Wei Ruo había pensado en Wei Jinyi por un instante, pero no esperaba que realmente regresara.
—Mhm —respondió Wei Jinyi.
—¿Estas hierbas medicinales son un regalo de mi segundo hermano? —preguntó Wei Ruo.
—Mhm, me encontré con ellas en el camino y las recogí sin más —respondió Wei Jinyi.
Wei Ruo se rió a carcajadas. Esta mentira de su segundo hermano era demasiado torpe.
En primer lugar, la rareza de estas hierbas medicinales era precisamente porque eran difíciles de encontrar, no algo que estuviera por todas partes. Ella podría creerle si dijera que se topó con una planta, pero era demasiado increíble que él recogiera una caja entera sin más.
Además, su segundo hermano no era médico. Si no tuviera la intención de recoger esas hierbas, ni siquiera las reconocería y las ignoraría como malezas comunes.
Viendo a Wei Ruo reír, Wei Jinyi supo que su mentira había sido descubierta, y un toque de rojo subió a su rostro.
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