Sin decir ni una palabra Julia toma el anillo blanco, mientras yo abro la carta. La inspeccioné minuciosamente por todos los lados, solo para encontrar las iniciales de un nombre S. L.
Leo: Las iniciales de mi madre, Sara López
Abriendo la carta lagrimas caen por mis rostros mientras continúo leyendo
Sara: Querido Leo si ves esto significa que ya no estoy al lado tuyo y de Melissa o simplemente dañaste mi manzano. Si es así espera que llegue a la casa y vas a ver.
Ante la reprimenda solo me quedó reírme.
Sara: Dentro de esta caja dejo unos anillos especiales. Antes de continuar leyendo por favor colócate el anillo negro.
Haciéndole caso me coloco el anillo y continúo leyendo.
Sara:
Nuestra familia provino de Grecia y aunque nuestros rastros griegos fueron borrados con el paso del tiempo nuestra herencia se ha seguido transmitiendo de generación en generación.
Los dos pares de anillo se dicen que fueron otorgados por Hefesto y era un regalo para su esposa Afrodita, pero cuando se los iba a entregar descubrió su infidelidad con Ares. Tratando de evitar que estos se desperdiciaran los regalo a los mortales con el vínculo más fuerte.
El anillo blanco solo debe de ser entregado a la persona que consideras que podrías pasar el resto de tu vida con ella. Cuando llegue un momento de necesidad la bendición en ellos los atara y ayudara a ganar fuerza para enfrentar cualquier desafío.
Nunca creí en todas esas patrañas que decía tu abuela, pero después de lo que vi con tu padre… Aun no es el momento de que sepas esto así que mejor lo omitiré, pero solo quiero decirte que una vez puesto el anillo será imposible de retirar.
Terminando de leer la carta miro mi mano y empiezo a tratar de quitarme el anillo. Pero por más que jalaba no podía quitármelo.
Julia: ¿No es lindo este anillo? ¡Me encanta!
Leo: ¡!
Recordando lo que dice la carta me alarme y solo me quedo maldecir a mi mente por no haber terminado de leer la carta primero. De repente siento una conexión. Como si mi alma se hubiera conectado a la de Julia en un nivel completamente nuevo. Podía sentir sus fuertes sentimientos por mí, su alegría y la repentina preocupación que tenía ante algo desconocido.
Julia: ¿Por qué de repente sentí tanto frio y dolor? Es como si lo hubiera perdido todo me duele un poco el pecho y siento como si quisiera llorar.
Leo: ¡Rápido quítate ese anillo!
Mirando el delicado rostro de Julia con una clara lagrima emergiendo por el rabillo de sus ojos solo me quedo suspirar. Podía entender por qué se sintió así, como puedo sentir sus sentimientos lo más probable es que ella también pueda sentir los míos. Sentimientos de odio y soledad que eh mantenido reprimidos en mi y que se desatan todos los días cada vez que me veo al espejo.
Julia: ¡No quiero…! ¡No quiero sentirme así! ~
Le intento quitar el anillo a Julia, pero me termino rindiendo. Si sigo a este ritmo es más probable que le arranque el dedo en vez de sacar ese anillo. Sin más remedio solo me queda explicar la situación y le paso la carta. Unos momentos después.
Julia: Así que estos son tus sentimientos
Leo: UHM
Asintiendo ante sus palabras, Julia se levanta y me braza. Me sorprendí ya que mi rostro quedo enterrado en esas montañas que cargaba. Sin embargo, no pensé lascivamente. Porque puede sentir una vez más los sentimientos puros de Julia. Era cálido, amoroso y sobre confortable. Sabia que estaba tratando de confortarme, como si me dijera ya no estás solo, me tienes a mí.
En mi corazón por primera vez en mucho tiempo alguien pudo entrar y con ello el vinculo que antes era casi inexistente se fortaleció aun más. Levantando el rostro vi la linda cara de Julia con esas pecas características y su pelo teñido de rubio. Tomando una decisión y como si fuera un vagabundo en el desierto totalmente sediento por algo llamado afecto decidí acercar mi cara a la de ella, tratando de besar esos lindo labios rosas. Cuando nuestros labios estaban por superponerse los unos con los otros un fuerte sonido provino de la casa.
Melissa: ¡Hermano ya llegué! ¡Tengo hambre!
Rápidamente Julia me empuja y se da la vuelta. Tratando de esconder su vergüenza, pero aun así podía ver sus orejas que estaban de un tono rojo muy saludable. Sabia que la atmosfera se había roto por lo que no presione. Aun así, me acerqué y le susurré al oído:
Leo: La cereza me gusta
Aunque nuestros labios no se encontraron el olor de su labial me llego y eso hizo que su cara ya roja empezara a echar humo. Estoy seguro que si hubiera un hoyo en el patio metería su cabeza ahí. Aunque si había uno, pero como esta atrás mío dudo que se de la vuelta y lo haga.
Melissa: ¡Hermano! ¡Tengo hambre! ¡Donde estas!
Leo: ¡Ya voy! ¡Julia trajo pastel! ¡Lo comeremos después de la merienda!
Melissa había llegado de su practica de futbol y con ello se fue el increíble momento que tuve con Julia.
Abriendo el refrigerador saco para cocinar algo.
Leo: ¡Se te antoja algo!
Melissa: ¡Quiero empanadas!
Julia se unió conmigo en la cocina mientras Melissa se fue bañar. Pronto la comida se sirvió en la mesa, estas empanadas son como las del país CH, rellenas de pollo. Por lo que fueron realizadas al horno y siempre acompañadas con un ají casero de tomatillo como buen latino no podía faltar el ají en la mesa y mejor si es casero.
Coloque las empanadas en una cesta y fuimos a la mesa a comer. Después de comer Melissa pidió su pedazo de pastel como toda una glotona. No se como come tanto y no engorda. Definitivamente esta niña es un caso raro.
Julia: Se nos hace tarde
Prestando atención a las palabras de Julia recordé que teníamos clases dentro de una hora. Aunque la universidad esta cerca siempre se arma mucho tráfico. Recogí la maleta que estaba en el sofá y me despedí de Melissa.
Leo: No le abras a extraños, ya sabes.
Le pase un casco a Julia y me subía a la moto. Julia estaba un poco nerviosa pero aún se subió.
Leo: Agárrate bien
Julia: …
Viendo a la indecisa Julia acelero ligeramente y freno por las misma. Haciendo que ella se agarrara firmemente a mi cintura. Disfrute un poco la sensación de esos conejitos en mi espalda y avance.
Julia: Malvado~
Las palabras de Julia fueron casi un susurro por lo que no pude escucharlas con el ruido de la moto. Sin embargo, pude sentir sus sentimientos a través del vínculo, le gustó.