Por razón alguna y con el paso del tiempo fui sintiendo un creciente vacío emocional, quizás algo simplista, pero creo que eso es un poco preocupante.
Porque sólo el hecho de tener una aventura que me haga experimentar y descubrir nuevas perspectivas, también puede ser una forma de entretenimiento.
Las personas parecen capaces pero a la vez esclavos de la costumbre cotidiana; y cosa sofocante para alguien de complejos reformistas.
Pero entonces, ¿Por qué son tan felices con una meta simplista?.
Parece que adquirir cualquier objeto material es el pináculo de sus sueños.
Cuando vi una película de superheroes, tal frase del villano me hizo meditar sobre él: "Disfruta de tus mediocres metas como un ser insignificante, mientras que quienes logran más son los que realmente valen".
Después de millones de años de evolución prehistórica, el ser humano bien puede usar más de su buen potencial descartando ciertos impedimentos psicológicos que a sus facultades aquejan; y lo es igual si no repara por decisión propia su razonamiento. Así seguirá siendo éste como antes de la evolución: un ser inferior.
Como tal me sometí a peculiares cosas para corregir mis patrones mentales cuyo origen y desarrollo es producto de la actual época.
Y al despertar un poco de tal rigidez generacional de pensamiento, puede que el error sea no ver las cosas como los demás y el exceso de diferencia sea la causa de cierta antipatía.
Que por supuesto, ahora se me juzga de no ser igual de sentimental e idealista, sino más realista en decisiones.
Como si yo tuviese la culpa, ¿Por qué son ellos tan tontos para no ver una realidad que está en sus narices pero que niegan su existencia?.
Me dirán cohibido, pero muchas cosas también son innecesarias.
Y sé que soy contradictorio, pero lo es más para aquellos quienes predican pero no hacen; o los que sí pero fingen ser como el resto.
Para el débil: intelecto; y para el fuerte: el ser osado. Y para el que sea ambos, la magnificencia. Cosa loable en la actual generación de rebaños.
Pero ajustándose mis ideales a tales aburridas cotidianidades, quisiera el hacer suceder mis egoístas deseos.
Aunque realmente no hace falta el anhelar sino más bien el forjarse uno mismo lo que ha de querer; y en mi caso, el momento para finalmente actuar.
Seré ahora, pues, un espectador interno y más interactivo...