En esos diez años, en los que había estado viviendo sin ser hombre ni fantasma, su corazón se había vuelto uno de hierro y piedra, ni una vez incierto, y ni una vez en pánico.
Asumiendo la responsabilidad del Monte de las Cuatro Estaciones cuando tenía quince años, conoció al Príncipe Heredero Helian Yi por casualidad, lo que provocó su heroísmo juvenil a los dieciocho años, estableciendo Tian Chuang sin ayuda a los veintitrés; todo lo que debería haber hecho, lo había completado.
Incluso aunque su nombre no pudiera ser encontrado en los registros, las montañas y los ríos de esta nación eran monumentos de sus contribuciones.
Cuando Zhou Zishu dijo esto, la comisura de su boca se alzó un poco, haciendo que pareciera una mueca.
Pero la mirada que les dirigió fue como el estruendo de un rayo de luz helado; en ese instante, Huang Daoren vaciló en sus pasos, y una urgencia de retirarse repentinamente surgió en su corazón.
Pero después de vislumbrar a Yu Qiufeng por el rabillo del ojo, no tuvo más remedio que mantenerse firme.
Huang Daoren siempre había sentido que Yu Qiufeng y su hijo muerto eran caras bonitas superficiales; eran inútiles en todo, y sólo podían confiar en su secta, que disminuía constantemente cada día, para mantener las apariencias lo suficiente como para ser incluidos entre las pocas sectas principales.
La secta Cangsan siempre había tenido buenas relaciones con la secta Huashan, y Huang Daoren sentía que estaba ayudando a estas caras bonitas pero inútiles en todos los aspectos en nombre de los lazos de su secta.
Por un lado, podía jactarse de lo honorable que era, y por otro, se compadecía de Yu Qiufeng.
Frente a un hombre tan lamentable y cobarde, ¿Cómo podría Huang Daoren retirarse?
Silenciosamente hizo una evaluación de la gran multitud detrás de él, y se sintió seguro al instante, pensando: somos muchos; incluso si cada uno de nosotros te pisotea sólo una vez, es suficiente para aplanarte como fideo.
Y así gritó con gran vigor: —¡¿De qué hay que hablar con él?! ¡Lo sabremos todo una vez que lo arrestemos e interroguemos!
Su voz fue una explosión directo al oído de Yu Qiufeng; frunciendo el ceño ligeramente, Yu Qiufeng se abanicó distraídamente algunas veces con ese abanico ilustrado con un paisaje, con su rostro ligeramente inclinado hacia un lado.
Estaba realmente molesto por tener que asociarse con canallas como Huang Daoren, sintiendo que, aparte de su apariencia simple, sus acciones y modales eran más parecidos a los de un alborotador de aldea.
Incluso el carnicero que mata cerdos y corta carne en el mercado era más refinado que él.
Huang Daoren no sólo era ingenuo, sino que también le gustaba ir de allá para acá entre las aldeas donde a más de diez li todavía podían escuchar su voz una vez que abría la boca, como si éste temiera que nadie supiera que estaba allí.
Yu Qiufeng miró a Zhou Zishu con una sonrisa helada y no continuó donde Huang Daoren lo había dejado, pensando que si no fuera por el debilitamiento de la secta Huashan en estos últimos años, y que estaba preocupado de que fuera difícil tener éxito sin apoyo, ¿Cómo estaría dispuesto a pedir la hermandad de este tipo de persona insoportable?
Si este imbécil estaba dispuesto a hacerse cargo, lo dejaría; era en cierta forma bueno, ya que estas dos personas tenían antecedentes desconocidos y experiencia indeterminada, y nadie sabía qué tipo de actitud tenía el descendiente del Antiguo Monje.
Usaría a Huang Daoren para probar las aguas.
Y así sucedió algo incómodo: la intención de Huang Daoren era que Yu Qiufeng continuara desde donde lo había dejado una vez que terminó de gritar, y que la multitud detrás de él se enjambrara de una vez, para no tener que poner ningún esfuerzo y esperar con aire de suficiencia a un lado.
Sin embargo, no había esperado que Yu Qiufeng permaneciera en silencio, esperando que él se enfrentara al peligro.
Al no tener clara la situación, la multitud detrás de Huang Daoren sólo lo miró, y nadie se movió ni un solo paso.
Decenas de personas obstruían el estrecho callejón, pero en ese instante, ninguna persona habló, dejando todo en silencio.
En su vida, Wen Kexing nunca había presenciado una vista tan extraña.
Siempre había sido del tipo que se reía cuando quería, lloraba cuando lo deseaba y jugaba al rufián cuando tenía ganas.
Sin molestarse en ser cortés, se rió a carcajadas, señalando a Huang Daoren mientras abucheaba: —¿No me digas que algunos de ustedes no ensayaron esto correctamente y olvidaron sus líneas? Sal del escenario, ¿Cómo es que te atreves a interpretar la ópera cuando ni siquiera te has familiarizado con los pasos? No ganarás ningún consejo de nadie.
Después de observar la situación durante medio segundo, Ye Baiyi dijo: —¿Qué es esta tontería? —Y se volvió para irse, descuidando a Liu Qianqiao.
En un instante, ya no hubo rastro de su figura blanca.
Pensando que todo este encuentro era un circo, Zhou Zishu ya no tenía ganas de entretener a estas personas.
Hizo un intento de irse, pero Huang Daoren lanzó un extraño grito de "¡Niño, no creas que puedes irte!", Y se abalanzó.
La figura de Zhou Zishu se enderezó de repente, y sin mirar atrás, ordenó: —¡Piérdete¹!
Un torbellino de su larga manga produjo dos ráfagas de fuerza; con gran precisión, una golpeó a Huang Daoren en el hombro y la otra en la rodilla.
Huang Daoren se comportó tan bien como un niño filial, rodando en el suelo obedientemente.
Wen Kexing se rió tanto que tuvo que sostenerse con la pared, incapaz de pararse derecho.
Era su primera vez descubriendo que este Zhou Xu no sólo era agradable, sino que también tenía un lado travieso que ni él mismo sabía que poseía, y esto era demasiado interesante.
Pero la tragedia golpeó antes de que terminara de reír; si bien la atención de todos se centró en Zhou Zishu, Yu Qiufeng de repente causó problemas.
Su larga espada silbó al salir de su vaina, lanzándose hacia el cuello de Wen Kexing sin previo aviso.
A pesar de que cada una de sus palabras anteriores estaba dirigida hacia Zhou Zishu como si no hubiera visto a Wen Kexing en absoluto, en realidad lo había estado observando en secreto.
Incluso si Wen Kexing se hubiera convertido en cenizas, el elegante líder de la secta Huashan todavía recordaría que fue él quien lo hizo tambalearse ante tantos espectadores.
Si no se vengaba por eso, Yu Qiufeng sentía que estaba deshonrando su propia identidad como hombre; por supuesto, esto era un simple pensamiento excesivo de su parte, porque incluso si se vengaba, ni siquiera un tonto en esta tierra lo trataría como un hombre.
Wen Kexing golpeó su mano contra la pared y se inclinó hacia atrás, casi horizontalmente, para esquivar el golpe.
Determinada, la espada de Yu Qiufeng llegó una vez más en una ráfaga de golpes, cada uno más cruel que el anterior.
Wen Kexing estaba aún más desconcertado.
Ese día, realmente había bebido mucho vino, y había estado completamente borracho, incapaz de recordar qué año o día había sido; ya había olvidado hace mucho tiempo ese "Malentendido trivial" con este hombre, e incluso si lo recordara, probablemente no pensaría mucho en eso.
Yu Qiufeng no era una joven doncella inquieta que necesitaba preservar su propia belleza y rostro. Si se caía, que así fuera, ¿Cuál era el problema?
Así que no tenía ni idea de cómo él, un transeúnte "Inocente", había ofendido a este líder de secta.
Al observar los ataques de su oponente, éstos eran como si le hubiera robado a su esposa.
Wen Kexing se sintió muy perjudicado, porque los hombres, en general, no tenían esposas masculinas.
No tomó represalias, se retiró sin hacer una pausa y dijo: —Dime, ¿Qué pretendes haciendo esto?
Yu Qiufeng soltó una risa fría. —Los de caminos poco ortodoxos tienen una maldad abominable. ¡Las masas exigen que sean golpeados, es inútil explicar esto, mueran!
Wen Kexing inclinó la cara hacia un lado, evitando la simple estocada, y sacó dos dedos con precisión, atrapando la espada de Yu Qiufeng entre ellos.
Él se burló: —¿"Exigen que sean golpeados"? Mis disculpas, pero no soy una rata, así que te ruego que cuando hagas este tipo de acción, ¡No vengas detrás de mí guardando rencores profundos como si fueras veneno para ratas!
Hizo un ruido suave de esfuerzo, y la espada de Yu Qiufeng se rompió en su mano.
En el mundo pugilista, una de las mejores maneras en que uno podía humillar a alguien más, era destrozando el arma clasificada de esta persona, después de matar a su padre y arrebatar a su esposa.
Los ojos de Yu Qiufeng se enrojecieron.
Condujo una palma hacia el pecho de Wen Kexing justo mientras saltaba para enviar una patada a su entrepierna; sus movimientos eran rápidos, como si hubiera perfeccionado cada golpe a través de una práctica intensa.
Afortunadamente, después de que Huang Daoren se había "Alejado", la multitud detrás de él que parecía estar disfrutando del espectáculo finalmente se dio cuenta de que deberían estar erradicando el mal y fueron a molestar a Zhou Zishu.
Nadie se dio cuenta de que en esta esquina ignorada, ¡El líder de la secta Huashan estaba haciendo una presentación de la "Patada Bufona Yin" frente a la multitud!
Ocurrían eventos extraños cada año, ¡Pero habían muchos de ellos este año!
Inclinándose hacia un lado, Wen Kexing levantó la rodilla y la aterrizó justo en el muslo de Yu Qiufeng.
Al instante, se escuchó un crujido cuando el hueso se fracturó.
Simultáneamente, su palma chocó de frente con la suya; Yu Qiufeng sintió una oleada torrencial de energía interna surgiendo hacia él a través de la palma, pero ya era demasiado tarde.
Su propia palma parecía estar atraída hacia la de su oponente, esa poderosa ola de energía interna similar a un tsunami inundó sus nervios y vasos sanguíneos, casi atormentándolo hasta un punto de estallido.
En ese instante, Yu Qiufeng levantó los ojos en pánico y vislumbró la expresión de este hombre descarado, obstinado, oscuro y distante, completamente indiferente, como un verdadero demonio que mataba a innumerables criaturas sin la menor vacilación.
Con el agudo grito de una mujer, una ráfaga de viento penetrante pasó, trayendo unas pocas agujas tan delgadas como el pelo de un buey que se precipitaron hacia Wen Kexing.
Casi reflexivamente, soltó a Yu Qiufeng y lanzó un golpe hacia ellas con su palma; desde la distancia², las agujas cambiaron su curso, pero la fuerza de su palma aún no se dispersó.
Incapaz de esquivar a tiempo, la fuerza de su golpe de palma golpeó a la mujer detrás directamente en el pecho, enviándola a volar y estrellarse contra la pared.
Fue sólo en este momento que Wen Kexing pudo entender claramente que la persona que lo emboscó no era otra que Liu Qianqiao, quien había liberado sus puntos de acupuntura sin que nadie lo supiera.
Primero se sorprendió, luego, como si de repente entendiera algo, llamó: —¡A-Xu, ven rápido, fui testigo de un adulterio!
Zhou Zishu no sabía qué decirle. Dándose la vuelta, se inclinó para recoger a Liu Qianqiao y dijo: —¡Deja las tonterías, vámonos!
Wen Kexing hizo un sonido de reconocimiento y escapó con Zhou Zishu sin protestar.
Los dos saltaron a gran velocidad con su qinggong, y después de una distancia indeterminable, mucho después de que ya habían perdido a los alborotadores de su rastro, Zhou Zishu finalmente se detuvo, dejó a Liu Qianqiao apenas viva debajo de un árbol y selló unos cuantos de sus principales puntos de acupuntura.
Wen Kexing se cruzó de brazos y se rió entre dientes: —Genial, te la llevaste. Ahora tu reputación como villano poco ortodoxo se consolidó aún más —Lo pensó, y luego reflexionó con aire de suficiencia— Eso está bien, de todos modos, tampoco tengo buena reputación. Eres mío, así que esto cuenta como estar juntos en las buenas y en las malas.
Zhou Zishu ni siquiera lo miró, inclinándose para examinar la condición de Liu Qianqiao.
Sacó una pequeña botella de medicina de su túnica y le metió una pastilla en la boca sin pensarlo dos veces, independientemente de si funcionaría.
Luego dijo: —Lao³ Wen, la boca está hecha para comer, no para hablar estupideces. Sólo una fracción más de fuerza, y la habrías matado.
Al escuchar ese prefijo un tanto molesto, pero inexplicablemente familiar de "Lao Wen", Wen Kexing se alegró al instante.
En cuanto a las palabras que siguieron, automáticamente asumió que sólo eran para demostrar su duro amor.
Liu Qianqiao tosió una vez; ese ligero movimiento casi la hizo desmoronarse.
Ella miró a Zhou Zishu con ojos enojados, hablando con mucho esfuerzo: —¿Por qué... estás fingiendo amabilidad?
Zhou Zishu ignoró sus palabras y se agachó para preguntar: —Déjame preguntarte, ¿De dónde aprendiste tus habilidades de disfraz?
Liu Qianqiao no esperaba que esta fuera la primera pregunta que saliera de su boca; ella hizo una pausa, luego escupió y dijo con valentía a pesar de estar cerca de la muerte: —¿Qué tiene que ver contigo?
Al escuchar eso, Wen Kexing dijo: —Señorita Liu, ¿Cambiaste tu apariencia y trataste de robar la Armadura Lapislázuli para Yu Qiufeng? Déjame darte un consejo, entonces: una mujer no debe tener miedo de ser fea o estúpida, sino que debería tener más miedo de ser ciega. Ese tipo de estupidez... es nocivo para ti haberte enamorado de él. ¿Sabes cómo nos encontró Yu Qiufeng? ¿Por qué Ye Baiyi persiguió al hombre de negro hasta ese callejón? ¿Quién fue el que te engañó a propósito, haciéndote pensar que el hombre de negro que escapaba era Yu Qiufeng, para que atacaras a Ye Baiyi? ¿Quién expuso tu identidad frente a todos? Te estaba usando como escudo humano, tonta.
Con sus palabras, azotó los "Problemas de doncella" de esta mujer que ya no estaba en la flor de su juventud.
Esto fue más fatal que el "Feo monstruo" de Ye Baiyi; si Liu Qianqiao hubiera poseído la más mínima energía para moverse, se habría puesto de pie y lo habría mordido hasta la muerte.
Zhou Zishu dijo: —Cállate.
Al recibir la orden, Wen Kexing inmediatamente cerró la boca con fuerza, como si tuviera un solo labio.
Mirando su rostro, Zhou Zishu estimó la edad de Liu Qianqiao y de repente preguntó: —Tú... cuando eras pequeña, ¿Conociste a un hombre extraño sin cejas, que estaba herido y muriendo de hambre? ¿Y le diste comida?
Durante su juventud, su shifu, Qin Huaizhang, una vez se había refugiado en una granja después de ser gravemente herido por los enemigos que lo perseguían.
No tenía ni un pedazo de bronce, pero fue gracias a una niña con una cara llena de cicatrices que secretamente le había traído comida que pudo sobrevivir lo peor.
Sin nada con él para pagarle, y sintiendo mucha pena por ella al ver su desfiguración, Qin Huaizhang le había enseñado algunas técnicas de disfraz.
Sin embargo, nunca pensó que eso la dañaría en el futuro.
Liu Qianqiao no dijo nada, pero al escuchar estas palabras, una breve mirada de sorpresa apareció rápidamente en su rostro.
Zhou Zishu entendió, bajó la cabeza para pensar y sacó una botella de ungüento para heridas de su túnica.
La colocó frente a Liu Qianqiao y dijo: —Decide en adelante qué es lo mejor para ti.
Luego se levantó y se fue.
Eufórico, Wen Kexing fue detrás de Zhou Zishu, diciendo: —Ella estaba conspirando contra ti, y aún así todavía eras tan bueno con ella, eso es realmente...
Pero de repente dejó de hablar, porque vio a Zhou Zishu sacar otra botella de ungüento de su túnica mientras caminaba, frotando el contenido en su propia cara.
Al principio no era obvio, pero después de algunos roces más, se reveló gradualmente un color de piel diferente.
Los ojos de Wen Kexing ni siquiera parpadearon, ensanchándose aún más mientras miraba.
⊰⊱┈──╌╌────╌╌────┈⊰⊱
[1] Literalmente se traduce como "Rodar lejos", para darle mayor sentido a la traducción, queda traducido como "piérdete" ó "lárgate".
[2] En el género Wuxia, los practicantes de las artes marciales pueden expulsar qi para golpear cosas. Es algo parecido a la fuerza, pero sólo causa impacto y no produce ningún efecto visual, ya que no es visible.
[3] Lao (老) - significa "viejo / venerable". Traducido como "anciano". Se agrega al apellido de una persona para mostrar respeto y se suele utilizar para dirigirse a una persona con la que ya se ha pasado mucho tiempo o se le considera un amigo.