Después de la ducha, Ashlyn volvió al dormitorio. Cayó en la cama y cerró los ojos, agotada una vez más.
Cuando despertó, era tarde en la tarde y se encontró en una situación familiar.
Kiba la estaba abrazando, esta vez con sus extremidades entrelazadas, sus pechos presionando su pecho mientras dormían cara a cara.
A diferencia de antes, no estaba cautelosa. Sus ojos estaban cerrados, pero a ella no le importó despertarlo moviendo sus caderas hacia adelante, introduciendo directamente su polla en ella.
—¡OOOoooohhh!
Pronto siguieron los gemidos familiares y el sonido de la carne golpeando carne.
...
Siempre había sido una alumna rápida, y en el sexo era igual. Bajo la guía de su maestro Kiba, aprendió las maravillas de muchas posiciones únicas y hermosas, siendo su favorita la clásica vaquerita.
Y se aseguró de practicar lo suficiente.
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