``` La historia de un hombre que trae la muerte y una chica que la niega. ---- En la montaña embrujada del reino, dicen que vivía una bruja. Ella nació princesa. Pero incluso antes de su nacimiento, el sacerdote la declaró maldita y exigió su muerte. Envenenaron a la madre para matar al bebé antes de que diese a luz, pero el bebé nació de la madre muerta —una niña maldita. Una y otra vez, intentaron matar al bebé pero ella milagrosamente sobrevivió cada intento. Dándose por vencidos, la abandonaron en la montaña embrujada para que muriera pero ella aún sobrevivió en esa tierra estéril —una bruja. —¿Por qué no muere? Años más tarde, la gente finalmente se hartó de la bruja y decidió quemar la montaña. Pero el Diablo llegó en su rescate y la llevó consigo de aquel lugar en llamas, porque morir no era su destino ni siquiera entonces. Draven Amaris. El Dragón Negro, que gobernaba sobre los seres sobrenaturales, el Diablo con quien nadie deseaba cruzarse en su camino. Odiaba a los humanos pero esta determinada chica humana lo atraía hacia ella cada vez que estaba en peligro. —¿Es realmente humana? Él se llevó a la humana con él y nombró a esta misteriosamente tenaz chica “Ember”, un pedazo de carbón ardiente en un fuego moribundo. Un alma manchada de venganza y la oscuridad del infierno, se levantaría de las cenizas y cumpliría su revancha. ------ Este es el segundo libro de la serie de Los Diablos y Las Brujas. El primer libro es - La hija de la bruja y el hijo del diablo. Ambos libros están conectados entre sí, pero puedes leerlos de manera independiente. ```
Draven no hizo esperar a su pequeña compañera. Acercó su rostro al de ella, y su mano enguantada inclinó su rostro hacia arriba hasta que sus ojos se encontraron. Sin previo aviso, su mano libre se movió a la parte baja de su espalda, y su delgado cuerpo fue presionado contra el suyo, alto y más fuerte, eliminando efectivamente el pequeño espacio entre ellos.
Sus delgados y cálidos labios rozaron los de ella, haciéndola jadear. Ella ya no podía esperar y plantó torpemente sus labios sobre los de él. Draven sonrió con suficiencia ante su débil intento de besarlo donde ella sabía lo que quería, pero no sabía cómo conseguirlo.
Se apartó un poco para mirar esos encantadores ojos verdes esmeralda de ella y susurró contra sus labios —Impaciente... ¿no es así?
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