Enya IV

Me empecé a sentir algo enferma y enclaustrada, así que me transformé en un lince y me escapé por la ventana. Vi el paisaje del mundo exterior y como la nieve se derretía y se volvía agua lentamente. Corrí lo mas lejos posible de la choca hasta que llegué a la casa de Hegel, necesitaba verlo, él era el que mas apreciaba dentro de la tribu y lo había cuidado desde que lo conocí, sentí que al verlo tan tímido e inocente con era, mis miedos de irían lentamente.

Volví a mi forma humana y toqué la puerta.

-Oh pequeña niña, ¿qué haces sin ropa parada afuera con este frio?- me abrió la madre de Hegel, y allí fue cuando noté que no salí con ropa extra.-

-Lo siento salí muy rápido de mi casa- dije mientras la señora me daba una gran capa de cuero para cubrir mi cuerpo. La capa me quedaba algo grande, pero para mi sorpresa no se veía exageradamente grande.

- Has crecido mucho, parece que esa horrible experiencia te quito cinco años de vida, pareces una niña de diez.- Comento la señora con tristeza en su voz.

Puede que suene absurdo, pero solo hasta ese momento note que había envejecido tanto y que ya no era la pequeña niña de aquel entonces. No me entristeció ni nada, al final tenía unos veinticinco años, por lo que no quería parecer una pequeña loli de 5.

-¿Se encuentra Hegel? Quisiera jugar con el.-

Decidí decirle mi motivo de llegada, ya me imaginaba como iba a molestarlo por no visitarme en todo el tiempo que estuve enferma.

-Él… mi pequeño… murió.- dijo la señora mientras lloraba amargamente.

Esa información me dejo conmocionada ¿murió de hambre por el invierno? ¿Por qué nadie me lo había dicho?

-Fue por el frio…- solo pude susurrar esas palabras.

-No querida, desapareció, creemos que entro en el bosque a buscarte con el equipo de rescate y nunca regreso.-

Murió buscándome…

No supe que decir en aquel momento, solo pude quedarme en silencio mientras las lagrimas bajaban por mis ojos, yo sabia lo horrible que era ese bosque, lo mucho que sufrí por sobrevivir, el pequeño Hegel… no tiene ninguna oportunidad.

-Tenemos que ir a buscarlo aun hay tiempo, tal vez aun no sea muy tarde.- dije desesperada.

-Nadie lo va a buscar, él no es importante para la tribu y la situación es muy compleja. Mira en su cuarto encontré esto, creo que lo hizo para ti.-

La señora me dio una pequeña piedra tallada, no tenia una forma clara, pero se notaba la dedicación realizada en el pequeño trabajo. Solo pude asistir mi cabeza y irme lentamente mientras lloraba amargamente.

El pequeño Hegel murió por mi culpa…

El está muerto…

Por mi…

Soy el mal que llego a esta tribu…

No merezco ser alabada, solo he traído destrucción, todo es por mi…

Ellos me salvaron y eso causo tanto daño…

NO

No puedo seguir así, ya no importa si vuelvo o no puedo volver a mi mundo, estas personas han dado demasiado por mí, tengo que pagarles por todo lo que han hecho.

Desde ahora en adelante mi vida va a ser para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas de la tribu, esto no va a volver a pasar…

Katherine a muerto, mi nombre ahora es Enya…