¿Por qué no puedo hacer lo mismo?

—Qin Muran se burló—. Si te atreves a divorciarte de mí, te expondré. Diré que ya estás casado conmigo, pero todavía pretendes ser soltero, engañando a las hijas de los ricos. Los internautas no se preocuparán por ello después de que la publicidad sobre tu matrimonio oculto se calme. Sin embargo, ¿qué hay de las hijas de los ricos a quienes has mentido y que tienen sus familias detrás? ¿Ellas tampoco se preocuparán?

—Qin Muran se rió—. Puesto que todas eran hijas de grandes familias, ¿quién no tendría orgullo? Aunque en el futuro no pudieran decidir su matrimonio y quizás no se casaran con las personas que les gustaban, no había nadie que pudiera mentirles y hacerlas amantes de esa manera.

El caso de Xi Yaohua no era tan simple como mentir sobre el matrimonio. Él jugaba con ellas como si fueran idiotas. También estaba jugando con las familias de las chicas como si fueran idiotas. Solo Xi Yaohua era el listo, ¿verdad?