Un incómodo silencio cayó en la habitación.
—...espero que te hayan ordenado hacerlo... De lo contrario, las cosas podrían no acabar bien para ti —murmuró Thyra con una voz seca mientras miraba a Alger.
*Trago*
Al ver la mirada de medio muerta en sus ojos, Alger tragó saliva.
—C-Como dije antes, no tengo interés en llamarte una y otra vez... Fui ordenado... —murmuró.
Thyra apretó los puños.
—Entonces, ¿qué quiere ahora? —preguntó.
Realmente estaba cansada de este juego.
—... —Alger se quedó en silencio.
No quería decir para nada lo que estaba a punto de decir.
—Oye... Pregunté algo...
—... —Alger no respondió.
—... —Thyra se quedó en silencio y esperó pacientemente.
—... —Alger todavía no respondía.
El pobre hombre estaba simplemente cavando su tumba en este punto.
—¡DI ALGO! —rugió Thyra con ira.
—¡É-Él preguntó si has distribuido las armas a los asesinos que están en la Mansión Hardwick! —preguntó apresuradamente Alger.
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