El trio de amigos, tenían lista la sorpresa de cumpleaños de su mejor amiga, sus regalos listos con un lindo empaque floreado color menta, al ser un fin de semana con la ayuda de su Selene podrían salir sin problemas y disfrutar del día especial de Morgan. Todos tenían en cuenta que ella solía levantarse algo tarde los fines de semana, para tener mayor impacto en la sorpresa, los tres chicos fueron a los 8 de la mañana para cantarle feliz cumpleaños. Parados en la puerta, Viktor dio un leve toque a la puerta esperando algún sonido dentro para entrar, no se escuchó nada, miró a su gemelo y a su otro amigo, dando la señal para entrar.
Abrieron la puerta de golpe, listos para cantar la alegré melodia, en cambio quedaron en silencio, Pether tenía sus ojos en llamas de ira, toda la habitación de su amiga, tenía el olor de feromonas que no pertenecían a un omega, el reconoció el olor de otro alfa dominante, los gemelos se aturdieron ante semejantes feromans, Pether les pidió salir de la habitación e ir con Marina la doctora.
La omega estaba completamente pálida, sus ojos hinchados y rojos de tanto llorar, claro que Pether no sabía la razón del porqué había llorado tan fuerte, su respiración era lenta, su estado era muy malo. La cargo, sintiendo la fiebre, mientras sentía el sudor de su amiga empapar su blusa, no corrió temiendo lastimarla, con pasos grandes apresurado la llevó a la enfermería.
Vio a los gemelos esperándolo en la entrada de la enfermería, Pether entró, mientras la doctora señaló donde debía recostarla, les pidió de manera amable esperar fuera unos momentos.
— ¿Ella estará bien? —. En la cara de Vincent la preocupación era evidente.
— Ya tardo demasiado en abrir la puerta, tenemos que entrar —. Viktor tenía ansiedad por saber el estado de su mejor amiga.
— No, no podemos, saben que ella es inestable con sus feromonas es arriesgado ir allí —. Pether sabía bien que ella tenía problemas con sus feromonas, maldijo Daniel por hacerle eso.
— Tienes razón —. Vincent confiaba en la palabra de su pareja. Al contrario de su hermano que más que ansioso estaba enojado por saber noticias.
Lo que pareció ser una eternidad para los omegas y el alfa, fueron dos horas de espera, Marina inyectó el supresor tratando de calmar el celo provocado ( A causa de las feromonas de Daniel), no tenía más opción que cambiar su ropa, limpiar su cuerpo, ponerle una bata y ponerle suero.
Se suponía tendrían un fin de semana largo y especial, su cumpleaños sería lleno de alegría, en cambio su plan se fue a la mierda, por culpa de cierto alfa que odiaba el trío, mientras él salió a la ciudad como era habitual, su amiga tenía que estar en la enfermería recuperándose por su culpa.
La tarde había caído, los tres seguían allí esperando a que despertará, después de casi darse por vencidos creyendo que despertaría al siguiente día, alegrados observaron a Morgan abrir sus ojos.
— Yo... ¿Qué hago aquí? —. Su voz era apenas audible.
— Te encontramos así este mañana —. Pether habló primero.
— No recuerdo —. Aún estaba perdida de las cosas que le había hecho Daniel.
— ¿Quieres algo? —. En sincronía los gemelos preguntaron.
Morgan sólo pudo asentir, Vincent pasó un vaso con agua, ella lo tomó, tomó un sorbito pequeño su garganta dolia, tenía mucha sed así que bebió más agua con tragitos pequeños. Uno de los gemelos tomó su ropa, para llevarla a su habitación, aun estando un poco alejado de ella, el vaso callo al suelo, con las manos temblorosas, y las lágrimas en sus ojos, Morgan recordó todo lo del día anterior, sintiendose sucia. Un ataque de pánico por recodar el olor de quien se había proclamado su alfa, su dueño.
Pether la envolvió en sus brazos, mientas ella no paraba de temblar y llorar.
***
Los padres de Morgan junto con los trillizos, tenían una vestimenta formal luciendo elegantes y guapos, estaban listos para ver a sus hija, en el auto los trillizos lucían muy felices les emocionaba conocer a su hermana mayor.
Masha y Morgan, tenían planeado quedarse un mes, para pasar más tiempo con ella y pudiera convivir con sus hermanos.
Se suponía todo sería un buen cumpleaños lleno de sorpresas, en cambió no tenían la menor idea del maldito cumpleaños que había tenido su hija.