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— ¿Cómo está Sussy?

— Ella está bien. Ahora mismo alistar cosas.— Contestó el de estrellas. Estaba en una llamada con el mexicano, quien se encontraba trabajando en esos momentos, siendo USA el que recogería a Susana del hospital ya que aquel día era dada de alta.

Hace unas dos semanas atrás ella había estado en una llamada con el mexicano, ambos acordando su noche de novelas, una costumbre que con el pasar del tiempo se había adherido a sus rutinas. Sussy se había estado quejando del dolor en su cabeza, México le dijo para ir a verla y cuidarla si era necesario. Ella se negó ya que esto era algo habitual, quizás era su edad, o también estrés.

Y aunque México insistía en ir a cuidarla, no tomó acción hasta que escuchó el grito adolorido por parte de la mujer y se escuchó aquel golpe de algo cayéndose.

México tenía llave de la casa de Sussy, fue dada a él por si este tipo de cosas llegaba a pasar. Así que agarrando celular y llamando un taxi por adelantado, fue en busca de Sussy para llevarla al hospital.

En el camino estuvo marcando le al de estrellas, y no fue hasta 3 horas después que este le contestó.

Sussy por insistencia pidió que le dieran de alta después de que le hicieron exámenes, los cuales salieron con poca información del por qué de su accidente.

Durante aquellas dos semanas, tanto el mexicano como el estadounidense habían ido a visitarla, turnándose en el trayecto. A veces México le llevaba algo de fruta, mientras que USA le llevaba un ramo de girasoles, las flores favoritas de Sussy.

Y ella a la vez durante aquellas semanas, pidió, rogó y exigió que la dieran de alta. Que no deseaba estar en aquel lugar, ya que malos recuerdos venían a ella al ver aquellas habitaciones de color blanco.

De tanta insistencia no les quedó de otra que aceptar al hospital, pero por parte de México y USA exigieron que se le otorgará la asistencia de una enfermera a la de mayor edad. Para que la cuidara y viera durante las mañanas. Sussy se quejó ante eso, pero ambos jóvenes no dieron su brazo a torcer ante la decisión ya tomada.

— Yo saldré algo tarde, pero creo que estaré para la cena, así que les llevaré algo de comida ¿Va? Van a probar los deliciosos platos del PandaKok. Está para chuparse los dedos como dice ese comercial.— Dijo riendo el mexicano al intentar imitar la voz de aquel comercial.

USA también sonrió ante la ocurrencia de este.

— Esperar con ansias. I'll tell Sussy about our plan./Le diré a Sussy nuestro plan.— Comentó el de estrellas tratando de seguir el juego del mexicano.

— Sí, nuestro plan...— Repitió con suavidad el tricolor. Aquellas palabras dichas por el de estrellas habían hecho saltar a su corazón mientras que un cálido calorcito lo envolvía.

USA quedó en silencio al escuchar lo dicho por el otro. No sabía qué responder. México tampoco supo qué decir después de aquellas palabras. Ambos se quedaron allí, escuchando el respirar del otro, tratando de pensar en algo para conversar y a la vez, no queriendo arruinar ese silencio cómodo.

— ¡Mex ven ayudarnos en la cocina, a Fernanda se le volvieron a quemar las carnes y necesitamos estos platos para ahora!

— ¡Wey no mames!

Aquel grito por parte de la compañera del mexicano fue el que arruinó aquel momento. México frunció su ceño en enojo y viendo a su compañera le hizo la señal de muerte ( pasar tu dedo por enfrente de tu cuello), está lo vio extrañada pero no queriendo darle importancia se retiró.

— Entonces… — USA fue el primero en hablar.

— ¡Nos vemos esta noche gringo! Con mucho cuidado, los quiero. — Y colgó. Segundos después se dio cuenta que había dicho "Los quiero".

— ¡Argh que yo nací pendejo! — Vociferó avergonzado mientras sostenía su cabeza para no ir y golpearse con algo para acabar con su vida. — Ya decía mi jefa que pendejo se nace no se hace… Virgencita hazte una y que me caiga un rayo.— Rogó cerrando sus ojos esperando un rayo.— Verga… Bueno, lo hecho está hecho.— Se resignó.

🌻

— Oh ¿Qué sucedió? ¿Por qué tus mejillas están rojas querido? — Preguntó con picardía Sussy al ver llegar a USA.

Este solo negó con su cabeza, no queriendo contestar el por qué de aquel sonrojo, ya que ni él mismo lo sabía.

Pero aquel "los quiero" seguía resonando una y otra vez en su cabeza. Era como si un bicho rondara por esta repitiendo como loro lo dicho por el mexicano.

Sussy no insistió más, pero miraba con alegría aquella mirada perdida del estadounidense. Ella sabía que se había retirado para hablar con el mexicano, así que sospechaba que algo había pasado entre ellos. Bueno, tarde o temprano se enteraría de la verdad. Solo esperaba que la idea que rondaba en su cabeza fuera la correcta.

🌻

— Hogar, dulce hogar. — Suspiró en alegría la de mayor edad. Con ayuda de USA arreglo las pocas cosas que había necesitado en el hospital y ahora se encontraba recostada en su cama mientras el joven de estrellas preparaba un té para ambos.

— En verdad que extrañaba mi casa. — Dijo mientras acariciaba su cama. — Estar en un hospital es lo peor, es cómo si no conocieran los colores, pintando todas sus paredes de blanco. Al menos dibujen unas flores o algo en estas, si están así de solitarias desaniman a uno. — Empezó a quejarse como niña pequeña.

USA sonrió por la escena, y entregándo le su taza de té a la mujer se sentó al lado de esta, en el sillón personal que siempre estaba pegado a la cama.

— Sé que los hospitales nos ayudan, pero a la vez te lo digo por experiencia, que te roban la vida. Es algo irónico el como su deber es salvarte y en otras ocasiones el matarte.— Hablaba con pequeños tintes de resentimiento en su voz.

— ¿Qué pasó? — Pregunto USA suavemente. Si Sussy deseaba contarle, él la escucharía y si no, no insistiría más.

— Yo estuve casada. — Contestó sonriendo nostálgica y triste. — Mi esposo era un hombre luchador. Con decirte que me pidió matrimonio por casi tres años seguidos. Él era alguien perseverante y cariñoso.— Hablaba tratando de aguantar sus ganas de llorar. — Él por un tiempo tuvo una gripe algo extraña, estuvo con ella por más de dos meses, así que insistí en llevarlo al hospital. Nosotros éramos de usar remedios caseros, pero como estos no estaban funcionando, el hospital fue nuestra última opción. Él se negó por semanas a ir, decía que aquellos lugares solo te roban tu vitalidad y de paso tu dinero. Tuve que engañarlo diciendo que iríamos a una cita juntos, lo hubieras visto, su sonrisa era enorme cuando le dije aquello...— Sonrió mientras pequeñas lágrimas iban recorriendo sus mejillas.— Así que terminamos en el hospital. Él se enojó conmigo al inicio, pero segundos después me pidió disculpas por esto y accedió a hacerse revisar. Señor, no debí de llevarlo. No debí...— Su voz se entrecortaba para ese momento, Sussy respiro hondo para poder seguir con su relato y dejar ir aquel nudo en su garganta. — En verdad nunca comprendí lo que le encontraron, solo me dijeron que si no lo internaba él podría morir. Así que lo hicimos en ese momento. Con el pasar de los días lo vi más pálido, más delgado y más callado. Yo no sabía qué hacer, supuestamente el tratamiento estaba funcionando… Unos meses después, mi esposo murió. Mi querido Elías me dejó.— Y así sin más empezó a soltar todo aquel dolor que golpeaba en su pecho. USA dejó las tazas de té para que no estorbaran en la mesa y acercándose a la mujer la abrazó. Ella se aferró a él mientras seguía liberando su dolor a través de sus lágrimas y sollozos.

Con el pasar de los minutos, ella logró calmar su llanto, pero quiso estar un tiempo más en aquel abrazo reconfortante.

— Ya estoy demasiado vieja, no deseo que me internen y pasar mis últimos días en cuatro paredes blancas. Quiero estar aquí, viéndolos a todos ustedes, conversando contigo, cocinando con México, eso es lo que deseo. Con esta edad, a veces cuando entras al hospital, simplemente ya no sales de este.— Susurro en el pecho del más joven.

USA solo siguió abrazándola hasta el momento en que Sussy se apartó y pidió ver películas con él.

Así que mientras USA iba a comprar algunas chucherías para comer mientras veían las películas, Sussy las elegía y acomodaba su cama para que el joven se acostara con ella.

Justamente México llegaba de su trabajo, topándose con USA en la puerta de la vecindad. Ambos se miraron algo avergonzados, recordando juntos lo sucedido en la mañana. Y sin darle muchas vueltas, juntos caminaron hacia la casa de Sussy.

— ¡Oh Mex! Llegas justo a tiempo querido, estamos por iniciar una noche de películas.

— ¡Hijole, un poco más y me lo pierdo! — Comentó México. Dejando las bolsas de comida en la mesa, fue a saludar a la mujer con un abrazo y beso en la frente.— ¿Cómo estás? ¿Te encuentras mejor Sussy?

— Ay México, sabes muy bien que soy una mujer fuerte. Pero sí, me encuentro mejor.— Contestó abrazándolo una vez más al tricolor.

USA por su lado iba sacando aquellos tapers de las bolsas para poder calentar la comida de estos. Y no podía negar que esta tenía buena pinta.

Así que con comida y chucherías en manos, los tres juntos tuvieron su noche de películas hasta que la mayor de edad se durmiera.

A los días siguientes, USA no pudo tener su tiempo a solas con Sussy, ya que los vecinos empezaron a visitarla para ver cómo se encontraba y aparte traerle regalos y nuevos chismes.

Sumándole también el tiempo que la enfermera le robaba… Bueno, durante esos días fue más parecido al Grinch, andando con su ceño fruncido.

Pero así como el Grinch tenía a su Cindy Lu, USA tenía a México y su música. Siendo esta última la que animaba al de estrellas. Tanto así, que empezó a conversar más con el mexicano sobre las canciones de este y claro, él también le recomendaba unas cuantas canciones.

Hasta USA quiso aprender una de las tantas canciones, una llamada "Piénsalo" que le había gustado. Ya se imaginan las risotadas que México lanzó por la pronunciación del mayor.

— Me gustas, te gustó pa'que nos hacemos te llevo la banda… banda… ¿Qué seguía?

— Te llevo la banda y nos amanecemos, seré detallista me encantas la neta, te lleno de rosas mis dos camionetas no es por presumir pero soy buena opción, bonita pareja haríamos tú y yo… Piénsalo. — Canto el mexicano.

— Eh… — Miró algo aturdido al mexicano. Y México al ver su mirada no pudo aguantar más y volvió a reír. USA bufó con molestia al verlo reírse de él y colocando de nuevo la canción, empezó a cantarla una vez más.

🌻

⟩⟩ México trabaja como administrador y a veces de cocinero en aquel restaurante.

⟩⟩ Elías era mayor que Sussy por casi cuatro años. Ambos se conocieron en la universidad, él arquitecto y ella como profesora de primaria. Él hizo los planos de sus casas y sobre lo del matrimonio... Nuestra Sussy era alguien libre, aparte de que su carrera aún no terminaba, así que se negó rotundamente a casarse. Pero Elías nunca se rindió.

⟩⟩ Elías murió hace tres años, sí, el tiempo en el que México llegó. Él la ánimo como no tienen idea.

⟩⟩ USA y México compartiendo música 💕✨💕✨💕