CAPÍTULO 15- Primera misión.
(Pov- Daniela.)
El viento sopla con fuerza, levantando polvo y hojas secas. El paisaje es desolador, como si la vida hubiera huido de este lugar. El cielo está cubierto de nubes grises, que amenazan con descargar una tormenta. El aire está frío y húmedo, haciendo que me estremezca.
Llego al pueblo que me indicó mi nueva habilidad. Es un lugar pequeño y modesto, con casas de madera y piedra, rodeadas de campos de cultivo. Parece un lugar tranquilo y pacífico, pero algo no encaja.
Mmm. Se ve tan vacío y silencioso… Esperaba ver monstruos o algo así… No se ve nadie. Ni siquiera hay señales de lucha o destrucción. Todo está intacto y ordenado, como si los habitantes hubieran salido a dar un paseo.
Que raro. ¿Mi nueva habilidad habrá fallado? Es lo más probable. Dudo bastante que los Orcos cuiden tan bien de este lugar. Tal vez se equivocó de dirección, o tal vez los Orcos ya se fueron. O tal vez… Ah, deja de pensar en hipótesis y actúa, Daniela.
Pero sí, se ve bastante inquietante. Primero bajaré a investigar. Tal vez haya alguna pista o alguna trampa. No puedo confiarme, este mundo es muy peligroso. Tengo que estar alerta y preparada para cualquier cosa.
—Este debe ser el pueblo… Supongo.- Murmuro, mientras me acerco al suelo.
Ah, espero que sí. ¡No quiero una habilidad que falla! Vamos, Daniela, solo confía en ti. Sin miedo. Ya confirmamos que tenemos una increíble velocidad al volar. Si algo sale mal, escaparemos inmediatamente. ¡Toma aire y baja a romperles el culo a esos monstruos!
Sí, sí, Daniela, lo sé, ¡somos increíbles! Fufu. ¡Nadie será rival para nosotras! ¡Vengan por mí, Orcos de mierda!
Ay, creo que no debería confiarme demasiado… ¡Nah! ¡Soy la protagonista de este mundo, nadie podrá derrotarme! ¡Hahahahahaha!
Ah… Creo que ya me relajé lo suficiente. ¡Cuerpo, deja de temblar y bajemos! ¡Ya tenemos un plan de escape, no te preocupes!
Sí, es cierto. ¡Ahhhhhhhh! ¡Vamos!
Aterrizo con cuidado en el centro, donde hay una fuente seca y una estatua de un héroe desconocido. Es un hombre con una armadura brillante y una espada en alto, que parece mirar al horizonte con determinación. ¿Será algún antiguo reencarnado o enviado por Dios como yo? Genial. ¡Algún día yo también tendré una estatua!
Bueno, volvamos al trabajo. Mmm. No veo a nadie en el pueblo. Ni humanos ni demonios, ni nada. No se escucha nada. Solo el viento que silba entre las casas y las ramas que crujen. Es como si el tiempo se hubiera detenido aquí.
No veo destrucción ni señales de pelea. ¿En serio nadie ha tratado de matarlos? ¿O es que los Orcos son tan fuertes que nadie se atreve a enfrentarlos? Ay, ¿t-tan poderosos son? ¡No, no te acobardes, Daniela! ¡Tú puedes!
¡Yo puedo!
Pero sí, este ambiente es tan misterioso. Debo de admitir que me siento muy emocionada y me estoy divirtiendo como niño en un parque de diversiones, ¡pero también estoy asustada! No sé qué me espera aquí, ni qué me harán si me atrapan. Tal vez debería irme, pero mi curiosidad es más fuerte.
Ah, ya es demasiado tarde para arrepentirme. Ya estoy aquí, y no me iré sin averiguar qué pasa. Cerré los ojos y me concentré, intentando escuchar algo fuera de lugar, pero todo es tan silencioso. Solo se puede escuchar algunas aves en el cielo, pero eso es todo. Ni siquiera hay perros o gatos en este lugar.
… Que raro. ¿Los Orcos serán invisibles o solo saldrán de noche?
—¿No hay nadie? ¡¡Hola!!- Grito con fuerza, esperando alguna respuesta.
Sí, sí, esto es una estupidez, ¡pero ni loca pienso entrar a las casas a investigar! ¡Prefiero que ellos salgan primero! ¡No permitiré ningún ataque sorpresa!
Ah, ¿a quién trato de engañar? Nadie es tan estúpido como para salir y arruinar su ataque sorpresa… ¿Eh? A-algo se escucha. ¡¿Esta tontería funcionó?!
Unos ruidos me hacen girar la cabeza. Son pasos pesados y gruñidos bestiales, que se acercan desde varias direcciones... No, solo es el eco... O eso espero. El sonido es tan extraño.
Me pongo en guardia, preparada para luchar o huir.
—Ay.
U-unos cerdos gigantes con ropa salen de las casas que rodean la fuente. Tienen la piel verde, los colmillos afilados y los ojos rojos. D-definitivamente son los Orcos, una de las razas más brutales y sucias de los demonios. No los conozco, pero supongo que son así, ¡porque huelen horrible! ¡Apenas salen y ya inundaron el lugar con su asqueroso olor! ¡Puaj! ¡¿Cómo le hicieron para ocultar ese olor?! ¡Que asco, me arden los ojos!
Huelen horrible. A sudor, a sangre y a otras cosas que no quiero imaginar. ¡¿Se bañan con sangre humana y excremento?! ¡¿O es que no se bañan nunca?! ¡¿O es que se comen entre ellos?! ¡No, no quiero saberlo!
—C-creo que esos son los Orcos… Puaj, son muy feos.- Dije, con asco y miedo.
—¡Chicos, tenemos a otra chica!
—¡Es muy linda!
¡I-incluso pueden hablar!
Los Orcos me ven con sorpresa, pero pronto cambian su expresión por una de lujuria. Me miran de arriba abajo, como si fuera un trozo de carne. Me doy cuenta de que me ven con ojos pervertidos… Mierda, creo que intentarán algo. Que asco, están salivando.
Lo siento, solo me gustan las mujeres… Y solo mujeres humanas.
—Mierda… ¡Muslar asio!- Grito, activando uno de los hechizos.
Siento que mi fuerza aumenta… Wow… ¡Me siento increíble! Como si pudiera hacer cualquier cosa. Siento que la magia fluye por mis venas, dándome poder y confianza.
—Fufu. Se siente increíble.- Dije, con una sonrisa.
Los Orcos se acercan a mí con una mirada lasciva y una sonrisa maliciosa. Son ocho Orcos, enormes y musculosos. Sus cuerpos están cubiertos de cicatrices, tatuajes y piercings. Se acercan sin armas, confiados en su fuerza bruta y su superioridad numérica.
Fufu. ¿Creen que soy una dama que debe ser salvada? ¿Que soy una presa fácil para sus bajos instintos? Que equivocados están. No soy una damisela en apuros, sino una asesina despiadada. Si debo matar, no dudaré en hacerlo. Es mi forma de sobrevivir en este mundo cruel y salvaje. He escapado de una prisión de máxima seguridad, he robado un tesoro de un dragón, he engañado a un Rey, y he seducido a una princesa. Nada me detiene, nada me asusta, nada me intimida... O, bueno, no he hecho nada de eso, pero son cosas que planeo hacer en el futuro.
—Creo que debo matarlos… Supongo que debo hacerlo…- Me dije a mí misma, reuniendo valor.
Mi voz es dulce y suave, pero mi mente es fría y calculadora. Sé que debo hacerlo, pero debo prepararme mentalmente. ¡Ahhhhhhhh! ¡Es la primera vez que mataré, no me culpen!
—¡Espada Dix!- Dije en voz baja, invocando mi arma mágica de la forma más genial que se me ocurrió.
La espada de viento aparece en mi mano derecha, como una extensión de mi voluntad. Oh, que elegante sonó eso. Fufu.
—¡Vengan por mí, perras!- Les grito a los Orcos, desafiándolos.
Quiero provocarlos, quiero enfurecerlos, quiero divertirme. Los Orcos se acercan a mí corriendo, rugiendo con furia y excitación. Parecen no temer a mi espada, quizás porque no la ven, o quizás porque son demasiado estúpidos como para entender su peligro. Me están subestimando demasiado… Perfecto. Así será más divertido.
—¡Ya quiero tener hijos contigo!- Dijo uno de ellos, babeando.
Su voz es ronca y gutural, y su aliento apesta a carne podrida. ¡Mierda, intentarán violarme! ¡Qué asco! Prefiero morir. No dejaré que me toquen ni un pelo. No dejaré que me quiten lo único que me queda: mi dignidad. Soy una mujer orgullosa, independiente y fuerte. No necesito a ningún hombre, y mucho menos a un Orco... Que mal sonó eso, creí que sonaría más genial. Debo pensar mejor mis frases geniales.
—¡¿Eh?!- Grito, fingiendo sorpresa y miedo.
Me alejo rápidamente de ellos, corriendo hacia el bosque. Quiero que me sigan, que crean que tienen una oportunidad. Quiero que caigan en mi trampa. Tengo un plan. Un plan que hará que se arrepientan de haberme molestado. Un plan que hará que sepan quién soy yo. Soy la mejor asesina del mundo. Soy la Reina de la magia. Soy la Diosa de la muerte. Oh, sí, eso sonó muchísimo mejor. ¡Hahahahahaha!
—¡Vamos por ella!- Dijo otro, animando a sus compañeros.
Los Orcos se acercan a mí, pisándome los talones. Son rápidos, pero yo soy más rápida. Tengo una agilidad sobrehumana, gracias al hechizo que activé en mí. ¡La magia es increíble! Me permite hacer cosas que nadie más puede hacer. Me permite ser quien yo quiera ser. Me permite ser libre... Ah, dejaré las frases épicas para después, ¡están aumentando la velocidad!
Fufu. Pero yo también puedo aumentar mi velocidad sin esfuerzo alguno. Tengan envidia de mí, plebeyos, ¡soy muy poderosa...! Demasiado...
Ay, seguramente el jefe final será una amenaza cósmica. ¡M-mejor no pienso en eso por ahora!
Fufu. Me concentro en el momento presente, en el juego que estoy jugando, en la diversión que estoy teniendo. Me siento viva, me siento feliz, me siento poderosa. Me siento como yo misma y... ¡Uwaaaah! ¡Me distraje demasiado, casi me alcanzan! ¡Es hora de actuar!
—¡Asquerosos! ¡No se acerquen a mí!
Uno de ellos se acerca demasiado a mí. Es el más grande y el más feo. Tiene una cicatriz en la cara, y un anillo en la nariz.
—¡Vete!- Le grito, y sin previo aviso, le doy un golpe con la espada.
L-le corto las piernas, justo por debajo de las rodillas. La sangre salpica por el aire, y el Orco cae al suelo. Grita con un desgarrador grito de dolor, y se retuerce como un gusano. Fufu. Funcionó. Mi espada es muy filosa, y los Orcos no se esperaron eso. ¡Hahahahahaha! Ya te arrepientes por subestimarme, ¿eh?
—¡¡Ahhhhhhhhh!!- Gritó el Orco mutilado, mientras se agarraba los muñones. Sus ojos se llenaron de terror, y de incredulidad. No podía creer lo que le había pasado. Había subestimado a su enemiga, y ahora lo pagaba caro.
Tal vez tu piel podrá ser tan resistente como un diamante, ¡pero te enfrentas a la protagonista del mundo, idiota! ¡Hahahahahaha!
—¡Increíble, esta espada es muy filosa!- Dije, admirando mi arma.
Era ligera y cómoda, y se adaptaba perfectamente a mi agarre. ¡Es perfecta!
Se sintió como cortar mantequilla con un cuchillo. ¡¡Hahahahahaha!!
—¡Ataquen!- Dijo otro Orco, el que parecía ser el líder. Era el más pequeño y el más delgado, pero también creo que es el más astuto y el más cruel.
Me miraba con odio y con determinación. No iba a rendirse tan fácilmente, eso reflejaba su mirada.
Todos los Orcos me intentan atacar. Son siete contra una, pero yo no tengo miedo. Tengo una espada muy poderosa, capaz de cortar cualquier cosa fácilmente, y puedo volar. Fufu. Los voy a sorprender.
—¡Mierda!- Digo, mientras esquivo sus ataques.
Los Orcos son fuertes y rápidos, pero yo soy más ágil y más inteligente. Tengo una agilidad sobrehumana, gracias al hechizo que activé en mí. Aprovecharé toda la ventaja que me da el hechizo.
Esquivo un puñetazo y me abalanzo contra ellos. ¡No dudes y hazlo!
—¡¡Muere!!
Corto a la mitad a dos Orcos, con un solo movimiento de mi espada. La sangre vuelve a salpicar por el aire, y los Orcos caen al suelo. Gritan con un desgarrador grito de dolor, y se quedan quietos. Ya no respiran. Ya no me molestan. Fufu. Esto es divertido.
Sí, sí, eso suena muy cruel, ¡pero no me importa! ¡Hahahahahaha...! ¿Eh? ¿Q-qué?
U-uno de ellos me abrazó por detrás, ¡y no me deja ir! Es el más gordo y el más sudoroso. ¡Que asco, me está ensuciando con su olor y sudor! ¡Me tendré que bañar con ácido!
—¡Eres muy linda!- Dijo... lamiendo mi cara.
Su aspera y asquerosa lengua, en mi cara... ¡¡¡Que ascooooooooooooo!!!
—¡¡Estás más que muerto, hijo de putaaaaaaaa!! ¡Arches Nexus!
Me alejo volando lo más rápido posible del suelo, mientras me llevo a este hijo de puta conmigo. Conque te gusta lamer personas sin su consentimiento, ¿eh? ¡Prepárate para pagar las consecuencias de tus actos!
¿Los Orcos volarán? Fufu. Considerando su expresión de terror, ¡lo dudo!
—¡¿Eh?! ¡¿Puedes volar?!
¡No mostraré piedad alguna, monstruo!
Mmm... Creo que esta altura es suficiente.
Espero que te pudras en el infierno.
—¡Me caeré!
Bah, esa es la idea, infeliz.
—Dile a Niter que Daniela le envía saludos.
Le corto los brazos con la espada, pues no esperaré a que se canse de abrazarme.
Comenzó a caer. Dudo bastante que sobreviva, pero por si las dudas, estaré preparado para darle el golpe final.
—¡¡Ahhhhhhhhh!!
Cae al suelo y… Ay… Su cabeza explotó al impactar contra el suelo. Un chorro de sangre y sesos salpicó el suelo de tierra. … Que asco… Fue asqueroso, pero también satisfactorio. ¡Eso te pasa por atreverte a lamerme la cara!
—¡Te lo merecías, pervertido! ¡Ustedes no son dignos de lamerme, ni siquiera los zapatos!- Grité, con furia y desprecio, mientras limpiaba mi rostro con mi uniforme.
Ah, que bonita vista desde aquí arriba. Que hermoso mundo. Es una lástima que sea tan peligroso. Y pensar que en la mañana estaba escribiendo un ensayo en la escuela, y ahora estoy en otro mundo, enfrentando Orcos acosadores sexuales. La vida y sus misterios. Como sea. ¡Con mi espada, no tendré rival! Es capaz de cortar Orcos como si estuvieran hechos de mantequilla. ¡Que poder tan injusto! ¡Me encanta!
Cof, cof. Sí, sí, lo sé, Daniela, ¡todavía quedan varios de ellos!
Aterrizo y los cuatro Orcos que siguen con vida huyen de mí. Fufu. ¿Por fin comprendieron lo superior que soy a ustedes, bestias inmundas? Lo siento, pero ya es demasiado tarde. ¡No planeo dejarlos vivos! Eso sería una mancha bastante molesta en mi nuevo historial como aventurera.
Mmm... Me pregunto si... Jeje.
—¡Miedosos!- Les grité, burlándome de su cobardía.
Si combino mi espada con mis poderes psíquicos, ¡obtengo este resultado!
Le lanzo la espada a uno de ellos mientras la controlo con mis poderes psíquicos y le atravieso el pecho, justo en el corazón. ¡¡Funcionó!! ¡Yei!
El Orco cae al suelo con un gemido de dolor. Supongo que está muerto. ¡Uno menos!
Oh, sí, oh, sí. Soy genial, soy genial. Bailaría, pero lo haré después. ¡No puedo bajar la guardia o se escaparán!
—¡Espada Dix!- Grité, invocando el nombre de mi espada mágica.
La espada aparece en mi mano derecha de nuevo y le lanzo la espada a otro Orco. Le atravieso la cabeza y cae al suelo con un sonido sordo.
¡Hahahahahaha! ¿En serio nadie más podía derrotarlos? Mínimo espero un desfile en mi honor después de esta misión más fácil que mi prima que tiene 4 hijos a sus 22 años.
—¡Espada Dix!
Mmm. Los dos Orcos con vida regresaron al pueblo y se meten en una casa.
Ah, esto fue fácil. Esperaba más de ustedes. ¡Regresénme todo el miedo que sentí por ustedes!
—Idiotas.
Me dirijo a la casa caminando, y cuando paso al lado de uno de los cadáveres, suspiro.
Sé que matar está mal y todo eso, pero me siento bastante feliz.
—Soy una asesina, pero presiento que estoy haciendo lo correcto.- Pensé, justificando mis acciones.
Ellos intentaron hacerme daño primero, y estoy muy segura de que le han hecho daño a cientos de personas. Ellos ya no tienen redención, o más bien, no se lo merecen.
Entro en la casa sin miedo alguno, pues estoy muy segura de poder esquivar cualquier ataque sorpresa con mi hechizo.
Vaya. Los Orcos se arrodillan ante mí… Están suplicando por su vida… Realmente están aterrados. Se ven patéticos.
—¡Perdón!
—¡Déjanos vivir!
Rogaron, con lágrimas en los ojos.
—Vaya, me gusta ver como se humillan.- Dije, sonriendo maliciosamente.
Suelto la espada y sus ojos brillan con esperanza. Oh, ¿creyeron que les perdonaría la vida? Oh, ternuritas asquerosas. Ustedes ya no tienen salvación. Hicieron enojar a la futura salvadora de este mundo, y eso solo se paga con la muerte.
—Les daré un buen castigo.- Dije, con una voz dulce, pero al mismo tiempo, siniestra.
Extiendo mis manos y levanto a los dos Orcos con mis poderes psíquicos.
¡Lo logré, puedo levantarlos!
—¡Genial, puedo levantarlos con facilidad!- Grité, sorprendida y emocionada por mi habilidad.
R-realmente mejoró bastante. ¡Gracias, Dios!
—¡Déjanos!
—¡Por favor!
Gritaron, aterrados.
—Nah, no quiero.
Salgo de la casa con los dos Orcos. Ah, ya casi termino. ¿Qué cenaré? Cualquier cosa menos cerdo, ya me tienen harta.
—¡Arches Nexus!
Me voy volando lo más alto posible.
Genial, puedo llevarlos conmigo sin problemas… Fufu.
—¡No, por favor!- Suplicaron, desesperados.
Ah, esperaba algo más del líder, pero solo fue una decepción. Que aburrido. ¡Al menos me dieron la oportunidad de probar mi magia y habilidades! Esa fue la única parte divertida.
Después de alejarme bastante del suelo, los suelto y caen.
—¡Este anillo es increíble! Aunque me duele un poco la cabeza.- Dije, sintiendo una leve molestia.
Supongo que usarlo demasiado tiene efectos negativos. Debo investigar más al respecto, para saber por cuánto tiempo puedo usarlo y cosas así. Entre más sepa sobre mis habilidades y límites, más segura estaré.
Bajo y reviso los cuerpos… Que asco.
—Están muertos.- Confirmé, viendo sus cuerpos destrozados.
Intestinos por todo el suelo, sangre, órganos. Puaj. Me dieron ganas de volverme vegetariana.
¿Eh? Se escuchan puertas abriéndose. ¡¿Había más Orcos...?! No, no son Orcos. Ay...
Varias mujeres salen de las casas.
—¿Están muertos?- Preguntó una de ellas, con esperanza en sus ojos y con su mano en su pecho.
—¡¡Estamos salvadas!!- Gritó otra, con alivio.
—¡¡Gracias!!- Agradeció otra, con lágrimas en los ojos.
Las mujeres están casi desnudas, solo la sangre seca cubre su desnudez. Debieron de sufrir de todo… Mierda… Ellas fueron... violadas… Me siento mal por ellas.
—¿Ustedes fueron… violadas?- Pregunté con voz temblorosa.
—Sí… Los Orcos mataron a todos los hombres y nos violaron.- Respondió una de ellas, con un hilo de voz. Otra de ellas solo se limitó a asentir con la cabeza, sin poder articular palabra.
… Ah… ¿Deberé acostumbrarme a esto? Espero que no. Este mundo es salvaje y peligroso.
Si dejo que cosas así me afecten mentalmente, será mi fin. Lo siento, pero si me preocupo por cosas inevitables como esta, me volveré más débil. Necesito tener una mente fuerte para salir adelante.
Lamentablemente, este mundo es salvaje y cosas así pasan todos los días. No hay nada que pueda hacer al respecto para evitarlo. Lo único que me queda es seguir adelante con mi vida y no pensar tanto en esto.
—¿Solo eran ellos? ¿No hay más Orcos?
—Solo eran ellos, no hay más Orcos.- Confirmó la mujer que había hablado antes.
… No soporto seguir viendo esto… Creo que voy a llorar si sigo aquí… Mejor me voy. No puedo hacer nada por ellas, solo esperar que alguien las ayude. Mi misión solo consistía en derrotar a los Orcos, no haré más de la cuenta. Seguramente el gremio de aventureros se encargará de esto.
—Lo siento… Debo irme. ¡Arches Nexus!
Me fui volando del lugar, dejando atrás el escenario de horror.
—Pobres mujeres… Este mundo es muy salvaje… Es interesante, pero salvaje.- Pensé, mientras volaba hacia el gremio.
Ah, pero bueno... Mi primera misión fue un éxito. ¿Cuánto me pagarán? Espero que me alcance para sobrevivir por unas semanas.
•
•
(En el gremio.)
Me dirigí a la empleada que me había dado la misión.
—Lo hice. ¿Y mi recompensa?
Se levantó del escritorio bastante sorprendida.
—¡¿L-lo lograste?!
—Sí, eso dije.
—P-por favor, muéstrame tu tarjeta.
¿Mi tarjeta? Supongo que la necesita para alguna cosa mágica de registro o algo por el estilo.
Saqué mi tarjeta y se la entregué.
Al ver mi tarjeta, ella inmediatamente me tomó de las manos y me miró a los ojos, bastante emocionada. Oh, que linda. Es una lástima que ella tenga novio. Mmm... ¿Me puedo ganar su corazón con más logros? Tal vez las personas de este mundo se sientan atraídas por el poder.
—¡Felicidades, realmente derrotaste a los Orcos!- Dijo, con una gran sonrisa.
¿Cómo funcionará exactamente la tarjeta?
—¿Lo sabe con solo ver mi tarjeta? ¿Cómo?
—Cuando aceptas una misión, esta aparece en tu tarjeta, y desaparece cuando la termines, mueras, o que nosotras la quitemos.
Oh, vaya, vaya. Excelente manera de evitar que aventureros intenten engañar al gremio con información falsa.
—Ya veo… Que interesante.
•
•
(Presente.)
—Espera… ¿Aparece automáticamente?- Me interrumpió Daniel, el chico con el que estaba compartiendo mi historia.
Por cierto, este chico es tan guapo. ¿No es exageradamente guapo? Fufu. Lo que se esperaba de mi doppelgänger.
Hasta creo que me puede llegar a gustar, incluso a mí, una chica que solo se siente atraída por mujeres. ¿O me siento así porque es mi versión masculina? ¿Será considerado incesto multiversal o algo así? ¿O como masturbación?
¡Ahhhhhhhh! ¡Deja de pensar estupideces y contesta, Daniela!
—Sí. ¿En los gremios del continente 2 no pasa lo mismo?
—No, las empleadas de los gremios apuntan un número en la tarjeta, que también desaparece cuando terminas una misión.
Mmm. Pues sería casi lo mismo.
—Ya veo… Bueno, te sigo contando. Después…
•
•
(Tiempo atrás.)
—Espera, iré por tu recompensa.- Me dijo la empleada, yendo hacia el fondo del gremio.
… Ah. Pobres mujeres… Este mundo se ve interesante, pero es muy peligroso.
Suspiré. ¿Cuántas veces he dicho lo mismo? Como sea, es la verdad.
Espero no tener que ver más escenas de violación. No sé si podré soportarlo. Sé que debo volverme fuerte, tanto en poder como mentalmente, pero eso no significa que quiero seguir viendo esas cosas, prefiero evitarlo.
La empleada regresó con una bolsa con monedas.
¡Oh, sí! ¡Vengan con mami! ¡Mi primer salario!
—Toma, la recompensa son de 10 mil monedas de oro. El dinero del registro ya fue descontado.
•
•
(Presente.)
—¡E-espera! ¡¿Tanto dinero por matar a esos Orcos?!- Me interrumpió nuevamente Daniel, con los ojos abiertos de par en par.
—De hecho, no era mucho… Creo que el oro tiene diferente valor en cada continente… Se les llama oro, pero son diferentes monedas y cada moneda tiene un valor diferente. Está la moneda de oro original, media de oro, Cherl, etcétera. A mí me dieron el dinero con valor de 10 mil monedas de oro… Aunque sigue siendo bastante… Después me enteré de que esos Orcos tenían sangre demoníaca y tenían el poder de un demonio… Creo que eran demonios… Por eso me dieron tanto dinero. Esos Orcos eran imposibles de derrotar para los aventureros.
—¿Y fueron derrotados al caer de tan alto? Eso suena...
—Sí, lo sé, suena estúpido, pero es la verdad. Tal vez no eran tan resistentes como parecían.
—Ah, ya entendí. Vaya, vaya. Ya veo… Sigue, por favor.
•
•
(Tiempo atrás.)
El oro en mi mundo es muy valioso… ¡Con esto me alcanzaría para comprar una mansión…! Pero supongo que aquí no vale tanto.
—¡Gracias!
—P-por cierto, me llamo Zeis.
Fufu. Dando el primer paso, ¿eh? Poco a poco me gano tu amor. Guiño, guiño... Ah, ya recordé por qué ocultaba esta personalidad. Da pena ajena. Que bueno que solo lo pensé.
—Me llamo Daniela… ¿Sabe en dónde puedo dormir? ¿Por aquí no hay un hotel?- Le pregunté, buscando un lugar donde pasar la noche.
Ni loca dormiré en la calle, mucho menos en un mundo con Orcos violadores.
—¿Hotel? No sé qué es un hotel, pero hay una posada en donde puede dormir, es aquí en frente, es barato.
¿No hay hoteles? Ah, realmente es medieval.
Pero bueno, una posada me sirve... ¿Qué es una posada? Supongo que es como un hotel.
Tomé la bolsa con monedas.
—Muchas gracias.- Le dije, y salí del gremio.
Al salir, vi la posada. Era un gran establecimiento, pero se veía algo sucio.
—Se ve un poco… sucia.- Murmuré, frunciendo el ceño.
No te quejes, Daniela. Estamos en un mundo medieval, no exijas demasiado.
Entré y vi a una chica. La chica era alta, tenía el cabello blanco y largo, y usaba un vestido negro… Que lindo cabello tenía.
—Hola, disculpe, ¿tiene habitaciones disponibles?- Le pregunté, acercándome al mostrador.
—Sí, claro. ¿Por cuánto tiempo se quedará?- Me preguntó, con una voz dulce.
¿Me hará descuento si coqueteo con ella? Prefiero evitar quedarme sin un techo, así que no me arriesgaré.
—No lo sé… Realmente no lo sé, tal vez 3 o 4 años.- Le respondí, sin tener claro mi futuro.
—¡¿3 o 4 años?!- repitió, con incredulidad.
—Sí.- Dije, asintiendo.
—... E-está bien.
Aceptó, tras unos segundos de silencio.
Oh, eso fue fácil.
—¿Cuánto sería?- Pregunté, esperando que no fuera muy caro.
Obviamente será caro, pero espero que esté en mi presupuesto.
—Espere… Serían 3,600 monedas de oro por 3 años.
Calculó, usando una calculadora mágica.
… No sé el valor del dinero todavía, pero puedo pagarlo.
Mmm. 365 por 3, suponiendo que los años tienen la misma cantidad de días que en mi mundo...
[1,095]
¿Eh? ¡¿Eh?! ¡¿La respuesta apareció frente a mí?! Y la mujer no se sorprendió. ¿Solo yo lo puedo ver? ¡¿Otra nueva habilidad?! ¡Genial!
Ahora dividimos 1,095 entre 3,600.
[0.3041666667]
Ah, no, creo que era al revés.
[3.2876712329]
—¿Señorita?
—Lo siento, estaba calculando en mi mente. ¿La habitación es de 3 monedas de oro al día?
—5, pero se le hace una rebaja por hospedarse por tanto tiempo.
—Oh, que buena oferta. Está bien.- Dije, abriendo la bolsa con monedas.
… Ah, ¿no existen billetes?
5 monedas de oro... Que complicado. ¿Cuánto valdría una moneda de oro?
Mmm... Algunas monedas son diferentes. Probablemente tengan diferente valor.
—Señorita, ¿me ayuda a contar?
—Por supuesto.
—Gracias.
Debo aprender el valor del dinero de este mundo para no ser víctima de alguna estafa.
•
•
20 minutos después.
Terminé de pagar… ¡¿Por qué no existen billetes?! Fue muy tedioso contar todas esas monedas.
Al menos aprendí que hay 5 diferentes monedas, y que la más cara es la moneda de oro. Según mis cálculos, valdría unos... Mmm... 6 dólares, lo que haría que una habitación cueste 30 dólares al día.
Pues ni caro ni barato. Está bien el precio.
—¡Muchas gracias!- Me agradeció la chica, dándome unas llaves.
Por fin puedo decir que tengo un lugar para descansar. Adiós a las preocupaciones.
—Tu habitación es la número 13.
Ay, número de mala suerte. Ni modo.
—Gracias.- Dije, tomando las llaves.
—Las habitaciones están por tu derecha.- Dijo, señalando un pasillo.
—Gracias.
Me dirigí a las habitaciones.
Las fui contando porque tenían un símbolo en la puerta que no entendía.
—Esos símbolos deben ser números…- Pensé, tratando de memorizarlos.
Seguí caminando mientras contaba.
—…10, 11, 12 y 13. Esta debe ser la habitación número 13.
Metí la llave y la puerta se abrió sola. ¿Está ocupado? No se ve a nadie. Oh, ya veo, una puerta que se abre automáticamente. Que elegante.
—Bien, sí es… Es muy barato el lugar, espero que la habitación esté bien.- Dije, entrando en mi habitación.
Mmm... Pues al menos respeta el calidad-precio.
—No está nada mal.- Dije, al ver que la habitación era amplia y limpia.
Había una cama, un ropero y un escritorio. También había una ventana que daba a la calle, y afortunadamente hay cortinas.
Las cerré. Ah, tranquilidad.
—Creo que me gustará vivir aquí.- Pensé, sonriendo.
Me acosté en la cama.
—Es cómodo... Mmm... ¿Habrá baños?
B-baños... Ay...
Recuerdo que este mundo es medieval. ¡Nooooooo! ¡Por favor, que al menos usen magia o algo así! P-por favor, que no sea lo que estoy pensando.
Salgo de la habitación y me dirijo con la encargada de la posada o empleada, no sé.
—Disculpe, ¿tiene baños?
—Por supuesto, querida. Por tu izquierda, la primera puerta es el baño de mujeres.
—Gracias.
Le agradezco y me dirijo al baño.
Ah... Por favor, que esté limpio, que esté limpio.
Entro al baño y lo examino con curiosidad. Es sencillo también. Hay una piscina de agua caliente en el centro, rodeada de baldosas azules. Alrededor hay varios bancos de madera y percheros con toallas. En una esquina hay un espejo y un lavabo. En la otra, hay una puerta cerrada.
—Bueno...
Suspiro.
Supongo que así se bañan en este mundo. No hay duchas ni bañeras. Solo una piscina comunitaria. Me pregunto cómo se limpian el cabello y el cuerpo. Tal vez usan algún tipo de jabón mágico.
Bueno, personalmente no me molesta que me vean desnuda, mientras solo lo hagan mujeres, y tampoco me molesta la idea de ver mujeres desnudas todo el tiempo. Fufu. No es tan malo después de todo.
—Hay una puerta al lado de la piscina.
Me pregunto qué habrá.
Me acerco a la puerta y la abro con cuidado. Lo que veo me hace retroceder con asco. ¡Lo sabía! ¡Puaj!
Hay un agujero en el suelo y huele horrible. Me tapo la nariz con la mano y cierro la puerta rápidamente. Realmente apesta.
Ni loca veré su interior, ya sé lo que veré ahí y prefiero evitarlo.
—S-supongo que aquí hacen sus necesidades... Sí, son salvajes.
Ah, será difícil vivir aquí. Echo de menos mi mundo, con sus comodidades y su tecnología, pero ni modo, Dios me dio una misión y debo cumplirla.
Salgo del baño y me destapo la nariz. Respiro profundamente y trato de calmarme. Tengo que acostumbrarme a este mundo. No tengo otra opción.
—Bueno, después investigo cómo solucionar el problema del baño.
¡Será mi segunda prioridad! La primera es vestirme a la moda.
Salgo de la posada y me dirijo al mercado. Iré a comprar ropa. No puedo estar con mi uniforme todo el día, además está manchado de sangre de Orco. Puaj.
¡Vamos de compras!
•
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Un día de compras después.
Regreso a la posada, tengo una caja llena de ropa. He comprado varias prendas de diferentes colores y estilos. Hay faldas, pantalones, blusas, vestidos, chaquetas y zapatos. También he comprado algunos accesorios, como sombreros, guantes y bufandas. Para ser un mundo raro, la ropa es muy linda.
Iba a comprar una armadura, pero no me gustó. Prefiero atacar a distancia con mi espada y poderes mentales.
—Para ser un mundo raro, la ropa es muy linda.- Repito con satisfacción.
Entro a mi habitación y guardo la ropa en el ropero. Lo ordeno todo por colores y tipos. Me gusta tener las cosas organizadas.
Me quito el uniforme y me pongo una pijama de franela. Es de color rosa y tiene estampados de gatos. Es muy suave y cálido.
Waaa... Que sueño.
—Bien, a dormir.
Me acuesto en la cama y me tapo con la colcha. El colchón es mullido y las almohadas son esponjosas. Es cómoda.
Cierro los ojos e intento dormir. Estoy cansada después de un día tan largo. Mañana será otro día. Tal vez encuentre algo interesante que hacer. O tal vez no. Pero sí o sí investigaré alguna manera de no tener que hacer del baño en un agujero.
—Es cómoda...
~¡Toc, toc, toc, toc, toc!~
Tsk.
Tocan fuertemente mi puerta y me despiertan. Mierda. Tengo que abrir. ¡Espero que sea importante!
Me levanto de la cama, camino hacia la puerta y pregunto con voz somnolienta.
—¡¿Quién mierda es?!
—¡Soy tu vecina!- Responde una voz femenina y alegre.
—Que flojera, tengo que socializar.- Dije, susurrando.
Abro la puerta y veo a una chica. La chica tiene el cabello negro y corto, y usa una armadura gris. Tiene los ojos verdes y una sonrisa amplia. Lleva una espada en la cintura y una mochila en la espalda. Es una aventurera, la reconocí por la armadura en su cuerpo.
—¿Qué quieres?
—¡Solo quería conocerte!- Dijo con entusiasmo.
Tsk. Pensé que era algo más importante.
—Bien, ya me conoces, adiós.
Trato de cerrar la puerta, pero solo quedó en eso, en un intento.
—¡Espera, es que según Zeis, tú tienes todos los tipos de magia!
Tsk. Metió el pie en la puerta.
—Sí, ¿por qué?
—¡Increíble!- Gritó la chica y me toca el rostro y... los pechos.
Maldita loca, ¡¿por qué me tocas?! ¡No eres de mi tipo!
Me aparto de ella y la miro con indignación. No me siento tan incómoda porque es una chica, pero, aun así, es muy raro.
—¡¿Qué te pasa?!
—¡Solo quiero saber cómo es tu cuerpo!
—¡Nunca vuelvas a tocarme!
—¡¿Puedo unirme a tu equipo?!- Me pregunta de repente.
—¿Equipo?