—Si un petrificado te muerde, deja una herida —tras un tiempo esperando su regreso el profesor entra al lugar hablando como lo hacía al llegar al salón dando clases—, dicha laceración se petrificara y tras ser "purificada" no dejara rastro, desde el punto de vista de la medicina es algo sin precedentes ¿Cierto?
—Si… —respondo extrañado por su actitud tan tranquila mientras saca de la mochila la bolsa en la que llevamos los cristales y aparte un par de las botellas de whiskey de las que encontramos antes.
—Si se fuerza la petrificación y luego se revierte estaríamos frente a un tratamiento médico excepcional —continua su explicación con un nerviosismo cada vez más evidente en su voz—, es decir, puedes petrificar una cortada, revertirlo y el resultado es sanar sin siquiera tener una cicatriz… para algo más profundo la cosa se complica, pero no es imposible… ¿Traes el cuchillo que te preste contigo?
—Si, en su funda pegada a mi cinto… ¡Espere! ¿¡Para que lo…!?
—El cristal necesitar estar en contacto directo con la herida —me interrumpe mientras saca el cuchillo y lo baña de alcohol seguido de los cristales.
—No puede estar pensando en…
—Necesito meter un cristal hasta tus costillas —me dice sin titubear.
—Oh…
—Marco, no te mentiré, será doloroso… no, será excruciante —intento procesarlo pero no me lo hace más fácil—, no la incisión, sino la cristalización, forzarla es un proceso lancinante, no tengo palabras para describirlo.
—Eso no es muy tranquilizador…
—Lo se… mis únicas palabras de consuelo son que lo haré lo más rápido posible… y si tienes suerte caerás inconsciente a la mitad del proceso a causa del dolor.
—¿Pero porque? —pregunto en un intento de entenderlo asi como retrasar lo inevitable—, cuando me petrifique por accidente meditando con el cristal…
—Es diferente, no lo sentiste en su momento pero fue un proceso que duro mucho tiempo y estabas en un estado de concentración y recepción excepcional… no es algo que puedas replicar en este momento, menos a contrarreloj una vez que haga la incisión —me aclara esforzándose en mantener una postura serena—. Desearía conocer una mejor manera… pero esta es la única forma de asegurar tu supervivencia en este momento.
—Está bien… —lo volteo a ver y le sonrió lo mejor que puedo—, confío en usted…
Es obvio que esta angustiado, pero si él se está esforzando en verse tranquilo yo debo hacer lo mismo.
—Muerde esto —me dice mientras me da una playera doblada.
Lo obedezco y me preparo para lo peor.
Cierro los ojos e intento relajarme hasta solo escuchar su pesada respiración. Hago mi mejor intento en ignorar lo frio que se siente el whiskey en mi piel… pero todo se va al diablo en el momento en que el cuchillo me toca.
Siento como la hoja afilada me atraviesa y corta mi carne, quisiera que el hecho de que no es una sensación nueva lo hiciera más soportable, comparado con las garras y dientes de los cristalizados es incluso menos intenso… pero nada de eso evita que apriete los dientes y gruña de dolor.
Ni siquiera logro recuperar el aliento para cuando empieza a meter el cristal en la herida llevando el dolor a un nivel totalmente diferente. Todo mi cuerpo se tensa. Mi mandíbula se empieza a entumir por la fuerza con la que muerdo la camisa.
—Sera menos de un minuto —su intento de tranquilizarme es inútil, se perfectamente lo largo que se puede sentir un solo minuto.
El momento en que el proceso de la cristalización empieza es bastante claro, el cuchillo y el cristal se convierten en una nimiedad, el simple concepto de "dolor" pierde significado…
Si una motosierra en llamas y electrificada me apuñalara quizá podría hacerme sentir algo parecido, asi de irreal es. Apenas y puedo mantener la cordura frente a algo que va más allá de cualquier cosa que me haya acercado a experimentar o siquiera imaginar.
Todos mis otros sentidos se nublan. Ni siquiera puedo escuchar mis propios gritos. Aun con los ojos abiertos solo veo oscuridad. En mi mente lo único que existe es dolor… un dolor excruciante, un dolor que se siente interminable, como si durara horas, días, semanas, una eternidad confinada en un corto minuto.
Lo único que tengo seguro es que nunca sentí un alivio y paz tan grande como en el momento en que todo se desvaneció cuando caí inconsciente.
21 de Agosto de 2021
Día 29
Siento como si un carro me hubiera pasado por encima. Tras lo que debieron haber sido varias horas inconsciente o durmiendo sigo sintiendo el cuerpo entumecido.
Visibles hematomas cubren mi piel, tanto en mi cara, brazos, piernas y… curiosamente ninguno en mi costado, tampoco hay rastro de algún otro tipo de marca o cicatriz.
—Descansa apropiadamente, necesitas tiempo para recuperarte del todo —dice el profesor desde la puerta con un tono apagado.
—Ya estoy mejor —le miento, en realidad estoy esforzándome en solo mantenerme sentado.
—Sigue reposando, de todas maneras ya está por oscurecer, mañana hablaremos sobre como continuaremos.
¿Anochecer? ¿Cuánto tiempo dormí?
Una rápida mirada a mi reloj me revela que pasaron casi 12 horas.
—Como te dije el día que nos reencontramos, el proceso de reversión pone un gran peso en tu cuerpo, mejor descansa.
Con una evidente frustración reprimida se da la media vuelta terminando la conversación. Quisiera hablar más con él… pero tiene razón… estoy agotado.
Me recuesto y mis ojos empiezan a cerrarse en automático, aunque antes de dejarme llevar por el sueño abro el catálogo de habilidades, estoy casi seguro de haber visto algo momentos antes de caer inconsciente.
◆Nueva habilidad Aprendida◆
◆Petrocristalización Forzada – Puedes acelerar la propagación de la cristalización en ti mismo y en otros ◆
Supongo que puede ser útil… pero espero no tener que usarla jamás, es un dolor que de verdad preferiría no volver a experimentar en mi vida.
22 de Agosto de 2021
Día 30
Me despierto con un plato de comida y agua a mi lado. La devoro en minutos con el hambre opacando el cansancio, aunque en realidad este último ya es tolerable.
—¿Cómo te sientes? —me pregunta el profesor sentado al lado de la puerta.
—Mejor que ayer… un poco adolorido nada más.
—Es normal, recibiste muchos golpes.
—¿Usted no está herido?
—No te preocupes, estoy bien —su tono de voz tan cansado refleja lo contrario.
—Pero el esquelético lo lanzo contra un carro… ¿Realmente no está herido?
—Recubrí mi espalda de piedra para absorber el impacto, el daño fue mínimo.
—¿En su… espalda?
—Si, es un poco más complicado, pero puedes recubrir de piedra cada parte de tu cuerpo.
—Lo suponía… solo no había pensado en ella como una especie de armadura o protección viable.
—Es parcialmente posible, se pueden crear cosas con estructuras internas específicas para absorber mejor los impactos, como los cascos de futbol americano —me explica sin ánimos—, tenía planeado explicártelo una vez que estuviéramos en el polideportivo… pero me confié de más… de haberlo hecho de antemano quizá no habrías pasado por tal calvario…
—La parte mala ya quedo atrás —intento reconfortarlo sin mucho éxito—, ahora que estoy bien ya podremos continuar.
—No —replica con firmeza.
—Pero ya me siento…
—No tomaremos más riesgos —declara sin apertura a escucharme.
—Está bien, está bien… —prefiero no empeorar la situación al insistir, aunque quedarnos en silencio tampoco mejora nada—. Y… ¿Qué era esa cosa con la que destruyo al esquelético?
—Un prototipo inútil…
—No me pareció asi, fue bastante efectivo, solo necesito de un golpe para destruir el núcleo ¿Cómo es que funciona?
—Bueno… a primera vista no es evidente pero su funcionamiento está basado en una ballesta —tras un suspiro empieza a explicarme con una voz más afable, siempre que entra en su "Modo profesor" se relaja un poco—. Cruz y yo intentamos diseñar un arma que pudiera acabar con los cristalizados sin acercarnos cuerpo a cuerpo para reducir riesgos.
—Eso tiene sentido… pero aquello no parecía una ballesta.
—En efecto, fue un fracaso, por más que intentamos no logramos diseñar un arma capaz de disparar proyectiles dados nuestros recursos y conocimientos limitados.
—¿Entonces porque la compara con una ballesta?
—Por esto: —el profesor hurga en su mochila y saca lo que parecen ser unas bandas elásticas negras un poco desgastadas—, logramos hacer estas a partir del caucho de los neumáticos, son poco elásticas pero logran su cometido: impulsar el cilindro interno de piedra con fuerza suficiente para acabar con los cristalizados. Es como un pistón neumático pero en vez de aire es impulsado como la flecha de una ballesta.
—Es como un cañón a corta distancia… —respondo impresionado—, ¿Por qué no lo había usado antes?
—Como dije, es un prototipo inútil, no por su eficacia, sino por su eficiencia. Al carecer de la potencia para poder disparar, nos enfocamos en la fuerza del impacto… pero terminamos con un armatoste con cuatro bandas en su interior y que cada vez se hacía más complejo —explica sin contestar mi pregunta—. Continuamos dedicándole tiempo y esfuerzo en un intento de perfeccionarlo… pero tras la muerte de Cruz me di cuenta de lo inútil que era… y ahora lo volví a confirmar, el tiempo que toma construirlo es tiempo que alguien más tiene que arriesgar su vida… por eso es un fracaso.
—Pero si se construyera de antemano…
—Aparte de tiempo, demanda demasiada energía y concentración, sumado a eso, tras un golpe es necesario volver a tensar las bandas manualmente… de haber fallado en aquel primer intento quien sabe cómo habríamos terminado, fue muy imprudente de mi parte intentar usarlo… otra vez…
—Pero con un buen plan puede ser una carta del triunfo, fue lo que nos salvó la vida ayer.
—Fue lo que te dejo en ese estado… debí haber ideado otro plan, haber tomado otra decisión… —contesta de nuevo en un tono amargo—. Intentar terminar ese prototipo ya no tiene caso… la que realmente estaba metida en ello era Cruz.
—Nunca llegue a conocer a esa profesora, ¿Cómo fue que se encontraron en medio de todo… esto? —cambiar el tema de nuevo quizá sea lo más apropiado.
—Desperté tras unos pocos días pasado el cataclismo, solo estuve en ese estado de hiper hibernación por poco tiempo. Al principio todo era un caos, podías escuchar gritos de agonía constantemente, gente despertando sin saber que estaba pasando para luego ser brutalmente asesinada por los cristalizados —la simple imagen que su descripción pone en mi mente es suficiente para ponerme los pelos de punta.
—Nunca imagine que los primeros días hubieran sido tan… difíciles…
—No tienes una idea… —responde con una mirada que me deja en claro que ha visto cosas horribles—. Me mantuve alejado de los grupos de sobrevivientes, llamaban mucho la atención y eran los primeros en ser víctimas de cristalizados… o de personas cuya retorcida naturaleza salió a la luz en este apocalipsis.
—Si… creo haberme encontrado con ese tipo de gente…
—Hablas de los que los asaltaron a ti y a tus colegas ¿No? —me limito a solo asentir como respuesta, no son buenos recuerdos—, esos son solo pandilleros, intentaron hacernos lo mismo a Cruz y a mí pero les dimos su merecido.
—¿¡En serio!? —exclamo realmente sorprendido de que los ubique—, pero estaban completamente armados…
—Pero más allá de cabecilla ninguno sabia disparar —contesta con una pequeña risa—, además, no subestimes el poder de la cristalización, las balas son insignificantes si la dominas bien.
—Tiene que estar bromeando —respondo escéptico.
—No es infalible, pero es mejor defensa que ir a pecho descubierto, además es suficiente para infundir miedo en aquellos que ni siquiera tienen idea de lo que es la cristalización.
—Entiendo —me rio un poco al imaginar a ese grupo tan altanero aterrado ante el profesor Nicolás y la profesora Cruz—. No llegue a descubrir como mantenían a los cristalizados alejados… conocer su secreto sería útil para…
—No —el humor del profesor cambia por completo—, no son lo "peor" que he visto… pero siguen siendo escoria…
Su repentina actitud tan agresiva me toma desprevenido, algo que no pasa desapercibido por él ya que al ver mi expresión se intenta relajar.
—Continuando con el tema previo, tras entender un poco lo que estaba pasando supe que necesitaba un refugio y recursos, por lo que el sótano de mantenimiento era el lugar ideal, conclusión a la cual Cruz también llego por si sola.
—Siento interrumpirlo pero ¿Por qué la sigue llamando por su apellido? Me extraña porque usted fue el primero en señalarme que no le gustaba ser llamado "Profesor Sapiens".
—Es una cuestión de costumbre, como colegas de trabajo siempre nos dirigimos entre nosotros usando apellidos —me explica reclinándose en su silla mirando el techo con nostalgia—, la empecé a llamar Ilse tras unas semanas, no obstante, parecía no gustar de su propio nombre… cuestiones familiares de las que nunca llegamos a profundizar en nuestras conversaciones.
—No entiendo…
—Hay quienes prefieren usar su segundo apellido en vez del primero, otros que de igual manera prefieren su segundo nombre al primero, o en su caso específico, no gustaba de compartir nombre con su madre.
—No lo termino de entender… pero siga.
—Construimos el refugio mientras explorábamos los alrededores y aprendíamos sobre este fenómeno, hacíamos buen equipo tanto en las investigaciones como en el campo, sobrevivimos y superamos las situaciones más adversas, fueron unos meses muy alocados… pero también divertidos a su manera.
—Pero entonces ¿Qué paso? ¿Como fue que ella…? —la curiosidad me supera y abro la boca más de lo que debería.
El profesor se queda callado mientras baja su mirada al suelo, es claro que no es un buen recuerdo, uno que no debe ser grato de compartir.
—No debí preguntar eso… cambiemos de tema —repongo intentando volver a cambiar el tema una vez más.
—No… está bien, como te lo he dicho, el camino del conocimiento está plagado de preguntas difíciles…
—Pero no es necesario…
—No, no, si lo es, puedes aprender de nuestros errores…
—Entonces… lo escucho…
—Subestimamos a los cristalizados de hielo. Nos ubicábamos cerca de la frontera con la zona helada cuando apareció un bielemental —empieza a contar su historia con una expresión estoica—. En un principio pensamos que podríamos someterlo de manera sencilla como a cualquier otro y asi poder descubrir si su núcleo tenía alguna clase de propiedad especial, no obstante, las cosas se nos salieron de las manos, sus habilidades eran algo contra lo que nunca nos habíamos enfrentado, disparaba estacas de hielo a diestra y siniestra.
—¿Disparaba? ¿Cómo?
—Es difícil describirlo, sus brazos estaban rodeados de una densa niebla causada por el frio que emitía, por lo que no se si las esquirlas salían de su cuerpo o las solidificaba de la propia humedad del ambiente, independientemente de ese detalle, era capaz de dispararlas hacia nosotros con suficiente fuerza para menguar nuestras defensas con facilidad —se queda callado un momento arrugando la frente—. A día de hoy aun desconozco si se trataba de un cristalizado de alguna clase especial o si eso era una característica inherente de los bielementales.
—Con razón me advirtió de ellos… —respondo agradecido de haber tomado la ruta larga.
—La pelea se alargó y no éramos capaces de hacerle nada, no teníamos manera de contratacar… fue en ese momento que tome una pésima decisión… —masculla con una voz afligida—, pensé que este "cañón ballesta" seria la clave. Yo era el más hábil y rápido con la cristalización por lo que Cruz tuvo que ganarme tiempo, ella dio todo de si y logro salir ilesa, pero cuando fue mi turno… falle…
—¿Cómo? —pregunto tras varios segundos sin que continuara su historia.
—Falle en dar el golpe, el bielemental fue más rápido que yo y solo logre herirlo parcialmente. Si sigo vivo es porque ella me protegió en el último momento… a costa de ser alcanzada por varias esquirlas de hielo —quiero preguntar más cosas, pedirle detalles… pero no es el momento para ello—. El lado positivo es que conseguimos una apertura para darnos a la fuga. Intente tratarla una vez que nos habíamos alejado lo suficiente pero la cristalización se había extendido con una velocidad exorbitante, además, por más cristales que usaba era incapaz de revertir lo más mínimo.
—¿Por qué…? La purificación debería ser…
—La cristalización causada por un elemento en específico requiere de un cristal del mismo origen —declara como si de una ley se tratase—, o al menos esa fue mi mejor teoría… por lo que aun con las negativas de Cruz regrese para obtener el que debía ser un cristal bielemental.
—¿Usted solo? ¿Pero cómo pudo…?
—No pude, asi de sencillo… es más, ni siquiera lo pude volver a encontrar —responde con un suspiro—, a mitad de camino y a causa de mis descuidos por apurar de más, termine frente a un aullador que no tardo en atraer a un esquelético y a toda una horda de cristalizados. Me rodearon por completo, apenas me las arregle para huir malherido. Termine regresando con Cruz con las manos vacías.
—¿Y ella…?
—Ella ya no estaba… en su lugar había un bielemental enloquecido.
—Pero… ¿Cuánto tiempo paso?
—Eh ahí el peligro de los bielementales, Cruz llego hasta la fase cuatro en menos de un día, dando lugar a un cristalizado con una fuerza y habilidades formidables. ¿Lo peor? Ni siquiera pude despedirme de ella —dice con amargura en su voz—. Fue una pelea aún más difícil… ¿Cómo podía acabar con un cristalizado que escasas horas atrás era una preciada amiga? Fue la primera vez que me cuestione si sus teorías eran ciertas, si realmente el núcleo de cristal podía ser una materialización de su alma.
El profesor se queda callado unos segundos viendo el suelo, para después respirar hondo y alzar la mirada hacia mí.
—Ese pensamiento me llevo a hacer algo completamente irracional, dedique todos mis esfuerzos a inmovilizar al cristalizado en vez de destruirlo, lo cual como veras, me costó más que solo esfuerzo —con una pequeña risa dirige su mirada a su prótesis—. El problema no fue la herida, sino que sabía que no podría hacer nada contra la cristalización consiguiente, la única solución fue erradicar el problema de raíz in situ.
—¿Usted…?
—Con el cristalizado inmovilizado pensé que el amputar no sería algo tan difícil… grave error. Una guillotina de piedra no es lo suficiente buena para hacer el trabajo de un solo tajo—, se me pone la piel de gallina con solo escuchar eso, no sabía que había sido un evento tan traumático—, después tuve que forzar la petrificación para detener la hemorragia, un proceso que como sabrás… no es placentero, no obstante, tampoco fue la parte más complicada
—¿Qué podría ser peor?
—Revertir la cristalización tras pasar la fase cuatro parecía ser imposible. En el pasado, tras no ver resultados al intentarlo en cristalizados al azar desistimos —me empieza a explicar sin responder mi pregunto primero como es usual—. No obstante esta vez contaba una buena razón para intentarlo más allá.
—Salvar a Cruz.
—Tras un viaje al refugio para tomar los cristales que teníamos ahorrados y de invertir casi todos ellos, se empezaron a ver mejorías: Su piel volvió a la normalidad, dejo de forcejear e incluso llego al punto en que su pulso regreso, este era muy débil y su piel se sentía fría, pero… parecía estar viva —el profesor habla con un tono positivo muy falso… para luego pasar a uno sombrío y tétrico—. Durante algunas horas se mantuvo en un estado parecido al sueño, la libere pero me mantuve a su lado sin dejar de vigilarla… hasta que abrió los ojos. La alegría de creer que la había salvado duro más que unos pocos segundos, solo fue necesario cruzar miradas para ver que esa no era la profesora Ilse Cruz. Esos ojos vacíos y muertos no eran los de un humano.
—Realmente no hay vuelta atrás… ¿Cierto? —pregunto recordando aquellas palabras que me había dicho antes.
—En efecto… —responde con melancolía—, el cuerpo puede restaurarse, pero la mente no. Quizá ella diría que el alma ya no estaba en el cuerpo, dejando solo un cascaron vacío… pero en fin, tras aceptar la realidad supe que ya solo quedaba…
—¿Darle un descanso? —le pregunto al ver como se le complicaba terminar esa frase.
—Si… —responde tras un profundo suspiro—, esa… fue la parta más complicada de todas…
—¿Por qué? Sin la piel de piedra, garras, ni colmillos debería ser más sencillo.
—Todo lo contrario… son exactamente esas características las que hacen "eso" fácil.
—¿El que?
—Asesinar… —un silencio se cierne sobre ambos por unos minutos, esas duras palabras calan profundo en el interior de ambos—. Al pelear contra un cristalizado lo haces contra un monstruo sin rostro. No empatizas con ellos… apuñalarlos, mutilarlos o decapitarlos no significa nada, son solo una pila de rocas, pero… las expresiones de dolor, la contracción de los músculos, la sangre brotando por sus heridas… cuando asesinas a un humano de carne y hueso, algo dentro de uno mismo muere también.
—Oh… —no hay nada que pueda responder… El profesor Nicolás ha pasado por cosas más difíciles de las que yo pudiera imaginar.
—El lado positivo es que conseguí una prótesis muy… "radical" como dirían los jóvenes —bromea con una risa poco convincente—, claro, me tomo un tiempo adaptarme, pero ahora ya ni siento la diferencia.
—¿No siente dolores fantasma? —pregunto sabiendo que es un padecimiento regular.
—Al principio sí, pero con una prótesis que puedo mover a voluntad con la misma o más libertad que antes… no duraron mucho —responde moviendo el tobillo en ángulos imposibles—. De vez en cuando siento una picazón intensa que no existe, pero rascándome logro apaciguarla, aun siendo solo piedra sin terminaciones nerviosa.
—Es impresionante el potencial que la cristalización tendría en la medicina.
—En efecto, a comparación de una prótesis normal la mía es 99% funcional, solo carece del sentido del tacto.
—¿Y cuál cree que sea el límite? ¿Se podrán hacer órganos? —digo en voz alta una idea descabellada que se viene a mi mente, cualquier cosa para dirigir la conversación a otro tema.
—Soy partidario de que sueñes alto, pero veo difícil hacer un hígado, un riñón o intestinos con piedra, hay procesos bioquímicos que no podrían replicarse… probablemente.
—Cierto, quizá ese es el límite.
—Aunque… un corazón podría ser posible —dice tras meditarlo un momento.
—Hablando de soñar alto —respondo riéndome con sus mismas palabras.
—Técnicamente es "solo" un musculo, es más "sencillo" de recrear que un hígado —responde mientras hace comillas con los dedos—, aunque esto traería muchas cuestiones filosóficas a discusión, ¿Hasta qué punto podríamos reemplazar partes de nuestro cuerpo sin dejar de ser humanos? ¿Qué nos define como humanos en primer lugar?
—En lo personal no quisiera ser el que tenga que descubrir todo eso, me gustan mi cuerpo de carne y hueso, sin ofender.
—¿En qué punto nos separamos de esas cosas? ¿Es la conciencia? ¿O acaso el "alma"? —pregunta al aire ignorando mi comentario—, estamos hablando de la paradoja de Teseo en su máximo esplendor.
—¿La qué? —no puedo evitar reírme, una vez que entra en ese estado empieza a divagar y decir cosas que no entiendo.