Un nuevo rumor circulaba por todo Between, desde la llegada de los esposos, el rumor trataba que ellos buscaban emparejar a su hijo mayor suponiendo que tenían uno, con un buen omega de clase alta, pero las cosas dieron un giro inesperado al darse cuenta que buscaban a la omega que vivía en la sala masculina de omegas dominates, pensaron que ella era la elegida sin embargo ella los llamó mamá y papá. Si bien después de enterarse todo el salón masculino, discretamente observó a la familia, y notaron que aunque ella fuese una chica bajita y delgada poseía rasgos de ambos hombres, en especial la mirada fría del rubio pero con el tono grisáceo del pelinegro.
En tantos años de pasarla sin ellos, por primera vez conocería a sus hermanitos y saldría con su familia a dar un paseo por la ciudad, después de recuperar fuerzas, ambos padres pidieron algunos días para estar con ella, al ser benefactores del internado no podrían negarselos .
Parecía una escena irreal, que muchas veces imaginó en esos años, sus padres y hermanos reunidos en una mesa, no era más un sueño, su cumpleaños trajo una verdadera sorpresa para ella, una que la hizo muy feliz.
En un pequeño pero refinado restaurante, la familia estaba reunida tranquilamente.
— ¿Segura que eras bien? Aún estás algo pálida —. Masha preguntó preocupado por ella.
— No, de verdad estoy bien.
— ¿Hay algo en especial que quieras hacer hija? — Morgan la miró esperando su respuesta.
— N-no lo sé, estoy muy feliz que no tengo hambre, ¡los extrañe tanto!
— Nosotros también te extrañamos demasiado, a nuestra pequeña Morgana —. Ambos adultos hablaron al unísono.
Tres pares de ojos curiosos miraban muy atentos la escena, rubios, peqeños muy lindos con mejillas gorditas, que no tenían mucho parecido en ella, a pesar de verla desde hace 7 años, hubo un lazo fuerte que los unió, su lazo sanguíneo era realmente fuerte, a penas y se conocían pero al verse, reconocieron un aroma familiar que indicaba que debían protegerse.
— Ellos ¿No hablan mucho ?
— Usualmente son demasiado ruidosos, pero supongo que quieren darte una buena impresión —. Habló el rubio animadamente.
— Mis hijos son tan lindos, ¿cierto Morgan? — Mafha no podía ocultar cuán feliz estaba.
— Cierto, nuestros hijos son maravillosos. Mi pequeña Morgana aún eras una niña cuando te dejamor ir, mirate eres toda una mujercita — Morgan su padre alardeaba de su linda hija si parar.
Era lo que necesitaban, verse, tenerse de frente, eran una familia que por años no pudo reunirse, pero al final pudieron hacerlo. Morgana estaba encantada con los trillizos, jugando y respondiendo tantas preguntas que venían de ellos, sus padres sólo podían verlos tan felices, orgullos de haberlos tenido.
Muchas pláticas surgieron en el restaurante, salieron de allí para seguir paseándose por toda la ciudad, tomando fotos de los hermanos, de su familia junta. El día no era eterno y tenían que disfrutarlo.
***
Dejaron a Morgana de vuelta en Betwen, la visitaron el próximo de semana, para despedirse y pasar más tiempo con ella y sus hermanos.
En el transcurso del camino la parejo habló un poco, los trillizos se durmieron fácil, al llegar a donde se estaban hospedando, acostaron a los chicos, mientras ellos tomaron un baño y se acomodaron en la cama.
Morgan se recostó en el regazo de su marido.
— Sabes ella me preocupa, por cómo la encontramos.
— Igual a mi, se que ella es inestable pero... Hay algo que no está bien.
— Escuche algo de los chicos mientras estábamos ahí, hay un alfa que al parecer es su novio.
— Ella nos mencionó algo parecido, pero estaba muy nerviosa para decirlo bien.
— No me molesta que tenga un novio, pero quiero conocerlo antes de irnos.
— Yo igual, es nuestra niña no quiero dejarla en manos de un idiota.
— Era una pequeña y tímida, pero tiene amigos que se preocupan por ella.
— Estoy feliz que no esta sola, debemos saludarlos la segunda vez que nos reíamos con ella.
— Me parece una buena idea cariño.
— No hicimos lo correcto hace años, ella está lejos de nosotros, pero a crecido bien y hermosa.
— Me diste una hija preciosa, te amo —. La debilidad de Masha eran los momentos donde Morgan su esposo decía tales palabras, el rubio sonrió y se dieron un beso.