A pesar de que los pequeños asumieron que el Gran Mago Sabio había sido el responsable de invocar semejante criatura, retrocedieron con ojos desconfiados. No solo por la apariencia, sino porque la presencia que irradiaba semejante abominación no era compatible con ninguna forma de vida.
Con movimientos cansados y poco interés por los jóvenes, el gigantesco cuerpo que dejaba sus pechos, barriga y entre piernas quemadas y putrefactas al expuesto, procedió a tomar con sus manos algo que antes no se veía, individuos que ya habían dejado el mundo de los vivos. Constan y Frederick aparecieron de pie, con características fantasmagóricas y rostros de estar perdidos. Los tres pequeños apretaron sus puños mientras contemplaban la escena. La presencia, valiéndose de una lanza rota decorada con joyas muertas, atravesó el cuerpo de aquellos dos. Como mismo una aguja y un hilo cosían sombre dos pedazos de tela, las dos almas quedaron atrapadas en la gruesa cadena que comenzaba en la parte trasera de la lanza rota y terminaba amarrada en la cintura de la criatura. No importó cuánto se resistieron aquellos dos, en pocos segundos terminaron similares al resto de los encadenados,
De los tres agresores principales, Yacer fue el último en encarar a la imponente presencia. Aunque parecía despertar un poco más de importancia en la mirada del Misionero de Mil Almas, pues el espíritu aún estaba atado a los pocos fragmentos de metal. En la mano del cuerpo putrefacto, de un tirar, fue alargado el plasma blanco que representaba la existencia intangible del espíritu humano conectado a los restos de metal.
Cuando la criatura sacó casi por completo la sustancia blanca del cráneo metálico, Yacer, quien no podía escapar del agarre por más que se resistiera, notó que perdía sus fuerzas, deseos y voluntad. El Misionero estaba extrayendo el alma del interior de los restos no orgánicos que habían existido en el cuerpo de Yacer. Al llegar el momento en el que por más que jalara ya no sacaba nada, con rapidez y conocimiento de su trabajo, la criatura usó el filo desgastado de su lanza para separar definitivamente el alma humana del cuerpo no orgánico. Yacer perdió el derecho de su cuerpo para ser el perfecto tributo a cadenas, así como procedieron a ser los demás cientos de seres que habían perecido en el sitio. Aunque el trono quedó en el lugar, apenas terminó su trabajo, la presencia abrió un agujero en donde solo existía aire. Al otro lado de la inquietante fisura flotante se podía ver un gran muro con extrañas inscripciones, el cual exponía su naturaleza única: la puerta principal del infierno. La oscuridad y las sombras se desvanecieron en el aire tras la marchada del Misionero de Mil Almas.
El odio y la rabia en el interior de los jóvenes se había aliviado, aun así, la tristeza se mantenía, lo cual hizo al Gran Mago Sabio decir las siguientes palabras:
—Los estaré esperando en la montaña, lleven a sus compañeros, tal vez pueda hacer algo al respecto —Para, acto seguido, marcharse por donde vino.
Jhades regresó su cuerpo a la normalidad. Sin intercambiar palabras o miradas con sus hermanos, volteó y cogió en brazos lo que queda de su fiel acompañante peludo. Para él las palabras siempre estaban de más. Lo mismo hicieron Rey y Dante. Rey intentaba encontrar una manera de revertir la situación:
"Pero mis artes de resucitación como hechicero ni siquiera se acercan al rango principiante. Por otro lado, aun no comprendo del todo mis capacidades de resurrección como vampiro… Madre fue capaz de revivir a mis hermanos porque los amaba… amar es la condición para usar el control elemental "vida". Naturalmente ella no ama a ninguno de nuestros felinos"; con aire optimista, él pensó en las palabras de su maestro. "Existen diferentes maneras de alcanzar la misma meta". Levantando la mirada, observó en dirección al anciano que se marchaba. "Tal vez él tenga una manera diferente. Aunque me extraña que sea él quién se brinde a ayudar… Podría terminar haciendo un pacto no muy favorable. Aun así, cualquier cosa que le devuelva a la vida…". Rey hizo una pausa, se dio cuenta de que estaba desesperado, de que había caído del todo en las manos de su enemigo.
En un caminar apurado, los dos hermanos no tuvieron más remedio que seguir a Rey de regreso. Jhades estaba alegre de retornar a donde era seguro, aunque tuviera que ensuciarse las prendas que le quedaban con la sangre de su felino. Por otro lado, cabizbajo caminaba Dante, más para agradar a quien no hacía mucho lo había golpeado. Los tres fueron asaltados por algún que otro enemigo aprovechado, pero solo se volvieron a ver los dos destellos alrededor de Rey y todo el problema fue resuelto. Una vez delante de la montaña, los tres jóvenes se las arreglaron para subir. Tanto Jhades como Rey extendieron sus alas mientras que Dante, confiando en sus pies, pegó varios saltos lo suficientemente potentes como para llegar a la punta de la montaña junto con sus dos hermanos y caminar hacia adelante, rodeando los cuerpos que obedecían a Maryam.
Naturalmente, la madre limpiando sus lágrimas, preocupada, descendió de dentro del cuerpo del Coloso de Oscuridad y Sangre hasta el interior de la barrera para recibir a sus hijos. Al principio estaba convencida de que podía, pero al verle los rostros, ella no encontró palabras que pudiera expresar para reconfortar, tranquilizar y animar a sus pequeños.
—Lo siento —No pudo evitar pedir perdón y quedarse a un lado como quien se sentía culpable de no poder hacer más.
Rey, levantando la mirada, mostró el fantasma de un rostro aliviado de dolor y los ojos de conformidad, haciendo entender a su madre que todo estaba bien, que él entendía. Alentada, la madre recuperó fuerzas, reconociendo que su hijo era mucho más fuerte y comprensivo de lo que creía a pesar de no haber muerto. Dante y Jhades, por otro lado, eran quienes habían experimentado el proceso de iniciación; no entendieron mucho el significado, ellos ignoraban el hecho de la muerte de sus felinos y saber si esto revivirán o no era lo menos que podían hacer antes continuar adelantes. Rey retomó su caminar, reincorporándose al paso de sus hermanos. Y así los tres se acercaron al anciano.
El Mago Sabio estaba sentado en una piedra al final, rodeada de abundante vegetación, avivada cálidamente por la luz que recién salía y la sangre de bestias que adornaba la tierra. Rey se arrodilló en el suelo para tender sobre el mismo los restos de su acompañante. Él había entendido que lo que tenía delante era una mesa de ritual. "Estoy desesperado. En efecto. Mi interior es caótico. Cada vez que respiro percibo una sensación diferente. Cada vez que pienso o tengo algún motivo, esta sensación se hace más fuerte… Él lo tenía todo planeado desde el principio… Él me advirtió el camino". Pasando a hablar en voz alta, Rey continuó:
—No sería yo si no hablo y digo que he venido ante ti para saber si puedo salvarla. Tiene que vivir. Quiero que viva. Por favor, sálvala, haré lo que sea —En silencio hizo una pausa—. Te doy la respuesta que deseas. Tuve que presenciar lo que es la muerte de alguien cercano para darme cuenta.
El Gran Mago Sabio abrió sus ojos con lentitud, pretendiendo no haber esperado dicha situación. Había conseguido el objetivo de hacer más manipulable al pequeño de ojos blancos que siempre había actuado tan arrogante y soberbio. Él sabía que Rey sospechaba que algo se estaba tramando y, claro, no podía proceder con su plan sin antes tener la oportunidad de endeudar al mismo y mostrarle que él era una presencia amigable. Los hilos que ataban al pequeño cuerpo fueron reemplazados por cadenas, cadenas que no venían de arriba sino de las pieles que cargaba y de sus hermanos. Eran las criaturas con las que había pasado un poco de tiempo y ya se había encariñado. Pero dichas cadenas eran finas y débiles, blancas, formadas tan solo por el sentimiento de saber que él era muy fuerte y que se podía enfrentar contra cualquier cosa, pero los que lo siguen no pueden y están atados a las consecuencias. ¿Qué pasaría si él, quien desconocía la muerte, perdía al ser más preciado que tenía? Sin más nada de qué preocuparse, la vida no tendría significado, estaría dispuesto a buscar sangre y poder. Ser fuerte es un camino solitario, pero Rey no estaba acostumbrado a andar solo.
—Aprecio que te dieras cuenta
En victoriosa, en vez de feliz y jocosa, se transformó la expresión en el rostro del longevo ser.
—Querer recuperar, no es un sentimiento que pudieras tener sin antes no haber tenido una pérdida de algo o alguien importante. Siento aprovecharme de esta situación, pero así es la vida si no colaboras bajo mi control.
Tras su comunicado, el anciano hizo un clamado en voz alta:
—Gran Altar.
Del suelo se levantó una gigantesca roca plana. El Gran Mago Sabio habló:
—Poned los restos sobre esta piedra… — Hizo una pausa, espero que sus instrucciones fueran llevadas a cabo y continuó—. Regresarlos a la vida tendrá un inconveniente… De ahora en adelante, sus compañeros felinos tendrán el propósito de vivir como servidores de ustedes. Si quieren proceder, espero estén preparados para efectuar la ceremonia.
—¡¿Serán esclavos?! —dijo Rey exaltado, pues la resurrección de algo o alguien por esos medios es tratar de convertirlos en esclavos.
La esclavización del cuerpo después de la muerte era el método más denigrante con respecto a las libertades de vivir y la forma en que los vampiros podían usar con quienes no amaban gracias a sus linajes. El Gran Mago Sabio repuso:
—No exactamente… con el tiempo, pueden llegar a ser independientes. Pero, por ahora, es el único medio. Para comenzar, deben bañar con su sangre las armas que les di.
No haciendo más pregunta, tanto Rey como sus hermanos se hicieron una incisión en la mano. Ellos, con sus dedos, presionaron la herida y esperaron el momento en que la mayor cantidad de sangre saliera hasta que bañaron el instrumento con el cual habían luchado.
—Arrodíllense y extiendan sus armas como ofrenda a ser el futuro cuerpo de sus compañeros.
Tras seguir las instrucciones al pie de la letra, los instrumentos de combate comenzaron a rodearse de un brillo divino, el mismo brillo que la mesa estaba exponiendo y con el cual los restos fueron envueltos:
—Sea uno, el cuerpo y el objeto…. Atraviesen con su arma los restos y hagan de ellos su youses.
—¿Cómo? —preguntó Jhades sorprendido.
—¿youses? —agregó Dante enojado no por saber sobre el término, sino por su frustración al no entender una palabra tan complicada de pronunciar.
Maryam desapareció con la intención de defender el área de las amenazadoras criaturas llamadas por la divinidad del ritual que se estaba dando lugar. Valiéndose de un acentuado tono, el Gran Mago Sabio agregó:
—Es duro, lo entiendo. Déjenme explicarles… los cuerpos de ellos no son utilizables y tampoco podemos clonarlos para implantar el alma de los originales en un cuerpo que no esté envenenado por radiación. Por orden natural, el alma se tiene que envasar en un cuerpo sano para que no pierda los derechos de vivir. Una Quimera necesita de la fusión de diferentes organismos, en este caso un youse es la sintetización de un organismo y un objeto no orgánico tras la fusión de sus energías, almas y fuerza externa. Esto es parte de la vida, a veces de entre todas las elecciones que deberán tomar, tendrán que elegir la menos dolorosa.
Los dos pequeños no tenían más remedio que creer en las palabras de la persona a la que Rey había acudido por ayuda. Los hermanos parecieron tratar de respirar determinación. En el último momento, ellos tuvieron que voltear sus rostros para poder apuntar las armas que portaban en dirección a quienes los habían acompañado por tanto tiempo. Rey, por otro lado, sabía y entendía que existían otros medio menos complicados para revivir a cualquier criatura, aun así, no entendía por qué el anciano se valía de ese en específico. "Él, en verdad, se está tomando más trabajos de los que no debe. ¿Por qué? ¿Qué pretende?
Melody: —Dejar expuesto tu punto más débil —dijo al oído de Rey.
History: —Te encariñas con las criaturas a tu alrededor —dijo al otro oído.
Aunque la acción estaba impulsada por motivos e ideas de que con este acto podría salvar a sus compañeros, no era suficiente para ninguno de los tres pequeños. Todo el tiempo que pasaron dentro del riguroso entrenamiento, los jóvenes aprendieron a cuidar, no a dañar y evitar perturbar el descanso eterno de alguien que dejaba la vida. Aun así, el sonido fino de los objetos de combate se abrió paso junto con el grito de los muchachos. Jhades sintió asco por sentir semejante sensación en sus manos. Dante sintió pena. Rey sintió también que no era lo correcto, pero debía hacerlo.
Las ensangrentadas armas atravesaron el lado de mayor vitalidad que le restaba a los cuerpos muertos. Rey y sus hermanos experimentaron una sensación desagradable, una sensación que no podían ser capaces de describir, pero sí sentir. El dolor ajeno, no era correcto aprovecharse de alguien que no se podía defender, mucho menos de un ser tan querido. Ante los ojos de los tres hermanos, los cuerpos en descanso comenzaron a disiparse en el aire. Querían, pero siquiera podían reaccionar ante la ida física de los restos de sus seres más preciados.
—¿Qué está pasando? — preguntó confundido quién no tenía apellido.
Deseoso de querer retener con sus manos todo aquel brillo que se desvanecía en el aire, el pequeño de ojos blancos preguntó en llanto:
—¿Por qué se desvanece?
Rey enfocó su mirada en a quien le había preguntado, pero no daba respuestas. La expresión de indiferencia que dominaba el rostro del Gran Mago Sabio lo irritó de tal manera que casi no dudó en salir disparado a pedir a la fuerza una explicación convincente.
—No lo hagas, te está probando una vez más —dijo Melody.
—Quiere ver que tan manipulable eres —acotó History.
…
Con el pasar del tiempo…
—Rey…
Una voz desconocida, tanto como enfurecida, se hizo detrás de los hermanos.
Atónito, Rey decidió girar su rostro.
—¿Te escuché hablar? —Hasta hacer contacto visual con White y continuó hablando, aunque aún le costaba trabajo poder creer lo que estaba viendo—. ¿Esa es tu voz?
—No —respondió White, y enfurecida continuó—: No puedo hablar… Eres tú quien me puede escuchar…
Rey no podía encontrar las palabras para pedir perdón y decidir si dicha disculpa terminaba ofendiendo a la magnífica bestia que había regresado a la vida. Jhades y Dante salieron desprendidos a abrazar aquellos seres, que regresaban, por ser preciados para ellos. Rey se quedó en el lugar, como mismo alguien que había olvidado cómo moverse. White dio un paso adelante; era su manera de llamar al joven que vacilaba en expresar lo que sentía. Rey recuperó el control de sus piernas y, con apuro, avanzó, dio un paso detrás del otro hasta dejar caer su cuerpo sobre la bestia blanca y sostenerse de la misma con tan solo sus manos. Escondiendo su rostro entre los sedosos pelajes de quien siempre le acompañaba, Rey abrazó con fuerza a la criatura que creyó no volver a poder ver jamás.
—¿Por qué lo hiciste? —volvió a la pregunta que aún le restaba en el interior.
White abrió su corazón al chico que tanto apreciaba sin dejar de observar al Gran Mago Sabio:
—Me di cuenta de que te valoro más que a mi propia vida. Que era mi turno de no dejarte morir —dijo ella.
Enfurecida, tras percatarse del delicado estado emocional de su ahora amo y no compañero, reservando muchas palabras que expresarían el porqué de su enfurecida expresión, decidió agregar lo siguiente:
—Rey, mi padre no murió en deshonra, murió luchando y ahora vive en ti. Quiero que dejes de intentar seguir reviviéndole, que no te culpes, que le dejes descansar en paz y aceptes lo sucedido… No es tu culpa, las intenciones son lo que cuentan, pero no dejes que su sacrificio sea en vano.
El pequeño entendió las palabras de su compañera. Revivir a alguien que se hubiera sacrificado era la forma de deshonra más grande que podía existir para un guerrero. Guardando silencio, Rey asintió ante las palabras como quien quería llorar. Perder el peso de una carga tan pesada en los hombros era liberador, al mismo tiempo que refrescante. Por otro lado, Dante en lágrimas dijo:
—Prometo… cuidarte mejor de ahora en adelante.
—Deja de actuar como si fueras invencible y dame más comida de vez en cuando —dijo Dragonidas.
—Me alegro de que estés vivo —dijo Jhades, mientras la felicidad adoptó la forma de lágrimas que abandonaron los ojos del vampiro.
Tanto Dante como Jhades se mostraban más exaltados que Rey, ignorando el hecho de que sus youses se veían con mejor constitución que White, mejores pelajes y hasta músculos con mayor prominencia. Ellos ignoraban las consecuencias que traía la resurrección, así como Rey ignoraba los beneficios que tenía la muerte.
"Regresar a la vida es una maldición, por así decirlo", pensó el pequeño sin apellido. Ahora que su compañera había sido revivida como objeto, revivió con un propósito: servir y no vivir. "Aun así, me preocupa su enojo acompañado por una naturaleza desobediente ante las palabras del anciano".
A los ojos de Rey, y para no perder credibilidad dijo:
—Vengan y siéntense —sugirió el Gran Mago Sabio—. Les debo muchos conocimientos que en este momento necesitan —apenas los tres pequeños tomaron asiento—. Sus compañeros, tras este ritual, regresaron a la vida, no como animales, sino como youses. Así se los conoce a esos seres que se les impone las características de un objeto. Técnicamente, son animales con una función o propósito determinado. Esta función es basada respecto al objeto con el que se los fusione. En este caso, lo que trajo a la vida a sus compañeros fue el propósito de un arma, arma que como, lograron experimentar, puede ser capaz de dañar o proteger, según sea empleada. Cuando el arma no pueda seguir ejerciendo su propósito, hasta ese momento la vida de sus compañeros terminará. Les espera un mundo cruel en el cual un arma significa una ventaja muy grande al luchar, como también puede ser un factor que les impedirá seguir desarrollando sus propias habilidades. Ahora, con el tiempo, ellos pueden retomar la libertad que perdieron y encontrar otro propósito… En ese momento y solo si no mueren antes, dejarán de ser youses.
De entre los tres hermanos, Rey nuevamente fue el único en percatarse del elevado precio que tendrían que pagar por el resto de su vida. Por primera vez, el joven de ojos blancos sintió el olor, frío y textura de una cadena que nadie podía ver entrelazando su cuerpo con el de White. Consciente del enojo de su bestia blanca, Rey hizo espacio para palabras de manera que solo ella pudiera escuchar.
—Comprometido estoy por mi egoísmo. Por beneficiarme a mí mismo y buscar alivio en mi corazón, terminé siendo arrastrado… El resultado que tanto exigí fue cumplido, pero este es el precio… Terminé arrancándote la libertad, mi magnífica bestia blanca, bestia que terminó convirtiéndose en un objeto con la obligación de cumplir su propósito. Ya no es tu decisión estar a mi lado, es tu deber… comprendo que no estés feliz.
—Rey —inició White, bajando la gravedad de su voz—. No debes preocuparte. En el pasado pude haber tomado un camino diferente al tuyo, pero me di cuenta de que esa decisión me haría sentir triste. Desde el primer momento en que nos encontramos, cariño y apego hacia ti comenzaron a desarrollarse en mi corazón. Nunca me abandones. Nunca creas que seré capaz de soportar, tener que presenciar tu ausencia. La raíz de todo mi enojo no es que sea incapaz de decidir, sino que en mi muerte fui capaz de recordar quién manipuló la situación para que padre luchara por desespero contra Wulfgang. Quién hizo que madre saliera a buscarlo y nos dejara solos. Quién me separó de mis hermanos. Quién me puso en el sendero por el cual tú caminarías… Fue él… Me irrita que nuevamente sea él quien nos hace estar juntos… Aunque también puede ser mi imaginación, creo que me estuvo utilizando desde un principio…
"¡Hmmm!, él perfectamente puede ser capaz de semejante acto. Pero el hecho de que se dejara ver y que ahora lo recuerdes tiene una razón", pensó Rey intrigado, quien agregó en voz alta:
—Entiendo. Estoy de acuerdo contigo. Existen muchas cosas sobre él que no encajan… Existe la posibilidad de que yo le haga falta, pero por esa razón tal vez aún estoy vivo —dijo Rey.
Cuando el joven sin apellido levantó su mirada se encontró con los ojos desafiantes del Gran Mago Sabio, ojos que mostraban su fascinación ante lo que presenciaba y había escuchado.
—¡¿Está escuchando nuestra conversación?!
—Sí. Estás en lo correcto… puedo escuchar lo que hablas, ver lo que haces, tener una idea de lo que sientes, pero no puedo saber lo que piensas.
El anciano se comunicaba en una frecuencia diferente con sus pensamientos, aunque estaba hablando sobre otro tema con los otros dos hermanos.
—Rey, no eres quien esperaba que fueras: has resultado muy diferente. ¿Cómo explicarlo?
Las últimas palabras del anciano llenaron de dudas el interior del chico de ojos blancos y despertaron un gruñido del gran felino.
—Como si otra voluntad poco predecible condujese tus acciones, mientras que la otra duerme renuente a despertar. Eres una excepción a la regla del orden natural, pero aun así no te desvías de estas. Con tu cuerpo experimentas sensaciones que provocan emociones, emociones que avivan los ánimos de infundir fuerza en las decisiones que tu voluntad decide tomar. Apreciar es la cualidad más primaria de los seres emocionales. Es la herida por la que los sentimientos pueden entrar e invadir tu cuerpo, humanizándolo, por así decirlo. ¿Acaso crees que podrías odiar o amar a alguien que no te importara? Sí, fui el responsable de las emociones que desarrollaste en tu tiempo de entrenamiento. A ti y a tus hermanos fui yo quien los volvió más emocionales, pero no tienes como probarlo. No me mires como si fuese un enemigo; ahora que deseaste aceptar darme la respuesta que necesitaba, mírame como la vida que te está preparando para lo que se aproxima.
Los ojos del Gran Mago Sabio se cerraron una vez más. Calmado el que había tenido todo un monólogo con Rey, estaba casi llegando al final de la conversación que tenía con los demás presentes. En voz alta, Rey se propuso confirmar la duda que aún le quedaba:
—Nuestros youses, ¿corren peligro de morir físicamente si en un enfrentamiento destruimos nuestras armas de tanto usarlas?
—Efectivamente —respondió el Gran Mago Sabio. —Pero no se preocupen, les puedo asegurar que las armas que poseen son bastante resistentes.
Rey achicó sus ojos, tal vez la catana de Dante y las pistolas de Jhades se regían por estas palabras, pero sus ojos de muñeca no. El anciano estaba escondiendo la verdad y la prueba eran las melladuras que se podían ver en el filo de sus armas. Un sonido enfurecido captó la atención de los presentes en la cima de la montaña. Fue el aviso previo al violento impacto de una enorme criatura contra el lado opuesto de la colina que hizo estremecer todo. Gracias a la ausencia de árboles al pie de la colina, los pequeños corrieron y sin mucho esfuerzo vieron algo que escapó a sus conocimientos. Un pequeño gigante que vestía armadura completa. Con tono despreocupado, dijo el Gran Mago Sabio:
—Un Cerbro, parece ser el último de los enemigos. Esa criatura es un hijo directo de los Hecatonquiros... Aunque son temerarios, quedan pocos, debido a las guerras entre dioses y titanes; ellos fueron quienes constantemente sufrían la mayor cantidad de pérdidas. Manténganse alejados del peligro como su madre les advirtió; yo voy a dar un vistazo a la residencia a ver cómo esta Silvia…
Mientras se marchaba el anciano pensó: "El cambio de energía y emociones crean reflejos involuntarios en tu cuerpo, así como también pueden generar microimpresiones... Alguien que está experimentando un déficit de energía y lo sabe emocionalmente, no puedes esconderlo, ni escapar, ni luchar… Solo queda una opción. Sería muy inconveniente para mí que les sucediera algo estando bajo mi cuidado, o ¿no? Rey, no espero que me defraudes, sabes lo que tienes que hacer".
Rey mantuvo la mirada en el anciano que jocoso se marchaba y sin duda algo tramaba. El momento se aproximaba, debía de estar preparado, pero "¿para qué?", se preguntó. No era muy difícil deducir lo que pensaba el anciano, ya que la manera como se retiraba lo dejaba bien obvio. "Se está alejando para que, cuando suceda algo, no sea culpable…".
"Les espera un mundo cruel en el cual un arma significa una ventaja muy grande al luchar... Mírame como la vida que te está preparando para lo que se aproxima"., palabras que dijo y me dejaron un sabor amargo… Esos a quienes amo y estimo son mi debilidad. El hilo del vestido del cual Edith me habló… ahora todo concuerda. De esto siempre se trató. Como alguien reencarnado no puedo morir hasta que cumpla con un propósito, pero aquellos a mi alrededor sufrirán las consecuencias de mis actos. ¿Cuál sería mi propósito? ¿Cuándo podré morir? No tengo la respuesta, pero al menos ahora creo saber lo que se aproxima… pero…
La gigantesca bestia se levantó tan rápido como pudo para, de un salto, destruir el suelo y regresar al lugar del cual fue despedida.
…
"Me siento atado por el miedo a lo incierto y la precaución extrema de perder a aquellos que me rodean", se dijo el pequeño de ojos blancos apagados por un momento. "Esta sensación, la angustia que siente mi interior por el hecho de poder perder algo, actúa como una especie de frontera que solo limita lo que puedo llegar a ser. En verdad he quedado en sus manos. Maldito seas Gran Mago Sabio. ¿Cómo podré conocer mis límites en el mundo cruel que me espera? Esos límites que eventualmente deberé de poner a prueba para seguir adelante si antes tengo que proteger algo. Tal vez pudiera ser mucho más fuerte si no tuviera nada que perder. El camino es solitario. Entonces, ahora que me he vuelto más defectuoso a los ojos de él, dónde será el mejor lugar para que yo pueda esperar el momento en el que todo suceda. Sí, sus palabras siempre fueron advertencias", se dijo el pequeño sin apellido mientras observaba a White a su lado.
—Dime, Rey, ¿acaso no te asusta el miedo a no hacer nada y también poder perder algo para siempre? —preguntó White.
—Sí —respondió Rey.
White, cual si fuese una mujer frustrada:
—Solía sobrevivir por un simple instinto básico de saciar y complacer las necesidades de mi cuerpo. Pero experimenté la muerte y me hice consciente de algo: me di cuenta de que no viví todo lo que quise haber vivido a tu lado. No cometas mi error y te entregues a lo que no conoces por pensar simplemente en lo que puedes llegar a ser. Estoy contigo precisamente porque me convertí en la frontera que te protege de un suicidio y también de tus enemigos. Lucha si vas a luchar, descubre tus límites si los quieres descubrir, pero todo esto dentro de los márgenes de vivir un futuro. Un futuro juntos por siempre…
Rey, por un segundo, se llevó la impresión de que su compañera, además de aprender a hablar, había aprendido a sentir. Cambiando el enfoque de su mirada y dejando los sentimientos complicados hacia un lado, Rey también notó que ninguno de los adultos se encontraba en modo coloso, ya no existían gigantes. Solo una tenue brisa de aire, sangre y destrucción. Reflexivos, los ojos del pequeño sin apellido, que consentían lo que su acompañante le había dicho, se cerraron por unos segundos.
Más al tanto de la vida, dichos ojos se abrieron al mundo, decididos y llenos de poderío. Rey tomó el liderazgo, hizo que su compañero felino se transformara en las hojas afiladas, y desprendió en una carrera dirigiéndose a donde la bestia había saltado, pues alrededor de ese mismo lugar se debían encontrar sus padres y los demás miembros del clan.
—¡¿Qué haces, loco?! —preguntó Jhades—. ¡Ahora que llegamos te vas a marchar!
—Aquellos que más anhelan… está ahí adelante —respondió Rey—. Síganme si así lo desean.
Jhades no entendió la aclaración ni el comportamiento de su hermano sin apellido. Pero ¿qué mejor momento para que un depredador estudiará a su oponente que cuando este estuviese ocupado? Además, también junto a los mayores se daría paso la reunión y con el combate llegado a su conclusión, también podía haber una celebración. Jhades tomó las dos pistolas que quedaron flotando y también corrió. Dante, como perro que retiraba sus orejas hacia atrás, dijo:
—Ese es el camino equivocado. Hermanos, ¿que no lo entienden? Este es el mejor momento para poder escapar, no ir en dirección a nuestros padres —dijo agachando su cuerpo como quien pretendía retroceder.
El lobezno estaba exaltado, sabía que su hermano se dirigía al peligro, pero, al contrario de estos, no entendía que en aquel lugar no existía salida, mucho menos escapatoria, aunque fuese lo que más anhelara. En esa dirección estaban todos los que podían terminar con la vida de crías defectuosas, estaban quienes tenían que ser estudiados.
—Solo síguenos, necio. Este lugar no es más que una delicada burbuja rodeada por llamas. Querer escapar nos pone en peligro —le dijo Jhades a Dante.
El lobo, sin más remedio, tomó a su acompañante, quien se trasformaba en catana, y corrió detrás del híbrido y el vampiro insultando a los mismos entre los dientes.
…
Ahí estaba Wulfgang luchando de frente contra el Cerbro mientras envolvía su cuerpo en un pelaje rojo llameante. A las miradas de los tres pequeños observadores que recién llegaban, el poder destructivo, las intenciones asesinas y el espíritu de lucha que el lobo y los demás expulsaban era algo salido de otro mundo. Maryam tenía toda una inmensa armadura negra con la cual triplicaba el tamaño de su marido y rivalizaba en fuerza bruta contra las mismísimas bestias encolerizadas que pretendían enfrentarle, así fuera en la tierra o suspendidas en el aire. Heroclades siquiera se esforzaba en usar hechizos, solo cargaba de un lado a otro sobre en su hombro a la elfa protegida por una enorme serpiente de madera con ojos verdes. Todo el bosque estaba bajo el control de Ehimus, ella hacía de cada hoja que caía una agresiva jabalina que se estiraba hasta atravesar al objetivo. Metales que alumbraban y escurrían electricidad blindaban el cuerpo de Miján, el cual obviamente estaba al control de toda una horda de objetos voladores. Katherine bailaba en una danza de sangre, agua y vientos, con la cual cortaba y destrozaba las extremidades del enemigo.
Entre todo el caos organizado, el lobo pasó entre los ataques de sus compañeros sin ser tocado y corrió en dirección al Cerbro. El hijo de uno de los Hecatónquiros arrojó su mejor puñetazo hacia Wulfgang con la intención de finalmente aplastar al mismo. Cuando el puñetazo impactó contra el suelo, el lobo con agilidad se le subió en la mano y continuó con su carrera en dirección al rostro de su oponente. El enojado padre envolvió su puño derecho con una inmensa bola de fuego. Apenas llegó a la altura del hombro de su enemigo, Wulfgang saltó, ocasionando así que fuera ineficaz el siguiente ataque del gigante que terminó pegándose a sí mismo. De un golpe bien proyectado, el lobo le destrozó por completo la cara al gigante e incluso hizo que el mismo se levantara del suelo envuelto por llamas con hambre de carne. El gigante, debido al inmenso dolor por el que estaba pasando al tener que experimentar cómo sus ojos y cuerpo eran consumidos por las llamas, enloqueció y agitó sus manos con la intención de apagar el fuego que le envolvía el cuerpo.
Uno de los desesperados manotazos impredecibles casi impactó contra el lobo, que aún suspendía su cuerpo en el aire. En caída, con las garras de su mano derecha, Wulfgang atravesó los blindajes y la gruesa piel de la bestia justo debajo de la caja torácica de esta. Tal cual papel, fue dividido en dos con tan solo el filo de una tijera que no necesitaba cerrar para cortar. Toda la piel de la barriga del gigante pequeño de cuatro brazos incendiado se abrió en dos pedazos. El gigante segado intentó sostener sus órganos con una mano y golpear con la otra al agresor, pero tan pronto como la mano estuvo a punto de proyectar el golpe, la misma fue separada del cuerpo y cayó en el suelo. Los pequeños espectadores se dieron cuenta de algo y Rey fue el primero en comunicarlo:
—Detrás de ese rostro que expresa una permanente tristeza, existe alguien a quien temer. Con razón aún seguimos vivos. Es más fuerte que nosotros juntos.
—Ni en un millón de años podremos vencer a nuestros maestros si llegaran a luchar contra nosotros con seriedad —agregó Jhades.
—Esa sonrisa que parece permanente… esos ojos que se hacen imponer. Mis piernas se aflojan y mis manos tiemblan —dijo Dante.
Con tan solo un revés de sus garras, Wulfgang fue capaz de cortar el brazo descuidado que pretendió golpearle. Aún, encendido en fuegos como una antorcha, el padre se lanzó al rostro de la bestia y, tan fácil como en el inicio, también cortó el otro brazo del gigante, cuya piel y carne ya estaban devoradas por el fuego. Después el otro brazo y el último. El lobo triplicó toda la masa muscular, también su estatura, con la intención de autocapacitarse para el siguiente movimiento. De la manera más bárbara que pudo proceder, Wulfgang tomó los intestinos que colgaban fuera de la barriga del gigante para luego volver a subir con velocidad y rodear la gran cabeza rostizada varias veces.
Antes de caer en el suelo, el Cerbro ya estaba siendo asfixiado por sus propios órganos. Sin brazos para poder liberarse o aliviar su asfixia, el pequeño gigante cayó de frente en el suelo, mientras que la humedad de la sangre que le recubría los intestinos facilitó que estos siguieran apretándole el cuello. Wulfgang tiraba con todas sus fuerzas de los intestinos tensados y enrollados en la garganta a su enemigo. Para el lobo rojo no fue suficiente que su oponente dejase de retorcer en el suelo. Siguió apretando, tirando y escurriendo el cuello con los intestinos que tenía en sus manos. El sonido de huesos y ligamentos cediendo se dio a escuchar para, poco después, la satisfactoria sensación que provocaba separar la cabeza del tronco de un enemigo. Levantando su mano, el licántropo señaló como quien estaba buscando más oponentes, pero todos los enemigos no hicieron más que huir.
El pequeño gigante estaba muerto. Los pocos monstruos restantes temieron ante la presencia del lobo rojo y aquellos que le apoyaban. Habiendo resuelto el problema de los cazarrecompensas, la mirada desafiante de Wulfgang observó en dirección a sus hijos escondidos tras los arbustos. Caminando como quien recién salía de una refrescante rutina de ejercicios, el líder del grupo habló:
—El día en el que puedan entender esto que ahora siento está lejos de llegar.
Los demás presentes abrieron paso y dejaron de hacer ruido, al mismo tiempo que el lobo Fang continuó:
—Desobedecieron los consejos de su madre. Un castigo tiene que ser dado. No tendrán más remedio que odiarme —dijo Wulfgang atemorizando a sus hijos, quienes curiosos habían permanecido ocultos, estudiando los movimientos de todos—. Dante, Jhades… pueden quedarse en donde están. Hablaré con ustedes después. Rey, acércate… Maryam me contó. Para ti, es tiempo de que mueras apropiadamente. No existirá mejor momento que este, pues este será el último y el único para ti. ¿Tienen algo que decir al respecto?
Katherine tomó su espada, se la llevó al hombro y caminó hacia delante como quien estaba ansiosa de que llegase el momento. A ella no le importaba si el pequeño la odiaba por el resto de la vida, puesto a que ya había tomado la decisión de hacerlo. Los presentes del clan se detuvieron y guardaron silencio.
Sin más remedio que salir de donde se escondían, los tres pequeños se pusieron en pie.
Rey sabía que el miedo era quien generaba confusión y avanzó a pesar de que su nombre fuese mencionado y evidentemente tuviera que morir en las manos de la vampira musculosa como proceso de iniciación. "Y ¿si mi teoría de no poder morir está equivocada? ¿Este es mi propósito? Maryam parece estarse sobresforzando para que el veneno en mí y en mis hermanos no se siga desarrollando". Dante y Jhades miraron a su hermano, el mismo que había sugerido ir hasta el lugar y ahora sería sentenciado a muerte por Katherine. Ellos dos dudaron en haber tomado la mejor decisión al querer escapar y, en cierta forma, se alegraron de no haberlo hecho exitosamente y seguir los consejos de Rey, pues gracias a eso padre los había perdonado con tanta facilidad. Pero, de cierta manera, sentían pena por la situación de su hermano.
Se dijo Rey: "No, la inseguridad me hace más manipulable. Yo no puedo morir… no ahora". Apenas el pequeño caminó en dirección a los demás, se detuvo y, mirando a Heroclades a los ojos, ofreció una discreta sonrisa de agradecimiento. Su maestro estaba preparado para defenderse de la situación, pero con ese gesto se quedó confundido.
—Padre, madre, maestro y compañía —Rey habló—. Agradezco el tiempo que pasamos juntos y no me arrepiento siquiera un segundo. De aquí en adelante, haga lo que haga, lo disfrutaré al máximo… Esa es mi convicción y la respetaré al máximo. Aunque termine en mi muerte, seguiré apreciando la vida… me temo que tendré que estar lejos de ustedes.
Las palabras de despedida confundieron a los presentes. Wulfgang y Maryam, como padres que eran, conocían que su hijo sabía algo, no por lo que dijo, sino por como lo había dicho. La expresión soberbia de alguien que se estaba preparando para un gran suceso. Katherine, temiendo lo peor, levantó su brazo diestro y, acto seguido, dio un sablazo descomunal con su espada, la cual se quebró en mil pedazos al impactar contra la dureza de la defensa más sólida de la creación. Junto a la sombra negra que hacía como escudo y había aparecido de la nada, la personificación de una garganta dimensional se dio lugar y, cual criatura que vivía, devoró todo a la redonda, incluyendo a los tres pequeños.
Heroclades, incendiado en rabia, gritó al hacer estallar su energía de forma luminosa:
—¡¡¡Hades, no te atrevas!!! Para, acto seguido, clamar—: Zona cero —y detener el tiempo.
El licántropo y los otros ahí presentes corrieron entre los fragmentos de espada que aún flotaban para tratar de salvar a los más pequeños. Aun así, a toda velocidad y con el tiempo detenido, no llegaron a tiempo. Lobato Wulfgang pudo introducir tan solo los ocho dedos de sus manos en la garganta dimensional, y con todas sus fuerzas intentó reabrir la fisura. Maryam multiplicó por mil la fuerza, agilidad y resistencia de los presentes mientras, transformado su cuerpo en humo negro, trató de arrojarse por la fisura junto con sus hijos. Ehimus cuarteó en pedazos el escudo de sombra con su mano y a su vez duplicó y triplicó la energía de los miembros que estaban a su alrededor. Katherine hizo de todo el lugar un vacío absoluto, el cual condensó el aire en una fina capa casi imperceptible alrededor de los cuerpos aliados, mientras que cualquier otro objeto, criatura o materia se desintegraba en el ambiente por la fuerza del vacío. La combinación más peligrosa de habilidades que podía existir y, aun así, el agresor desapareció, mientras que la garganta dimensional se disipó llevándose consigo a los tres niños y eliminó todo rastro de sí.
El tiempo volvió a la normalidad, el espacio también y los cuerpos. Pero perduró la emoción de impotencia junto a los gritos de una madre preocupada que se dieron a escuchar. Maryam apareció arrodillada en el suelo llorando. Wulfgang bajó la cabeza, mientras que los demás miembros de la manada gritaron su ira y al Gran Mago Sabio, quien venía por el camino, se llevó las manos a la cabeza como quien se encontraba con algo inesperado.
…
Ahí, en la singularidad de un espacio, los tres pequeños se encontraron flotando. En la ausencia del lugar, la luz se alejaba. Se sentía frío. También alivio. Ellos no pudieron gritar, tampoco moverse. La carne, sangre y huesos se sintieron mucho más pesados de lo normal. No pudieron hacer más que perder el conocimiento mientras nuevas cadenas quedaron bordadas entre los encajes de la magnífica creación.
Rey, lento y como quien flotaba por el espacio, pensó: "El principio comienza en este lugar. El frío de la ocurrido reclama cada parte de mi adormecido cuerpo que se niega a descansar. Estoy, por fin, a la deriva de un sitio nuevo. Todo ha sido engullido por la oscuridad. Pero nada puede controlarme ya. Ahora puedo avanzar sin temor a morir. ¿Esto es ser inmortal?".
…
Dentro de un templo ubicado en medio de un interminable campo de flores, las hijas de Afrodita cantaron al cielo canciones de aventuras, guerra y tragedias. En la cima de un gran risco, Siddhartha mostró una discreta sonrisa en aceptación de la situación. Sobre su trono, Gilgamesh extendió la copa que sostenía en su mano derecha, y tras voltearla, vertió sobre el suelo el vino que esta contenía. Sosteniendo su guadaña, Áyo reflejó preocupación en su rostro mientras observaba al Dios de armadura azul que le acompañaba. En la cama que más prefería, Zeus tiró de los cabellos de su amante y aumentó la frecuencia de sus embestidas. Al lado de la entrada del infierno, Uriel salió de dentro de las flamas de un candelabro para agachar su cabeza en señal de respeto. De entre los inmensos barrotes en las profundidades del abismo, una misteriosa sombra sonrió ansiosa por realizar el plan que llevaba entre manos. En la entrada del Bosque Siempre Cambiante, Miguel, quien llegaba, respiró hondo mientras acariciaba la cabeza de una de sus más preciadas bestias, quien preocupaba buscaba a su pareja desaparecida. En un mundo de ciudades errantes, un sujeto de cabellos blancos se colocó las manos en la cabeza y gritó al aire sus penas. Dentro de una nave perdida en el espacio, un vampiro dejó de sostener la mano de piel escamada que le animaba, abandonando así los deseos de seguir viviendo. Un gran militar humano con las siglas de [OEM] en su hombro, sacudió la mano de Árjos.
…
"Hijo sin apellido nacido en el infierno. Puedo asegurar que muchos sintieron el impacto de tu llegada al plano material", pensó el Gran Mago Sabio mientras convencía a Wulfgang y a Maryam de que no podía ayudarles a salir del infierno. "En la tierra donde reinan los humanos cargarás con una maldición y el cuerpo envenenado. Deberás mostrar tus ojos a todo aquel que desees mirar, mas sufrirás por la debilidad ante la jauría de humanos ansiosos y aún más encendidos en furias después de haber visto lo que es el infierno, quienes reclamaran venganza por los caídos en combate… Eres el portador de la representación del todo en el cosmos, así como el reiniciar. Hazte fuerte para que cumplas tu propósito, o hasta que muestres lo que te hace irregular —dijo El Gran Mago De-Sabios, sitio sobre el Empíreo.
Final