Tres varones; un alfa y dos gemelos omega, mirándose entre si, como si sus mentes estuvieran conectadas, teniendo el mismo pensamiento "¿Cuál será su regalo de cumpleaños?". La conocían lo suficiente apara saber que le gustaría, pero eran indecisos.
— ¿Será buena idea un par de libros? —. Habló Pether primero.
— No, eso le dimos el año pasado —. Viktor interrumpió.
— ¿Un perfume? —. Vincent habló, tratando de recordar que no le habían regalado con anterioridad.
— Es una buena opción, pero pensemos en otras —. Pether pretendía que dieran más ideas.
— Compraremos un pastel de mocca, le gusta ese sabor —. Su gemelo y el alfa asintieron.
— Podríamos darle una horquilla para el cabello con un diseño de flores.
— Es buena idea, ella ama las flores.
— ¿Un pastel y una horquilla? — Pether no estaba convencido por completo.
— Le encantará, no es una persona presuntuosa —. Intervino Vincent.
— ¡Bien! El viernes iremos a la ciudad para comprar las horquilla y el pastel, dejaremos el pastel guardado en la cafetería como hace dos años y el domingo celebraremos su cumpleaños —. Viktor planeo todo y los demás estuvieron de acuerdo
***
Un matrimonio de 20 años, es fuerte, estable, y por experiencia las dos partes, saben como resolver los problemas, sin tener grandes peleas... Eso en realidad es una descarada mentira.
Un rubio y un pelinegro, viéndose fijamente sentados de frente, el rubio de nombre Masha tenía el ceño fruncido, mientras que el pelinegro de nombre Morgan mantenía su cara neutra. La pelea entré el matrimonio era solo por la tonta razón de elegir el día el cual visitarían a su hija por su cumpleaños.
— Llegaremos el domingo —. El rubio habló firme.
— Morgan suspiro —. Si llegamos el domingo, es posible que lleguemos durante la noche y los trillizos no se quedan quietos —. El pelinegro habló calmado.
— Maldita sea Morgan, es tu hija, ¿no quieres verla? Cumplirá diecisiete años —. Masha estaba a punto de perder la poca paciencia que le quedaba.
— Claro que quiero verla, hace años que solo la veo por una simple pantalla. Piensas que no quiero verla, abrazarla, o ver su rostro como antes.
— Morgan...
Era una simple pelea al inico, solo tenían que elegir un día para llegar de sorpresa, pero el ambiente cambió por el comentario de Masha, al contrario de su esposo el mostraba sin pena el afecto por su hija, en cambio Morgan era reservado con las muestras de afecto, cuando se trataba de su hija, tenía la manera sutil de ser cariñoso con ella. Masha la abrazaba, besaba y jugaba de una manera afusiva y llena de energía, él la había dado a luz después todo. Morgan no sabía cómo ser padre al igual que su esposo, pero parecía que Masha tenía un talento natural para serlo, no fue hasta que una ocasión su pequeña bebé había quedado a su cuidado, la tomó en sus brazos arrullandola, tenía una piel suave, lindas mejillas regordetas y rosadas, no tenía cabello, pero sabía que no sería de rubia cabellera, cuando creyó que ella dormía bajo su mirada y vio dos ojitos grises verlo, una manita muy pequeña tomó uno de sus dedos y sonrió, fue la primera vez en su vida que sintió algo tan fuerte y maravilloso, desde esa ocasión él tenía la forma de darle amor a su hija, porque sabía que ella era una mujer que podría darle amor aún siendo introvertido.
— No pienso pelear por eso Masha.
— Lo siento. Se que no debí decir eso.
— Compré los boletos del sábado, solo debemos empacar —. Miro su reloj —. Son las seis, iré por los niños a casa de mis padres.
— Esta bien.
Masha no dijo más, era una pelea que no valía la pena, sabía que Morgan se había ido para despejar su mente, cada vez que los niños vi sitaban a sus abuelos, personalmente los traían a su casa. Luego de una hora, llegó su esposo con sus hijos, cenaron, bañaron a los tres, y los pusieron a dormir.
— Acerca de esta tarde, en verdad lamento haber dicho eso, pero estoy emocionado de verla otra vez, mis emociones son demasiado fuertes.
— Se que eres emocional, pero igual la extraño, tiene hermanos que ni siquiera conoce, no quiero que ella piense que no la amamos.
— Nuestra visita será una sorpresa. En realidad la necesitamos mucho y creo que nuestra hija también necesita de su familia.