Con todo lo que sucedía en el palacio, en particular, la madre de Lance no podía evitar sentirse agradecida de que su hijo hubiera regresado sano y salvo. Lo había llevado rápidamente a su cámara y lo abrazó mientras lloraba de alivio.
—¿Qué habría hecho si él hubiera regresado en el mismo estado que Williams o Luciana?
Lance suavemente la apartó avergonzado, pero ella se aferró a su brazo con cariño mientras se separaban del abrazo.
—¿Cómo pudiste irte con ellos sin decírnoslo? ¿Y si el Príncipe Harold o la bruja te hubieran hecho daño? ¿Por qué te hicieron vestir con algo tan sucio? —lloró.
—Estoy bien —Lance la aseguró impacientemente mientras decía—. Tengo que ir a ver cómo están los demás.
—¿Ver a quién? —preguntó su padre al entrar en la cámara, frunciendo el ceño.
—Tu padre y yo estábamos muy preocupados por ti. Te has sentido mal durante días. ¿Cómo puedes elegir dejarnos de nuevo? —preguntó su madre, luciendo horrorizada.
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