LISA
Tres putas semanas.
No importa cuántas veces cuento, han sido tres putas semanas.
El calendario en mi pared se burla de mí, la fecha de hoy me mira fijamente desde cualquier punto de mi cocina.
Selene gime cuando casi piso su pata por tercera vez esta mañana. —Lo siento, chica. Dame un segundo, y vamos a verla.
Estoy empapada en sudor. Jericho no ha pestañeado ni una sola vez desde que Ava está en el hospital, y todos nos hemos adaptado a una nueva especie de normalidad.
No es nada normal, pero ahora es la vida. Al menos hasta que Ava se despierte de nuevo.
Soy más fuerte. Más rápida, aunque nada comparada con estos cambiaformas que me rodean. Estoy aprendiendo algo de defensa personal básica, y Selene ha ayudado con el entrenamiento práctico para esquivar y defenderme de ataques de lobos.
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