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CAPITULO TERCERO: LAS ATERRADORAS MAQUINAS DE LA TIERRA 26.

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Estaba muy asustado en ese momento. Todos aquellos desconocidos sonidos se sentían más cerca, sin pensarlo dos veces me dirigí al árbol más cercano. Allí en la pradera se encontraba un tronco caído. Me acerque a él y trate de divisar de donde provenía aquel horrible ruido. Entonces los vi.

Pasando por el bosque, se encontraban una maquinas que nunca en mi vida había conocido, tratare de describirlos como pueda; pero creo que será muy difícil:

Habían como cuatro maquinas. Dos de ellas eran Orugas gigantescas que se movían por medio de unas ruedas muy extrañas, como si fuesen ruedas y cadenas a la vez, sus cuerpos eran demasiado grandes y parecían ser muy pesados, su cabeza era gigantesca y sus ojos se encontraban en lo que parecía ser su bajo vientre; pero lo más interesante eran sus narices, eran largas y grandes. Parecían ser cañones antes que narices.

Acompañando a esas dos orugas gigantes, se encontraba lo que parecía un Ave hecha de metal, su pico no tenía abertura para la boca y volaba a una baja altura; pero era tan veloz que siempre tenía que volver a donde sus compañeros se encontraban. Sus alas eran de metal y no aleteaban al volar, llevaba consigo cuatro vainas de metal, las cuales se encontraban debajo de aquellas alas metálicas y el último era un Mosquito gigante que sobrevolaba por la zona, el cual tenía unas las alas similares a los del Ave; pero su cuerpo era distinto. Era un insecto verdoso, con una cola larga y gigantesca, su rostro era horrible y sus ojos eran cristalinos, al punto de que se podía ver que tenía una silla en su interior.

Sin oírla siquiera, Linnet se puso detrás mío y, antes de que profiriera un grito del susto que tenía, me tapó la boca.

- Shhh- me dijo en voz baja- esto que estas observando, John el escéptico Rumble, son las maquinas de la tierra, mundo o universo 26 y tenemos suerte de que hayan decidido traer su tecnología más arcaica para intentar destruirles.

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Tecnología arcaica había dicho la bella Linnet. Intente pensar detenidamente en ese dicho; pero el miedo y la sorpresa me lo impedían.

Aquellas cosas eran maquinas que nunca imaginaria ver, ni en mis mas alocados sueños. Cosas tan nuevas e inentendibles, como también temibles; pero, según la Exploradora de Grumsier, estas maquinas eran antiguas en el mundo de donde provenían.

Intente hablarle; pero no podía. Su mano apretaba muy fuertemente mi boca. Aun así ella hablo como si me hubiese escuchado.

- Recuerda que este mundo es uno de muchos y no existe ninguna regla o ley que diga que todos deban seguir la misma línea temporal, tú vivirás en el siglo diecinueve; pero hay otros mundos que se encuentran en el siglo veinte o en el siglo treinta ahora mismo, estas cosas vienen del siglo cincuenta después de Cristo

El suave; pero directo, murmullo de Linnet me dejo completamente paralizado. Mi pobre mente humana no podía comprender toda esta locura. Aun así lo intente. Sabía que no podía hablar; pero, al parecer, la Exploradora podía oír mis pensamientos. Razón por la que le pregunte mentalmente como era ese mundo del que provenían dichas maquinas. Ella sonrió, como si supiera que al fin la había entendido.

- El mundo del que vienen estas maquinas no te gustaría mucho John- me susurró- el universo o la tierra 26 es un mundo habitado por estas mismas cafeteras, hace muchos milenios atrás las personas de ese universo habían logrado grandes avances en sus descubrimientos, exploradores de la tecnología, no importaba si su planeta estaba en peligro ellos igual buscaban superar los límites de la ciencia dando como resultado bosques muertos y ríos contaminados, cuando descubrieron la forma de manejar el átomo sin que este les matase fue que sellaron su destino, con la energía atómica dándoles más seguridad para continuar con sus búsquedas fue que osaron desafiar a Dios, crearon la primer inteligencia artificial que se hubiese registrado en cualquier universo anteriormente, la llamaron Explorer; pero posteriormente se dio a sí misma el sobrenombre de El Emperador, aquellos hombres necios no sabían lo que habían hecho, cuando un sistema de búsqueda, que tu no podrías entender John, parecía tener una especie de malfuncionamiento, los hombres lejos de sospechar que podía tratarse de Explorer creyeron que eran otros de su misma especie, buscaron durante días el origen de la falla en sus avanzadas computadoras, hasta que pensaron que podía tratarse de una falla interna, fue entonces que Explorer les ataco, primero fue con sus propias bombas atómicas, posteriormente las centrales atómicas, que tenían en cada parte del mundo, tuvieron un repentino apagón; para después sufrir una horrible fusión nuclear, el nivel de radiación que había en el ambiente fue tal que para el mediodía siguiente todos los humanos habían perecido, después de eso Explorer decidió crear su propio mundo, en este habían maquinas de todo tipo la cual reconstruyeron el planeta a su imagen y semejanza, un mundo hecho de metal sin ningún signo de otra vida que no fuera la que Explorer hubiese creado, por eso le dicen el Emperador.

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Trataba de comprender todo lo que Linnet me había dicho; pero me era imposible, creo que nunca había estado confundido y mareado, como lo estaba ese día.

- Luego de eso su maquinaria creció al punto de que encontraron la forma de crear portales dimensionales, esta noche han traído maquinas casi obsoletas, son del siglo veinte o veintiuno, tratare de averiguar lo que pretende

Pensé si necesitaba mi ayuda; pero ella me miro, con cierta dulzura y comicidad a la vez, para luego agregar.

- Mejor que no hagas nada cariño, solo observa si quieres; pero no tienes chances contra él

- ¿Pero tú sí?- pude decirle, cuando me saco su fuerte mano de mi boca

- Claro que si, solo observa

Dicho esto, se sacó su enorme saco, para entregármelo después. Salto del tronco y fue caminando, de una manera bastante directa y hasta masculina, hacia donde se encontraban las maquinas, las cuales, al parecer, aun no se habían percatado de su presencia.

- ¡Explorer!- les gritó la exploradora de Grumsier a las maquinas- sabes que este no es tu sitio ¿Qué haces por aquí?

Las maquinas detuvieron su avance y el que tenía aspecto de insecto le habló, con una voz no humana y bastante metálica.

- LINNET DE GRUMSIER, EXPLORADORA DEL MULTIVERSO- dijo la maquina- NO ESPERABA ENCONTRARTE TAN PRONTO POR AQUÍ, ME ALEGRA MUCHO VERTE, ¿COMO SE ENCUENTRA GRUTSIE?

- Él se encuentra bien Explorer; pero tú no has respondido mi pregunta, ¿Qué haces aquí?

- SOLO OBSERVO EL BELLO PAISAJE QUE POSEEN LOS APESTOSOS HUMANOS LINNET, YA SABES, EL QUE ELLOS TAN FELIZMENTE DESTROZARON, PARA MEJORAR A LOS DE MI ESPECIE Y SACIAR SUS ANSIAS DE CONOCIMIENTO

- Me causa gracia ver que quieras deleitarte con un paisaje natural y para nada robótico Explorer, ¿acaso el Emperador se está debilitando al ver tanta vida orgánica y para nada artificial?- le preguntó Linnet con una sonrisa desafiante

- EN REALIDAD SOLO DESEO VER COMO ES ESTE LUGAR ANTES DE HACERLO COMPLETAMENTE MIO EXPLORADORA, PERO IMAGINO QUE ESO YA LO SABIAS

- Tu lógica es innegable Explorer, quizás por eso me agrada tratar contigo que con otros invasores; pero me sorprende que quieras tomar este mundo con esas chatarras oxidadas que tienes, pensé que traerías tus mas nuevos juguetitos

- EXPLORACION DEL TERRENO LINNET, SIN EMBARGO SÉ QUE NO NOS DEJARAS AVANZAR, ACTIVAR MODO DE COMBATE AHORA MISMO

- ¡Directo al grano como siempre Explorer!, por eso dije que me gusta tratar contigo, sabes las reglas de antemano- rió Linnet mientras se preparaba para el contra ataque.

Las maquinas empezaron su ataque, casi de inmediato. Las dos orugas dispararon su fuego destructor, por medio de sus narices con forma de cañón, el suelo había desaparecido; pero no había rastros de Linnet. Traté de contener el aliento cuando escuche un estruendo, era el arma de Linnet, al parecer si era un mosquete y le había disparado a uno de los ojos brillantes de la oruga.

- DICES QUE YO HE TRAIDO CHATARRA OXIDADA LINNET; PERO TU TIENES UN ARMAMENTO MAS ARCAICO QUE EL MIO, INCLUSIVE PARA ESTA EPOCA ESA COSA ES INUTIL- se burló Explorer

De pronto, una bola de fuego cayó cerca de donde estaba la espalda de una de las orugas. Esta entro en llamas y exploto en mil pedazos, destruyendo a su vez a la otra oruga que estaba al lado suyo.

- ¡INICIANDO MODO DE RETIRADA!, ESTO NO HA ACABADO EXPLORADORA DE GRUMSIER, ESTE MUNDO SERA PARTE DEL EMPERADOR EXPLORER

El ave metálica se retiro rápidamente y el insecto volador también. Linnet salió de uno de los arboles, con su mano en llamas diciendo.

- El factor sorpresa nunca se vuelve viejo, chico metálico

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El ruido, que estas maquinas provocaban, se había ido reduciendo de a poco, hasta que desapareció por completo, ya estando todo en silencio pude salir de mi escondite, para entregarle su saco verde y observe que la bella Linnet lo recibía colocándoselo. Con su sobretodo enorme puesto, ella poseía un aire de autentica Exploradora del Renacimiento.

A pesar de que estaba altamente interesado por observar aquella oruga gigante, mi apremio fue más el ver si Linnet estaba bien. Me acerque más a ella y no pude evitar preguntárselo.

- Linnet ¿ te encuentras bien?- le pregunté asustado

- Mejor que nunca varoncito apuesto- me dijo con una tierna mirada

- ¿Ahora que pasara con ellos?- le pregunté nuevamente

- Esos dos aun son un problema, pero me extraña el hecho de que trajesen esas maquinas arcaicas, aparte de que sabían de antemano que nosotros le detectaríamos, esto aun no tiene sentido- me respondió mientras se sujetaba el mentón en señal de estar pensando

- ¿Qué piensas hacer ahora Linnet?

- Me quedare por aquí e intentare investigar algo, de ser necesario tendré que estar en este universo durante toda la semana- me contestó, dejó de sobarse el mentón y me vio con verdadera emoción

- ¿Por qué dices que esta semana podría ser la última Linnet?- continúe con mi interrogatorio tratando de reprimir mis nervios

- ¿Recuerdas esos meteoritos que tanto investigaste John y que pasaran por el firmamento la próxima semana?, pues esas serán sus armas de destrucción masiva

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Me quedé duro, como una piedra, al escuchar eso. ¿Aquella lluvia de estrellas seria el final de nuestra especie?, sin saber que hacer a continuación, mis propias piernas me trasladaban hacia donde se encontraban los restos de esas orugas gigantes. Me acerque a una y con mucho cuidado la observe de cerca. Gran parte del metal tenía inscripciones militares. La que yo observe decían "propiedad del gobierno de los Estados Unidos" la oruga, al parecer, se llamaba "Sherman" y me hacía pensar en el hecho de que aquellas ex colonias Inglesas pudieran construir semejante tecnología era algo aterrador. En especial si considerábamos que gran parte de las ex colonias españolas y portuguesas también se habían logrado independizar ¿qué futuro nos esperaba a los miembros de este universo?

Linnet se acerco a mí y me dijo.

- Ya sea por cuestión de suerte o por el destino, creo que es bueno que te haya conocido John

- ¿Por qué dices eso Linnet?

- Porque ahora, con la autoridad que me conceden los Exploradores del multiverso, yo me quedare contigo, hasta que la lluvia de meteoritos haya terminado- aseguró ella con una voz de mando indiscutible.

Esta vez no sabía que más hacer y decir. Las incontables sorpresas me habían dejado totalmente aturdido; pero quizás el hecho de saber que compartiría mi casa con la bella Exploradora de Grumsier me dio fuerzas para sonreír y decirle.

- Siempre serás bienvenida Linnet, ahora, por favor, llévame a casa que necesito dormir un poco y algo me dice que tu también

- Creo que tienes razón, estoy muerta de cansancio lindo y es gracioso considerando que yo ya estoy muerta desde hace mucho tiempo atrás- rio ella haciendo que su rostro tomara una tierna expresión

- Tienes que explicarme eso Linnet- le pedí un poco confundido

- Algún día amigo, algún día- me aseguró ella moviendo sus manos en señal de darle poca importancia al asunto

Dicho esto me tomo del hombro y, antes de que pudiera decir algo, termine siendo tele transportado de nuevo a mi hogar. En donde me dirigí a mi cama; para dormir mientras Linnet seguía leyendo aquellos libros. No sé en qué momento de la noche ella se acostó a mi lado para descansar. Pero no se lo reprocho para nada.