Como a eso de las seis de la tarde, Kain preparo todo lo que necesitaba y lo metió en su anillo. Después dejo su casa y camino con dirección a la torre de Babel. Entro a la torre por la zona comercial y se dirigió al séptimo piso en el cual lo esperaba una recepcionista. Diferente de la vez anterior, esta mujer se veía glamorosa y muy sociable. De agradable aspecto, muy por encima de las asesoras de la guild. La mujer le indico que todo lo que había pedido estaba preparado. Kain le agradeció y camino al ala oeste en donde solo había una habitación. Entro y se fue a bañar. Después se vistió con un traje de frac y unos zapatos negros a juego. Siguió con la revisión de los preparativos y como a eso de las ocho, fue a recibir a Hephaestus en el vestíbulo.
Tipo ocho y media de la noche llego Hephaestus en un carruaje blanco. Uno de los empleados del hotel le quiso abrir la puerta pero Kain lo detuvo del hombro y le dijo que él lo haría. El tipo se quedó sorprendido y Kain aprovecho de avanzar con completa confianza hasta llegar a la puerta del carruaje. Le abrió la puerta y Hephaestus se mostró exhibiendo una hermosa sonrisa. Su cabello rojo como la sangre iba corto como siempre, su parche en el ojo derecho no podía faltar, pero por lo demás, era un mundo aparte. Ella levaba un vestido rojo que se le ceñía a las curvas de su cuerpo, de corte lizo, el cual remarcaba aún más el ancho de sus caderas. Por lo general no se nota, ya que usa una ropa bastante simple, pero ahora Hephaestus parecía tener una cintura como la de un reloj de arena. Por otro lado, el vestido rebelaba sus sensuales hombros y una pequeña porción de sus senos tentadores.
Ella bajo los peldaños del carruaje uno a uno mientras miraba a Kain a los ojos. Esos ojos lo miraban como se estuviera soñando, pero una vez que ella descendió por completo, Kain se acercó y le dio un pequeño beso en los labios. Hephaestus quedo sorprendida por un momento, se sonrojo y después estiro sus brazos y se colgaba del cuello de Kain. Este último sonrió y esta vez le dio un beso profundo. Tanto duro que llego otro carruaje y el empleado del hotel tuvo que toser para que se percataran que estaban creando un problema. Hephaestus soltó una risita y Kain sonrió mientras rozaba su nariz con la de ella. Después la tomo de la mano derecha y caminaron por el vestíbulo del hotel.
Eran observados por todo el mundo, pero no se detuvieron. Hephaestus avanzo mostrando una gran sonrisa mientras agachaba la cabeza un poco apenada. Se sentía demasiado tímida en ese momento. Solo una vez que llegaron al ascensor levanto la cabeza con la cara muy roja, casi parecía un tomate.
-No debiste haberme besado delante de todos- se quejó Hephaestus en un tono coqueto, no parecía enojada, al revés, parecía feliz.
-¿No te gusto?- le pregunto Kain con una sonrisa
-No digo eso- respondió Haphestus mientras tomaba uno de sus cortos mechones rojos y se lo colocaba detrás de la oreja -pero me da algo de pena que todos nos miren-
Kain se rio y la sujeto por las caderas y la beso. Hephaestus lo siguió en el gesto y se colgó de su cuello mientras trataba de saborear la ocasión. En ese momento Hephaestus sintió que el tiempo se detuvo, solo eran ellos en elevador y el resto del mundo no existía. No obstante, nada es para siempre y el timbre de parada del ascensor marco el fin de ese momento. Después se separaron con miradas emborrachadas de pasión y con cierta reticencia, se bajaron para avanzar por el pasillo. Caminaron al ala oeste siendo observados por la recepcionista y llegaron a la habitación.
-Nunca había venido- dijo Hephaestus entrando a la lujosa habitación -me dijeron que era bonito, pero nunca espere que tanto-
Kain no dijo nada, poso su mano sobre la espalda de Hephaestus y la motivo a entrar a la sala de estar. Ella dejo una pequeña cartera que cargaba en su hombro izquierdo sobre la mesita de centro y se sentó en uno de los sillones de cuero. El relleno esponjoso se aplasto con suavidad y la dejo en una posición cómoda. Por su parte, Kain fue al comedor que tenía un ventanal con vista a Orario. Llevo un carrito con los platos ya preparados y utilizando su magia los calentó un poco y los sirvió. Después prendió las velas con un ademán de su mano y una vez listo, fue a buscar a Hephaestus.
-Está listo- dijo Kain mientras se asomaba por el pasillo y se arreglaba las muñecas del traje
Hephaestus que en ese momento estaba apreciando el diseño de la habitación, lo quedo mirando impresionada. Solo pudo proferir un inconsciente "¿Eh".
Kain sonrió mientras se restregaba la palma de las manos y las abría mostrándolas a Hephaestus -es la versatilidad de la magia- dijo
Hephaestus se rio y se tapó la boca -solo tu dirías algo así- respondió divertida. Se levanto del esponjoso sillón y se acercó a Kain para darle un beso en la mejilla. Después le tomo del brazo izquierdo y caminaron por el pasillo hasta llegar al comedor. Una vez que entraron, Kain apago las luces, pensó que con los tres candelabros sobre la larga mesa y la poca luz que quedaba en el horizonte, sería más que suficiente.
Después invito a Hephaestus a sentarse, le acomodo la silla y él se ganó al frente.
Hephaestus miró todo, estaba bien ordenado, con una mantel color crema, tres candelabros de plata y largas velas doradas. Por otro lado, a través del ventanal, se veía la puesta del sol en el horizonte y la calles de Orario por debajo. Todo era perfecto, pensó. Sobre todo la persona que estaba frente a ella, un alto elfo, con facciones delicadas propias de la raza y porte elegante. De repente miró su copa y la noto vacía, Kain no se hizo esperar y saco una botella de champaña. Le sirvió y se sirvió, para después levantar sus copas.
-Por un gran futuro- dijo Kain
-Por un gran futuro- repitió Hephaestus con un significado más profundo. Chocaron sus copas y después de beber un sorbo, tomaron sus cubiertos y se dispusieron a comer. Mientras que el plato de Hepahestus era de camarones con una salsa blanca, Kain se estaba comiendo un filete.
-¿y?¿Cómo te va con el evento del Denatus?- pregunto Kain mientras cortaba la carne
Hepahestus probo un camarón y después de ingerirlo, respondió -bien, ya tengo algunos productos preparados para la subasta. Por otro lado, me enteré de que tuviste un pequeño intercambio de punteros con la familia Zeus-
-Sí, bueno- dijo Kain con cierta reticencia -no fue con la familia en sí, pero dejémoslo así. Estuve conociendo a un muchacho bastante talentoso, se llama Maxim ¿Lo conoces?-
-Por supuesto, Rómulo va diciendo por ahí a todo el mundo que Maxim será su remplazo-
-¿Qué piensas de él?-
Hephaestus detuvo sus cubiertos y lo pensó un poco -¿Un loco combativo?- dijo
Kain soltó una ligera carcajada y asintió -también pienso lo mismo, el muchacho es muy talentoso, casi tanto como mis muchachos-
-Tuvieron un buen maestro- elogió Hephaestus con una sonrisa
-Gracias, pero no lo digas, me sonrojare-
-Sí, claro- respondió Hephaestus tornando los ojos al cielo. Después sonrió y continuo mirando a Kain mientras este comía. Ella se sonrojo y miró su plato para seguir comiendo.
Solo sonaban el sonido de los cubiertos mientras la hora se acercaba más a las nueve de la noche. El sol casi se había escondido por completo en el horizonte y la habitación solo era iluminada por las velas.
Era un ambiente callado y rígido, así que como dueño de casa, Kain lo quiso corregir -hoy me pille con una pequeña espía- dijo
Hephaestus se preocupó, pero al ver la sonrisa en Kain, aparto los peores pensamientos de su mente.
-¿A qué te refieres?- pregunto Hephaestus
-No conocía a mis vecinas, pero hoy en la mañana conocí a una. Era una niña de unos ocho años. Bastante lengua larga, pero muy divertida. La hubieras visto, tenía mucha personalidad-
Varios de esos puntos se juntaron en la mente de Hephaestus y se formó la imagen de una niña -¿Tsubaki?- pregunto
-Exacto ¿La conoces?-
-Claro, es la hija de una de mis herreras. Es una niña bastante divertida, pero muy inquieta-
-Gracias a ella me reí un buen rato-
Después se quedaron otro breve instante en silencio, pero Hephaestus pensó por su cuenta en la madre de la niña. Una mujer asiática de grandes senos. Miró a Kain algo preocupada y consciente de su posición actual, pregunto -Kain ¿Qué soy yo para ti?-
Kain en ese momento se estaba echando un trozo de filete a la boca, pero quedo con el tenedor a mitad de camino. Miró a Hephaestus y la notó incomoda. No sabe en qué momento paso, pero por alguna razón, algo la hizo sentir mal. Así que Kain dejo sus cubiertos sobre el plato y apoyo sus ante brazos en la mesa. La miró a los ojos y le dijo -yo, pienso en ti como una amiga, alguien en la que puedo confiar. También te veo como una mujer hermosa, alguien dulce, la cual me gustaría conocer más-
-¿Vas en serio?- le pregunto Hephaestus con una voz temblorosa
-Siempre voy en serio, sobre todo contigo. Dentro de todo, era fácil para mi aprovecharme de tus sentimientos, pero te dije cuáles eran mis planes. Me voy a ir en el futuro, a lo mejor en treinta y cuarenta años y no sé si volveré-
Entonces Hephaestus se levantó de su asiento y bordeo la mesa hasta llegar a Kain. Este último se levantó y quedo frente a ella.
-Sí vas en serio, necesito que veas algo primero- dijo Hephaestus. Kain asintió y ella levanto sus manos temblorosas. Las puso a la altura de su cara y comenzó a desabrocharse el parche.
Después de que Hephaestus se quitó su parche, quedo un trozo de carne espantosa delante de Kain. La piel en el lado izquierdo era grisease y rugosa, con muy poca carne y de aspecto enfermizo. La cuenca del ojo estaba reseca, con un trozo de piel negra y podrida en donde debería estar el glóbulo ocular. Con la poca luz que había, parecía que tuviera hueca la cuenca del ojo.
Kain estiro su mano izquierda y trato de pasar sus dedos por la piel, pero Hephaestus dio un paso atrás y se cubrió con la mano. No quería que la vieran, se arrepintió de haber hecho esto. Todo estaba bien, pero ella lo hecho a perder. Empezó a derramar lágrimas por su ojo bueno y a sollozar. Quiso darse medía vuelta y escapar, pero Kain la retuvo del brazo. Hephaestus forcejeo mientras miraba a Kain con odió por retenerla, pero no se pudo zafar. Al final, se quedó quieta.
-Realmente divinidad y oscuridad no se deben juntar- dijo Kain en un tono solemne. Estiro su mano derecha y levanto el rostro de Hephaestus. Entonces con su mano izquierda, estiro sus dedos y los paso delineando por la piel grisácea y rugosa.
Mientras Hephaestus sollozaba, le dijo -no lo hagas Kain, es asqueroso-
Kain no dijo nada, sus ojos estaban mirando el vacío del ojo derecho. El ojo que estaba corrompido por el elemento de oscuridad. La piel a su alrededor era semejante a la de un no muerto, alguien que había muerto tanto, pero no podía finalizar su ciclo. Kain solo pudo pensar que era horrible que hayan maldecido a una diosa con oscuridad. No obstante, Kain salió de su ensimismamiento y miró el otro lado de la cara. Piel hermosa, linda, con un hermoso ojo de pupila roja lleno de lágrimas. Kain se acercó para besar a Hephaestus, pero ella movió su cara hacia otro lado.
-No lo hagas- dijo con voz angustiada -es feo, es asqueroso, fui tonta, perdóname y déjame ir. No quiero que me mires-
No obstante, Kain la miró con unos ojos severos y con su mano derecha alineo los labios de ella y la beso. Hephaestus lloraba, se odiaba a sí misma por mostrarle tal cosa abominable al hombre que pretendía. Sus lágrimas caían como una manantial inagotable, pero por alguna razón se sentía bien. A pesar de todo, ella estaba siendo amada. Después de un tiempo, Hephaestus se calmó y Kain alejo su rostro de ella. Le miró una vez más su lado de la cara similar al de un no muerto y suspiro.
-¿Me amas?- pregunto Hephaestus con voz temblorosa
-Por supuesto, esto es solo una pequeña molestia- dijo Kain con soltura -déjamelo a mi-
Hephaestus lo miró sería, con líneas negras de las lágrimas que le corrieron la pintura -ni siquiera en el cielo pudieron hacer algo-
Kain sonrió con confianza y le dijo -bueno, ellos son dioses y al igual que tú, no tienen buena química con la oscuridad-
-Pero- dijo Hephaestus con una voz compungida, pero un dedo le tapo los labios. Ella elevo la mirada y vio a Kain a los ojos.
-¿No crees en mí?- pregunto Kain
-Sí creo en ti- respondió
-Cierra los ojos, yo me ocupare de esto. No te preocupes, no te defraudare-
Hephaestus asintió y cerró los ojos. Por otro lado, Kain poso su mano izquierda sobre el ojo derecho de Hephaestus. Se concentro y empezó a resonar con el elemento de poder oscuridad. El elemento que gobierna el principio y el fin del mundo. El elemento que da paso a la aparición de dragones, demonios y gigantes. El elemento que augura la muerte de los dioses y de toda civilización. Poco a poco Kain comenzó a alejar su mano del rostro de Hephaestus y empezó a extraer la oscuridad en su alma. Un esfera de oscuridad se comenzó a formar en la mano de Kain mientras la misma luz de la habitación se iba extinguiendo. Las velas se apagaron y los mismos candelabros se comenzaron a desintegrar, solo dejando pequeños montones de polvo. Después los platos, las copas, el mantel, la misma mesa y las sillas, todo se volvió polvo que se amontono en un pequeño montículo. Después siguió todo lo que estaba en la habitación hasta solo quedar las paredes de roca sólida.
Una vez que Kain extrajo toda la oscuridad, se apartó de Hephaestus, camino hasta el ventanal y lanzo la esfera de oscuridad al cielo. En el proceso el ventanal se convirtió en polvo, ni siquiera quedaron trozos de vidrió, ya que el trabajo de la oscuridad es devolver todo a la nada. Pero dejando eso lado, la esfera de oscuridad voló a al cielo y exploto convirtiéndose en un nube de espesa oscuridad. Al mismo instante, todos los dioses en Orario percibieron el peligro en el aire. Cada parte de su cuerpo tembló, sus divinidades les produjeron dolor y se sintieron amenazados. Solo los dioses más antiguos y poderosos miraron al cielo sin miedo.
Por otro lado, Kain no dejaría existir algo tan peligroso en este mundo. Por lo menos, aún no había pasado el ciclo de luz. Todavía quedaban dioses, todavía quedaban humanos, no era momento de que la oscuridad reinara. Solo quedaban pequeños vestigios de esta, los cuales deberían extinguirse con el tiempo. Por eso los dioses descendieron, anhelaban acabar con la oscuridad. El mismo dragón de un ojo era un vestigio de algo que ya no debería existir. Algo que los dioses querían muerto porque era un peligro para ellos y sus divinidades. Querían habitar en un mundo en donde nada los pudiera destruir. Por qué podían volver al cielo si los mataban en la tierra. Pero si el dragón los mordía, su divinidad quedaría destruida y la oscuridad los consumiría.
Kain se rodeó de cientos de fragmentos de cristal imbuidos en energía sagrada y bombardeo sin contemplaciones la oscuridad hasta que esta fuera consumida. Incluso se preocupó de emitir su vista espectral para que nada escapara de sus ojos. Al final, la gran oscuridad, fue desvanecida. La gente que vio la magia de Kain pensó que fue un hermoso espectáculo de luces, pero los dioses sabían que habían estado en peligro. Que alguien o algo que los podía matar, en el sentido literal.