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La Leyenda del Scire

Vlas Windsor vive en tranquilidad en su reino natal, Remia... Con una alta posición en la sociedad, fama, dinero, influencia y reconocimiento, se considera feliz, mayormente recordando que siempre se encuentra acompañado de sus mejores amigas: Zenda y Kora Allen. Quizás su vida parecía demasiado perfecta para ser real, pero en realidad había únicamente una cosa que lo atormentaba desde aquella fría noche que tuvo lugar diez años atrás... Esas pérdidas que lo marcaron para siempre. Rhys Windsor reside en Fons, acompañado de su hermosa esposa, Lara Harch, y de la hija adoptiva de ambos, la joven Leah Foster, además de otras personas que conoció en su recorrido por el mundo en el transcurso de unos largos diez años; a quienes terminó por tomarle mucho cariño. Con la idea de protegerlos y darles felicidad tiene sólo un propósito en su cabeza... Acabar con su padre de una vez por todas. Pero aunque parezca algo simple para él y todas sus hazañas logradas, se torna complicado cuando los fantasmas del pasado reaparecen y debe cumplir esa promesa que parecía haberse roto hacía demasiado tiempo, volver a por su hermano y su madre a su hogar, Remia, temiendo que el dolor por aquella fría noche que tuvo lugar diez años atrás todavía siguiera latente. Luego de esa repentina caída de asteroides en Remia todo cambia para los hermanos Windsor. Rhys regresa a Remia dispuesto a acabar con la tragedia en su familia para siempre, y la vida de Vlas da un giro inesperado dejando a su destino esperando por él... Con esa decisión que lo torturará por lo que dure su vida. Quizás el talento y la estirpe Di Rem-Windsor fueron su mayor perdición, pero poder superar los obstáculos que hicieron presencia en sus vidas a causa de sus inevitables destinos es el impulso que los hace seguir adelante... Lo único que desean es no ceder ante aquello que siempre despreciaron, y que al final, les terminó quitando todo...

FlageAc · 武侠
分數不夠
73 Chs

Capítulo 17: Un poder más allá de los límites – La coronación III  

Fons, Ash, Residencia Harch - 3 de Abril - Año 526

 

—Rhys se ha tardado mucho, ¿No es así? —Lara intentó encender la luz de la habitación, inútilmente—. Vaya, parece que ni siquiera hay electricidad en la ciudad —añadió, volviendo a su lugar en el sofá.

 —Mamá, ¿Recuerdas lo que dijo Rhys? —preguntó Leah, entrando a la habitación con un vaso de agua. Se lo entregó a su madre y se sentó a su lado.

 —Si, que no me mueva, lo siento... Sólo quería cerciorarme de que no era un problema de la televisión —indicó ella.

 —Es un problema a gran escala, se está alejando la tarde, y es la peor hora para que un caos como este suceda... Espero Rhys y Lee arreglen la situación lo antes posible —dijo Leah, pegándose a Lara. Pasó su brazo por el de ella y recostó su cabeza en su hombro.

 —Así es... Eso espero —respondió Lara, posando su mano sobre el cabello de su hija.

Ambas quedaron en silencio, acompañadas por el silencio de la ciudad también, y la oscuridad comenzando a emerger en el vecindario. Solamente se tenían la una a la otra en ese momento.

 

Mientras tanto...

 

DEAN

 

El único momento en el cual me esperaba que algo así sucediera no era este. Quería ser yo quien decidiera sobre cuando iba a cometer mi venganza, sobre cuando me iba a volver un asesino. Pero Rhys lo había dicho, ¿Qué sentido tenía volverme un asesino si todo por lo que viví en mi vida lo perdería? No traería a papá de nuevo, Cassie se pondría muy triste si llegara a verme en ese estado, y perdería la serenidad de mi mente. Viviría traumado, atado, o incluso más maldito de lo que ya estoy.

 La velocidad con la que me dirigí a la casa de Lara fue inmensa, no era Rhys, pero estaba totalmente seguro de que no había tardado mucho más de lo que él tardaría con su máxima velocidad. La desventaja de eso era que toda mi energía eléctrica se había acabado luego del golpe de velocidad. Antes de llegar a la casa vi algunos cables caídos, eso ayudó a que pudiera recuperar la energía que perdí en la batalla y la que usé en mi impulso de velocidad.

 Oculté mi presencia al llegar al lugar. El sol comenzaba a descender por la línea del horizonte. Parado en la entrada de la mansión aprecié como esta se alzaba ante mí. No sentía ningún tipo de sensación amenazante, solamente la energía de Lara y Leah. Ellas no podían saber que yo estaba ahí todavía, así que aún con mi energía oculta tomé un salto y aterricé en el techo. 

 Esperé ahí un tiempo, algo largo, no conté muy bien cuanto duró, pero seguramente fueron más de treinta minutos, treinta minutos hasta que logré identificar a lo lejos una ligera sensación de Energía del Alma acercándose.

 No era Rhys, no eran Kit, Mya o Vlas, mucho menos eran Lara y Leah. Era él, al final las sospechas de Rhys fueron ciertas, ese tipo no se iba a quedar de brazos cruzados con todo el caos formado en Ash, aprovecharía eso para atacar a Lara y Leah... Mierda, no quería aceptar la situación... Todavía seguía sin comprender en su totalidad por qué mi cuerpo temblaba tanto, no tenía miedo, quizás un poco de nervios, después de todo, si llegaba hasta ese punto, sería mi primera pelea real en un uno contra uno con un usuario de Energía del Alma. Pero Rhys confiaba en mí, en mi fuerza y mis habilidades, no iba a decepcionarlo, haría hasta lo imposible por cuidarlas, llegaría hasta el final para que mis seres queridos estuvieran a salvo... Quizás era momento de tomar esa decisión, sólo quizás.

 

En la mansión...

 

 —Ey, ¿Tú también lo notaste, o soy sólo yo? —preguntó Lara, advirtiendo lo que su fina percepción la hizo darse cuenta. Energía del Alma, mucha Energía del Alma acercándose al lugar, pero no era nadie conocido... O tal vez sí.

 —Mamá... No es ninguno de los chicos, ni Vlas ni Rhys... Es demasiado densa. —Leah levemente comenzó a preocuparse ante la inminente llegada de esa presencia a su casa.

Ella miró a Lara quien se encontraba extrañamente calmada. Su madre le echó una mirada antes de ponerse de pie, y caminar hasta la puerta de entrada—. ¡Mamá! ¡Espera! —soltó, corriendo detrás de ella—. Estás lastimada, ¿Qué pretendes hacer? —preguntó cuando la alcanzó, la tomó de la cintura y sostuvo su peso apoyándola en su hombro.

 —Es Michael Harch... Esa maldita basura, sabía que planeaba algo, que estuviera usando sus guantes en la coronación no era casualidad, esperó que Rhys se fuera para venir hacia aquí... Mierda, justo en este momento —declaró Lara, entre dientes.

Leah se percató de la furia emanando de su madre, ella en su lugar comenzaba a sentirse invadida por el miedo, y no podía creer que conociendo el estado en el que se encontraba, Lara no tuviera preocupación por lo que ese tipo fuera capaz de hacerles.

 —Mamá, debemos escondernos, vámonos de aquí... Mamá, por favor —rogó Leah, intentando llevar a su madre con ella. Pero Lara no parecía querer ceder ante su pedido, su rostro era uno totalmente distinto al que ella conocía, esa no era Lara... No podía ser Lara—. Mamá —insistió, otra vez, pero con su voz un poco menos desesperada.

Lara seguía firme en su lugar, con la mano apoyada en el picaporte de la puerta de entrada.

 Leah notó como la sensación de la energía se hacía cada vez más grande, denotando su cercanía, él estaba solamente a metros de ellas... A metros.

 Cuando apenas se percató del movimiento, Lara ya se encontraba saltando hacia atrás sosteniendo a Leah del brazo. En ese segundo que se encontró en el aire antes de aterrizar todavía sosteniendo a su madre, Leah quedó perpleja, ¿Esa había sido ella? ¿Cómo fue capaz de moverse tan rápido estando aun herida?

 Cuando alzó su mirada hacia adelante distinguió una enorme cortina de humo, que a medida que se disipaba dejaba ver una ligera silueta algo conocida. La puerta había sido totalmente destruida por esa persona. Esa persona que se dejó ver cuando el humo desapareció totalmente, y se hizo paso entre los escombros de la parte delantera de la mansión, en ese momento no quedaba nada.

 Quizás fue verle su rostro casi nada arrepentido o esa sonrisa engreída que adornaba su cara. Quizás fue su lenta y audaz caminata, quizás fue su ataque. Lara no encontró sentido a la razón por la cual sin pensarlo dos veces se lanzó contra él. 

 —¡MAMÁ! —gritó Leah, al instante.

 Lara hizo caso omiso al grito de su hija, y siguió su camino, Michael esperó el momento exacto, pero ese momento jamás llegó, porque Lara desapareció de su vista al instante.

 «¿Qué mierda? ¿Acaso se teletransportó?», pensó Michael, comenzando a buscar a Lara a su alrededor, pero no, ella sólo había desaparecido... O así parecía. Porque un ruido que resonó a sus espaldas tomó la atención.

 —¿Rhys...? —musitó Leah, apreciando una figura alzarse ante ellos, con Lara en brazos.

 No, no era él.

 —Vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí? ¿Atacar a dos de las chicas más importantes de mi vida? Jamás permitiré que algo así suceda en mi presencia —soltó Dean, apoyando sus pies en el suelo. 

 —¿Dean? ¿Acaso tú...?

Leah no terminó su pregunta cuando Dean caminó hacia ella y le guiñó el ojo con confianza.

 —Me encargaré de esto, cuida de ella —respondió él, y al agacharse dejó a Lara sentada en el suelo.

 —Tú sabes que no necesitaba de tu ayuda, pequeño engreído —dijo ella, con una sonrisa.

Minutos antes no comprendía muy bien lo que había sucedido en su mente, tan solo pensar en que Leah correría peligro la hizo olvidarse por completo de su condición, poniéndose en peligro a ella misma también, una gran imprudencia de su parte. Pero ya no tendría que preocuparse por eso, Dean estaba ahí por una sola razón, Rhys lo había enviado, y así como su esposo confiaba en él para protegerlas a ellas, ella hacia lo mismo.

—Dices eso pero estás muy agradecida de que esté aquí, ¿O no, señorita Harch? —replicó Dean, entre risas.

—Ey, este no es momento para bromear Jackson, ¿En serio puedes encargarte de él? —preguntó Lara, cayendo en cuenta de que comenzaban a ignorar el hecho de que Michael todavía seguía en el lugar.

—Sí, claro que puedo... Soy invencible.

Destellos de luz sellaron su velocidad, porque apenas afirmó su situación desapareció de la vista de las chicas.

Dean no era el menos inexperto en el uso de la Energía del Alma entre los pupilos de Rhys... No, él era el mejor de los tres. Físicamente era el más débil, tampoco era el que tenía el poder más destructivo, ni el más útil, pero era el que tenía el poder más afín para sí mismo, sólo él podía ser capaz de utilizar tan bien el don que poseía de la manera en la que lo hacía.

Su personalidad hiperactiva, su perspicacia mental, su ágil cuerpo, su eterna maldición y su contradictorio deseo, todo era demasiado como para no llevarlo hasta el límite, ese límite que rompió, haciendo que en ese momento, más que nunca antes, pudiera despegarse del mundo por algunos segundos, que dentro de su velocidad, serían una eternidad, y cuando el mundo entero se volvió lento... Dean llegó al infinito, y el vacío lo engulló.

Fue un instante donde con tanta perfección usó su energía el cual creó esa pequeña distorsión de la realidad que hizo que su movimiento fuera imposible de percibir para nadie... Principalmente, para Michael Harch.

El puño de Dean sólo apareció impactando contra su rostro de la nada, no había siquiera una señal de él, sólo pasó.

—No puedo creer lo que acabo de ver —dijo Lara, estupefacta.

—¿Fuiste capaz de ver eso? ¿Qué tienes en los ojos? —preguntó Leah, con su rostro igual de atónito que el de su madre.

—No Leah, sólo Rhys podría haber sido capaz de ver algo así, y todavía estoy dudando —aseguró Lara.

Leah la miró al instante.

—Ahora todo tiene sentido.

Ambas miraron hacia adelante de nuevo. No quedaba nada, ese ataque de Dean había arrasado con toda la casa.

 

Mientras tanto...

 

Fons, Raven - 3 de Abril - Año 526

 

—Tus chicos son muy interesantes —declaró Ashley.

—No soy un maníaco que los dejará a su suerte, pero ellos deben de hacerse fuertes por sí solos, yo no estaré para siempre —respondió Rhys.

—En donde sí deberías estar ahora mismo es con Lara y Leah, todavía sigo sin entender muy bien qué haces aquí, ni tampoco el motivo por el cual me estás mostrando como luchan tus pupilos.

—Se llama ponerte al tanto, luego de este día, sin importar el resultado de la pelea de tu hermano, nada será igual, y deberás de tomar algunas decisiones que quizás no tenías planeado tomar.

—¿Si te pago para que los mates a todos? ¿Lo harías? —preguntó ella, su mirada seguía posada en sus pies, caminando por ese oscuro pasillo.

—Ya no hago ese tipo de trabajos, Ash... Pero quizás diez años atrás hubiera dicho que sí. —Rhys no pudo evitar reír.

—Entonces no tengo otras ideas. —Ella sacudió su cabeza, en negación.

—Antes que nada, ¿Dónde están todos los integrantes del Consejo y sus familias? —preguntó Rhys.

Ashley estaba sola en ese lugar, según ella, un sello se activó al instante en el cual el escenario fue atacado, y ella fue teletransportada a ese lugar recóndito en alguna parte de Raven, ni siquiera en Ash. Tal explicación le pareció extraña, ¿Por qué solamente a ella la enviarían a un lugar distinto en el medio de la nada? Eso no podía haber sido accionar de Lee, aunque ella lo creyera... Había algo más detrás de todo.

—En el bunker bajo el palacio... Fue una orden de Lee —respondió ella.

«Bingo», pensó Rhys. Todo hizo sentido en su mente.

—¿Y a ti te mandó hasta aquí? —inquirió.

—Sí —ella asintió.

—No... No fue Lee —Rhys aseguró.

—¿Por qué lo dices tan seguro? —Ella lo miró confundida.

—Porque Gino Relty es un hijo de puta que quiere verte muerta, Ash... Y no lo voy a permitir. —Rhys cerró sus puños con fuerza.

¿Conspirar contra Ashley? Eso era una línea que nadie debió haber pasado... Tal vez iba a tener que charlar con Gino. A solas.

—¿Qué harás? —preguntó ella.

 —Ven aquí.

 Rhys la jaló de su mano y la apretó a él. Ante este movimiento, Ashley levemente se sorprendió. No se le había tornado para nada fuera de lo normal. Quizás era el momento que estaban viviendo lo que impedía que eso sucediera, o quizás tenía razón cuando se convenció a sí misma de que ya no sentía nada por Rhys.

Pero no era momento de pensar en eso, porque Rhys comenzó a elevarse lentamente hasta llegar al cielo. Desde ahí no podía verse nada, pero era tan inmenso que parecía que estaban en un lugar recóndito, donde, a pesar de su lejanía, la explosión del lugar en el que estaban antes todavía se escuchó.

—¿Qué fue eso, Rhys? —preguntó Ashley, todavía aturdida. Estaba segura que eso había venido desde ese lugar, pero no tenía sentido. ¿Una explosión? ¿Había una bomba?

—Todavía no me has pagado la computadora que te regalé hace catorce años, no podía permitir que murieras en ese lugar —respondió Rhys, entre risas.

—Rhys, por Sun... ¿Por qué haces estas cosas sin avisar antes? ¿Qué había en ese lugar? —instó ella.

—Una bomba... En serio, no entiendo que sucede últimamente, pero parece que lo único que tienen para intentar hacer daño son bombas y explosiones, ¿No pueden ser más creativos?

—Claro, lo dice el tipo que puede someterte al inmenso poder del universo.

—Es gracioso que lo digas, porque fue justamente lo que hice contigo aquella noche en tu habitación.

—¡Rhys! Que sea la última vez que escuche algo así viniendo de ti —ella protestó.

—Sí, sí, lo siento... Me pareció gracioso lanzar ese comentario, tú sabes, para romper el hielo.

—Entre tú, Lee, el maldito Consejo, las personas que me quieren ver muerta y mi padre, terminaré por ceder al estrés... Además, ni siquiera fue la gran cosa, no te creas mucho. —Ella le quitó importancia.

—No parecía que pensaras eso —Rhys aludió, y su rostro esbozó una sagaz sonrisa.

—Si lo pensaba —ella contradijo.

—Si tú lo dices, Crown —Rhys lo aceptó.

—Por cierto, ¿Cómo funciona tu poder? ¿Qué es lo que te limita de acabar con todo?

—Es complicado... Pero resumiendo; soy tan fuerte que si fallo no habrá otra oportunidad, ¿Me entiendes?

—¿Por qué?

—Porque mi muerte conllevaría la destrucción de todo lo que conoces como humanidad... Y cuando me refiero a todo, es todo.

—¿Rygal es capaz de eso?

—Sí, lo es... Y odio que así sea, porque no puedo fallar, por esa razón tampoco puedo dejar todo al azar y pretender que solamente por mi existencia él se va a quedar tranquilo... Porque no va a suceder.

—Pero todavía no lo ha llevado a cabo.

—Primero tiene que sacarme de su camino.

—Y para eso primero tiene que sacar de tu camino a todos los demás, ¿Cierto?

—Se oye fácil, pero créeme, Ash, es algo casi imposible, porque no es tan fácil como sólo asesinar a todas las personas que amo... ¿Recuerdas lo que dijiste hace un rato? ¿Lo de someterte al inmenso poder del universo?

—¿Qué sucede con eso?

—Yo soy el inmenso poder del universo, y si esto se va de control... Quizás ni siquiera sea necesario que Rygal destruya la humanidad, porque mi poder lo haría todo.

—Ese es el error que ninguno quiere cometer, por eso ninguno de los dos actúa sin conocer los planes del otro primero... Vaya, los Di Rem sí que son precavidos.

—Ni que lo digas.

 —Por cierto... ¿Hacia dónde vamos?

 Ashley se dio cuenta de que Rhys no había parado de volar hacía un rato largo.

 —Con Lara, aunque Dean le quitó la amenaza de Michael de encima todavía está Rygal dando vueltas por ahí, y ella sigue corriendo peligro.

 —¿No crees que sería más rápido si sólo te teletransportaras?

 —No puedo gastar energía tan deliberadamente, es riesgoso no estar en plenitud ante una situación como la que estamos viviendo.

 —Entiendo... ¿Cuándo llegaremos?

 —En nada.

 —Okey.

 

Al otro lado del reino...

 

Fons, Sunrise - 3 de Abril - Año 526

 

 —Maldito monstruo... Me has traído hasta aquí —declaró, Michael apenas recuperándose del golpe de Dean. Cuando volvió en sí se percató del hecho de que estaban en el medio del desierto. Sus manos hundidas en la arena fueron la evidencia.

 El golpe de Dean había sido tan fuerte y rápido que los arrastró miles de kilómetros. Desde Ash hasta Sunrise, la frontera de Fons con el Gran Desierto de Infiana.

 —Ni siquiera yo sabía que era capaz de algo así... Michael Harch —respondió Dean, acercándose a Michael, este seguía intentando ponerse de pie.

 —Vaya, parece que el mocoso me conoce —asumió Michael, con una sonrisa.

Dean lo miró con seriedad.

 —Es extraño que tú no me hayas reconocido a mí, han pasado diez años desde ese día, tú arruinaste mi vida, y hoy estoy aquí para cobrar venganza —profesó, apretando su puño con fuerza.

 Nunca había tenido la posibilidad de estar cara a cara con el asesino de su padre, quizás por esa razón estaba tan furioso en ese momento, pero si había algo que siempre recordaba de las enseñanzas de Rhys era cuando él dejaba en claro que siempre había que mantener la cabeza fría y no dejarse llevar por las emociones. Era complicado, incluso el mismísimo Rhys no era capaz de llevarlo a cabo, pero sabía lo mucho que conllevaba luchar con ira y odio en la mente, y no quería dejarse consumir de esa manera. No era lo mejor, para nadie.

 —¿Otro más? ¿Sabes la cantidad de personas que me han dicho lo mismo? No te recuerdo mocoso, y no necesito hacerlo, pero me atacaste, y eso no es algo que vaya a perdonar fácilmente, ahora mismo eres mi enemigo. —Michael se puso de pie y dejó caer su saco. Comenzó a tronar sus dedos y su cuello, preparándose para el combate.

 —Así que eso quieres... Voy a hacerte arrepentir de todos los males que has causado en este mundo... Maldita basura incapaz de llamarse ser humano —aseguró Dean, entre dientes. No entendía por qué se sentía tan excepcionalmente seguro, su poder en ese momento era inmenso, ni siquiera recordaba tener tanta energía, al parecer todo el entrenamiento que había tenido en el correr de los años había surtido efecto—. Pagarás todo lo que le hiciste sufrir a Lara y a Cassie, hijo de perra. —Y con esa última afirmación, se lanzó al ataque.

 Michael, otra vez, ni siquiera se percató de su movimiento, solamente sintió el antebrazo de Dean chocar contra su cuello, pudo apenas reforzar su garganta con energía, fue un instinto, porque la velocidad del chico era tanta que seguramente hubiera destruido su cuello por completo. O quizás no era tan así.

 Michael salió volando lejos, tenía que ponerse a tono con la velocidad de Dean, pero era casi imposible reaccionar a sus ataques, estos eran tan rápidos que rompían cualquier tipo de defensa que él intentara formar contra el chico. Y lo confirmó cuando este apareció detrás suyo, con la misma velocidad que antes, e impactó una hábil patada en su nuca lanzándolo hacia el otro lado. Pero ante este último golpe, Michael se dio cuenta de algo muy importante, algo que ya había pensado algunos momentos atrás. La velocidad de Dean era inversamente proporcional a su fuerza de ataque, por esa misma razón, mientras más rápido se movía menos fuerza concentraba en sus golpes, eso fue lo que ayudó a que no saliera tan afectado luego del primer golpe, aquel que lo arrastró kilómetros. Si ese golpe hubiera sido con la fuerza de Rhys Windsor, lo habría matado.

 Con ese conocimiento en su cabeza, Michael pudo tranquilizarse notablemente, sólo debía dejar que el chico siguiera con ese ritmo hasta que por sí solo se quedara exhausto, para luego poder atacar sin problemas.

 Dean, todavía era un poco principiante en su energía a comparación de Michael, por eso no era capaz de notar ese defecto en su poder, este detalle hizo que siguiera usando su velocidad, ignorando el hecho de que esta no era infinita, estaba dejándose llevar y no analizaba muy bien la situación, el mayor error que un usuario podía cometer en un combate con Energía del Alma.

 Esto se hizo notar cuando Michael advirtió que con el correr de los segundos la velocidad de Dean se volvía más fácil de seguir. Dean comenzó a notar cómo sus ataques, aunque certeros a Michael, eran efímeros, y casi no lograban hacerle mucho daño, y su cuerpo comenzaba a sentirse demasiado pesado, la ligereza que anteriormente poseía gracias a su rápida circulación se desvanecía apresuradamente. 

 «Es ahora o nunca», pensó Michael, decidido a actuar de una vez por todas.

 La última vez que había usado todo su poder en una batalla había sido en la guerra, aunque ya habían pasado casi siete años desde ese combate contra Rhys Windsor... Pero esta vez no estaba frente al demonio asesino de la familia Di Rem, estaba frente a un mocoso desconocido, muy hábil, pero demasiado novel en el uso de la energía. Y él lo supo, no tener experiencia anterior iba a ser su perdición.

 Sunrise era una ciudad que se caracterizaba por su árido terreno, la región era rica en petróleo, por lo que era casi imposible recorrer el territorio sin encontrar inmensas torres de perforación repartidas por el lugar.

 Michael no lo había pensado, pero ese lugar era perfecto para una lucha, nunca había estado tan agradecido de que su contrincante eligiera un lugar que le daba tanta ventaja en un combate... Porque su habilidad condicionada no era otra más que: El control del metal.

 —¡¿Qué mierda?! —Dean apreció una enorme torre de metal alzarse en el aire, viniendo con una inmensa velocidad hacia él.

Era capaz de esquivarla fácilmente, de igual manera, había más de cien torres en todo el lugar, y si la habilidad de Michael, siendo obvio, era el control del metal, todavía no conocía sus límites, y debía tener cuidado del poder de su rival.

 Aunque demasiada precaución podía pasarle factura, porque por más rápido que fuera su nivel de reacción, no poseía la percepción tan afinada, no era como Rhys, quien era capaz de reconocer a un usuario de energía incluso si este tenía la energía oculta... Por eso no vio a Michael escabullirse detrás de la torre, esquivarla fue un error, ya que sólo se centró en ella, sin creer que en realidad eso era sólo una distracción, porque rápidamente divisó una alabarda dirigiéndose a su cabeza... Eso iba a requerir un poco más de esfuerzo.

 —Vaya, fuiste capaz de esquivar mi ataque sorpresa —rio Michael, alzándose sobre una montaña de rocas luego de ver a Dean casi esquivar su alabarda sin problemas. Pero no era así.

 «Ese ataque fue más rápido que lo normal, ¿De dónde salió? Tuve que usar el Mach 3, no puedo seguir desperdiciando energía tan deliberadamente», pensó Dean, sintiendo su cuerpo un poco más pesado que antes, a medida que usaba su energía y su velocidad disminuía, la ligereza con la que se movía también.

 —¿Sabes? Te darás cuenta tarde o temprano, pero creo que es un buen momento para demostrarte que tan rápido puedo llegar a ser, y que en realidad soy más peligroso de lo que crees... Mocoso —declaró Michael, con una intensa risa arrogante.

 —¿Ah, sí? Mira tú... ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué te aplauda? —respondió Dean, con cierto desprecio, pero sin dejar de lado su sarcasmo, acompañándolo de una ligera media sonrisa—. Celeritas —pronunció, con una suave voz, para luego chocar sus palmas con fuerza en un golpe que resonó en el lugar... Un encantamiento y un movimiento de manos, eso le daría un poco más de resistencia, quizás por al menos cinco minutos más.

 —Vaya, tienes ese tipo de conocimientos... Rhys Windsor sí que es un monstruo, no deja cabo suelto, pero eso no surtirá efecto hasta dentro de treinta segundos... Veamos si puedes aguantar —soltó Michael, impulsándose hacia el cielo, y con todas las rocas las cuales estaban debajo suyo creó una especie de taladro gigante que lanzó a Dean.

 «Mierda, si esquivo eso a una gran velocidad el encantamiento no va a tener ningún tipo de efecto... Debo sostenerlo por al menos quince segundos más».

 Dean supo que hacer... No iba a hacer algo que no afectara su cantidad de energía, pero lanzar un rayo era más eficiente que utilizar su velocidad, si quería ser capaz de aguantar lo que más pudiera tenía que plantarse ante ese ataque. Y así lo hizo.

 —La energía eléctrica se puede separar en cargas negativas y positivas... Estas se atraen, no importa hacia donde lance el rayo negativo, si la carga positiva ya ha tocado tu ataque... —explicó, lanzando los dos rayos. Uno, el cual era la carga positiva, chocó con el taladro gigante que estaba por impactarlo, y el otro se fue hacia el cielo, casi llegando a Michael—. Estas se van a atraer y van a dar un golpe seguro... ¿Conocías eso... Michael Harch? —terminó, con una enorme sonrisa arrogante cuando el impacto de los rayos hizo que el taladro se desviara hacia Michael, casi como si de atracción magnética se tratara.

 «Lo sabía... Este mocoso es un monstruo», pensó Michael, apreciando su propio ataque volviéndose contra él. A toda velocidad.

 —Pero no eres tan especial —declaró, chasqueando sus dedos—. Porque ya estás muerto —añadió, dejando que su ataque choque con él.

 El lugar respondió a la colisión con una inmensa pantalla de humo que cubrió kilómetros del terreno. No dejó ver nada por al menos unos minutos, minutos los cuales Dean creyó haber salido victorioso... Pero todo eso se vino abajo cuando el humo se dispersó, donde antes había chocado el taladro gigante de Michael se encontraba él... Parado, sin ningún tipo de daño en su cuerpo.

 —¡¿Qué carajos?! —La estupefacción hizo presencia en el rostro de Dean al hacer esa pregunta. No podía creer como el tipo era capaz de estar, no sólo vivo, sino que inclusive ileso.

 —Una de las mayores características de una torre de perforación es que para llevar a cabo su trabajo necesita de una desproporcional cantidad de energía eléctrica, y la otra es la fuerza de perforación... ¿Acaso creíste que no tenía un plan de contingencia por si debía parar mi propio ataque? He peleado con personas como Rhys Windsor, alguien capaz de devolver cualquier tipo de ataque y con una potencia aun mayor de la que se le es lanzado... No tener mucha experiencia en combate te ha llevado a la perdición, mocoso, y eso es algo que siempre tuve en mi mente, porque ni siquiera tu velocidad podría ser capaz de recorrer este campo tan rápido como para esquivar esto —soltó, chasqueando sus dedos de nuevo.

 Algo goteaba... ¿Sangre?

 «No mires abajo», pensó Dean, al instante el cual sintió un punzante golpe en su espalda que se esparció por todo su abdomen. Pero fue imposible ganarle a sus instintos, así que lo hizo.

 Una lanza traspasaba su cuerpo de un lado al otro.

 «No grites, no duele, no duele... No duele», se intentó autoconvencer. No gritó. Pero el ardor en la herida casi no lo dejaba moverse. La impresión, la sorpresa, el miedo... Todo lo paralizó, y no se dio cuenta del movimiento de Michael. Ya que cuando alzó la mirada él ya se encontraba delante suyo.

 —Envíale saludos a tu padre... Dean Jackson —dijo Michael, enterrar esa cuchilla en su corazón.

 

Mientras tanto...

 

 Kit fue el único que quedó en los alrededores del palacio luego de todo lo sucedido. El ataque, la pelea de los lideres, el pequeño combate con el ejército, la extraña petición de Rhys y la desaparición de sus compañeros. Todos ellos estaban librando sus batallas, pero él... Él ni siquiera estaba cansado. Dentro de todo, casi no había actuado, antes de irse, o desaparecer, como hacía siempre, Rhys le había dejado en claro que se dirigiera a la casa de Lara apenas terminara de revisar la zona y reducir amenazas.

 Fue rápido, era un lugar desierto, por eso, apenas acabó alzó vuelo y se dirigió a la casa de Lara a toda velocidad.

 Todavía podía percibir la energía de Mya y Vlas, también la de Lara y Leah, inclusive la de Rhys. Pero no podía hacerlo con la de Dean. Aunque apenas se percató de eso se preocupó rápidamente. Aunque luego cayó en cuenta de que probablemente Rhys estaba con él, ya que ambos buscaban al mismo objetivo, por eso Rhys le pidió que fuera a lo de Lara incluso sabiendo que había enviado a Dean. Él ya no se encontraba ahí.

 

Minutos después...

 

Fons, Ash, Residencia Harch - 3 de Abril - Año 526

 

—¿Qué carajos? —preguntó Kit al aterrizar en el lugar que antes estaba la casa de Lara, o lo que quedaba de ella—. ¿Qué mierda sucedió aquí?

 —Vaya, Rhys los envió a todos —rio Lara.

 —¿Estás bien? Supe que te habías lastimado la pierna con la explosión del escenario, ¿Quieres que te ayude? —preguntó Kit, acercándose a ella.

 —Rhys ya hizo de las suyas, no pasa nada... Con respecto a la casa, bueno, al parecer Dean es mucho más poderoso de lo que todos creíamos —respondió Lara, negando con su cabeza—. Ese chico no para de sorprender.

 —¡¿Dean hizo esto?! —preguntó Kit, con una inmensa sorpresa.

 —Sí, con un sólo golpe de hecho —Lara señaló.

 —Wow... Sabía que era fuerte, pero esto es otro nivel, mira este poder destructivo, por Sun... ¡Es otro nivel! —Kit no podía parar de pensar en lo sorprendente que sonaba eso viniendo de su amigo.

 Él siempre supo de lo que Dean era capaz de llegar a lograr. Conocía su talento, su habilidad, conocía esa personalidad de Dean que lo hacía ver alguien un poco inconsciente de su poder, pero él no iba a ser fácil de vencer jamás, lo que en ese momento estaba apreciando era la mayor muestra de eso... Estaba orgulloso de su amigo, y confiaba más que nunca en que ganaría cualquier combate... Aunque.

 —Espera... ¿Contra quién está luchando en este momento? —preguntó, esperando que la respuesta no fuera la persona que tenía en mente en ese momento.

 —Contra mi tío... Michael Harch.

Con esas palabras de Lara, su confianza se desvaneció.

 «Oh no... Mierda», pensó el chico.

 —Ey... Volví. —Esa voz.

 Los tres voltearon al mismo tiempo.

 —Rhys... Y, ¿Ash? —preguntó Lara, anonadada.

 —Hola Lara... Y los demás —saludó Ashley, alzando su mano con una sonrisa.

 Rhys caminó hacia Lara y se agachó a su lado al llegar. Ella suspiró al verlo hacer eso. Por fin iba a estar más tranquila.

 —¿Qué pasó? —preguntó Rhys, señalando la casa.

 —Dean y Michael, creo que todo se salió de control, Michael se apareció, intentó atacarnos a mí y a Leah, pero en ese momento, como si se tratara de un héroe, apareció Dean —respondió Lara, entre risas—. Fue extraordinario lo que hizo... ¿Tú sabías que él era capaz de algo así?

 —Mas o menos, conocía su habilidad, la usó contra mí una vez cuando estábamos entrenando, pero cayó rendido al instante, al parecer usa mucha energía, pero ha estado practicando e intentando ser más eficiente en torno a eso, veo que ha mejorado mucho... Vaya, creo que fue una buena idea confiar en él —declaró Rhys, con cierto orgullo en su sonrisa. 

 —¿Estará bien? ¿Luego de ese ataque sólo desaparecieron? Si te soy sincera, no conozco en demasía el poder de Michael, pero tú sí, ¿Crees que pueda salir airoso? —preguntó Lara, dejando ver su preocupación.

Rhys notó eso y apoyó una mano en su espalda, la sonrisa que se veía en su rostro no desapareció. Le contagió un poco de su confianza a Lara.

 —Estará bien, quédate tranquila... Él es muy fuerte —aseguró Rhys.

 —Mejor así —suspiró Lara—. ¿Qué pasó con Ashley? ¿Por qué vino? —preguntó, con curiosidad.

 —La quisieron asesinar, la enviaron a un «lugar seguro», pero era una trampa... Lastimosamente creo que deberé darle la razón a Lee en ese sentido, ella no lo vio venir, aunque supongo que fue más que nada por el hecho de que confió demasiado en su hermano, creo que aquí estará más segura hasta que Lee resuelva ese tema —explicó Rhys, desviando ligeramente su mirada hacia Ashley.

Ella se encontraba charlando con Leah, también lo miró cuando se percató de eso, y sonrió.

 —¿Sólo eso? —preguntó Lara.

 —¿Eh? —Rhys volvió su mirada a su esposa.

 —¿Sólo eso pasó? ¿Nada más? —preguntó Lara, otra vez. Con su mirada algo indecisa.

 —No, mi amor, te juro que no pasó nada más... En serio —afirmó Rhys, tomando su mano con suavidad.

Ella sonrió y le dio un beso.

 —Confío en ti, cariño, quédate tranquilo... Sé que estás concentrado en otras cosas en este momento, como tu padre, o Lee, también los chicos... Y principalmente Vlas, ¿Estás seguro que podrá aguantar esto? Es un chico todavía —preguntó Lara.

Rhys bajó su mirada ante esa cuestión. Él había pensado exactamente lo mismo, pero sabía lo que debía hacer, su hermano se lo había pedido, quería hacerse fuerte, y no podía intervenir en su pelea... Era momento de que él comenzara a conocer el mundo real.

 —Sí... Es un Windsor, claro que lo hará... Pero antes de encargarme de todo esto... Debo decirte algo, muy importante, a ti y a Leah. —Alzó su mirada y contempló a su esposa, con seriedad.

Ella se vio muy confundida con las palabras de su esposo. 

 —¿Sobre? —preguntó, inclinando su cabeza. Era una cuestión complicada.

 —Michael... Thomas... Marie... Los padres de Leah... Y el Incidente de Raven —respondió Rhys.

Lara le tomó atención al instante, apenas escuchar el nombre de su padre... Lo miró con cierta cautela, ella sabía por dónde venía eso que él quería hablar, porque nada bueno saldría si juntaba esos cuatro elementos en un único tema.

 —Espera... Antes de que siquiera digas algo, llamemos a Leah, y hablemos los tres solos... Por favor —pidió Lara, apoyándose en el hombro de su esposo. Él asintió en silencio y la ayudó a ponerse de pie—. Leah... ¿Puedes acompañarnos? Debemos de hablar —añadió, dirigiéndose a su hija.

Ella también la miró confundida. Mas que nada por el extraño tono de voz de Lara, demasiado apagado como para que fuera una buena noticia.

 —Claro —accedió la chica, acercándose a ellos.

 —Kit, Ash, las llevaré a Pines, no tardaré mucho, ¿Me esperan aquí? —preguntó Rhys.

 Kit y Ashley se miraron algo desorientados. ¿Para que los iba a necesitar luego?

 —Si, claro —asintieron ambos, al unísono.

 —Bien... Gracias, ya vuelvo. —Y desapareció al instante con Leah y Lara.

 Los restos de la casa quedaron casi inhabitados. Sólo se encontraban Kit y Ashley apreciando el lugar. Ninguno de los dos se conocían muy bien, el silencio al comienzo fue incomodo, hasta que ella lanzó la primera pregunta:

 —¿Kit Miracle, cierto? —preguntó.

 —Sí, ese mismo... ¿Me conoces? —preguntó Kit, con curiosidad.

 —Algo por el estilo... Leí la ficha que Windsor me envió luego de haberle pedido una descripción de ustedes, los que iban a ejercer como seguridad de la coronación... O lo que sea que eso haya sido —explicó ella, riendo al final.

Kit acompañó su gracia.

 —Claro, eso... Lo siento por no haber podido evitar que se arruinara, hicimos lo posible y aun así sucedió —Kit se disculpó.

 «Vaya, es muy respetuoso y responsable», Ashley notó.

 —Eso era algo que ya se sabía de hecho, Windsor siempre lo dejó en claro, hiciéramos lo que hiciéramos no evitaríamos que algo así sucediera, pero al menos pudimos prepararnos lo suficiente para que no saliera del todo mal... Muchas personas murieron, y desde hoy en día nada será igual en esta nación, muchos secretos saldrán a la luz, muchas cosas cambiarán... Sólo espero que eso no afecte el mandato de Lee... Si es que llega a sobrevivir en su pelea. —Su tenue tono de voz casi deja en evidencia su inseguridad.

 —¿Estás insegura por eso? —preguntó Kit.

 —No, confío en lo que él es capaz de lograr, sé que es fuerte, mucho... Estoy segura de que ganará, estoy más preocupada por el hecho de no saber muy bien qué sucederá luego de eso... No quiero que su sueño se venga abajo incluso antes de comenzar.

 —¿Crees que Rhys lo ayudará? Parece que él está muy involucrado en esto.

 —Windsor no puede ni quiere involucrarse mucho en la política de Fons, sólo lo contratamos para este momento en específico, y está haciendo lo posible para mantener todo bajo control... Todos sabemos que él podría resolver este problema en un instante, pero ese no es su trabajo, y él lo tiene muy en claro, por eso le ha dejado la parte más importante y difícil a Lee, por eso se está encargando de ustedes y de ellas antes de todo lo demás, porque sus prioridades son esas... Su familia y seres queridos siempre irán antes que el resto del mundo.

 —Vaya, describiste a Rhys con mucha facilidad, ¿Tú sabes algo de lo que ellos hablarán?

 —Un poco... Michael es el asesino del padre de Lara, ¿Cierto?

 —Mas o menos... Por lo que Rhys me contó, que fue poco... Él es uno de los involucrados, aunque no sólo eso, también parece que metió mano en el tema del accidente de tren en Raven, donde murieron los padres de Leah.

 —Ya veo, por eso las llevó a ambas... ¿Y por qué se los va a contar ahora?

 —Porque Dean está luchando con Michael para vengar la muerte de su padre, y si él llega a ganar, todo lo que Michael hizo saldrá a la luz, y antes de que ellas se enteren por otro lado que Rhys les está ocultando eso hace años, prefirió ser él quien se lo diga.

 —Sí, tiene sentido... Pero él sabe que eso no arregla todo, nada quita que las ha estado engañando por años, que les mintió muchas veces, quizás por su propio bien, pero era una información muy importante de sus vidas, se sentirán muy dolidas, y deberá enfrentar eso.

 —Sí, él temía eso mismo... Pero Lara y Leah no son mujeres que se dejen llevar tanto por sus emociones, creo que entenderán lo que él hizo, fue una etapa muy dura para ambas, quizás si lo sabían nunca podrían haber salido adelante, al menos ahora ambas se encuentran en un momento firme, están seguras con él a su lado... Creo que no hay mejor momento que este... Es ahora o nunca.

 —Pienso lo mismo —dijo, Ashley cerrando la charla.

Ambos quedaron en silencio de nuevo unos minutos... Hasta que la paz se vio interrumpida. Era demasiado obvio, pero ante todo, demasiado surrealista. Una desconocida energía se movía con rapidez hacia ellos.

 —Mira, yo no es que sea muy buena usando mi energía, apenas puedo hacer lo básico, pero creo que soy capaz de ayudarte de todas maneras —indicó Ashley, dirigiendo su mirada hacia Kit.

Él sonreía.

 —No, quédate tranquila, Rhys te trajo aquí para que estés segura, tendré que encargarme de cualquier amenaza hasta que él vuelva... Ese tipo es mío —aseguró el chico, cerrando su puño con éxtasis. Al fin iba a pelear, su momento había llegado.

 —¿Te dejo el trabajo a ti entonces?

 —Sí...Te protegeré, guapa —dijo Kit, esbozando una media sonrisa.

 —Lo que digas... Kit Miracle... Espero me sorprendas —rio Ashley.

 —Claro que lo haré —afirmó Kit. No podía esperar más.

 

Mientras tanto...

 

Fons, Pines, Residencia Harch - 3 de Abril - Año 526

 

 —Es difícil comenzar esto —dijo Rhys, mirando a las dos chicas que se encontraban sentadas en la mesa con él en ese momento.

 Apenas llegaron al apartamento en Pines, Lara insistió no perder tiempo. Él seguía intentando alargar la situación, temía que ellas estuvieran demasiado ansiosas, y que lo que tuviera para decirles les afectara el doble. Pero ya no podía seguir ocultándole eso a dos de las personas más importantes de su vida... Sino las más.

 Apoyó sus manos con sus dedos entrecruzados sobre la mesa, y siguió sosteniendo su mirada ante ellas. Las dos lo miraban con la misma curiosidad en su rostro. Aunque el de Lara era más demandante. Después de todo, ella no era tonta y con las pistas que él ya le había dado fue capaz de deducir rápidamente el tema a tratar, y probablemente ya supiera todo, sin que él se lo dijera, pero la confirmación era lo único que le faltaba para aceptar esos sentimientos que nacerían en ella en su totalidad.

 —Vamos con lo principal, Rhys... ¿Qué sucedió primero? —preguntó Lara, ella comenzó a hacer fluir la charla, ya que sabía que Rhys comenzaría a divagar y nunca terminaría por decir todo.

 —Okey, miren... Yo las amo con mi alma, ustedes son, junto con mamá, las mujeres más importantes de mi vida, nunca haría nada para lastimarlas, y todo lo que hago es para que en algún momento lleguen a ser felices... Pero hay algo que les he ocultado por años, pensando que iba a ser mejor para ambas, ya que es algo que seguramente les duela mucho... Algo muy importante, importante en sus vidas, en sus decisiones, y en su destino, porque ambas están aquí en este momento por esas situaciones, y si estas no hubieran sucedido, nada sería igual —se explayó.

Estaba nervioso, ante ellas, pero no podía ceder su mirada de Lara, ella no cambiaba esa expresión. No quería verla perder los estribos, no sabía cómo hacerlo.

 —Rhys, es muy lindo todo lo que dices, pero... Con todo lo que hemos pasado, con todo lo que hemos superado, ¿Qué puede ser tan grave como para afectarnos hasta ese punto? —inquirió Leah, ella se encontraba muy confundida con la situación. Pero intentó sonar algo tranquila.

 —Chica... Mírame... Prométeme que no cometerás una locura cuando lo sepas —pidió Rhys, acercando su mano a la de ella, que se encontraba posada sobre la mesa.

Leah se confundió aún más, todo se estaba volviendo demasiado extraño.

 —No, no sé qué es, pero no creo que llegue hasta ese tipo de limites... Confía en mi —respondió la chica, entusiasmada.

Esa leve sonrisa inocente hizo encogerse el corazón de Rhys. Miró a Lara y ella asintió, en silencio, nada más.

 —¿Recuerdas ese incidente donde tus padres perdieron la vida seis años atrás? —preguntó, y ella asintió—. En realidad no fue un accidente como tal, fue una situación planeada y causada por alguien más... La muerte de tus padres fue un asesinato, Leah.