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Habían pasado ya dos meses y medio desde el accidente de Sussy. Y para este momento la relación de USA y México había mejorado en demasía. A veces se sentaban en el techo solo para conversar, otras veces, simplemente se tocaban la puerta ( USA más que nada) para pedir el nombre de la canción o invitarlo a comer.

Los vecinos empezaron a molestarlos con los apodos de Grinch y Cindy Lu, siendo México quien les gritaba en "enojo" mientras que USA solo reía por esto. Él no sabía que para los demás se parecía al Grinch. Pero no le importó del todo, más bien, le había dicho al mexicano para que en Halloween ambos se disfrazaron de aquello, siendo la respuesta de México un no; ese día era especial para él ya que el día de Muertos se festejaba. Además de que él no usaría una falda ya que sus pequeños tendrían mucho frío. USA río a carcajadas por lo dicho.

Pero quizás fue aquella noche la que marcó un antes y un después.

Estados Unidos se hallaba tiritando de frío, maldecía a todo lo que se le cruzara en mente, su calefacción se había malogrado y él no era fan del frío. Aún si se hubiera cubierto con más de dos mantas, su cuerpo seguía sintiendo aquella brisa helada.

Y lo peor era que tenía trabajo por hacer y no podía concentrarse gracias a lo sucedido. Colocó más de 2 litros de agua a hervir, pero con el paso del tiempo estas se enfriaron y no le dieron más calor.

Así que allí estaba, en medio de su cama envuelto en mantas, con su laptop encima de sus piernas encendida y con el cuerpo temblando por culpa del frío.

— ¡Damnit/ Maldición! — Exclamó con enojo. Tenía una idea en mente, una tonta pero quizás sería su salvación de convertirse en un cubo de hielo. Apagó su laptop y la dejó por encima de su cama, se colocó sus pantuflas de perro — Eran las más cómodas para estas épocas — y agarrando sus llaves cerró con fuerza su puerta y se dirigió a la casa del mexicano.

Al principio pensó en irse con Sussy, pero ella era de tener el sueño pesado y veía muy complicado el que ella despertará para abrirle la puerta.

Su caminar se detuvo al verse en frente de aquella puerta ya conocida. Aún no podía creer que al inicio le tenía un enojo a aquella puerta, como si tuviera la culpa de que el tricolor colocara su música en volumen alto. Y ahora, la miraba con felicidad ya que el tocarla representaba recibir compañía del dueño de esta, de conversar aunque fueran unos minutos o tan solo de recomendarse música. Aunque al inicio México le dijo para comunicarse por WhatsApp, él se negó a esto ya que prefería tenerlo cara a cara que a través de una pantalla. Más que nada, el WhatsApp de ambos estaba lleno de enlaces de YouTube sobre canciones y uno que otro mensaje sobre Sussy. Y como olvidar que su galería yacía llena de algunas fotos y vídeos de Paquito que México le mandaba.

Respiro hondo dándose valor ya que un pequeño nerviosismo lo estaba invadiendo.

Y…

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— ¡No te voy a dar nada wey! No lo hagas, Paquito no… ¡Pendejo està recién lavado ese mantel! — Vociferó México mientras perseguía a su perro por la casa. Su mascota había jalado un mantel que cubría la panera que se encontraba en la cocina, está claro que Paquito tuvo que dar un salto mortal para alcanzarlo pero no había nada que esté chihuahua no pudiera lograr.

— ¡Hijo de la chingada espera a que te atrapé, hoy te dormirás en la cocina! — Gritaba México mientras trataba de meterse bajo su cama para poder jalar aquel mantel blanco que ya tenía manchas de suciedad mientras que su perro temblaba y le gruñía en represalia. Así era Paquito, un perro muy mimado, que cuando veía que no le daban lo que quería, buscaba la forma de cobrar venganza ¿Y por qué lo hacía ahora? Simple, México estaba haciendo palomitas de maíz para su noche de películas románticas de comedia; Paquito al verlo cocinar empezó a llorar para que le diera de comer lo que cocinaba, México le sirvió sus croquetas creyendo que tenía hambre, pero el perro solo ignoro su plato y siguió llorandole. Desde allí inició todo.

— ¡Wey ya, no seas así! — Empezó a llorar falsamente para que su perro detuviera su accionar. Paquito lo siguió ignorando y empezó a morder con fines de romper aquel mantel. — ¡Cabrón no, no hagas eso! — Exclamó horrorizado el mexicano al ver que aquel mantel de a poco iba rompiéndose. Y siguió así hasta que Paquito detuvo su accionar, mirando en dirección a la puerta, atento a cualquier movimiento. México aprovechó esto para acercarse y agarrarlo, pero Paquito estaba preocupado por otra cosa y con rapidez fue en dirección a la puerta para comenzar a ladrar.

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USA dió un brinco por la sorpresa cuando empezaron a sonar aquellos ladridos. Y sonaban feroces. Tanto él como Paquito habían mantenido su distancia, más que nada él ya que al parecer no era del agrado del perro. Miró con preocupación a sus pantuflas, no quería perderlas, eran sus mejores aliadas. Pensando en irse a su casa a cambiarse sus zapatos o tan solo esperar que aquella mini bestia no fuera tan cruel con él.

Better go change my shoes./ Es mejor ir a cambiarme los zapatos.

Pensó aún viendo sus pies. Dio unos pasos en retroceso para salir de allí, pero su plan se vio arruinado al ver que la puerta era abierta y un mexicano despeinado y con la ropa sucia lo saludaba.

— ¡Gringo, buenas noches! ¿Que te trae po--- Por qué tiemblas como chihuahua? — le pregunto al ver lo tiritar de frío.

Paquito y él no son tan diferentes.

Pensó mientras hacía pasar al de estrellas a su hogar.

USA suspiro de placer al sentir el calor de aquel hogar envolviendo su frío cuerpo. Pero esto no duró mucho, ya que un Paquito enojado empezó a ladrar de nuevo y a morder las pantuflas del de estrellas. Aquellas mordidas fueron las que le advirtieron el peligro que corrían sus pantuflas.

— ¡Paquito no, luego se te suelta el estómago y tengo que limpiar! — Rápidamente el mexicano estiró sus brazos para cargar al chihuahua, este solo miraba al estadounidense gruñendo; Estados Unidos frunció el ceño al ver el rechazo y solo le mantuvo la mirada. Fue una pelea de miradas como tal, pelea que México tuvo que interrumpir al recordar que tenía encendida la cocina.

— ¡Así que…! ¿¡Qué te hizo venir?! — Gritaba desde la cocina para poder ser escuchado por el de estrellas.

— ¡Mi calefacción murió! — Contestó de igual forma.

Observó con curiosidad la sala. Había una mesa y un sillón enfrente del mueble donde estaba el televisor. Había unos cuadros colgados, fotos donde aparecía el mexicano sonriendo junto a personas desconocidas a él. Logró identificar a una mujer como la mamá del mexicano, ya que el susodicho tenía el mismo color de ojos, un avellana claro, además de la hermosa sonrisa radiante que lo caracterizaba. También vio la foto de México junto a un perro y un cachorro en brazos, quizás fuera la mamá de Paquito, ya que en esta México aparentaba una edad de 19 años.

— ¡Aquí están las palomitas! N'ombre llegaste a las justas gringo, estaba por empezar mi "Noche de películas románticas de comedia" Lo sé, el nombre es muy largo, pero creo que es mejor a NOPERCO… Olvida que te dije ese nombre ¿Va? — Hablaba el tricolor mientras ordenaba su sofá con mantas y los recipientes de las palomitas. — Su asiento está listo, Sir. — Dijo de forma elegante invitando al de estrellas a sentarse en su sofá. USA bufó divertido al ser tratado así y siguiendo el juego, estiró un poco sus pantalones de pijama para hacer una reverencia. — Wey, te dije sir, no señorita.— Comentó México riendo al ver que el americano se había equivocado de saludo.

— … damnit./Maldición. — Dijo USA riendo al ver su error. Ambos hombres acomodaron como pudieron sus cuerpos en aquel pequeño sofá. Eran una bola de extremidades por aquí y por allá.

— So/ Así que… ¿Películas románticas? — Inició la conversación mientras veía al mexicano buscar alguna película en Netflix. Cabe aclarar que gracias al tricolor su pronunciación del español había mejorado un montón.

— Sep. He descubierto que son un buen remedio y desestresante.— El mexicano vio al de estrellas para así guiñarle con complicidad. — Eso sí, no te recomiendo verlas cuando tengas el corazón roto, hijole, tu mente te engaña en ese momento y en vez de reírte de las tonterías de los personajes lloras por ellos y su sufrir ¡Consejo de un cuate a otro!

— No soy fan del romance. Prefiero action and thriller movies, also mystery. — Aunque era raro el spanish-english que se manejaba, el tricolor ya se había acostumbrado a esto. Al final, era USA quién quería hablar en español y así como ahora, se olvidaba de la pronunciación de algunas palabras y no le quedaba de otra que decirlas en su idioma natal.

— Yo tampoco soy fan de este, prefiero las de acción y animación. Aunque soy más de ver series que películas, por eso es que he visto todas las novelas de mi ama… ¿Sabes qué? Mañana pondré las mejores canciones de las telenovelas de mi jefa, ya te digo yo gringo, estás juegan en ligas mayores con sus temones.

— But… ¿Novelas no ser romance?

— ¡Gasp! ¡No gringo, no es lo mismo! — Exclamó en indignación el mexicano.— No compares el romance de las telenovelas con el de las películas, son MUY diferentes. — Hablaba defensivo el mexicano. Y tenía sus razones, ya que él recordaba con cariño las horas de almuerzo con su mamá y la televisión. Y también las palabras de esta cuando él dijo que las novelas que miraba su mamá eran igual que las películas románticas con la diferencia que una estaba por capítulos y la otra en horas. Tremendo coscorrón se llevó por parte de su madre querida y el sermón que recibió de esta.

— ¡Ok, ok, yo entiendo!— Exclamó el de estrellas al ver que el mexicano saldría con toda una explicación del por qué las telenovelas y películas románticas no eran iguales.

— Más te vale wey. Más te vale.—

— Aja… Sí y… ¿Y Paquito? — Cambió el tema apresurado al ver la mirada que el mexicano le lanzaba. Con sólo nombrar a la mascota de este, su semblante se suavizó con notoriedad.

— Ese mimado está durmiendo. Le dejé algo de comida y lo hice dormir en la cocina ya que se comportó mal. — Contestó con la boca llena de palomitas.

— Y ¿Por qué Paquito? ¿No es Paco el nombre?

— Oh bueno. Mi mamá solía llamarlo así, y pues me acostumbré. Si supieras, ese perro nació por arte de magia.— Empez�� contando el mexicano.— A mi jefa le habían regalado una perrita a la que nombramos Pelusa aunque ni pelos tenía esa chamaca. Pero al parecer estaba preñada, pero ni panza tenía, la cosa fue cuando nació el cachorro, yo hice de partero para mí Pelusa que asustaba andaba, era pequeña y primeriza, tan solo tenía 10 meses. — Sonrió nostálgico recordando aquel suceso en donde no supo si estar eufórico o aterrado.— Nunca se supo quién fue el jodido perro que la preño y cuando mi ama se enteró, lo nombró Paquito al cachorro.

— Wow… — USA miraba sorprendido al mexicano al escuchar su historia. Él había tenido un perro en su infancia, un Golden retriever macho, su mejor amigo. A diferencia de Paquito, este había nacido de forma ¿Natural? Es decir ¿No tan sorpresiva?

— Ya que estamos en noche de confesiones. Me puedes decir el ¿Por qué de tus guantes? Osea, se te ven bien pero… ¿Acaso te los quitas cuando vas al baño o cuando te duchas? — Preguntó tontamente el mexicano haciendo reír al americano ante tal ocurrencia. Él miró sus guantes por un momento y sonriendo contestó. — Sí me los quito al bañarme e ir al baño, México. Y… son solo por costumbre.— El mexicano aún miraba sospechoso al de estrellas, pero no insistiendo más contestó con un:

— Ya veo…

— Aunque---

— ¿¡ Aunque ?! Ah--- Digo ¿Aunque? — México había interrumpido con emoción al creer que le diría la verdad, USA solo le sonrió y levantando la basta del pantalón de su pierna izquierda enseñando el tatuaje que yacía en su tobillo.— ¡WOW! Sabía que tenías un tatuaje en algún lado de tu cuerpo, esperaba que en la espalda pero se ve bonito en tu tobillo.

— Thank you. Es muy preciado para mí.

— ¿Así? ¿Tiene algún significado?

— Sí. Es en honor al valor y recuerdo de alguien.

— … entiendo. Quisiera tener uno en recuerdo de mi madre.— Comentó el mexicano con su mirada aún fija en aquel tatuaje. Este tenía forma de pulsera, siendo la alhaja de este una pluma de cóndor.

— Podría acompañar. Tengo auto, podría llevarte al lugar dónde hice mi tatuaje.

— ¿Tenías auto? Creí que serías más del tipo de motocicletas.

México miraba extrañado al estadounidense por el último dato revelado. USA solo sonrió con nostalgia al oír aquellas palabras.

— Es un VW de color negro.

— ¿¡Tienes un tortuga!? Oye, llévame a pasear en él ¿Sí?

— Está bien, iremos a hacerte un tatuaje y pasear en mi auto.

— ¡Es una cita!

— Es una cit--- ¿¡What?!

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⟩⟩ Sí, USA tiene el auto de Steve u,w,u

⟩⟩ Sobre el tatuaje de USA, es en honor a Steve, por lo que me salió en San Google, en la cultura americana cuando un joven demostraba su valía en batalla se le daba una pluma de cóndor o cualquier otra ave ( dependía de las costumbres del pueblo) como reconocimiento. Si este tenía otro logro diferente al ya nombrado, se le pintaba la piel.

⟩⟩ Estados unidos usa guantes justamente por la marca en su mano. Llamenlo paranoico, pero le aterra la idea de que un día aquella mujer aparezca en su vida y quiera acabar con lo que empezó. Por qué cuando sucedió aquel incidente tanto él como Steve tenían pasamontañas en cara para que no descubrieran su identidad.

⟩⟩ La mamá de México murió en un accidente cuando tenía 19 años. Y Pelusa la siguió ese mismo año, quedando Paquito y él solos. Actualmente México tiene 24 años y USA 27.