—No. No Paulina también.
A través de ojos llenos de lágrimas, Alicia suplicó débilmente —Por favor... has estado conmigo en todo. Ayuda... ayúdame... —Cerró los ojos, buscando fuerzas, antes de continuar, su voz cansada—, ...cuida del niño cuando yo me haya ido.
El corazón de Paulina se hizo añicos con la petición de Alicia, las lágrimas corriendo por sus mejillas mientras respondía —Yo... no puedo hacerlo. —Su voz temblaba de emoción, negando con la cabeza mientras añadía:
— No lo haré.
—P-Paulina...
—¡He perdido a demasiadas personas a las que quería! —Paulina gritó fuerte—. ¡Mi familia! ¡La Reina Anne! No quiero pasar por eso otra vez. No puedo soportar pasar por ese dolor una y otra vez. No cuidaré al niño si tú no estás aquí. ¡No viviré si tú no estás aquí!
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