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Capítulo 22: El gran anciano ha llegado

編輯: Nyoi-Bo Studio

La gente hablaba en el comité de ancianos.

—¿Qué está pasando? ¿Cuándo esta criatura maléfica entró en la frontera? ¿No estaba en la galaxia W?

—Parece que entró en el planeta hace solo dos horas.

—Diablos, ¿por qué eligió ese momento para volver?

—Parece que recibió la noticia del despertar de su alteza, así que...

—¿Qué? Un asunto de tanta importancia. ¿Qué imbécil lo notificó?

 —¡Parece que fue… el Ministro Yan!

Todos se quedaron inmóviles, y luego se giraron al unísono para mirar a Yan Xuan, que tenía en sus manos el aviso de entrada.

Las manos de Yan Xuan temblaron.

—Después de examinar la línea de sangre de su alteza, bajo estas circunstancias urgentes, notifiqué a cada uno de los vampiros dentro de las primeras cuarenta generaciones, así que…

El mensaje era en masa, y se olvidó de bloquear a esa persona.

La cara de cada anciano se oscureció al instante. El segundo anciano se levantó y se apresuró a decir:

—Cierra la capital de inmediato; no debemos permitir que llegue a su alteza.

—Demasiado tarde.

—¿Qué?

—Ya ha llegado a la casa de su alteza.

—...

El silencio fue como la muerte; todos se endurecieron colectivamente y salieron corriendo de la sala de conferencias juntos.

"¡Su alteza, debe aguantar!".

Mientras tanto, Yao Si miraba atónita al hombre que de repente había aparecido ante sus ojos y le sonreía como una flor.

—Oye, así que este es nuestro nuevo ancestro despierto —comentó caminando alrededor de ella en círculo, examinándola de arriba a abajo—. Qué linda.

A diferencia de otros vampiros que actuaban con reverencia y respeto, su actitud era libre y sin reservas.

—¡Hola! —lo saludó Yao Si extendiendo su mano; se sintió un poco incómoda por su mirada.

Sonrió aún más, haciendo que sus ojos y cejas parpadearan en una delgada línea. El promedio de buena apariencia de los vampiros ya era excepcional, pero era claro que era uno de los que estaba arriba del promedio. Por su sonrisa única, era como si toda la habitación hubiera florecido.

Alargó la mano y agarró la suya. Luego giró la mano de Yao Si, bajó la cabeza y besó la parte de atrás con toda devoción.

—Es un gran placer conocerla, mi alteza.

Todas sus acciones eran muy atentas, mientras que su grueso cabello dorado se esparcía por su espalda como rayos dorados.

—Ja, ja, ja. Gran anciano.

Yao Qian de repente recobró el sentido común. Un hombre se interpuso entre las dos personas con un paso largo y, separando sus labios osificados, le preguntó:

—¿Qué viento te trajo aquí?

—¡Ah, trece, tú también estás aquí!

El anciano parecía como si acabara de darse cuenta de la existencia de Yao Qian. Le hizo un gesto y continuó diciéndole a Yao Si:

—Oh, sí, su alteza, olvidé presentarme. Mi nombre es Qu Ze; soy un vampiro de la trigésima generación.

—No sabía que el gran anciano había regresado de repente, ¿fue por algo?

Yao Qian continuó bloqueando a los dos, con una expresión de enfrentarse a la muerte sin pestañear en su cara. Nunca debe dejar que ese hombre se acerque a su alteza.

—Ah, trece, ¿por qué estás tan tenso? —le habló Qu Ze dándole una palmadita en el hombro—. Puesto que también soy descendiente de los vampiros, ¿hay algo malo en que vuelva a visitar al ancestro?

—Ja, ja. Ahora que viste a la persona, gran anciano puedes volver.

—¿Por qué tanta prisa? —preguntó el recién llegado que siguió sonriendo a Yao Si—. Escuché que su alteza está buscando un mayordomo para que la lleve a pasear y se familiarice con las cosas de la galaxia. ¿Por qué no me consideran a mí?

—No hay necesidad —se escuchó el rechazo incondicional de Yao Qian antes de que Yao Si pudiera abrir la boca para responder—. El comité de ancianos ya ha decidido que ayudaré a su alteza a acostumbrarse a las cosas de la galaxia.

"De ninguna manera te dejaré hacerlo".

—Trece, no hay manera de que sepas más que yo.

Qu Ze lo hizo a un lado sin dudarlo, y continuó maniobrando ante Yao Si.

—Su alteza, ¿qué opina de mí? Sé mucho y parezco agradable a la vista, ¿qué tal si lo sustituimos por mí?

Yao Si frunció sus cejas. Sólo quería aprender un poco de sentido común, sin importar quién lo enseñara; no haría ninguna diferencia, ¿verdad? Además, a juzgar por la mirada estresada de Yao Qian, tenía la premonición de que ese supuesto gran anciano era poco confiable.

—No hay necesidad...

—De acuerdo, está decidido.

¡¿Eh?!

Se acercó y puso su brazo alrededor de Yao Si.

—Entonces déjame llevarla a conocer el planeta rojo en el lugar.

"¿Espera? ¡No estoy de acuerdo!".

—Nos vamos.

De repente sacó algo. Yao Si solo podía sentir los paisajes brillar ante sus ojos antes de que aparecieran rápidamente detrás de ella.

La voz de pánico de Yao Qian llegó a sus oídos.

—¡Su alteza!

Al momento siguiente, ya estaba de pie en un pedazo de bosque rojo.

—Vaya. Nunca hubiera pensado que este transmisor de partículas de verdad funcionara.

Qu Ze golpeó la pequeña caja en su mano con una ligera sorpresa, luego giró y la miró, sonriendo de nuevo como una flor.

—Su alteza, ¿le gusta estar aquí?

Yao Si no pudo recuperarse en un minuto. Después de un largo rato, empezó a recobrar el sentido común. Tras examinar sus alrededores, se dio cuenta de que se trataba de un bosque que era completamente diferente de los bosques que había visto antes. Las plantas rojas estaban por todas partes: algunas llegaban hasta el cielo, otras cubrían todo el terreno; incluso había flores brillantes que eran tan altas como la gente y también gigantescas y coloridas setas. Tenía la sensación de haber entrado en el mundo de los cuentos de hadas.

Ese lugar era realmente... ¡muy hermoso!

—Gran anciano...

—Su alteza, llámeme Qu Ze.

—Oh, Qu Ze, ¿dónde está este lugar? —preguntó ella.

Qu Ze asintió con la cabeza mientras sonreía.

—Sí, ¿dónde está... este lugar?

—...

La boca de Yao Si se retorció. "¡Así que no lo sabes!".

—Ja, ja, ja, no me malinterprete. El lugar al que fuimos transportados por el transmisor de partículas es aleatorio, pero la distancia es de doscientos mil kilómetros —explicó levantando la cajita que tenía en la mano—. En cuanto a dónde estamos con precisión, un detector de localización lo sabría, pero con la situación actual de su alteza, ¿no cree que podemos aprender mejor el medio ambiente de esta manera?

"¡Parece razonable!".

—Ahora que hemos llegado al bosque, permítame presentarle a su alteza las plantas más comunes del planeta rojo y otros asuntos que necesitan atención.

Yao Si asintió con la cabeza y escuchó con atención.

Qu Ze aclaró su garganta y comenzó a explicar con seriedad.

—Hay muchas variedades de especies de plantas en el planeta rojo. En términos relativos, se dividen en peligrosas y puramente ornamentales.

—Sí.

—Las especies que se han descubierto hasta hoy suman... —dijo, se detuvo como si pensara mucho, y luego continuó solemne—¡muchas!

—...

—Venga; mire eso de allá que es muy alto y como un árbol, sí... ¡Eso es un árbol!

—...

—La mancha en el suelo que parece hierba... ¡Eso es hierba!

—...

—Y los de allá que son redondos y altos son...

—¡Setas!

—Vaya. Nunca me hubiera imaginado que su alteza aprendería tan rápido.

"¡Aprender tu trasero! ¿Quién haría una presentación como tú? Ni siquiera tienes el maldito certificado de enseñanza a vampiros, ¿verdad?".

¿Por qué la llevó allí?

—¡Tengo ojos, gracias!

"Mientras no estés ciego, puedes adivinarlo, ¿de acuerdo?".

Inhaló profundo, empujando el ataque de ira hasta el fondo de su corazón, y luego se giró y miró a la gigantesca flor que tenía a su lado.

—Qu Ze, creo que esa flor de allí...

Desde que llegó, había visto que todas las plantas allí eran rojas en su mayoría, sólo que la flor era blanca. Fue sobresaliente a primera vista, en especial porque había crecido tan alto, bastante más alto que Qu Ze. Además, no tenía tallo ni hojas, solo una flor solitaria. Tal vez fue solo una ilusión, pero ella parecía haber visto cómo se movía.

—Su Alteza, ¿está interesada en esto? Es...

—¡Si te atreves a decir flor, te daré una paliza!

"Te he estado tolerando ya por un largo rato".

—Eh…

Qu Ze estaba estupefacto, pero poco después continuó sonriendo alegre.

—No sea así, su alteza. Debes creerme, en realidad estoy bien informado.

—Ja, ja…—se echó a reír; ya lo había experimentado.

—Estoy bastante familiarizado con este tipo de flores.

Caminó derecho junto a la gran flor y tocó su pétalo.

—Parece que la llamada "gula". Para ser exactos, no cuenta como una planta, sino como un animal.

¡¿Animal?!

—No puede ser movilizada por un largo período de tiempo, y su apariencia es similar a la de una flor. También le gusta fingir serlo, atraer a los animales, y luego con una sola mordida...

Antes de que pudiera terminar su frase, la flor que había permanecido en silencio a su lado bajó de repente su cabeza, abrió la boca y se tragó a Qu Ze entero. En su interior resonaban las palabras que no había terminado.

—Comerlos.

"¡Oh, mierda! ¡Oh, mierda! ¡Oh, mierda!".

—¡Qu Ze!

Yao Si se asustó, pero al momento siguiente, en esa situación de urgencia, se agarró a una de sus piernas con todas sus fuerzas.

—Estás loco de remate. Sabes que se come a la gente y te acercas a ella y la golpeas de todos modos.

Debe tener daño cerebral, ¡un cerebro totalmente dañado!

—Solo estoy haciendo una demostración para su alteza.

La mitad de su cuerpo ya había sido tragado dentro de la flor, pero nunca dejó de responderle.

—¡Su alteza vino a rescatarme en persona! Qu Ze se siente tan bendecido.

—¡Cállate!

Ahora Yao Si por fin se dio cuenta de por qué Yao Qian estaba tan estresado. Ese imbécil era un lunático.

—¿Puedes al menos luchar por un tiempo? No puedo aguantar más.

—Vamos, su alteza, la otra característica de la gula es que mientras se apodera de algo nunca lo soltará.

—...

"¡Te habría matado de haberlo dicho antes! ¡Te voy a tirar! ¿Estás tan contento de que te estén comiendo? ¿No puedes al menos tener un sentido de crisis?".

—Oh, su alteza, olvidé mencionarle otro punto. Nunca toques ninguna parte de la flor, de lo contrario...

Yao Si se quedó inmóvil, mirando fijo el pie que había puesto para apalancar sobre el pétalo.

"¡Diablos!".

Con el sonido de "ajuuu", en un abrir y cerrar de ojos, se reunieron dentro del estómago de la flor.

Solo ahora Qu Ze terminó de decir lo que no había logrado antes.

—Usted también será tragada.

—...