Fang Chi estaba tan ruborizado que todos temían que estallara en cualquier segundo. Esa piel bronceada estaba tan enrojecida que parecía casi imposible. Todos los aldeanos miraban fijamente a Fang Chi, disfrutando de la rara visión que tal vez nunca volvieran a presenciar. Solo una mujer hermosa como Yu Dong podría hacer que un tritón duro como Fang Chi actuara de forma tan femenina.
Fang Chi sabía que todas las miradas estaban puestas en él, bajó aún más la cabeza y caminó hacia Yu Dong como una pequeña esposa acosada, con pasos lentos y vacilantes. Caminaba tan despacio que todos pensaron que podría tardar hasta el amanecer en llegar hasta Yu Dong.
Yu Dong debió pensar lo mismo, porque dio unos pasos hacia adelante y se paró al lado de la Abuela Fang. Una vez que Fang Chi llegó junto a ella, extendió su mano para recibir la prenda que él le entregaría.
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