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⁠ᐷ Capítulo III

La vida de Naomi era tan perfecta que mentiría si digo que no sentía envidia de ella por eso. Deseaba ser parte de su familia, ser parte de la vida de Naomi de la manera que fuera.

Yo también quería ser perfecto.

Cómo ella, cómo su familia.

•|| Naomi Benet ||•

Mayo, 03.

18:45

El cuchillo fue ensartado en la tabla de madera donde se encuentran trozos de zanahoria cortados en rodajas perfectas, el sonido fue corto y sordo. Captó tanto la atención de papá como la mía al instante.

No a mucha distancia se encuentra mamá viéndonos fijamente, viéndome a mí, específicamente, así debe de ver un cazador a su presa antes de dispararle entre los ojos.

—Naomi, ven aquí. —Su voz es dura y firme, cómo sus rasgos rellenos de botox. Tiene una expresión de descontento más notoria que de costumbre, frunce sus cejas y apreta sus labios mientras me observa.

Me levanté dando pasos firmes hacia ella. Me mira del otro lado de la barra cuando me detengo frente suyo, su mirada es seca, carente del amor materno que se supone todas las madres tienen.

Creo que ella no lo tuvo desde un principio, a fin de cuentas, me ha parido por obligación y no por voluntad.

—Me dijeron que te vieron hablando con un hombre en el parque. —Comenta sacando el cuchillo de entre la madera de la tabla para cortar dejando una grieta profunda a lo largo de la misma, puedo ver las hebras de madera separarse lentamente.

Pueblo pequeño; lenguas largas. Esa es una regla no escrita de las comunidades de todo el mundo, entre más pequeño el pueblo, menos privada tú vida.

—Así es, hablamos en el parque. —Respondo frente a ella, no estoy haciendo nada malo, sólo hablo con alguien.

—Deja de hacerlo. —Ordena reanudando su corte sobre los vegetales pendientes a su derecha. —Eres una niña, apenas tienes dieciséis años.

—No estoy haciendo n-

—Cállate. —Ordena apuntando la hoja del cuchillo hacía mí, veo la punta afilada tan cerca que podría tocarla sin siquiera estirar mis brazos.

—No estoy- —Con el corazón en la boca y los nervios a flor de piel intento justificarme nuevamente, no he hecho nada malo, nunca he hecho nada mal.

—Naomi. —La voz de papá resuena dentro de mí causando un profundo escalofrío que recorre cada centímetro de mi espalda. —Di quién es.

—No sé su nombre. —Miento sin ningún peso en la conciencia. No es que me importe mentirles en la cara, diga la verdad o no, ellos son incapaces de creerme.

No soy más que una herramienta para su goce y entretenimiento, para ellos no valgo cómo persona, sólo vivo para complacerlos.

—¿No lo sabes? —Papá eleva una ceja en interrogativa, abandona su teléfono junto a la silla de caoba donde estaba sentado, se acerca a mí pareciendo tan imponente, tan superior.

—No, no lo sé.

—Naomi, te educo para que seas una princesa, no una miserable puta. —Dice colocando su mano en mi hombro el cual apreta con fuerza haciendo que rechine sutilmente causándome un tenue dolor.

—Sólo hablo con él. —Repito. —Nada más que eso… Además, mi amiga Ivonne también habla con él.

Aquél nombre causó que la mano de papá flaqueara en su agarre, a veces, me parece patético lo autoritario que pretende ser cuando sabe que quién tiene el control total aquí soy yo. Ellos podrán aparentar cuanto quieran, pero quién tiene el control de todo soy yo, dentro de estás cuatro paredes su autoridad no existe.

—¿Quién es Ivonne? —Interroga mamá mirándome con su dura expresión, ha bajado el cuchillo en algún momento de la conversación sin que me diese cuenta.

—La niña que Naomi ayuda con lenguaje. —Responde papá alejándose de mí y saliendo de la cocina, no sin antes tomar su teléfono.

—Deja de hablar con ese hombre. —Ordena mamá cortando un tomate en rebanadas con cierta agresividad; sin embargo, cada una de las rebanadas de de igual grosor y tamaño.

Lo hace a la perfección.

Todo aquí parece irreal, todo es tan perfecto que me enferma. Cuando todo llega a ser tan perfecto, sientes que deja de serlo, se vuelve aburrido y ordinario como lo fue en un principio. Todo lo que me rodea se basa en el inalcanzable e inexistente estándar de perfección propuesto por la sociedad.

Un inexistente estándar que debo alcanzar.

Si la perfección no existe, la creas. Esa fue una de las primeras cosas que mis padres me inculcaron cuando era una niña. Lo que no existe, lo creas.

No existen imposibles para la familia Benet.

La cena estuvo lista, conejo al vapor con vegetales y arroz. Algo bastante ordinario, cada fin de semana es una comida continental diferente, la comida china y española son las más populares por lo que comer pato o conejo es bastante común.

La cena transcurrió con normalidad a excepción de un ambiente más extraño de lo habitual. No tomé importancia hasta analizar bien la comida, es conejo.

Detuve la cuchara en mi boca unos segundos.

Puedo sentir ese ambiente de satisfacción en la habitación, esa satisfacción que un niño siente al culminar una travesura cruel, un crudo sentimiento de placer. Observo los muslos que están en mi plato, regordetes y jugosos, con un fantástico color marrón brillante que, junto con el olor, te hacen agua la boca.

Retiré la cuchara luego de tragar forzosamente la carne tierna y excelentemente sazonada. Hace un rato no ví a Bonnie, mi mascota, en su jaula. De hecho, no vi su jaula en el lugar de siempre: mi escritorio.

—Es Bonnie, ¿no? —Cuestiono al aire, se supone debe estar en su jaula dentro de mi habitación sobre el escritorio frente a la ventana, no en un plato hecho al vapor.

—Estaba algo gordo, perfecto para hacerlo al vapor —Responde mamá llevando un pedazo de carne de conejo a su boca. —. ¿Quedó bien?

A pesar de ser mi única mascota, la cual estuve criando desde hace dos años, dándole comida, agua, jugando con él y limpiando su jaula…

—Esta muy rico. —Respondo comiendo otro trozo de carne junto con arroz, ya no importa si era mi mascota, ahora es sólo una cena más.

No quita el hecho de que no sea la primera vez que lo hacen.

•||•||•

21:50

Efectivamente, la jaula de Bonnie está vacía, limpia y guardada en mi clóset. Cómo si no hubiera existido. Cerré el clóset, cómo ignorando la atrocidad que se dio lugar hoy en la cocina.

En lo que concierne a ésta familia, ése conejo no existió.

Me senté en la cama para introducirme al miserable mundo de internet y ver qué ha sucedido en las últimas horas, nada, como es de esperarse.

Voy a mi perfil de Facebook y busco a una persona en particular entre mi lista de amigos: Ivonne González. Reviso sus fotos y publicaciones, nada fuera de lo normal que esperarías de la aburrida y golfa Ivonne.

Una notificación saltó a la pantalla, es de Messenger, es un mensaje de Ethan.

Ethan.

Lo tengo, ¿Nos vemos mañana?

21:50

Tú.

Claro, nos vemos en la cafetería.

21:55

Ethan.

¿A la misma hora?

21:55

Tú.

Sí, a la misma hora.

21:56

Salí del chat, pero había un mensaje en la bandeja de solicitudes. Usualmente son imbéciles a los que puedo sacarles dinero con un par de palabras bonitas. Así que pulse para entrar.

Efectivamente es un imbécil; Sin embargo, es uno más importante que el resto.

Dominick Grossman.

Hey.

22:01

¿Aceptar solicitud de amistad?

Si. No.

Acepté la solicitud, Dominick es un poco estúpido, pero es más importante para mí de lo que cree.

Tú.

Hey

22:04

Dominick Grossman.

¿Estás bien?, Llevo un par de días sin verte en el parque.

22:04

Tú.

Oh, si.

22:05

Los exámenes finales consumen todo mi tiempo.

22:05

Dominick Grossman.

¿En serio?, ¿No te gustaría salir cuando estés más libre?

22:07

Cada día que pase desde ahora, es un día menos en éste lugar, Dominick no lo sabe, pero me sacará de aquí.

Tú.

No creo poder

22:07

ᐷDominick Grossman.

¿Por qué?

22:08

Tú.

Te lo cuento después, debo ir a dormir.

22:09

Mañana es mi último parcial, luego haré mis exámenes de ingreso.

22:09

⁠ᐷDominick Grossman.

¡Espero me cuentes mañana!

22:10

Mucha suerte en tu examen.

22:10

Tú.

Gracias, buenas noches, Grossman.

22:11

⁠ᐷDominick Grossman.

Buenas noches, Benet.

22:11

•||•||•

Mayo, 04.

Sarah's Cafetería.

10:11

—¿Cómo lo conseguiste? —Pregunto mirando el vídeo que tanto tardé en conseguir. Frente a mí está Ethan, tímido, como siempre. Eso lo hace ver patético, detesto a las personas patéticas.

—Cobré un par de favores. —Responde bebiendo de su café. Su cabello rojo cubre sus ojos y parte de su nariz por lo que no sé que ve exactamente.

—Me alegra que lo hayas hecho. —Respondo.

El vídeo no es la gran cosa, no en una ciudad grande, pero aquí, aquí esto vale oro. Dura veintitrés minutos donde se ve a Ivonne teniendo sexo con tres hombres; Los cuadros mayormente son de penetración y algunos que otros de su cara y cómo pide más como la perra que es.

Las gotas de sudor en su rostro; la saliva deslizando por la comisura de sus labios; sus ojos lagrimeando y esa boba sonrisa de estúpida, me aborrece verla.

Me da asco.

Miro a Ethan contenta una sonrisa de oreja a oreja es una gran manera de confirmarlo, ha hecho mi vida más fácil con esto. Como un trozo de mi pastel de vainilla y fresa mientras comienzo a pasarlo a mi celular a través de Nearby, rápidamente lo veo cargar.

—Y… ¿cómo va todo? —Pregunta indeciso, su voz es bastante exasperante por lo indecisa que es.

—Excelente gracias a ti —Respondo con una sonrisa amigable, sus mejillas se sonrojan casi igual que su cabello rojo. —, ¿a ti como te va?

—Me va bien, ya tengo el dinero suficiente para comprar un departamento fuera aquí. —Responde alegre jugando nerviosamente con su suéter gris, es mucho más grande que él, dos o tres tallas más.

—Me alegro, ha pasado mucho desde que comenzaste a reunirlo. —Comento, una notificación me avisa que se ha pasado exitosamente el vídeo.

Si esto no me garantiza una fuente más de ingreso, al menos, tendré el confort de hundir hasta el fondo a Ivonne. Desearía verla tirada en la calle, vendiendo su privilegiado cuerpo para vivir.

Si, eso sería bueno.

—Sí, ya casi cuatro años de eso. —Responde bebiendo su último trago de café, por otra parte, yo me encuentro comiendo el último trozo de pastel.

—Demasiado tiempo, ¿quién diría que trabajar en un supermercado pagaba tanto? —Comento viendo los nervios a penas perceptibles en su cara.

—Si, hacía muchos tiempos extras y turnos dobles. —Responde con su voz temblorosa. Ethan es como un chihuahua, tembloroso y pequeño. La única diferencia es que el chihuahua intenta defenderse, mientras el sucumbe ante la presión.

Él no lo sabe, tal vez nunca lo sepa, pero ese dinero lo ganó gracias a mí, y si no se cuida lo perderá gracias a mí también.

—Si, no sabía que hay un super mercado de veinticuatro horas aquí. —Puedo ver cómo comienza a sudar, quizá haya entrado en pánico rezando porque no indague más. —Quizá sea el que abrieron cerca del centro.

—Sí, sí, en ése dan turnos dobles, también trabajo allí. —Responde, el mesero llegó con la cuenta, Ethan pagó todo sin problemas.

No abrieron ningún super mercado cerca del centro.

Afuera el clima es agradable, más frío y no tan acogedor cómo en la cafetería. No tiene nada de malo, pero prefiero los sitios más desolados y no tan acogedores. Ethan parece querer decir algo, pues está en completo silencio desde que salimos.

—Dilo.

—… Naomi, ¿puedes hacer algo… por mí? —Pide. Su indecisión me desquicia, es tan patético que me dan ganas de empujarlo a la calle y dejar que lo atropellen.

—Claro. —Responde esperando su petición.

—¿Puedes borrar mi video? —Pide, siento la esperanza en su voz, el vivo anhelo de un "sí."

—Claro que puedo —Respondo sonriéndole, puedo ver cómo se llena de esperanza, como sube su felicidad hasta las nubes. Lo malo de sentirse tan bien, es que cuando la realidad te abre los ojos, caes con fuerza hasta el suelo. —Pero, ¿qué me darás a cambio?

El desconcierto en su cara era invaluable, ¿qué pasa Ethan?, ¿la vida no es color de rosas?

—Te dí en video de Ivonne. —Responde firme, por primera vez desde que lo conozco hace ya trece años. Niego con la cabeza mientras sonrió, el camino a casa es cada vez más divertido, atormentar a Ethan realmente me hace el día.

—Por eso no le diré a nadie que trabajas en un club clandestino. —Su cara perdió el poco color que le quedaba, mientras el desconcierto se apodera de su rostro.

Su maquillaje negro parece correrse un poco con su sudor, puedo ver cómo las gotas transparentes y, seguramente, saladas caen por sus mejillas hasta su mentón dónde finalmente llegan al suelo.

—Eso es mentira.

—Dolly... buen nombre para un prostíbulo. ¿No crees que todos se enojarían si toda esa diversión se acaba por tu culpa? —Su mirada flaquea, no puede ni verme a los ojos. —No te preocupes por eso, no diré nada, me has pagado con el vídeo de Ivonne. Preocúpate por tu vídeo, ¿con qué me pagarás?

—Te daré mil. —Responde decidido.

—¿Mil?, ¿eso vale tu reputación?

—Dos mil. —Sube la oferta en espera de salir victorioso.

—Tu familia sabrá lo desviado que estás. —Susurro con una amable sonrisa, cómo un beso de muerte voy envenenando sus sentidos lentamente.

Volviéndolo loco de a poco.

Cruzamos en una esquina después de tantas calles para acercarnos a mi casa, dónde me espera mi infierno. Ethan traga con fuerza, haciendo un ruido bastante notorio; el sudor cae por sus mejillas y el maquillaje de sus ojos se comienza a correr aún más.

—¿Y bien?

—Cinco mil. —Aumenta.

—¿Eso vale tu secreto?, la zoofilia es un delito grave, por no decir asqueroso.

—¡Te lo daré todo! —Chilla. —Sesenta mil, son como cuatro mil dólares, ¡¿eso te basta?! —Su voz es cada vez más tenue, debe sentir como sus sueños son apuñalados uno a uno, el camino acabó.

Llegué a mi casa.

—Perfecto, págame mañana —Comento acercándome para simular despedirme, acerco mis labios a su oreja con la más pura intención de dañarlo. —. Bien, lo hiciste bien, maldito asqueroso.

—Adiós, Naomi. —Se despide, puedo ver las lágrimas cayendo de sus ojos, las misma corren su maquillaje mientras camina cada vez más rápido hasta el punto de correr. Alejándose desesperadamente del monstruo.

Pobre diablo, me lo traje al infierno también.

•||•||•

Una de las cosas que más curiosidad de daba de Naomi, era su manera de retorcer la verdad sin volverla una mentira. Lo hacía de la misma manera que retorcía la mente de las personas para tenerlas a su favor.

¿Qué tan infeliz tiene que ser una persona para hacer eso?