``` La historia de un hombre que trae la muerte y una chica que la niega. ---- En la montaña embrujada del reino, dicen que vivía una bruja. Ella nació princesa. Pero incluso antes de su nacimiento, el sacerdote la declaró maldita y exigió su muerte. Envenenaron a la madre para matar al bebé antes de que diese a luz, pero el bebé nació de la madre muerta —una niña maldita. Una y otra vez, intentaron matar al bebé pero ella milagrosamente sobrevivió cada intento. Dándose por vencidos, la abandonaron en la montaña embrujada para que muriera pero ella aún sobrevivió en esa tierra estéril —una bruja. —¿Por qué no muere? Años más tarde, la gente finalmente se hartó de la bruja y decidió quemar la montaña. Pero el Diablo llegó en su rescate y la llevó consigo de aquel lugar en llamas, porque morir no era su destino ni siquiera entonces. Draven Amaris. El Dragón Negro, que gobernaba sobre los seres sobrenaturales, el Diablo con quien nadie deseaba cruzarse en su camino. Odiaba a los humanos pero esta determinada chica humana lo atraía hacia ella cada vez que estaba en peligro. —¿Es realmente humana? Él se llevó a la humana con él y nombró a esta misteriosamente tenaz chica “Ember”, un pedazo de carbón ardiente en un fuego moribundo. Un alma manchada de venganza y la oscuridad del infierno, se levantaría de las cenizas y cumpliría su revancha. ------ Este es el segundo libro de la serie de Los Diablos y Las Brujas. El primer libro es - La hija de la bruja y el hijo del diablo. Ambos libros están conectados entre sí, pero puedes leerlos de manera independiente. ```
—Reya y Clio. Quizás Yula les haya dicho que... —Justo entonces, sus sirvientes entraron en su cámara con grandes sonrisas en sus rostros.
—Buenos días, señorita —ambas la saludaron, que estaba mirándolas, solo para que ella les preguntara algo pero…
—Señorita, ¿qué es eso que tiene en la mano? —preguntó Clio.
—Lo vi ayer por la tarde cuando trajimos té para usted, pero olvidé preguntarle —añadió Reya.
—Así que no fueron estas dos —Ember concluyó—. ¿Yula visitó mi cámara esta mañana?
—Señorita, eso es imposible. La dama Yula regresó a su hogar anoche después de terminar su trabajo y tendrá unos días libres —contestó Clio rápidamente.
—¿Libre?
—La hija de la dama Yula estará de regreso en casa, así que se tomó unos días libres para pasar tiempo juntas en familia.
—La dama Yula realmente ama a su hija.
—Entonces no fue Yula —Ember concluyó de nuevo—. Entonces no hay otro culpable. Tuvo que ser él. ¿Lo hizo... Realmente lo hizo?
Su rostro se sentía muy, muy caliente.
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