Fons, Ash, Residencia Foster - 7 de Diciembre - Año 517
—Papá... ¿Tú me vas a llevar al baile de graduación cuando llegue el momento? —preguntó la pequeña, jugando con algunas de las frutas que había sobre la mesada de la cocina.
—¿Por qué lo preguntas, mi niña? Apenas cumpliste diez años, falta mucho tiempo para eso —respondió su padre, mientras decoraba el pastel de cumpleaños que le había preparado para ella.
—Sólo tenía un poco de curiosidad... Es que ayer una amiga dijo que a su hermana la llevó su padre al baile de graduación, y estuve pensando cómo va a ser el mío.
—Ya veo... ¿Pero tú tienes dos bailes de graduación, cierto? El de secundaria y el de preparatoria.
—Creo que sí, ¿Me llevarás a ambos? —Ella se entusiasmó.
—Claro, cariño... Si eres lo más importante de mi vida, en cada momento que signifique mucho para ti, voy a estar a tu lado... Tu mamá y yo siempre estaremos ahí... Pequeña Leah.
Cinco años después...
Fons, Ash, Residencia Harch - 20 de Diciembre - Año 522
—Linda, ¿Estás ahí? No has salido en todo el día, ¿Te encuentras bien? —preguntó Lara, tocando la puerta de la habitación de Leah. Nadie atendió—. ¿Leah? —insistió.
—Quiero estar sola, Lara... Por favor —pidió la chica desde dentro. Ni siquiera abrió la puerta.
—Lo entiendo... Sólo dime si necesitas algo —dijo Lara, y se fue caminando por el pasillo.
Al llegar a la sala notó como esta estaba cubierta de humo, ¿Un incendio? Pero sí ni siquiera había sonado la alarma. Tosió un poco hasta que se dio cuenta el motivo de este. Él, de nuevo, y había apagado la alarma otra vez.
—Ey, me dijiste que no fumarías más —dijo, y al pasar le quitó el cigarrillo de la boca a su esposo, apagándolo en el cenicero.
—Perdón, perdón... Sólo sentí la necesidad —se disculpó Rhys. Pero al mirar a Lara divisó la mano de ella extendida enfrente a su rostro—. ¿Qué? —preguntó confundido.
—La caja —indicó ella, haciendo una señal con sus dedos.
—Sí, lo sé —dijo Rhys, sacando la caja de su bolsillo. La dejó en la mano de ella, y apenas hizo eso, Lara la apretó, destruyéndola completamente.
—Listo, no lo harás más —declaró ella, tomando asiento al lado de su esposo en el sillón. Al recostarse en este, suspiró.
—¿Qué sucede? ¿Leah, de nuevo? —preguntó él, notando la actitud de su esposa.
—Nunca pensé que criar a una adolescente iba a ser tan difícil, Rhys... A veces no puedo llegar a comprenderla en su totalidad, y eso me duele mucho, porque quiero estar ahí para ella —dijo Lara, con una angustia reflejada en su voz.
—Tranquila amor, es algo normal, todos pasamos por esa etapa —respondió Rhys, acercándose a ella. Pasó su brazo sobre su hombro y la llevó hacia él. Lara recostó su cabeza en su hombro y cerró sus ojos—. ¿Al menos sabes por qué está así?
Esa pregunta la bajó a tierra de nuevo.
—No lo sé, desde su cumpleaños está así, ¿Tú crees que tenga algo que ver con sus padres? Hace tres años pasa lo mismo en estas fechas.
—Emm... No lo sé, pero ya pasaron dos semanas desde su cumpleaños, normalmente luego de ese día vuelve a ser la misma de siempre... ¿Qué es hoy? ¿Alguna fecha importante? —dijo Rhys, intentando encontrar algo que pudiera relacionar con la actitud de la chica.
—Ya sé. —Lara saltó de su lugar al percatarse de la razón—. El baile de graduación, hace algunos meses ella me dijo que no iba a ir este año, la intenté convencer, pero no funcionó, según ella es porque: «No le gusta estar rodeada de desconocidos», y que además no tenía pareja... Pero creo que va más allá de eso, sus padres tienen algo que ver en su decisión —explicó Lara.
Rhys la miraba con atención, asintiendo ligeramente. Probablemente ella tenía razón, él también había pensado lo mismo, pero creyó que era una razón algo tonta. Y se arrepintió de pensarlo, porque había subestimado los sentimientos de la pequeña.
—Quizás una promesa, yo recuerdo que cuando fui al baile de graduación en secundaria mamá me llevó, es algo normal que los padres lleven a sus hijos al baile de graduación, y más a esa edad —señaló Rhys.
—¿Tú crees que no me ve de esa manera? Que no tengo las cualidades para que me trate como una madre... No quiero ser la razón de su tristeza, eso me dolería más que nada —dijo Lara, dejando ver la preocupación en su rostro.
Preocupación y miedo en realidad. Luego de tres años cuidando a Leah, saber que jamás le pudo dar esa comodidad que siempre pretendió la convertía en un fracaso, y le bajaba mucho el autoestima.
—Tranquila, linda, eres una gran persona, y para ella, has sido casi como una madre también, pero es entendible su actitud, perdió a sus padres a una edad muy temprana, obviamente hay muchas cosas que ella siempre anheló compartirlas con ellos, y eso no tiene nada que ver contigo, o conmigo, con cómo te vea a ti, o lo que signifiques para ella, es su recuerdo, ella no quiere faltarle el respeto a la memoria de sus padres, sólo eso... Fueron lo más importante en su vida por mucho tiempo después de todo, no se borrarán de su mente con facilidad, no se borrarán jamás para ser más claro —explicó Rhys.
Lara asintió, comprendiendo la palabra de su esposo. Desde que Leah se había mudado con ellos, luego de esa charla que tuvieron apenas llegó a la casa, las cosas entre ellas habían escalado hasta el punto de ser la única persona en la cual Leah confiaba, ni siquiera sucedía con Rhys. Aunque ella sabía lo complicado que podía ser confiar en Rhys, su personalidad era algo que alejaba a los demás que no lo comprendían. De todas maneras, Leah siempre dejó en claro lo mucho que agradecía lo que había hecho por ella, y lo mucho que le había tomado cariño también. No le pareció extraño suponer que ella no la veía como una madre, pero esa etiqueta era algo que iba más allá que sólo criar a una chica por algunos años, y era comprensible, porque nunca iba a ser su madre, y tenía que resignarse a eso.
—Solo espero que se encuentre bien en este momento —pidió Lara—. No sé si algún día me verá como una madre, no lo sé, pero mientras ella se sienta cómoda y feliz con su vida... No importa nada.
Mientras tanto, en la habitación...
Esa promesa de sus padres se esfumó junto con sus vidas. Si hubiera sabido que al final no iban a estar siempre para ella, no se habría ilusionado con eso en primer lugar. No es que no quería ir al baile sólo porque no estaba él para llevarla, ni mucho menos era porque no quería que fuera Lara quien tomara su lugar. Ella quería a esa mujer con todo su corazón, y sabía que estaba genuinamente preocupada por su actitud, por haberse encerrado en una habitación sin hablarle a nadie, por estar tres semanas tan alejada de ellos.
Sabía que no estaba siendo sincera con Lara, y sabía que ese recuerdo de sus padres sólo la lastimaba. Pero no podía dejar de ver esa foto de ellos tres juntos, esa foto que resumía una gran parte de su vida, una foto que reflejaba un sueño desvanecido tres años atrás.
Sus lágrimas habían cubierto el cristal del portarretrato. Siempre existía un día para recordar, siempre llegaría el momento en el cual esos sentimientos confluirían en uno mismo, y sólo quedaba dejarse llevar por la nostalgia. Como ella no había llorado la muerte de sus padres, encontró otros momentos en los cuales dejar salir su pena. Solamente un ligero llanto que dejara ver lo mucho que los echaba de menos, porque ellos no volverían, llorara lo que llorara.
No quería preocupar a Lara, no quería preocupar a Rhys, no quería volverse esa «chica sentimental», pero lo necesitaba, era sólo una etapa, una etapa que superaría más adelante, y a la cual podría agradecer luego por haberla ayudado a avanzar, por haberla ayudado a alcanzar la calma. Pronto llegaría ese momento, pero hasta que eso sucediera... Los iba a recordar hasta que no pudiera más.
—Los extraño mucho... Papá... Mamá.
Presente...
Fons, Pines, Residencia Harch - 3 de Abril - Año 526
—¿Un asesinato?
Esas eran las palabras que había escuchado viniendo de Rhys. Ese suceso fue lo que él usó para describir la muerte de sus padres. Pero, no podía ser cierto, ¿Por qué nunca lo supo? ¿Por qué justo en ese momento? No encontraba razones, no quería escuchar razones, sólo quería respuestas a una sola pregunta:
—¿Quién fue? —preguntó, intentando verse serena, pero su sangre hervía.
No estaba enojada, no estaba triste, no sentía dolor, esa emoción que la invadía era confusa. Quizás se sentía engañada, la muerte de sus padres había sido siete años atrás, por lo tanto, fueron siete años en los cuales vivió bajo un pensamiento el cual no era correcto, y ese dolor que sintió por mucho tiempo a causa de haberlos perdido en realidad si tenía justificación, porque nunca debió echarle la culpa al destino, o al azar... En realidad había sólo un culpable.
—Dímelo, Rhys... Necesito que me lo digas —instó.
Cerró sus puños con fuerza. Su corazón latía tan rápido que no podía dejar de escuchar ese bombeo que aturdía su mente, y que ligeramente le hacía imaginar esa escena, la muerte de sus padres, ese sufrimiento por el cual pasaron, ese arrepentimiento por no poder ver a su hija crecer, ese remordimiento por dejarla sola. Ellos nunca le hicieron el mal a nadie, ¿Por qué tuvieron que recibir un trato así? ¿Por qué los mataron?
—Leah, escucha... —Rhys quiso comenzar
—¡Dime quién fue, Rhys! —lo interrumpió con esa demanda, alzando su voz.
Lara la miró sorprendida. Nunca la había visto de esa manera, tan enojada, furiosa, parecía una persona distinta, inclusive aquella vez cuando la conoció y le reprochó todas esas cosas, no se acercaba para nada a ese momento.
—Cariño, no es necesario que te pongas de esa manera, podemos hablar con tranquilidad. —Lara intentó calmarla acercándose a ella. Tomó su mano que estaba sobre la mesa, pero fue imposible, ella se soltó con brusquedad.
—¿En serio Lara? Con todo lo que sufriste por eso, con todo lo que te dije pensando que habías sido la culpable, con todo lo mal que me sentí, con todo lo que hiciste por mí... ¿Por qué tengo que quedarme tranquila? ¡¿Por qué tengo que seguir ocultando lo que siento?! ¡¿Por qué?! —El reproché se intensificó. Ella se paró, apoyando sus manos sobre la mesa, hizo un fuerte sonido con ese golpe, y miró a Rhys, con furia en sus ojos—. Tú... Tú me has mentido toda mi vida, y yo siempre confié en ti, te creí cuando dijiste que me querías, que harías cualquier cosa por mí... Siempre lo supiste, y siempre me lo ocultaste, todas esas veces en las que te sentaste a mi lado y me consolaste, cuando me dejaste en claro que estabas orgulloso de mí, cuando dijiste que me amabas ¿Todo eso fue mentira también, Rhys? Todo eso... Nunca existió. —Apenas terminando sintió como su voz se quebró, y las lágrimas comenzaron a surgir.
Había comprendido ese sentimiento: Desilusión. Por la traición, por la farsa, por el engaño. Con toda la admiración que tenía hacia Rhys, lo que sentía por él, lo veía como un gran hombre, que cuidaba de ella y Lara con su vida. Eso era así, ella no podía ignorar lo obvio, pero esa mentira era tan grande y tan dolorosa que no podía pensar en otra cosa, no podía imaginarse que hubiese una razón escondida detrás de su accionar, no quería hacerlo.
En seis años él le enseñó muchas cosas, la ayudó con su energía, con el colegio, con otras tantas actividades en las cuales él siempre fue bueno. A ella le gustaba mucho pasar tiempo con él, porque a pesar de nunca verlo como un padre, él no era un extraño, y siempre estuvo ahí para ella. La cuidaba cuando Lara tenía algunos viajes de negocios, la llevaba al colegio todas las mañanas, la trataba bien, cocinaba para ambas, le compraba cosas, le daba regalos, no la dejaba sentirse sola, nunca la dejó atrás, incluso sabiendo que ella sólo era una chica de la cual decidió hacerse cargo, pero se tomó muy en serio su responsabilidad de tutor, porque le dio todo.
Vlas también entraba en la ecuación, él sabía que a ella le importaba su hermano, por eso apoyó su relación, por eso la dejó ayudarlo y hacerlo feliz, porque siempre la vio como una chica única, lo mejor que le podría pasar a Vlas. Pero él no tenía la culpa de lo que su hermano había hecho, y Leah sabía separar las cosas. Aunque no sentía que odiara a Rhys por haberle mentido, quizás ese enojo era un sentimiento nacido del impacto de la verdad, y cuando conociera el trasfondo de todo podría sacar su propia conclusión. De todas maneras, no iba a sacarse esa idea de la mente en un instante, y por el momento no podía seguir ahí.
—Cometí un error, Leah, y no estoy para nada orgulloso de haberles mentido y ocultado algo tan importante para ambas, comprendo que estés molesta, comprendo que no quieras verme ni escucharme hablar, pero nada de todo lo que hice por ti fue una mentira, realmente te quiero como a una hija, con todo mi alma, y junto a Lara, Vlas y mamá formas parte de las personas más importantes de mi vida... Vlas es feliz gracias a ti, Lara también lo es, y no puedo dejar de anhelar que el bebé que vamos a tener te vea como un modelo a seguir, y como una gran hermana mayor... Realmente lo siento, Leah, pero no puedo hacer nada para volver el tiempo atrás.
Ante las palabras de Rhys, Leah únicamente se quedó en silencio, parada, con la mirada baja.
Sin responder nada sólo se dio la vuelta y abandonó la sala, hasta parar en su habitación. Lara se paró también, y salió detrás de ella, dejando a Rhys solo en la sala.
Él se recostó en la silla e inclinando un poco su cabeza miró al techo, cerró sus ojos y suspiró. ¿Qué acababa de pasar?
Con un ligero movimiento alzó su mano hasta su cabeza, y masajeó su sien. La situación lo había angustiado demasiado. Posó su mano en el medio de su pecho, sintió como este se encogía, y el dolor lo agobiaba. Respiró hondo, y exhaló, varias veces, era un ejercicio que siempre lo tranquilizaba, pero en ese momento parecía no funcionar, como si ya no tuviera retorno a lo que había hecho. Las palabras de Leah lo habían afectado hasta ese punto, ¿Por qué estaba teniendo una crisis? ¿El miedo a perderla lo había invadido? ¿Por Leah?
—¿Estás bien? —alguien preguntó.
Esa voz lo trajo a la normalidad, de nuevo. Era Lara.
Cuando abrió sus ojos apreció el rostro de ella acercándose lentamente al suyo, fijándose en él con miramiento, ella ya se había dado cuenta de lo que le estaba comenzando a pasar.
—Toma —dijo, alcanzándole una botella de agua—. Siéntate bien, no vaya a ser que te desmayes ahora —añadió, ayudándolo a acomodarse en su lugar. Ella se sentó a su lado y tomó su mano—. ¿Ahora estás mejor? —preguntó, al notar como Rhys vació la botella de agua en un instante.
Él se reclinó un poco en la silla y apoyó sus codos en la mesa, para recostar su cabeza en sus manos.
—¿Qué mierda acaba de sucederme? —preguntó, su voz se oyó ronca, con una ligera risa al final.
Lara notó al instante que él estaba intentando ocultar algo.
—Acabas de tener un episodio de ansiedad, ¿Te diste cuenta? —señaló.
—¿Otra vez? Maldita sea —Rhys refunfuñó, entre murmuros.
—Al menos ahora sabemos la razón, al parecer ella te vuelve débil también —dijo Lara, mirándolo con una sonrisa.
Rhys no se percató del gesto de su esposa, y sólo rio.
—Yo sabía que esto terminaría así, pero no quería que sucediera tampoco, aunque no puedo retroceder el tiempo, y no quiero que Leah esté enojada conmigo... ¿Qué hago, Lara? —preguntó Rhys, tomándose la cabeza. Quiso encerrarse en sí mismo al hundirla en sus brazos.
—Quédate tranquilo, no te agobies que sólo es peor... Ella no está enojada contigo, pero como tú se lo contaste es inevitable que formes parte de su enojo, aunque no eres la razón principal, ella sólo debe procesar esto, es complicado, y bueno, no podemos forzarla a nada, es comprensible su actitud, saber que la muerte de tus padres fue un asesinato no tiene punto de comparación —explicó ella, apoyándose en su propia experiencia, para dejar en claro su noción a ese tipo de sentimientos.
—Lara, tú lo sabías, ¿Cierto? ¿Por qué nunca me lo dijiste? —preguntó Rhys.
A él ya le parecía extraño que Lara se hubiera mantenido impasible ante su declaración. Mas sabiendo que años atrás esa situación la había llevado hasta el límite de su propia mente. Pero eso no era todo, Lara estaba sonriendo y bromeando mientras él intentaba superar esa ligera angustia que le había dejado contárselo a Leah. Y ella no había actuado para nada parecido a lo que se esperaba. Había solo dos razones: Ella lo sabía, o en realidad estaba ocultando lo que sentía.
No tenía sentido que ocultara sus sentimientos, y más frente a él, luego de todo lo que pasaron juntos, ella nunca lo hizo. Por eso, la única razón que quedaba era esa... Ella siempre lo supo.
—Sí, lo sabía —respondió ella, con una sonrisa.
—¿Cómo? —preguntó Rhys, estupefacto.
—Rhys, mi vida, quizás tú seas la persona más importante del mundo, y para ti sea algo fácil ocultar secretos o descubrirlos también, pero no eres la única capaz de hacerlo... Tu esposa también tiene mucha influencia, y más dentro de mi clan, donde puedo ver archivos guardados, escuchar rumores, o conversaciones dentro de la fortaleza... Fue sólo cuestión de tiempo a que uniera cada una de las piezas que fui encontrando —explicó Lara.
—Te subestimé, cariño, siempre supe lo perspicaz e inteligente que eres, la posibilidad de que te enteraras de todo antes de que te lo contara era muy grande, pero no quise creerlo, porque tú nunca cambiaste tu manera de ser, ni me lo hiciste saber.
—No era necesario, cuando me enteré no pude evitar sentir una intensa sensación ruin que rodeaba mi alma, una sensación querer destruirlo todo, ¿Sabes? Volví al pasado, a mis veintitrés años, a recordarme en la guerra, acabando con esas vidas, a la insípida sensación de insatisfacción que eso me dejó, a mi peor etapa, a mi intento de suicidio, fue mucho que pasó por mi cabeza, como si no importara nada, quería tomar todo eso y hacérselo sentir a ese maldito hijo de perra, hasta que se pudriera en esa sensación, hasta que ya no quedara nada de esperanza en él y se le borrara esa maldita sonrisa arrogante del rostro —declaró Lara, entre dientes. Ella bajó su mirada al cerrar sus puños, pero Rhys no pasó desapercibido este movimiento, por eso se acercó más a ella y cubrió sus manos con las de él, apoyó su frente en la de ella y le hizo saber que estaba a su lado en ese momento, no había porque sentirse así. Ella lo entendió, y ligeramente se tranquilizó—. No sé lo que me pasó, Rhys, todavía no llego a comprenderlo, pero toda esa sensación desapareció en un instante cuando recordé el rostro de Leah, cuando recordé lo que te sucedió a ti... Cuando recordé que perdería mucho más de lo que ganaría haciendo eso... Había formado una familia, era feliz, una esposa y madre feliz, no tenía sentido cometer una locura y tirar a la basura todo lo que había conseguido, no había manera de que me permitiera llegar hasta ese punto otra vez... Por eso no actué, y por eso te comprendí, ¿Tu pensaste lo mismo, no? Por esa razón no me lo contaste, tenías el mismo miedo —preguntó, con su mirada posada en Rhys. Y su rostro, tan cerca del suyo.
—Cuando me enteré que él había matado a Thomas y Marie quise acabar con todo en un instante, pero tú estabas muy mal, y si lo hacía iba a empeorar las cosas, luego sucedió lo de los Foster, y menos que lo iba a hacer, en el correr de seis años he hecho lo posible para no sentirme mal por haberles ocultado eso, pero creo que ahora me siento aliviado de saber que tú tampoco querías hacerlo, priorizaste nuestra felicidad ante todo... Gracias por eso, mi amor, eres tan comprensiva, pero eso no quita que Leah todavía sigue enojada, y siento que no es algo que se vaya a arreglar tan rápido.
—No, no lo hará, pero ella sabe por qué lo hiciste, no se enojó conmigo hace un rato cuando se lo hice saber, porque ya te lo dije, ella sólo está enojada por saberlo, no porque se lo hayamos ocultado, y ambos la conocemos, ambos sabemos que actuaríamos igual, creo que deberían hablar, pero antes de eso... Debes encargarte de algo más, ¿Cierto? —preguntó Lara, poniéndose de pie.
Rhys hizo lo propio y la siguió, ella se dirigía a su oficina.
Cruzaron el apartamento hasta la puerta de madera de roble que daba paso a la oficina. Lara la abrió y entró primero, Rhys la siguió y con ambos adentro sólo cerró la puerta detrás de él. Cuando hizo esto, Lara ya se había sentado en su escritorio, buscaba algo en los cajones de este, la vio dándolo vuelta todo. Rhys se paró a su lado y la ayudó.
—¿Qué buscas en específico? —preguntó él, esperando al menos una guía para encontrarlo más rápido.
—Es una carpeta, dice: «Clan Harch» en la tapa, ahí está el testamento de mi padre, los títulos de la empresa y de mis propiedades, también documentos de los activos del clan y las cuentas de la empresa, la organización del ejército privado, y mil cosas más, en resumen, toda la información importante que voy a necesitar para la sucesión... Porque no, esto no va a quedar así, y necesito comenzar a preparar todo, antes de que intenten quitarme la empresa y el liderazgo del clan —explicó ella, abriendo el ultimo cajón, este estaba casi vacío, pero ahí, en el fondo de este, se veía la inmensa carpeta azul. Ella la sacó y la apoyó en el escritorio, era todo polvo, pesaba demasiado, hizo un estruendoso ruido cuando la abrió y la tapa golpeó la base.
—Lara, ¿Eso no debería estar en la caja fuerte de un banco? O en el menor de los casos, en la de la mansión —preguntó Rhys, confundido.
La información que esa carpeta poseía era tanta como para arruinar, no sólo a Lara Harch, sino que a todo el clan Harch en un instante, y sabiendo lo perspicaz y cuidadosa que su esposa podía llegar a ser con ese tipo de temas, todavía no le cabía en la cabeza cómo era posible que ella no la hubiese ocultado en un lugar más seguro, y no en un cajón al azar en el escritorio de su oficina en un apartamento de vacaciones.
—Este piso es una caja fuerte en sí, nadie sabe que es mío, lo compró mi madre hace muchos años usando su nombre de soltera, ¿Quién podría saber quién era Marie Flay? Fue una precaución que tomó papá, sólo como seguro si algo pasaba con la sucesión y yo no heredaba la empresa, además de tener este piso, tengo un edificio y una casa en Koella, vehículos, dinero en efectivo, el apartamento de Leah y la casa en la cual residíamos en Remia... Nada de eso está a mi nombre, y ahí es donde tengo la mayoría de documentos importantes guardados —explicó Lara, leyendo hoja por hoja de la carpeta, todas se encontraban dentro de un respectivo folio. Ella sacaba sólo las importantes, y las iba cambiando de carpeta a una que tenía a su lado.
—Espera... ¿Cuántas de esas cosas están declaradas? ¿No es ilegal?
—Quédate tranquilo... Luego de que Leah cumplió los dieciocho puse la mayoría de propiedades a su nombre, sólo me quedé con la residencia en Remia y la de Pines, ella no tiene mi apellido, y aunque formaba parte del clan por ser mi hija legal, eso sólo fue hasta que cumplió la mayoría, ahora es independiente y controla su propio patrimonio, mi clan no puede ponerle las garras encima.
—Sí, entiendo... ¿Y qué sucederá cuando tengamos al bebé?
—Le corresponderá todo lo que tengo a mi nombre, y lo tuyo también, no te hagas el tonto, parece que no posees mucho pero en realidad tienes demasiados bienes a tu nombre también —bromeó ella.
—Sólo algunas propiedades en Remia y en Fons, el porcentaje de WindsorCo que me pertenece y dinero en efectivo... Luego de dejar el clan la mayoría de bienes que me pertenecían dejaron de hacerlo, los terminó heredando Vlas —indicó Rhys.
—¿Tu hermano es más rico que tú? —rio Lara.
—Hasta que cumpla los dieciocho al menos, si es que no rechaza al clan, aunque con el patrimonio de mamá es suficiente como para equivaler lo que el clan Di Rem me daba, la mayoría de bienes y servicios del clan se los lleva la Familia Real.
—Rygal se hace el que no le importa lo material pero en realidad es el hombre más rico del mundo, ¿O vas a decirme que el ingreso bruto de la nación no va para él?
—Pero eso se tiene que distribuir en el Estado, ministerios, ciudades, servicios y mil etcéteras más, es complicada la macroeconomía, pero si quieres algún día puedo darte clases, quizás te sirva cuando tengas que formar parte del gobierno —declaró Rhys, entre risas.
Lara lo miró, negando con su cabeza.
—No lo sé Rhys, creo que podría cederle el puesto a otra persona del clan, ya con la empresa tengo suficiente, y además de eso, debo cuidar a nuestro hijo, yo realmente no entiendo cómo es que hacía papá para encargarse de tantas cosas al mismo tiempo, pero es demasiado admirable —dijo ella, la imagen de su padre volvió a su mente. En realidad había pensado en él todo el día, sabiendo lo que Rhys les iba a contar.
«Tal vez...», quiso pensar, pero no era sensato siquiera dar la idea. Él jamás hubiese aceptado algo así, ni aunque fuera por él o por su esposa. Ella siempre supo que su padre hubiese perdonado su asesinato, aunque fuera protector con ellas, no era cruel, no era alguien que admitiera demasiado la violencia, y mientras ellas no estuvieran en peligro, a él no le importaba mucho su propio bienestar... «Vaya, hasta parece que estoy pensando en Rhys, ellos son bastante parecidos», rio internamente.
—Thomas era muy especial... Él todavía podría seguir aquí, ayudándote a ti, enseñándote todo lo que le faltó por enseñarte, junto a Marie, me hubiera gustado mucho que ellos conocieran a su nieto, lastimosamente no sucederá jamás —declaró Rhys, con cierta tristeza en su voz.
Lara no quería hablar eso, quería guardarse ese pensamiento que había tenido para ella sola. Pero con todo lo sucedido antes fue inevitable que Rhys tocara el tema.
—Rhys... Si te pido algo, ¿Lo harías? —preguntó ella, sin desviar la mirada hacia él, siguió concentrada en su trabajo, separando papeles.
Rhys la miró por encima, comprendiendo esa pregunta, comprendiendo esa actitud, comprendiendo cada uno de sus movimientos, ademanes, gestos, todo sucedió en un instante, pero su cuerpo clamaba nerviosismo, o quizás incertidumbre... Ella le iba a pedir algo que no podía hacer por sí misma, pero... ¿En serio le pediría llegar hasta ese punto?
—Dime —permitió él.
—¿Permitirías que Dean mate a Michael? —ella preguntó.
—Es una decisión suya, no pretendo interferir —respondió él, con un ligero movimiento de hombros.
—Replanteo la pregunta entonces; ¿Crees que es una buena idea que lo haga? —Ella dio vuelta la cuestión.
—Para nada, pero como te lo dije antes, está en él —Rhys señaló.
—Y si Dean decide no hacerlo... ¿Qué significaría eso? —Lara continuó.
—Que tomó la mejor opción.
—¿Y lo dejarías vivo?
—No es algo que entre en mis planes.
—Estás esperando a que Dean se decida entonces.
—Sí.
—¿O sea que si Dean no lo hace vas a hacerlo tú?
—No es que haya vuelta atrás.
—¿Está mal que te pida que lo hagas?
—No te va a quitar responsabilidad, y eso lo sabes.
—No pretendo hacerlo tampoco.
—Entonces sí, está mal.
—Pero él hizo cosas peores.
—No somos jueces.
—Él tampoco, y le arrebató la vida a mis padres y a muchas personas más, le arruinó la vida a Leah, a Dean y a su hermana... Si me haces elegir entre no hacer algo malo o juzgar sus acciones con mi propia moralidad... Decidiré la segunda, siempre.
—Lo sé... Yo igual.
—Eso significa una sola cosa.
—Si Dean no lo hace lo mataré... Y no tengo dudas de eso... ¿Crees que es sensato? —preguntó, apreciando como ella se daba la vuelta, y por primera vez en todo su intercambio, alzó su mirada hacia él.
Estuvieron cruzando miradas por un rato, hasta que ella se decidió.
—Que no quede nada... Destrúyelo todo, Rhys —declaró. Estaba muy determinada ante lo que acababa de decir.
Rhys lo aceptó, y asintió, confirmando el pedido de su esposa. Se acercó lentamente a ella y arrodillándose a su lado giró su silla, cuando quedaron enfrentados tomó sus manos y las besó.
—Todo se va a acabar, mi amor, no quedará nada, te lo prometo —aseguró, quitándose su anillo—. Protégelo por mí, volveré —agregó, dejándolo en su mano, y al volver a ponerse de pie comenzó a caminar hacia la salida de la oficina.
—Cuídate, Rhys... Todavía hay alguien que tiene que conocerte —dijo Lara, apoyando una mano en su vientre.
Rhys se dio la vuelta y esbozó una sonrisa.
—Y lo hará —determinó, antes de desaparecer.
—Vaya que eres increíble... Rhys Windsor.
Esa sonrisa sólo le daba seguridad.
Mientras tanto...
Fons, Ash, Palacio Real - 3 de Abril - Año 526
—¿Cuándo se va a terminar esto, Gino? —preguntó Karl Froyd.
Los líderes de Fons y sus familias se encontraban escondidos en el bunker debajo del palacio. Siglos atrás ese lugar fue utilizado como protección ante ataques en las guerras, o revoluciones, y hasta invasiones. La última vez que se utilizó fue seis años atrás, en el lapso final de la Guerra de Fons, cuando los grupos revolucionarios liderados por Rhys Windsor asediaron la capital, y la seguridad del rey fue amenazada.
La idea principal fue de Gino Relty, cuando se enteró, de parte de Michael Harch, que en la coronación de Lee Ex Fons sucedería el ataque no pensó dos veces la posibilidad de mantenerse a salvo mientras él luchaba su propia batalla, sabía que si no se entrometía en los planes de Rygal Di Rem, si por alguna razón Lee no sobrevivía y este tomaba el reino tendría la oportunidad de por fin conseguir un lugar en el trono, al menos como rey provisorio, hasta que Rygal decidiera qué hacer con la nación.
Pero ningún plan era perfecto, y dentro de sus mismas suposiciones había miles de fisuras, porque el contexto era muy ambiguo como para dar por sentado que todo saldría como Rygal quería, porque si Lee ganaba tendrían que retirarse, y él quedaría como un traidor al reino, pero al mismo tiempo, la población se vería inconforme con la situación en la coronación, y con las miles de muertes causadas por la invasión de Yoh Tales, también podía utilizar eso a su favor, y más sabiendo el poco conocimiento que Lee poseía en la política interna del reino.
De todas maneras, había sólo una pieza que no cabía en ningún lado, porque al mismo tiempo de que era importante en su decisión, podía tampoco funcionar en su planeación. La impredecibilidad de Rhys Windsor era un gran problema. Él había dejado en claro que no se involucraría hasta ese punto en la política de Fons, pero como estaba claro, Michael Harch no iba a sobrevivir al ataque que pretendía cometer contra Lara Harch, y dentro de esa posibilidad, ella terminaría tomando el puesto en el Consejo que le pertenecía al clan Harch, ahí Rhys si tendría una razón para involucrarse con la élite de Fons de tal manera que él estaría en problemas si el prodigio del clan Di Rem tomaba una posición subjetiva en la cual apoyara a Lee y Ashley Ex Fons. Solo había dos caminos posibles, aliarse a Rygal Di Rem y hacerles frente... O morir.
—Cuando se termine la pelea, no podemos actuar hasta que no haya un ganador seguro, de eso depende lo que sigue —explicó Gino.
—¿Lee Ex Fons tiene alguna posibilidad realista de ganar, padre? —preguntó su hijo, Troy Relty.
—Sí, así como también cabe la posibilidad de que Rhys Windsor se involucre y todo termine en un instante —le respondió Gino
—Pero si eso sucede también puede llegar a involucrarse Rygal Di Rem, podría mantener a Rhys Windsor ocupado mientras Lee sigue peleando —Ren York, líder del clan York, se unió a la conversación.
—¿Rygal? Él no es rival para Rhys Windsor, no lo fue en la guerra, y menos lo es ahora, el Niño Maravilla está a otro nivel... Pero sí, tienes razón, es el único que al menos puede acercársele y mantenerlo concentrado en otra cosa, es la única opción en este momento —señaló Gino.
—¿Y Lara Harch? —preguntó Ren York.
—¡¿Estás loco?! —exclamó Karl Froyd apenas escuchó esa pregunta. La sala quedó en silencio—. Nadie en el mundo puede siquiera pensar la idea de hacerle algo a Lara Harch, Michael es un imbécil que creyó que tenía la oportunidad, pero no, no hay manera... Ni siquiera te darías cuenta y ya estarías muerto —agregó.
Gino lo miró, mientras asentía en silencio. Dándole la razón.
—El problema ni siquiera es Lara Harch, a ella por sí sola es fácil de quitarla del medio, el problema son la consecuencias que traería meterse con ella... No sólo porque es la esposa de Rhys Windsor, ni por ser la líder del clan Harch, ni porque esté embarazada de su hijo, sino que si algo sucede con ella el mundo perdería su balance, porque el control de Rhys Windsor sobre su Scire depende en su totalidad de la existencia de esa mujer... Y nadie podría pararlo jamás si pierde ese control —explicó Gino.
—Creo que no hay que subestimarla tanto, Gino, ni tampoco pretender que posee esa importancia sólo porque es la esposa de Rhys Windsor, ella es la líder del clan Harch, la propietaria y Directora Ejecutiva de la empresa de tecnología más grande del mundo y una de las tres mujeres más influyentes y poderosas del mundo, junto a Artemisa Filii Dei y Clio Windsor... ¿Es sensato rebajarla tanto? —preguntó Karl Froyd.
—Ya lo dije, Lara Harch es controlable, el único problema es Rhys Windsor, y al parecer su hermano menor ha entrado en la ecuación también, por lo tanto, el problema en realidad es el clan Di Rem —dijo Gino, colocando una foto de Vlas encima de la mesa.
—El príncipe Vlas, ¿Qué carajos sucede con los hijos de Rygal? ¿Por qué tienen que entrometerse en todo? —preguntó Karl Froyd, algo molesto.
—Ese chico es muy guapo, papá —señaló su hija, Clara, mirando por encima de su padre.
—No es momento de pensar en esas cosas, Clara, deja de lado tu espíritu adolescente al menos una vez en tu vida —su padre la reprendió.
—Sí, lo siento, padre. —Ella bajó su cabeza rápidamente y se quedó en silencio parada a su lado.
—Él todavía forma parte de la Familia Real de Remia, del clan Windsor y tiene inmunidad diplomática, es intocable en todos los sentidos, por lo que por ahora no nos concentremos en él, lo último que necesitamos es a los altos mandos de Remia o a William, Archie y Clio Windsor intentando recuperar a su príncipe —dijo Gino, volviendo a tomar la foto. La guardó dentro de la carpeta que tenía en sus manos.
—Lo que está claro es que tendremos que arreglar el desastre que la coronación ha dejado, pero, ¿Cómo explicarán el asesinato de Lee si sucede? —habló Sven Darma, líder del clan Darma. Él se encontraba parado en una esquina de la habitación.
—Suponiendo que sucederá... La única forma es dejar en claro el ataque de Yoh, eso nos puede jugar en contra, ya que si no encontramos forma de hacerlos pagar por sus crímenes la población se sentirá descontenta, pero matar a Yoh no es del todo necesario, formamos una alianza con Zardie y fingimos un ataque, con la excusa de que fue para ponernos a mano, luego todo quedará saldado, no habrá muchas cuestiones sobre razones, a nadie le importa las razones cuando de guerra se trata —explicó Gino.
Todos asintieron a su propuesta, dejando en claro que se encontraban de acuerdo con él.
—Si Lee Ex Fons muere, ¿Qué haremos con su hermana la bastarda? —preguntó Ren York.
—Ella probablemente ya esté muerta —declaró Gino, esbozando una sonrisa.
Todos dejaron paso a murmullos de sorpresa.
—¿Qué? ¿La mataste? —preguntó Karl Froyd, sin poder creerlo.
—La envié a un lugar, ahí había una bomba, no quedará nada de ella, sólo desaparecerá, ya me tenía harto que se entrometiera tanto en el Consejo, es obvio que está enamorada de Rhys Windsor y hará hasta lo posible por mantenerlo siempre cerca de ellos, eso no es algo bueno, sólo tenía que sacarla de mi camino —apenas dijo esas palabras sintió un escalofrió recorrer su cuerpo. Esa sensación de peligro venía de sus espaldas.
«No lo hagas», pensó, cuando pretendió darse vuelta.
Por suerte no lo hizo, porque sintió una daga en su cuello, y al alzar su mirada hacia el frente, todas las personas que se encontraban en la reunión lo miraban, paralizados. Parecía que acababan de ver un fantasma.
O algo peor, quizás podría ser:
—Un demonio —musitó, al apreciar el sello del Scire dibujado en una mano que pasó por su cuello.
—Así es... Hasta aquí llegaste... Gino Relty.
El tajante corte de la navaja dejó un sonido ensordecedor en la lúgubre habitación. Nadie se movió, nadie dijo nada, ni siquiera un gesto, un gemido, un suspiro... Nada.
«Destrúyelo todo...». Las palabras de Lara volvieron a su mente.
—Sólo tengo una cosa que decir... Desde hoy, Lee Ex Fons será el rey de esta nación, y todos ustedes dejarán de formar parte del Consejo, este será renovado, en su totalidad... Vayan nombrando sucesores... También debería avisarles que Ashley Ex Fons está viva, y que cada persona que atente contra su vida otra vez debe de tener bien en claro que va a terminar igual que él —amenazó, señalando a Gino, quien yacía cubierto de sangre sobre la mesa—. Espero lo hayan comprendido... Se acabó su reinado de terror, se acabaron las conspiraciones y los secretos de Estado... Se acabó todo, yo me encargué de destruirlo... Tengan mi nombre en su mente cuando pretendan confabularse contra ellos... Eso es todo... Adiós —agregó, para al instante abandonar la sala, convirtiendo el ambiente amenazante y de miedo, en desconcierto.
El olor a sangre que comenzó a invadir la habitación dio por concluida la conspiración hacia el rey.
Rhys Windsor había comenzado su restauración, y había hecho su primer movimiento al conseguir una pieza necesaria en su plan para acabar con su padre: Quitarle el control de Fons. Desde ese día Fons ya no formaría parte del juego de Rygal, y las estrategias que este podría llegar a usar se veían disminuidas, a Remia, y muy probablemente a las naciones que rodeaban el continente. Todavía faltaba mucho de lo cual debía encargarse, eso lo tenía muy en claro... Aunque esa sonrisa de satisfacción no se borró de su mente mientras caminaba hacia la cima del palacio.
—Esto apenas está comenzando —aseguró.