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ᐷ Prólogo.

—No estás bien, Dominick —Sentencia Víctor arrastrando la silla que permanecía pegada a la mesa para sentarse y hacerme frente, cosa que ha estado evadiendo desde que llegó. —. Sé que sentías algo por ella, pero deberías aceptar o, al menos, hacerte a la idea de que no va a aparecer.

—Lo hará. —Aseguro dando un trago a la cerveza que ha estado humedeciendo la madera de la mesa con gordas gotas de agua helada. La mirada de Víctor expresa lástima y empatía, esa patética mirada de pena sólo provoca que aprete sutilmente el bate debajo de la mesa.

Un buen bate de béisbol que compré específicamente para ésta ocasión, cómo si fuera una botella de champagne para la inauguración de una embarcación. Algo esencial para hoy.

—Ella aparecerá. -Susurro con suavidad dando otro trago a la botella, el último al parecer. Se ha terminado. —Va a aparecer.

—Eso no va a pasar. —Asegura mirándome a los ojos con una mirada suave. No merezco su lástima.

—¿Cómo estás tan seguro de eso? —Pregunto, apartó su mirada hasta sus manos las cuales juegan entre sí con aparentemente, y nada disimulado, nerviosismo. Eso me hace sentir nervioso también. —¿Por qué crees que no aparecerá?

—La policía canceló la búsqueda —Confiesa provocando una brusca mirada de mi parte, lo miré directamente a los ojos en busca de una explicación más concreta. —. Dijeron que ha pasado mucho tiempo desde que desapareció, así que, ya no están buscando una persona sino a un cadáver.

—¿Qué? —Trago en busca de reprimir una sonrisa, dicha acción no pasó desapercibida para la otra persona en la cocina. Víctor me miró con cautela mientras se levanta de la silla.

—¿Por qué te ríes? —Pregunta con tanta desconfianza, cómo si de un criminal se tratase. Mi espontánea reacción a la noticia parece haberlo alertado a tal punto de asustarlo, parece una presa frente a su depredador justo ahora.

¿Qué estará pasando por esa atormentada mente suya en éste momento?

—No lo sé —Respondo, repitiendo su acción, me levanto con bate en mano provocando miedo en él, su escuálido cuerpo parece tomar una posición defensiva: ambas piernas separadas, listo para huir. —, ¿tú por qué crees? —Me acerco a él quien retrocede rápidamente.

—Detente. —Pide mirando la puerta principal de la casa haciendo estúpidamente predecible su siguiente movimiento: Huir.

—Ni lo pienses. —Advierto

—¿O qué? —Cuestiona con hostilidad. —¿Me harás lo que le hiciste a ella?

—Según tú, ¿qué le hice? —Cuestiono.

El silencio invadió el lugar, no hay pruebas de haya hecho algo y lo sabe. La mirada en su rostro sólo describe temor y desconfianza mientras observa con atención la supuesta arma en mis manos. Sonrió con sorna al verlo sucumbir ante el pánico, sudando, en absoluto silencio y seguramente con el corazón en la garganta.

—No —Su voz se ha desnivelado a un tono agudo e inseguro haciendo resaltar el temor que corre por su cuerpo justo ahora. —... no lo hagas, Dom.

Ni bien termina la palabra comienza a correr hacia la puerta principal, lo sigo, no creo que llegue demasiado lejos con la puerta cerrada.

El silencio abrumador es roto por el tintineante sonido de la cerradura al chocar contra el tope de la puerta; Por otra parte, Víctor, presa del pánico, no emite ruido alguno más que ese sonido tintineante al intentar salir para pedir ayuda.

¡Lo haré!, ¡realmente lo haré!

Alzo el bate sobre mi cabeza, lo sujeto fuertemente sintiendo como el aluminio se calienta bajo mis palmas, la vívida sensación de arrebatarle la vida a alguien está a la vuelta de la esquina. Un movimiento y sentiré todo aquello que la mayor parte de la población no ha experimentado, una sensación prohibida.

¡Mataré a mi mejor amigo!

Dejo caer mi fuerza junto al bate que impacta en la parte posterior de su cabeza, un sonido metálico resonó en la casa, tendré que justificar eso con los vecinos más tarde. Víctor cae al suelo retorciéndose con violencia, manchando con gruesas gotas de sangre el mármol del suelo; Sus extremidades no paran de retorcerse mientras mira todo con una espectacular mirada.

Aquello que sus ojos veían eran su muerte, ¿así se ven las personas antes de morir? Deja de sacudirse; sin embargo, aún veo como respira con rapidez, cómo intenta aferrarse a la vida con grandes bocanadas de aire.

La sangre brota rápidamente de la herida abierta en su cabeza, un oscuro charco de sangre se forma alrededor con rapidez.

Lucha para volver a sus sentidos, su vida depende de eso.

Elevo el bate nuevamente y lo dejo caer sobre su frente, la sangre salpicó sobre mí, sobre mis cosas, sobre las paredes... no es suficiente, no lo es. Otro impacto esparció más la sangre, pero lo muere, se aferra a la vida con tanto afán, con uñas y dientes.

—... para —Sus dientes rotos junto al mar de sangre que sale de su boca hacen difícil entenderlo. Aferra sus manos a uno de mis tobillos como suplicando por su vida. —, Dom.

Elevo el bate nuevamente viendo las lágrimas salir de sus, a penas visibles, ojos. La sangre cubre su rostro; los latidos de mi corazón retumban en mi cabeza; Mis manos temblorosas sudan frío al bajar finalmente el arma, un particular sonido de fractura causó un profundo escalofrío en mi columna.

Puedo ver cómo la sangre brota a mares al rededor de los bordes del bate, le he roto el cráneo a Víctor. Ha muerto.

Lo maté, lo hice.

Me dejé caer al suelo para ver la atrocidad que he hecho, la sangre y su abrumador olor a hierro inundan mi hogar. Víctor está inmóvil a aproximadamente medio metro de mí. Sus ojos me perturban, parecen estar viendo a la nada, están vacíos, carentes de vida.

Definitivamente son los ojos de un cadáver.

Otro profundo escalofrío recorre mi espalda al sentir una pesada mirada sobre mí. Ahí, en la puerta del baño, se encuentra aquella chica que han dado por muerta, mirándome fijamente con una pequeña sonrisa de satisfacción en sus labios.

—Vuelve adentro. —Ordeno frotando mi rostro con frustración.

¿Qué haré con el cuerpo?, no puedo tirarlo al río, lo encontrarán tarde o temprano. Llevarlo al bosque sería buena idea, pero lo encontrarían en cuestión de días.

Aquella mirada sigue allí, una mezcla entre diversión e intimidación. Una mirada fría y, a si vez cálida... si le pones la suficiente atención notas que todo en ella se contradice. Veo como se adentró en el baño, lugar donde se ha escondido desde que Víctor llegó a ésta casa, su tumba. La puerta se cierra dejándome nuevamente solo con mis pensamientos.

Tres golpes en la puerta del baño llaman mi atención a los segundos, observó como una hoja de papel se desliza por debajo de la puerta. A pasos torpes me acerco para leer lo que tiene escrito.

La hermosa letra de Naomi está trazada en el papel, pero lo que escribió es algo bizarro. Sé perfectamente que quiere decir con eso.

¿Sabías que los cerdos son omnívoros?

Naomi es hermosa, lo suficientemente para gustarme y ser parte de mis fantasías, pero me aterra.

Su personalidad me aterra.

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Les haré una pregunta, ¿cómo creen que llegué aquí?