio la vuelta y le dio la espalda -vete Patrick, este es el adiós. La próxima vez que nos encontremos será como enemigos-

Patrick abrió la bolsa y encontró algunas piedra de alma, también un frasco de estus y una muñeca. Lo primero que hizo fue sanar sus heridas, quiso salir a buscar a Eric, pero considerando lo fácil que lo vencieron, no quiso ir a buscar su propia muerte. A lo mejor es como dice Erick, en el futuro se encontraran como enemigos, pero Patrick se prometió estar a la altura. No sería vencido tan fácil la próxima vez.

Después de eso, Patrick camino de vuelta por el bosque y viajo hasta el Torreón de Farron. Ahí se detuvo en una torre, en donde los vigilantes del Abismo habían hecho su pacto inicial. Bebían la sangre del lobo y se convertían en seguidores de Artorias, el legendario caminante del abismo. Patrick reposo frente al lobo, lo miro durante un tiempo y considerando que el estado de los seguidos de la legión de no muertos y los vigilantes del abismo, no se veía diferente. Era un amasijo de huesos y pellejo.

Patrick guardaba un sin fin de rocas del alma, también había juntado almas, pero por alguna razón no podía ir al santuario y pedirle a su guardiana que incremente su fuerza. Llego a pensar si era un maldición, que todos los príncipes de Astora no pudieran completar su misión. Él se acuerda del príncipe Ricard, y como fallo de manera lamentable cuando quiso tomar la leyenda del no muerto elegido. Al final él mismo se convirtió en "hueco". Si mal no recuerda Patrick, fue el principio del declive de su linaje. Ahora se pregunta si él mismo también se transformara en otro Ricard y fracasara.

En el muñeco de plata que le dio Erick, en la parte anverso habían tallado unas palabras "Donde quiera que vayas, la luna se pone en Irithyll. No importa dónde estés: Irithyll es tu hogar". Patrick considero esto una pista, por lo cual se dirigió en esa dirección. Después de dos días de descaso fue a luchar contra los Vigilantes del Abismo, pero ya los habían vencido. Fue un alivio y una molestia. Ahora había perdido una gran cantidad de almas, pero se dijo así mismo que no importaba, ya que sin una guardiana, poco puede hacer.

En el edificio que ahora estaba abandonado, donde antes luchaban sin descanso los Vigilantes, había una hoguera. Patrick lo intento una vez más y gracias a dioses, funciono.

Patrick pudo viajar al santuario, el único problema ahora era que Layla, la guardiana, no estaba en su puesto. Según le contó André, el viejo herrero, se había ido de viaje con Elizabeth. Él no sabía dónde estaba, pero le dijo que Irina, una monja de Carim lo podía ayudar. La monja fue todo lo que se espera, lo ayudo, le dio aliento y fortaleció su alma.

-Estimada Irina- dijo Patrick en un tono respetuoso -¿hay algo que pueda hacer por usted? Me ha sido de mucha ayuda-

-Bueno- respondió Irina con una voz grata y suave -si pudieras encontrar tomos divinos en braille y los pudieras traer, sería de mucha ayuda-

-Donde encuentro eso-

-Te lo digo solo por si acaso, yo tampoco lo sé. Pero podrías buscar en el castillo de Lothric-

-No te preocupes, buscare y pagare esta deuda-

-Es solo si los encuentras, no quiero que te expongas-

-No te preocupes, mi camino me lleva hasta el príncipe, nuestras espadas se cruzaran de nuevo-

-Solo ten cuidado dulce campeón-

-o-

Después de pasar por el castillo de Lothric, vencer a un centenar de caballeros y un poderoso capitán, Patrick volvió con el tomo divino. Le pidió a André que reacondicionara una armadura de Lothric y después de eso se fue del santuario.

Ahora Patrick esta frente a Irithyll, la del valle boreal. Una mujer esta en su camino, ella lleva una armadura blanca, con un velo que le cubre el rostro y un estoque en su mano derecha. Aunque tiene una parte de sus entrañas abiertas, la tenacidad brilla en sus ojos. Por otra parte, en medio del puente que conecta Irithyll hay un hombre, lleva una armadura azul y un hacha. Grita como un loco, no se le entiende nada, pero algo es claro, quiere luchar. Se ven dos cadáveres a su lado, ambos decapitados. Patrick intuye que esta mujer y los otros dos trataron de matar al guerrero del hacha, pero este le dio vuelta las tablas.

-Mujer, dime ¿Qué paso aquí?- pregunto Patrick con un tono solemne

-Yo- respondió la mujer, pero vomito una bocanada de sangre -solo busque venganza, pedí ayuda, pero todo… fue en vano-

Patrick asintió, camino hasta el guerrero del hacha y le dijo -Honorable caballero ¿Quién eres?-

-Que te importa- y el guerrero del hacha le lanzo un golpe contra la cabeza. Por su parte, Patrick lo esquivo y con su espadón lo partió por la mitad. Patrick esperaba saber la verdad, pero como el guerrero estaba ansioso por luchar, lo acompañaría en esta empresa. Después de realizar una pequeña oración, Patrick volvió con la mujer. Canalizo la luz dorada y la sano.

-¿Ahora estas bien?- pregunto Patrick y la mujer asintió -espero que los dioses te guíen a un mejor futuro- entonces se dio la vuelta y camino hacía Irithyll.

Después de cinco minutos, la mujer vino corriendo mientras gritaba -caballero, honorable caballero, espera-

Patrick se detuvo y con su rostro casi inexpresivo miro a la mujer más de cerca, su rostro era bello, pero ahora estaba en medio de su misión, no tenía tiempo para esas cosas. Patrick le dijo -¿Qué quieres mujer? Ya te sane ¿acaso necesitas algo más?-

-Yo, Sirris de los reinos sin sol- dijo -te debo un gran favor, permíteme servirte hasta pagar mi deuda-

-No lo creo- desestimo Patrick -en este momento estoy en medio de una misión, no puedo preocuparme por otros-

-Pero me sanaste, mataste al dedo de Rosaría, Creighton ¿acaso no te desviaste de tu camino para ayudar?-

-Soy un pr… soy un caballero errante, no hay nada malo con ayudar al necesitado, pero no me puedo hacer responsable de otros-

-Creighton era fuerte, era alguien especial entiendes, por eso me vencieron, pero si es otro tipo de lucha te puedo ayudar-

-A dónde me dirijo la fuerza de ese hombre es insignificante, voy por un señor de la ceniza ¿entiendes la diferencia?-

Sirris abrió los ojos como platos, cerro su boca y no supo que decir. Por otra parte Patrick le dio la espalda y siguió caminando.

-o-

-¿Por qué me sigues Sirris de los reinos sin sol?- pregunto Patrick mientras avanzaba por las calles de Irithyll

-Sirris, está bien- respondió sin darle mucha importancia a la pregunta

Patrick soltó un suspiro, se detuvo y le dijo -¿Por qué me sigues?-

-Para pagar mi deuda-

-Te dije que no era necesario-

-No lo hago por ti, lo hago por mi-

Patrick le dio una mirada de soslayo. Esta mujer se veía como alguien entrenada para el combate, muy diferente de su amiga Elizabeth. Sin embargo si quería enfrentarse a Aldrich, debía luchar solo. Patrick siguió avanzando por un callejon, dio un giro, se metió por otro callejón, y se escondió detrás de un árbol. Sirris por otra parte corrió detrás de él, pero lo perdió. Ella siguió avanzando y después de cinco minutos, Patrick tomo otro camino.

Patrick llego a una gran residencia, tenía tres pisos y por alguna razón, obstruía el camino. Hay se encontró con caballeros de planta, los legendarios caballeros de su majestad Gwynevere, princesa de la luz solar. Se sintió muy honrado y triste a la vez. Hoy en día seguían siendo tan fuertes como antaño, pero ahora eran guerreros sin pensamientos, su única razón era proteger Anor Londo, que era la ciudad por encima de Irithyll. Patrick presento sus respetos, atrajo a un lugar apartado a uno de los caballeros y lucho con él. Fue vigorizante saber que era más fuerte que los caballeros, pero eso duro menos de cinco minutos. Después de escuchar los estruendos del intercambio entre Patrick y el caballero, llegaron refuerzos. Ahí Patrick tuvo que ocupar toda su fuerza para vencer a cinco caballeros de plata. Los venció a todos pero a un gran costo, casi muere en el proceso.

Los dos últimos caballeros de plata lo atacaron de forma simultánea. Él esquivo todos los ataques, se cubrió con su espadón, pero llego un momento en que le dio la espalda a uno y fue lo peor que pudo hacer. Atravesó al caballero que tenía enfrente pero él que se quedó a su espalda, saco su arco y le lanzo una gran flecha que le atravesó los pulmones. Patrick cayó de rodillas sintiendo los latidos de su corazón. El mundo se estaba convirtiendo en una espesa bruma y perdió el sentido. Solo pudo escuchar el grito de guerra de alguien y el lamento del caballero de plata.

-o-

A Patrick le costó abrir los ojos. Veía un cielo oscuro, una aurora boreal y nieve que caía sobre su rostro. Estaba en calma tratando de recapitular que le había pasado, pero solo recuerda haber sentido un terrible dolor en su espalda y desmayarse. Después de eso, ¿Quién sabe lo que paso?. Patrick miro hacia los lados, estaba en una especie de callejón. El suelo sobre el que estaba, era una combinación de concreto y nieve. A su lado pudo ver la planta de unas botas, y la dueña agonizaba mientras se apoyaba contra la muralla. Ella estaba jadeando, le faltaba el brazo izquierdo y muy posiblemente, la pierna derecha. Tenía un amuleto sagrado en la mano y cada tanto, utilizaba su energía restante para hacer un milagro de sanación.

Patrick se reincorporo y se arrodillo frente a ella, hizo un gran milagro de luz sagrada y la curo. Pero las partes que faltaban no volvieron a su estado original. Sirris lo miraba con una sonrisa, todo en ella se veía lamentable, pero igual le dijo -vez, cumplí mi palabra. Te devolví el favor-

Patrick al ver el estado en el que había quedado, apretó sus labios para no llorar. Ahora ella estaba destruida, solo por una promesa de caballería. Lo único que pudo articular fue un -tonta, no deberías estar orgullosa, ahora lo que salve en ese momento, se perdió-

Sirris estiro su mano, roso el rostro de Patrick y después cayó inconsciente. Patrick la tomo con una mano y con la otra llevo el estoque de Sirris. Era un arma complicada, pero hasta que encontró un buen refugio, cumplió su cometido. Después de resguardar a Sirris, Patrick busco la mansión donde lo vencieron. Había tres caballeros de plata. Los venció y después busco su espadón. Estaba en una esquina, en donde lucho en un principio. Pero de que le valía toda la fuerza que tenía, de que le valía el espadón, la armadura y todas las almas que había acumulado. No pudo protegerse a sí mismo y causo la desgracia de otra persona. Se dijo así mismo que al final, era un fracaso, solo era otro Ricard.

-o-

-¿Adónde estamos Sir Patrick?- pregunto Sirris con una voz suave

-Es una mansión abandonada- respondió Patrick -para ser más precisos, es el ático. No te muevas mucho, puede que haya sanado tus heridas, pero perdiste mucha sangre-

-Deberías haberme dejado morir-

-¿Tu lo habrías hecho?-

Sirris negó y siguió contemplando las vigas de madera que sostenían el techo. Apenas se podía mover y le dolía todo el cuerpo. Patrick por otra parte, estaba haciendo una comida. Ambos pasaron callados hasta que la comida estuvo lista y dentro de todo, no intercambiaron muchas palabras.

-o-

Pasaron dos días, Sirris recupero algo de su fuerza, pero al no poder moverse se deprimió. Al final del tercer día cayó en un estado de melancolía y después de eso le pidió a Patrick que le devolviera su estoque. Ambos eran caballeros y sabían que significaba su solicitud. Patrick no se opuso, él hubiera hecho lo mismo en su caso. La vida de Sirris solo se conservaba, pero no podría valerse por sí misma, mucho menos luchar. ¿Qué clase de caballero consentiría tal existencia? Ninguno lo más probable.

Antes de morir, Sirris le pidió un deseo a Patrick. De caballero a caballero, ella le pidió que matara a su abuelo. Él se llamaba Hodrick y vivía en el foso de huecos. Bajo el árbol corrompido en el asentamiento de no muertos. Le advirtió que su abuelo era muy fuerte, alguien que podía rivalizar con los caballeros de plata. Antaño fue una espada de la luna oscura, como ella, pero ahora era un hueco que solo mataba por la necesidad de las almas. También le dijo que si buscaba fuerza, debía ir a la Ciudad Profanada. En ese lugar había un risco que daba a unas montañas. En ese lugar hay una estatua en forma de dragón y se cuenta que, te puede llevar al último descanso del Primogénito del Sol.

Después de eso, Sirris miro a Patrick con un rostro ruborizado, le pidió perdón de ante mano por lo que le iba a pedir, pero igual se lo pidió. Ella le contó que como espada de la luna oscura. Fue una doncella hasta este día, jamás conoció a un hombre, no tuvo hijos ni probo los placeres carnales. Ella era devota cien por ciento a los dioses y a su juramento. Pero ahora, que estaba al final de su vida, le pidió a Patrick que le diera un beso. Le dijo que quería conocer esa sensación antes de morir. Patrick no se negó, le dio un tierno y prolongado beso. Ambos se rieron después de él. Patrick también estaba entregado a su tarea al cien por ciento, así que entre los dos se quejaron de que fue un beso terrible. Así que lo intentaron varias veces, hasta que salió un beso relativamente satisfactorio. Se rieron un buen rato, pero al final, todas las cosas llegan a su fin.

Sirris se suicidó y Patrick la enterró al borde de un acantilado, cerca del puente que era el acceso a Irithyll. Eligió ese lugar porque crecía el pasto, estaba cerca del rio y la luna se veía eterna. Patrick derramo algunas lágrimas, como caballero puede apreciar a otros. Sirris no era la más habilidosa, ni la más fuerte de los caballeros, pero era un caballero de honor, cumplió con su código de honor aunque este le costó la vida. Ahora Patrick junto a la tumba de Sirris, miraba el rio. Se pregunto ¿si su camino valía la pena? Pero nunca encontró la respuesta.

-o-

Llego tarde otra vez. Patrick llego a los aposentos de Aldrich, pero este último ya había sido vencido. No encontró ni la piedra de alma, ni las cenizas. Por lo tanto se dirigió a la Ciudad Profanada. Ahí paso un mes luchando contra los carceleros. Estos a su vez trabajaban para Sullyvhan y encerraban a todo no muerto que fuera una molestia para su señor. Mas allá del miasma que vomitaban, no fueron un problema para Patrick. Los pudo vencer en un pispas. Después estuvo buscando entre las construcciones, callejones y cuevas, adonde estaba el famoso acantilado que daba a la montaña. Habían un centenar por lo que pudo apreciar Patrick, pero cuando encontró la estatua de dragón, supo que había llegado al lugar. El dragón, tenía una forma humanoide y estaba sentado en posición de loto. Patrick lo toco, pero no pasó nada, así que al final, imito su pose y de un momento a otro, se encontró en una montaña.

-o-

Patrick se encontró en un camino, al borde de un risco. El cielo estaba azul, claro y vibrante. Por lo cual intuyo que había dejado Irithyll. El lugar era rocoso y los únicos árboles que se veían estaban resecos. Patrick avanzo por el camino buscando algún punto de referencia. Después de cien metros de camino aparecieron unos hombres dragón. Tenían una figura humanoide, pero la cabeza era de similar a la de un lagarto. También tenían un cuello que se extendía por al menos, un metro. Patrick los mato a todos y después continuo su viaje.

En la cima de la risco encontró una fortaleza de roca sólida. A su vez, la cantidad de hombres-dragón se elevó en cientos. Aparecían uno tras otro, no paraban. Fue tanto que Patrick tuvo que arrancar y esconderse en un rincón de la fortaleza. Los hombres dragón siguieron rondando. Ahora se habían unido unos que medían tres metros e iban equipados con enormes hachas. Patrick espero durante una hora hasta que las cosas se calmaron y comenzó su ataque. Mato a treinta hombres-dragón. Los tres últimos casi le cuestan la vida. Fueron los más grandes y aunque su espadón estaba imbuido en electricidad, con su tamaño no les hacía mucho daño. Haciendo acopio de fuerza, ocupo el talismán de Sirris y empezó a lanzar, grandes lanzas de relámpago. Entre esquivar y atacar a sus enemigos, casi le llevo una hora vencer a los hombres-dragón, pero al final los venció. Después de eso, el camino fue tranquilo. Aparecería uno que otro hombre-dragón, pero no más de dos o tres. Esto bajo la escala de dificultad y Patrick pudo hacer todo el viaje registrando cada centímetro de la fortaleza.

Por todo el lugar vio estatuas de dragón, estatuas de hombres-dragón y la estatua de un hombre que portaba una enorme lanza. También fue a un extremo de la fortaleza, en donde esta terminaba y daba paso a un acantilado. Era un camino estrecho custodiado por estatuas de hombres-dragón, todas estaba en posición de loto. A Patrick le pareció extraño, al final del camino no había nada. Se pregunto ¿para qué estaba este lugar?. Pero mirando más allá de su pequeña visión, dirigió su vista a unas montañas. Estaban muy alejadas de su posición, pero sobre su cima había un enorme dragón. Estaba muerto lo más probable, pero era más grande que la ciudad de Lothric.

Después de ver tan esplendorosa visión, Patrick dejo el acantilado y siguió buscando por toda la fortaleza. En un rincón encontró una campana, similar a la campana que hay en el santuario. La activo con un mecanismo y los cielos se cubrieron de nubes. Un viento comenzó a soplar de izquierda a derecha, parecía que las tormentas se habían desatado. Patrick miro los alrededores, por si pasaba algo, pero no había nada extraño, hasta que un ruidoso chillido se escuchó. Una enorme bestia volaba por los cielos. Parecía un ave y sobre ella iba el hombre de las esculturas. El que llevaba la enorme lanza. Ambos se posaron en tierra y miraron a Patrick. Este último sin miedo, camino hasta el guerrero, se miraron durante un instante y se colocaron en posición de combate.

El guerrero blandía la lanza de izquierda a derecha. Trataba de apuñalar a Patrick y este lo esquivaba. El guerrero era muy fuerte para él. En una ocasión, Patrick se quiso proteger utilizando su espadón, pero al recibir un golpe de la poderosa lanza, salió volando por los aires. Solo por ese golpe, Hizo una trayectoria de casi cinco metros. Patrick no siguió bloqueando ni chocando espadas. Al final se dedicó esquivar y golpear cuando pudiera.

-o-

Al final de la lucha, Patric venció al gran guerrero de la lanza. Por otro lado, la enorme vestía voladora nunca se interpuso en el combate. Todo fue justo y honorable. Ahora el guerrero de la lanza estaba agonizando en el suelo y Patrick lo miraba arrodillado. A pesar que conservaba una poderosa constitución física, el guerrero de la lanza tenía la piel seca y los ojos oscuros como la mayoría de los no muertos.

-Dime, mortal ¿a qué haz venido?- pregunto el guerrero de la lanza

-Soy Patrick, vengo buscando la fuerza para enlazar la primera llama-

-¿Aun continúan con la demencial solución de mi padre?- Patrick asintió y el guerrero continuo -Patrick, haz sido un gran guerrero, me has vencido, aunque no estoy de acuerdo con tu solución, es mejor que dejar qué todo se pudra-

-Mi señor ¿hay algo que podamos hacer?-

-El gran dios Flann, nos advirtió muchas veces de esto, yo también lo hice y a menos que devuelvan las almas originales de la primera llama, no hay solución. Le rogué a mi padre, pero él estaba empecinado en que su reino perdure por la eternidad. Lo siento mortal, es lo único que te puedo decir-

-No es su culpa, mi señor, espero que ahora puedas descansar-

-Gracias Patrick-

El cuerpo del guerrero se volvió energía del alma y esta fue absorbida por Patrick. La bestia que en un principio trajo al guerrero, chillo con dolor, pero eso no devolvería al rey sin nombre. El primogénito del dios Gwyn que fue abandonado por su padre y su parentela.

Patrick no nunca supo porque se quedó aquí, pero debe haber habido alguna razón. Después de que la bestia se fuera volando, todo el cielo se despejo y el viento tempestuoso, ceso.

De alguna forma, Patrick despertó en su cuerpo y volvió al acantilado, cerca de Irithyll. Miro a lo lejos y diviso las montañas que había visitado. Ahora ya no serían la morada del rey sin nombre. Ahora eran un lugar vacío que ya no tenía propósito. Patrick se puso en pie e hizo todo su camino hasta Yorhm, el gigante, pero una vez más llego tarde. No le importo, al parecer su tarea estaba destinada a fracasar desde un principio. Según lo que dijo el primogénito de Gwyn, no había una solución para este problema, a menos que restituyan las almas originales. Cosa que para él, era imposible.

-¿Quizá dónde estarán esas almas?¿Siquiera perduraran hasta estos días?- se pregunto

Patrick no encontró respuestas, pero tomando la decisión de enlazar la primera llama, continuo con su viaje. Camino en dirección al árbol corrompido en el Asentamiento de No Muertos. Tenía una promesa que cumplir, una que lo más probable sí pueda realizar. Después de eso puede enlazar la primera llama y ojalas, morir en paz.