"¿Por qué siento que hay algo extraño en todo esto?" - dijo un soldado demoníaco mientras él y sus colegas marchaban hacia la enorme ciudad frente a ellos.
"No lo sé, pero es extraño que no hayamos recibido ningún ataque hasta ahora" - respondió otro soldado.
Ellos habían estado marchando por más de media hora sin descanso luego de que Cattleya, la reina demonio, tomara control del ejército para poder conquistar la ciudad de Verbergen.
"¡Hay siluetas más adelante!" - exclamó un soldado.
Los demás guerreros demoníacos rápidamente se pusieron en guardia, aunque miraron con molestia al soldado que gritó, cuando se dieron cuenta de que las siluetas no eran más que maniquíes inertes.
"¿Señuelos?" - dijo un general mientras fruncía el ceño al llegar al lugar de la conmoción - "Quiero que un grupo revise la zona en caso de que haya trampas"
Los soldados elegidos rápidamente se esparcieron por la zona mientras caminaban con cuidado para prevenir accidentes, aunque luego de unos cuantos minutos no descubrieron nada raro, así que regresaron con las noticias.
El general frunció el ceño, antes de enviar a uno de sus subordinados para explicarle la situación a la reina demonio.
Los demás generales también parecían confundidos porque el ejército de Verbergen parecía haber desaparecido sin dejar rastro luego de haber dado una acalorada batalla.
"Avancen sin miedo, nosotros somos el ejército del reino de los demonios, no debemos temer" - dijo Catleya mientras fruncía el ceño al ver lo precavidos que estaban siendo sus subordinados, aunque no era como si ella pudiera culparlos, después de todo, ellos habían perdido gran parte de su poder militar durante su guerra contra los humanos por no ser lo suficientemente precavidos. Ellos estaban aprendiendo de sus errores, lo cual era bueno, aunque no en esta situación cuando ellos tenían la victoria asegurada.
"¡Hai!" - exclamaron los soldados demoníacos mientras marchaban con firmeza.
Cattleya asintió antes de bajar de su trono y caminar hacia la ciudad con los soldados.
"Mi reina, esto no es buena idea, es posible que haya una trampa" - dijo un general con el ceño fruncido.
"Tranquilo, no siento la presencia de ninguna fuente de maná en este lugar, eso significa que no hay una emboscada cercana" - respondió Cattleya con aburrimiento - "Vamos"
"Ok" - asintió el general mientras soltaba un suspiro.
Los demonios entraron a Verbergen luego de unos pocos minutos de marcha, aunque para su sorpresa y confusión, no encontraron nada.
Cattleya miró los alrededores con el ceño fruncido mientras se ponía a pensar - "Quiero que vigilen los alrededores, hemos tomado la ciudad, pero que no haya defensas, es un poco preocupante"
"¿Quiere que envíe un escuadrón de reconocimiento?" - preguntó el general.
"Sí, quiero que sea rápido mientras yo estoy en el edificio principal" - dijo Cattleya mientras caminaba hacia el lugar donde supuestamente vivía el líder del clan de los elfos. Esta información la reunieron con suma facilidad gracias a sus espías.
La mujer demonio caminó en silencio mientras veía la intacta estructura antes entrar y revisar lo que había alrededor - "Es hermoso... y es completamente mío"
"Efectivamente" - dijo una voz anciana.
"¿Su excelencia?" - preguntó Cattleya con sorpresa mientras veía como el sumo sacerdote entraba justo detrás de ella - "¿Sucede algo?"
"No, es solo que estoy sorprendido, la guerra no salió como esperamos, pero los resultados son favorables" - dijo el sumo sacerdote mientras negaba con la cabeza.
"Eso demuestra que solo necesitábamos el incentivo correcto para concretar nuestros planes" - respondió Cattleya mientras caminaba hacia la sala principal, el lugar donde estaba la habitación de reuniones de los altos mandos de Verbergen. Ella rápidamente llamó a sus sirvientes para que sacaran todo lo innecesario antes de poner su trono - "Este lugar es perfecto, lleno de vida y sin la necesidad de vivir constantemente en miedo de que una oleada de monstruos ataquen nuestros asentamientos"
"Tienes un punto, en este lugar podremos mejorar nuestra raza y esparcirnos lentamente" - asintió el sumo sacerdote mientras se ponía a pensar.
Cattleya sentía un mal presentimiento, aunque su expresión se mantuvo serena.
"Puedo escuchar a tu corazón latir con fuerza, mi reina" - dijo el sumo sacerdote mientras le daba una sonrisa paternal a la mujer demonio - "¿A caso estás pensando en algo raro?"
"¿De qué estás hablando?" - preguntó Cattleya con el ceño fruncido, aunque su expresión cambió a una de terror cuando sintió cómo la habitación parecía haber sido afectada por un hechizo temporal - "¡¿Qué estás haciendo?!"
"Debo de admitir que no pensé que ocultaras tan bien tus intenciones, Cattleya" - dijo el sumo sacerdote mientras chasqueaba los dedos.
Cattleya rápidamente intentó liberar su maná, pero para su terror, vio como una silueta blanca rodeaba su cuerpo y cancelaba su control mágico - "!"
"Desde un principio jugaste con nosotros, y sin que nos diéramos cuenta, todo estaba saliendo como lo planeaste" - continuó el sumo sacerdote mientras miraba con frialdad a la mujer paralizada - "Dándoles información secreta a nuestros enemigos, eliminando a nuestros valerosos peones, y finalmente ayudándote a ascender al trono... Tengo que admitir que hiciste un buen trabajo como espía"
El rostro de Cattleya palideció cuando escuchó esto, mientras pensaba en cómo era posible que la hubieran descubierto cuando ella había sido discreta con todos sus movimientos.
"Supongo que estás confundida, y yo también lo estaría en esta situación" - musitó el viejo sumo sacerdote mientras negaba con la cabeza - "La verdad es que lo descubrí por mera coincidencia"
"¿C-Cómo?" - preguntó Cattleya con dificultad porque la silueta blanca parecía estar absorbiendo su maná.
"Fue durante nuestra última reunión, por accidente arrojé el huevo de uno de mis insectos espía" - respondió el sumo sacerdote mientras extendía uno de sus dedos. La reina demonio vio con terror cómo un pequeño insecto salía volando desde su ropa y se posaba en el dedo del anciano - "Como puedes ver, logré poner un espía a tu lado sin que los dos nos diéramos cuenta, es por eso que pasó tan desapercibido"
". . ." - Cattleya se quedó en silencio mientras se mordía el labio, después de todo, no se esperaba que el motivo de su descubrimiento fuera uno tan estúpido como una simple coincidencia.
"En fin, volvamos al tema principal, quiero saber algunas cuantas cosas de ti, Cattleya" - dijo el sumo sacerdote mientras entrecerraba los ojos - "¿Desde cuándo has sido un espía? ¿A caso desde nuestra guerra con los humanos, o tal vez mucho antes?"
Cattleya se quedó en silencio, aunque rápidamente soltó un grito de dolor.
"Estoy haciéndote una pregunta..." - gruñó el sumo sacerdote mientras veía como la mujer demonio se retorcía en dolor - "¿Por qué no me respondes?"
"N-No puedo..." - respondió Cattleya con dificultad, aunque rápidamente empezó a gritar nuevamente.
El sumo sacerdote se quedó en silencio unos segundos antes de chasquear los dedos.
Cattleya cayó al suelo mientras sentía como su cuerpo tenía pequeños espasmos.
"¿No puedes?" - repitió el sumo sacerdote mientras fruncía el ceño - "¿Por qué?"
"Contrato..." - respondió Cattleya con dificultad - "N-No puedo hablar por un contrato"
"Ya veo..." - murmuró el sumo sacerdote mientras caminaba donde la mujer y la levantaba del cabello - "Fue así cómo conseguiste ese poder tan grande, por medio del contrato, aunque estoy sorprendida de que la persona que te convirtió en espía fuera tan fuerte, después de todo, el poder conseguido de un contrato es relativo al potencial de sus dos partes, y siendo honesto, tu potencial es basura, solo sirves como máquina de crías"
Cattleya apretó los dientes mientras levantaba la mano para intentar lanzar un hechizo, una lástima que el sumo sacerdote pisó su mano con fuerzas, haciendo un fuerte sonido de algo rompiéndose.
"¡Ah!" - Cattleya soltó un agudo grito de dolor porque no se esperaba que el anciano fuera tan fuerte.
"¿Sorprendida? No deberías de estarlo, después de todo, yo soy el más grande sirviente de nuestro señor, Alba" - dijo el sumo sacerdote mientras reía con locura - "Soy tan fuerte que podría matarte con solo una mano, pero no lo he hecho porque hay tantas cosas que necesito saber, aunque viendo que el contrato te impide hablar, supongo que tendré que hacer algo diferente..."
"N-No... no quiero morir..." - dijo Cattleya mientras intentaba levantarse con dificultad.
El sumo sacerdote bufó con desdén antes de darle una patada a la mujer, la cual salió volando hasta una de las pared, rebotando y cayendo nuevamente al suelo.
"Ugh" - Cattleya soltó un nuevo gemido de dolor mientras sentía cómo todo a su alrededor parecía empezar a oscurecerse.
"No, todavía no puedes dormir" - dijo el sumo sacerdote mientras usaba un poco de su magia para estabilizar la situación de la mujer.
"M-Mátame..." - murmuró Cattleya con dificultad, al ver cómo su captor no parecía querer darle un tiempo para descansar.
"Oh, te mataré, aunque todavía es muy pronto" - respondió el sumo sacerdote mientras entrecerraba los ojos - "Después de todo, es una lástima que alguien con tu nivel de poder sea desperdiciada, incluso Alba-sama piensa lo mismo..."
"Q-Qué planeas hacer conmigo..." - murmuró Cattleya mientras levantaba la mirada, aunque su expresión cambió cuando vio como una extraña silueta blanca aparecía frente a ella. La reina demonio no podía ver las facciones de esta silueta, pero por su forma parecía ser una mujer.
"Es simple, haré que mi colega le pregunte directamente a tu alma" - sonrió el sumo sacerdote mientras veía como la silueta blanca entraba al cuerpo de la mujer demonio desde su boca.
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[Origen] Cap 740 <--- Disponible en Pa treon.
[La Leyenda del Kyubi: Vol 4] Extra 19(74) <--- Disponible en Pa treon.