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Odisea del Dios Ciego

``` En un mundo desolado donde los humanos están al borde de la extinción, conquistando innumerables mazmorras, luchando contra feroces bestias, ¿qué sucede con alguien ciego e impotente? El glorioso destino de Nial le fue arrebatado cuando tenía solo tres años, dejándolo ciego y sin rastro de mana. 15 años después, aún soportaba la humillación de una sociedad podrida que favorecía a los poderosos. La sociedad casi le quitó su inocencia y brillo, obligándolo a madurar, dándole una voluntad inflexible. Sin embargo, todo cambió en el momento en que despertó su Origen. ¡Devoró Maldiciones Antiguas y diezmó a Dioses y Demonios! ¿Ángeles? ¡Los hará arrodillar! ¿Demonios y tales? Todos estarán en su poder ** —Aunque estoy ciego, veo más que cualquier otro. Devoro Maldiciones y tomo control sobre la oscuridad. Recuerden mis palabras... —[¡Serán todos ustedes los que tendrán que arrodillarse frente a mí!] ¡Solo vengan a mí Dragones, Ángeles, Demonios y Dioses... si se atreven! De lo contrario, mi ascenso será su perdición. Sigue la odisea de un joven ciego y ordinario hacia la divinidad mientras su destino, que una vez le fue arrebatado, le será devuelto. Atestigua su dolor, y crecimiento hasta convertirse en una existencia temida incluso por Dioses Antiguos y Demonios de tiempos primordiales. ** [N/D: El comportamiento del protagonista en las primeras etapas de la Novela será diferente a lo que sugiere la Sinopsis. Por favor, tenedlo en cuenta al leer :D] ```

HideousGrain · 奇幻
分數不夠
555 Chs

Melheim Zorn, la Mascota

—¿Quieres unirte a la Asociación Ónix? —preguntó Nial una vez más para asegurarse de que había entendido correctamente.

Melheim Zorn era uno de los Originales más prominentes en los nueve refugios. Tenerlo en su Asociación incrementaría su reputación por mucho.

Sin embargo, Nial no era alguien que aceptaría a una persona solo porque fuera prominente o poderosa. Su instinto tenía que ser justo el adecuado para hacerle sentir cómodo aceptándolo.

Aún Nial no estaba seguro de qué pensar sobre Melheim Zorn, algo que el joven se dio cuenta.

—¿No quieres que me una? Esperaba que te alegraras y te arrodillaras suplicándome —bromeó Melheim, pero Nial solo se encogió de hombros.

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