Janette y la Kitsune Gian Li se vieron a los ojos con severidad. Ambas, antes de iniciar el combate, se saludaron con una reverencia y procedieron a pelear con sus espadas. Impotente ante lo que veía, traté de romper aquel cristal en el que estaba atrapado; pero era inútil. Su grosor era demasiado fuerte como para poder romperlo o siquiera quebrarlo.
Las espadas chocaron creando una chispa al hacerlo. Una leve llovizna cayó del cielo y, en aquel paradisiaco campo en el que nos encontrábamos, pude ver como los rayos, acompañados de los truenos, iluminaban el oscuro pastizal donde ambas guerreras peleaban por el honor. La llovizna no tardó en convertirse en lluvia. Moviéndose con rapidez, Janette, esquivó la espada de Gian Li que iba directo a su cabeza. Cayendo al suelo y con su espada todavía en mano, Janette, intentó rebanar el pie de su contrincante; pero la velocidad de la Yokai impidió que perdiera la pierna al cubrirla con su espada de samurái. Agazapada en el césped y con el viento moviendo su peto azul junto con sus largos cabellos blancos, incluido la pluma que tenía en su sombrero, Janette, intentó rematar a su contrincante dirigiéndose a su cadera; pero la espada de Gian Li era igual de rápida que la espada de Janette. Sin siquiera decir algo, Gian Li saco sus nunchakus con la otra mano y atrapó la espada de Janette quitándosela de sus manos
- ¡NO, JANETTE!- grité horrorizado al ver a mi amiga desarmada
Los nunchakus fueron directo a la cabeza de Janette golpeándola con fuerza, quitándole el sombrero en el proceso, no pude ver que sangrara; pero sí que le dolió mucho dicho golpe. Gian Li decidió repetir su ataque al ver a su contrincante en el lodoso suelo sujetándose la blanca cabellera con un ojo cerrado y el otro abierto mientras apretaba los dientes. Intentaba romper aquella barrera mágica con mis puños e incluso con mis pies dando fuertes patadas a ese cristal indestructible; pero no podía y cerré los ojos para no ver como golpeaban a mi amiga en la cabeza; pero al oír la exclamación de Gian Li, los abrí de nuevo observando, maravillado, como Janette atajó aquel ataque con su propio brazo. Los Nunchakus se habían enroscado sobre la manga de su camisa blanca y Janette, de un solo movimiento, se los sacó de la mano. Resoplando de ira, Gian Li, se puso en pose de defensa mientras Janette se levanto del suelo para repetir las piruetas que había visto antes realizar su contrincante. Al finalizar dichas piruetas Janette se abalanzo sobre Gian Li y golpeó su brazo sin siquiera darle tiempo a esquivar el ataque, la Kitsune intentó decapitarla; pero Janette le enroscó los nunchakus en la espada arrebatándosela de las manos, acto seguido la golpeó en la cabeza con aquella arma haciendo que la rojiza cabellera comenzara a sangrar, confundiéndose el color de su sangre con el de su pelo. La Kitsune se sujetó la cabeza tambaleándose. Janette le dio otro golpe en la frente obligándola a caer al suelo. Vi en su mirada la decisión de matarla. Gian Li había decidido dejar de pelear para poder entregarse ante su inevitable destino, los truenos junto a los rayos daban a entender que ese era el único final para dicho conflicto, sin embargo yo si tenía algo que objetar en todo ese asunto.
- ¡JANETTE, NO!- grité asustado al ver que mi amiga pensaba matar a su oponente
- ¡HAZLO!- gritó Gian Li siendo su voz acompañada por un fuerte trueno- ¡ACABA CONMIGO!
- Muere… con… honor- gimió Janette levantando su espada dispuesta a cortarle la cabeza, un rayo mostro aquella determinación en sus azules ojos
- ¡Janette, no lo hagas!- grité desesperado- ¡recuerda lo que me dijiste sobre tus ideales de la justicia! ¡de honor… de lo que tu madre y tu padre te enseñaron!
Janette se detuvo sosteniendo su empapado sable en el aire al oír aquello
- ¡Si la asesinas, no serás distinta de ella! ¡y tu eres mejor que ella! ganaste amiga la venciste en su juego, deja que sea castigada por su fracaso delante de sus Yokais, ¡tú eres mejor que esto! sé que eres mejor que esto… yo creo en tus ideales ¿tú no crees en ellos?
La espada temblaba junto a su mano al oírme hablar de esa manera, Gian Li se veía desesperada al ver que no sería ejecutada, por lo que tuve que decir
- Si la matas, ella habrá ganado, por favor princesa de Plata, Mosquetera de la justicia… perdónale la vida y déjala vivir con la vergüenza de su propio deshonor al ser vencida por la mejor guerrera de los Draco: Janette la Mosquetera detective
El agua cubría su rostro junto con sus mejillas al punto de parecer que estaba llorando, su cabello blanco mojado cubría su mirada; pero, dando un rugido de ira, soltó su espada y puso su bota sobre el cuello de Gian Li
- Lárgate de mi vista ahora Ronin- le ordenó Janette con una voz severa cuyo tono era demasiado duro- y ruega que no vuelva a encontrarme contigo o de lo contrario las palabras de mi mejor amigo no serán suficiente para salvar tu apestosa vida
- ¡Esto no ha terminado Draco!- rugió Gian Li convirtiéndose en una zorra de pelaje blanco- ¡nos volveremos a encontrar y ese día acabare contigo!
- ¡Cuando quieras y como quieras, perra!- la desafío Janette quitándole la bota del cuello dejando que ella se largase de allí
El escudo de cristal, o lo que fuera que me retenía, desapareció. Permitiéndome salir del molino para correr a donde se encontraba Janette quien estaba colocándose su sombrero. Ni bien llegué le di un fuerte abrazo sintiendo su cálido cuerpo junto a la fresca lluvia casi primaveral y ella recuperando su sonrisa me dijo
- Tranquilo Jean, estoy bien, solo mi orgullo fue herido en esta batalla
- Alteza- murmuré con cariño y respeto dejándola de abrazar para arrodillarme delante de ella- usted fue la vencedora de esta batalla, su orgullo no debería verse herido
- Primero que nada Jean: no me digas alteza, soy solo una igual a ti o, como última opción, tu mentora; pero nada mas- me pidió Janette riendo con ternura- y segundo…
Su sonrisa desapareció para añadir
- Las apariencias engañan Jean, no fui vencedora de esta contienda
- Pero…- intenté protestar; pero ella me hizo una señal de alto con su mano enguantada
- Pude vencerla en combate; pero el no poder haber evitado que matara a sus presas, ser incapaz de huir a tiempo de su campo de fuerza mágico y saber que aquella estatua fue destruida por motivos codiciosos no me hace una vencedora de esta partida, al contrario, perdí en casi todos los aspectos de la misma- mirando al horizonte, donde la Kitsune había huido, con sus blancos cabellos mojados moviéndose por el viento, oyéndose un trueno en la lejanía seguido de un relámpago fue que dijo- lo único que hoy gané fue una Némesis.