—¡Maldición, no podemos entrar! Todo el distrito de dormitorios ha sido cubierto por un escudo de energía.
Aparentemente, esos cinco o seis estudiantes de décimo grado habían querido ver la diversión, planeando huir al distrito de dormitorios si la situación se ponía fea. Inesperadamente, el ordenador central no dejó espacio para que esos estudiantes lo aprovecharan, sellando directamente el área del dormitorio detrás de un escudo de luz. Ahora, la gente de adentro no podía salir, pero la gente de afuera tampoco podía entrar.
—Entonces ¿qué debemos hacer? —preguntó uno de los estudiantes, aterrorizado.
—¿Qué podemos hacer? Encontrar un lugar donde escondernos y esperar a que todo se calme para salir... El séptimo grado tiene unas cien personas menos que nosotros. Nosotros, los de décimo grado, estamos seguros de que ganaremos este gran combate a mano armada. Es absolutamente la elección correcta que nos unamos a este gran combate a mano armada.
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