*Arealla*
"Y si no se cumple", gruñó Tessa. "Entonces me llevaré a mi hija de vuelta. La arrastraré de vuelta a la manada por su pelaje si tengo que hacerlo".
Quería gruñir al hombre y a la mujer que acababan de darnos ese ultimátum. Pero mis pensamientos me sorprendieron un poco. Nosotros. Ahora me consideraba parte de esta manada. En el momento, sentí como si acabara de salir.
Pero cuanto más lo pensaba, más cierto me parecía. Yo era parte de esta manada. Como lo era Liana. Como Ben. Como lo era Marcus.
Eran los lobos de esta manada los que me habían protegido, los que me habían traído de vuelta aquí. De vuelta a casa. Eran lobos de esta manada los que me ayudaban a descubrir de dónde venía. Pero no había duda de que ahora, yo era parte de ellos.
Y no me hizo mucha gracia que me dijeran que me iban a apartar de ellos.
Y de ninguna manera iba a aceptar que me compraran.
"¿Cómo se atreven?", miré fijamente al hombre y a la mujer.
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