—¿Zoran?
Los ojos de Zoran se ensancharon cuando la voz de Nikolai lo instó a avanzar. Desafortunadamente, no hizo nada ya que su hechizo murió justo delante de él. Lentamente, un miedo roedor comenzó a crecer dentro de él mientras intentaba el hechizo de teleportación de nuevo. Esta vez, no solo no funcionó, ni siquiera logró empezar en primer lugar.
—¿Qué pasa? —preguntó Ezequiel.
—El hechizo murió antes de que pudiera lanzarlo —respondió Zoran preocupado—. Algo va mal. Podríamos ser-
—Vaya vaya... Parece que de verdad teníais las agallas de intentar robar cosas justo bajo mis narices.
Los tres se quedaron paralizados ante la desalentadora voz que resonaba detrás de ellos. Todos se volvieron, y efectivamente, Devon estaba sentado en una silla que ni siquiera habían notado que estaba allí antes de su intento de escape.
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