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Sistema Supremo de Dios de Harén

``` [Sistema Supremo de Dios de Harén.] Este era el Truco que recibió Nux Leander, el hombre que transmigró a un mundo de cultivo. En un mundo de cultivo, este sistema de truco permitía a Nux saltarse el arduo proceso que lleva años, décadas o incluso siglos. Todo lo que Nux necesitaba eran sus encantadoras esposas. Cuanto más fuerte es la esposa, más beneficios recibe. —¿Qué? ¿Eres una Cultivadora de la Etapa Gran Maestro de 100 años? ¿Y llamas a esto Talento Incomparable? ¡Talento Incomparable mis narices! Tengo 18 y ya soy un Cultivador de la Etapa de Rey, ¡supérate perra! Tan ridículo como ya era, el truco de Nux no terminaba ahí. Talento de Cultivación, Fisonomías Especiales, Linajes, ¡su Sistema podía heredarlos todos! ¡Todo lo que tenía que hacer era seducir a mujeres fuertes! Acompaña a Nux en su viaje mientras se promociona de un simple mortal, a juguete de una Noble Solitaria, y luego a Emperador del Imperio más fuerte del mundo. ¡Todo mientras se fortalece pasando tiempo con sus encantadoras esposas! ... No dejes de echar un vistazo a mi otra novela, Sistema de Dios Vampiro Primordial. Si quieres leer sobre venganza, guerra, sangre, gore, vampiros y el Retorno del Olvidado Imperio de Sangre... ... Portada generada por IA. ... Discord: https://discord.gg/qZHRTHGdZG. Si el enlace no funciona por alguna razón, escríbeme a: SleepDeprivedSloth. ```

SleepDeprivedSloth · 奇幻
分數不夠
810 Chs

Soy el Favorito.

*Toc* *Toc* *Toc*

Una figura vestida con una amplia capa negra golpeó las puertas de una Mansión.

Unos segundos después, la puerta fue abierta por una hermosa mujer con cabello de color caoba.

—¡Oh! ¡Has llegado! —Skyla habló alegremente, luego con una gran sonrisa en su rostro, dio la bienvenida—. ¡Por favor, pasa!

La figura encapuchada entonces entró a la mansión y sin perder tiempo, se quitó la capa, revelando su hermoso rostro.

La hermosa mujer entonces comenzó a mirar alrededor, pronto, sus ojos negros brillaron cuando su mirada cayó sobre otra hermosa mujer que estaba sentada en un sofá con una expresión inerte en su rostro.

—¡Amaya! ¡He llegado! —La mujer cantó y se apresuró hacia su hija.

Sin ningún permiso, se sentó al lado de su hija, la abrazó, y luego colocó su cabeza sobre los hombros de ella.

—¡Te extrañé! —dijo la mujer.

Amaya, sin embargo, no mostró ninguna reacción, aparte de una ligera incomodidad.

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