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La Obsesión de la Corona

—Tu cama está fría —habló una voz en la habitación que hizo que abriera los ojos de par en par por el miedo. Nerviosa, se giró, tragando suavemente al ver una sombra en su cama como si alguien yaciera allí. El hombre que había estado tumbado se sentó, emergiendo de las sombras donde había estado esperándola. —¿Qué haces aquí? —preguntó ella cuando sus pies tocaron el suelo y él se impulsó hacia arriba para empezar a caminar hacia ella. Sus rasgos guapos se veían más oscuros de lo habitual por la falta de luz en la habitación. —Vine a encontrarte —inclinó la cabeza—, ¿a dónde fuiste? —Salí a caminar —fue la rápida respuesta que hizo que él sonriera, una sonrisa que a ella le daba más miedo. Ella dio un paso atrás cuando él se acercó a ella. Eso no lo detuvo de acorralarla, y su espalda golpeó la pared detrás de ella. Levantó la mano hacia su rostro, y ella cerró los ojos, asustada. Ella tembló cuando sus dedos trazaron un camino desde su sien pasando por su mandíbula y cuello. Su cabello rubio estaba suelto. —¿En medio de la noche? —ella no le respondió sabiendo que él podía descifrar sus mentiras a través de sus palabras. Él se acercó más, lo que hizo que ella girara su rostro lejos de él y sus palabras vibraron en la piel de su cuello—, ¿fuiste a verlo, mi dulce niña?

ash_knight17 · 奇幻言情
分數不夠
554 Chs

Ven y acaricia

—Hermano Calhoun —Sofía comenzó de nuevo, ya que no había obtenido una respuesta antes. Pero la chica era terca y se aseguraría de que la atención del Rey se centrara de nuevo en ella, lo cual hizo—. ¿Tienen a los lobos atados en las perreras?

—Así es —respondió Calhoun.

Entonces Sofía se volvió a mirar a Madeline, pues era mucho más fácil obtener la aprobación de Calhoun haciendo primero amistad con la chica para luego sacarla de la escena, de modo que nada pareciera fuera de lo común—. ¿Sabías, Lady Madeline, que el Rey tiene cuatro lobos en el castillo? Son preciosos de ver —se lo comunicó a la humana que estaba frente a ellos con las manos entrelazadas.

—¿No se supone que deben ser rabiosos? —preguntó Madeline, sin querer parecer una muñeca de trapo aquí mientras la vampiresa presumía de saber todo y de que Madeline no sabía nada.

—¿No es esa la razón por la que están aquí? —preguntó Sofía—. Necesitan ser rabiosos.

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