Último segundo

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La imposible velocidad y fuerza de Beatriz los habían mantenido aferrados durante mucho tiempo. Vera apretó los dientes de nuevo y colocó su mano sobre el tentáculo. No podía rendirse cuando todos luchaban con todo lo que tenían. No podía descansar mientras su suegra luchaba al extremo sin ningún momento de respiro. Necesitaba resistir. Al menos, Azur no estaba plagado de heridas y aún tenía algo de fuerza para contraatacar. Pase lo que pase, necesitaba seguir luchando junto a todos.

—¡Vera! —Beatriz derribó a la chica de modo que ambas quedaron tumbadas sobre el lomo de Azur. Un proyectil humeante se había disparado repentinamente hacia Vera. Sus reacciones no fueron lo suficientemente rápidas, pero la reina Beatriz estaba allí para salvarla. Otra vez. Esto ya había sucedido más de una vez. Su situación empeoraba mientras Beatriz empezaba a verse abrumada protegiendo a Vera y corriendo de un lado a otro, cortando los tentáculos de diferentes áreas del dragón.