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Extraña Aparición

Normalidad era algo que no existía en la vida de Yuuken desde que había despertado en Twisted Wonderland. Casi un año había pasado sin tener forma de regresar a su mundo, y a pesar de haber hecho buenos amigos, no podía evitar extrañar su hogar.

"Lo que daría por volver"

—Oye, tierra llamando a Yuuken, ¿estás ahí?

La mano de Ace lo sacaba de sus pensamientos. Eran finales de primavera, el cambio de clima comenzaba a ser más notorio. Aquella tarde los chicos de primero se habían reunido en Onboro para estudiar, pero la sombra de los árboles junto al calor hacían que los libros quedaran olvidados en el pasto.

—Chicos, el reporte de los siete grandes es para mañana— recordaba Sebek a los demás, —Tranquilo, además, después de todo lo que ha pasado, merecemos un descanso— contestaba Ace recostado en el piso.

Ocho overblots, la competencia de Magift, los exámenes finales y las convocatorias para asignar a los nuevos líderes de dormitorio habían dejado muy poco tiempo para relajarse.

—Para haber sido elegidos como nuevos líderes, están muy relajados— regañaba Deuce a los demás, —No te creas la gran cosa solo porque fuiste nombrado nuevo sub líder— lo retaba Ace.

—¿Alguien sigue dolido por no ser escogido?— se jactaba Epel, picando el orgullo del pelirrojo.

—Ace Trapolla san, si te cambias a Ignihyde con gusto te nombro sub líder— proponía Ortho a su amigo.

Mientras los chicos seguían hablando, Yuuken comenzaba a tener un mal presentimiento, el sexto sentido que había desarrollado en esos meses para indicarle cuando el peligro estaba cerca, palpitaba fuerte en su interior.

—¿Y ahora tú qué traes? Estás muy distraído— le hablaba nuevamente Ace.

—Solo siento que no deberíamos bajar la guardia— respondía el chico encogiéndose de hombros. Los otros estudiantes guardaron silencio de golpe.

En el tiempo que llevaban conociendo al chico habían aprendido a tomar en serio sus palabras, pero el hartazgo de lo que habían vivido solo en su primer año de escuela les motivaba a no tomar enserió su preocupación.

—Exageras número dos, ¿qué crees que va a pasar?, ¿qué el cielo se oscurecerá y algo va a aparecer?— cuestionaba Grim a su compañero de dormitorio.

Apenas termino su ironía, paso exactamente lo que el felino había descrito. Sumado a las nubes negras, una mancha oscura que repartía rayos de varios colores flotaba sobre Onboro.

—¡TENÍAS QUE HABLAR!

La mancha comenzó a deformarse, de repente un fuerte viento comenzó a jalar pequeñas cosas a este, al mismo tiempo que este parecía devolver esos mismos objetos con mayor velocidad.

Ortho comenzó a analizar aquel objeto, abrió michos los ojos cuando sus sensores arrojaron el resultado.

—Por el dios de la muerte, ¡es un agujero de gusano!

La mancha comenzó a jalar objetos más grandes, los libros de los chicos fueron tragados por este, incluso Grim tuvo que sujetarse con fuerza de la pierna de Yuuken para no salir volando.

—¡Vámonos de aquí!, ¡Tenemos que buscar al director!— grito Jack a los otros, estos solo asintieron y comenzaron a correr a la salida, Yuuken se quedó al último, estaba por cruzar la puerta cuando creyó escuchar algo.

En el interior del agujero algo aparecía y desaparecía.

—¿Qué esperas? ¡Vámonos ya!— gritaba Grim jalando su pantalón.

—Creo que hay alguien adentro— señalaba el chico a los demás.

—¿Estás loco?— alzo la voz Ace.

—Eso es imposible— restaba importancia Sebek.

—Em... ¿Chicos?— hablaba dudoso Epel, señalando al agujero.

Los ocho estudiantes volvieron a mirar sobre el edificio viejo, una mancha comenzaba poco a poco a tomar forma humanoide, además de un ruido constante como el de un grito.

—No puede ser...— lamentaban los chicos, si era lo que temían se verían nuevamente involucrados en problemas.

Poco a poco un cuerpo humano se hizo material, además de que los gritos de este se hacían más fuertes. El cuerpo desapareció momentáneamente, tres segundos después una explosión estallo sobre Onboro donde un chico apareció flotando en el interior del agujero de gusano.

Este parecía caer en el interior del agujero, su cuerpo se sacudía con violencia y apenas lograba esquivar lo que el agujero se tragaba o escupía.

Sus gritos de ayuda alertaban a todos.

—¡Tenemos que ayudarlo!—ordeno Yuuken a los otros, a pesar de la queja de los chicos, todos regresaron al interior del jardín de Onboro.

—¿Pero qué se supone que vamos a hacer?— grito Ace cubriéndose la cara.

Yuuken miro a su alrededor y al chico en problemas, —¿Alguien puede aparecer una cuerda?— pregunto a los otros.

—¡Sencillo!— se jactó Sebek apareciendo el objeto.

El chico comenzó a atarse la cuerda mientras hablaba, —Sebek y Jack, por favor, sujeten la cuerda mientras voy por el chico, el resto trate de eliminar cualquier objeto que se acerque a nosotros.

—¿Y cómo piezas subir allá arriba?— preguntaba preocupado Epel.

—¿Me prestarías un momento tu fuerza?— pedía Yuuken a Ortho.

No muy convencidos por el peligro que el chico sin magia corría, los alumnos tomaron sus lugares. Ortho subió al techo con Yuuken, ambos miraron el agujero.

—Si las cosas se complican, te voy a ir a buscar— advertía el androide a su amigo, Yuuken solo asintió.

Ortho tomo al chico por la cuerda y lo aventó lo más directo que sus cálculos le permitieron. Algo con lo que el chico no contó fue que el agujero lo repeliera de su interior, pero al mismo tiempo lo mantuviera flotando cerca de este.

Tomo la cuerda con una de sus manos para no perder el equilibrio y la otra la extendió en dirección al chico.

—¡Oye!— grito para llamar su atención, —¡Toma mi mano!

En tierra, los chicos desviaban la trayectoria de los objetos que el agujero repelía contra ellos y contra los chicos en el aire.

—Un mes sin que nada pase, ¿es mucho pedir?— se quejaba Ace haciendo estallar un tronco. —Deja de quejarte y por atención— le regañaba Epel

Jack y Sebek hacían su mejor esfuerzo por sujetar la cuerda; sin embargo, la fuerza del viento era grande, de repente una roca rozo la cuerda rompiéndola parcialmente.

—¡Mierda!— gritaron al mismo tiempo.

Miraron con pánico cómo esta comenzaba a desbaratarse, cuando esta estuvo a punto de separarse un brillo verde la envolvió.

—¡Waka-sama!— gritaba aliviado Sebek al ver que su maestro había aparecido para ayudarlos.

No solo él estaba ahora en Onboro para ayudar a los chicos de primero, el resto de los líderes de dormitorio al ser comunicados sobre lo que estaba ocurriendo habían acudido lo más rápido que pudieron junto a algunos profesores.

—Ya no debería sorprenderme verlos a ustedes— hablaba Riddle por todos.

Con la ayuda de los líderes fue más fácil defender el dormitorio y a los chicos de los proyectiles naturales que lanzaba el agujero; sin embargo, rescatar al chico seguía siendo una tarea difícil.

Ninguna de las magias de los líderes podía acercarse a los chicos en el cielo, era como si el agujero tuviera una barrera que disolvía todo lo que fuera mágico.

—Oye lagartija, ¿por qué no solo cierras esa cosa?— gritaba Leona fastidiado al líder de Diasomnia.

—Yuuken está muy cerca, podría caer en el agujero— respondía también enojado Malleus.

—Y quienquiera que sea ese chico podría desaparecer también— apuntaba Vil al ver que ninguno de sus compañeros se había preocupado por el otro chico.

Ajeno a todo lo que pasaba abajo, Yuuken solo podía ver con impotencia cómo el otro chico trataba en vano de acercarse, miro hacia abajo, su mirada se conectó por un momento con la de Malleus.

Una idea loca cruzó por su mente, pero sabía que el heredero del Valle de las Espinas no dejaría que nada le pasara, por lo que dando un salto de fe, se desató de la cuerda y dejo que el viento del agujero lo jalara.

Usando la fuerza con la que era jalado, llego hasta el chico, lo sujeto entre sus brazos para protegerlo. Sintió cómo la presión alrededor aumentaba, sentía que el aire le faltaba; no obstante, antes de perder el conocimiento fue envuelto por energía verde.

Esa era la primera vez que sentía que debía forzar su magia, con algo de sudor en su frente Malleus logro sujetar a ambos chicos antes de que desaparecieran al interior del agujero de gusano. A pesar de eso, no conseguía traerlos devuelta a tierra.

Incluso, el mismo empezó a ser jalado por la fuerza de este.

Milagro o desesperación, el resto de líderes y chicos de primer año se unieron para jalar a los chicos en el cielo devuelta a tierra, mientras más jalaban más fácil era para Malleus atraerlos a tierra, hasta que finalmente pudo ponerlos a salvo en el suelo.

Apenas Azul junto con Idia indicaron que los chicos estaban bien, Malleus lanzo su magia contra el agujero, tardo un poco en finalmente cerrar el agujero.

—¡Oe, Yuuken, despierta!

Grim meneaba al chico con miedo, este seguía inconsciente con el otro chico ocultando su rostro entre sus brazos. Después de algunos angustiantes segundos, este recupero el conocimiento.

—¡SERÁS IDIOTA!— gritaron a coro los de primero.

Yuuken iba a disculparse cuando recodo al chico a su lado, al darle la vuelta para verificar si respiraba todos se quedaron helados al mirar su rostro.

Una semana después.

Aquel chico que había aparecido en medio de aquel agujero de gusano miraba con demasiada tranquilidad el cielo desde la avenida principal de la escuela, a todos les sorprendía como este no paresia confundido y mucho menos asustado por haber terminado en otro mundo.

Demasiadas dudas habían surgido, y muchas más lo rodeaban después de que despertara en la enfermería y no luciera confundido al ver a alguien con su mismo rostro.

—Yukito, ¿estás bien?

El chico volteo a ver al otro alumno sin magia, a diferencia de su nuevo compañero de dormitorio, Yuuken aún no se acostumbraba a este.

Físicamente, era más bajo y menos musculoso, el cabello era ligeramente más largo y con las puntas coloreadas de azul, su rostro, en cambio, le seguía dando la sensación de verse a un espejo.

Ver la reacción que provocaba en el otro divertía a Yukito, quien dando saltitos se acercó a este.

—Deberías irte acostumbrando, porque me vas a aguantar por un largo tiempo.

—No es eso… bueno también… es solo que no entiendo por qué estás tan tranquilo.

Yukito relajo su semblante, aunque seguía sonriendo, Yuuken podía jurar ver algo de resentimiento en sus ojos.

—Simplemente, es agradable estar en un mundo sin falsos héroes— explicaba misteriosamente el chico, —Los villanos al menos muestran sus verdaderas intenciones.

Ambos chicos caminaron por la escuela de regreso a su dormitorio, desde la ventana de su oficina, Crowley junto a Divus y Mozus observaban al par.

—Otro más, otro examen que calificar— se quejaba el más joven de los profesores.

—Divus, debieras tomar esta situación con más seriedad— objetaba Mozus, —No solo es la aparición del chico, el cómo lo hizo también debería preocuparnos.

Ajeno a la discusión de sus colegas, Crowley estaba sumido en sus pensamientos, a los pocos días de que Yukito apareciera seis extrañas presencias iban y venían, el no poder identificar de que se trataba ponía nervioso al director.

—¿Crowley?

Las voces de sus profesores daban fin a su meditación.

—Si bueno, no queda de otra que poner doble esfuerzo en devolver a ambos a casa, pero que trabajo, y yo con tantos pendientes...— se quejaba el director caminando a la salida.

—¿Y tú a donde vas?— lo interceptaba Mozus.

—Ya va a ser hora del almuerzo, y si no bajo rápido esos cuervos se comerán todos los pasteles de carne en la cafetería.

—¡Crowley!— se quejaban ambos profesores, pero sin poner esfuerzo en detenerlo.

Sonriendo el director caminaba aprisa a la cafetería, era consciente de que debía descubrir que había traído al otro chico a Twisted Wonderland, ya que a diferencia de Yuuken, Yukito no tenía ningún motivo para estar en ese mundo…

"Úsalas"

Crowley paro de golpe su andar, oír voces no era normal, incluso en ese mundo, atribuyó eso a su hambre y reanudo su andar.

Mientras el director y el resto de los residentes del Night Raven College solo se preocupaban por llegar rápido a la cafetería para ser los primeros en almorzar, por todo el mundo seis objetos aparecían en diferentes países y localidades.