Fu Hanzheng soltó una carcajada alegre cuando escuchó lo que ella dijo.
—Es la semana de la moda aquí, ¿quieres algo?
—No gracias, ya tengo demasiada ropa en casa.
Gu Weiwei le rechazó rápidamente. Tenía tanta ropa que incluso podría abrir un centro comercial.
—Te compraré lo que me guste. —dijo Fu Hanzheng.
Gu Weiwei sabía que mientras él estuviese de viaje de negocios, nunca volvería a casa sin regalos. Por eso no le dijo tampoco que no trajera nada.
—Acabo de escuchar de He Chi que Fu Shiyi no está en buen estado. Te dije que no lo castigaras tan duramente y no me escuchaste.
Fu Hanzheng no se sentía culpable por el castigo en absoluto. —Si no tuviera el apellido Fu, le habría ido peor que eso.
—…
Gu Weiwei no necesitaba dudar de que si Fu Shiyi y Fu Shiqin no hubieran sido sus hermanos, hace tiempo que se habrían ido.
—Me doy cuenta de que piensan que soy un hombre al que se le puede intimidar fácilmente, así que se están descontrolando. —dijo Fu Hanzheng.
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