Después de organizar las cosas que se debían hacer, Evan llevó a la multitud cautelosamente al pasillo. En ese momento, estaba muy asustado...
Durante el proceso de espera, Evan fue cuidadoso en todo momento por temor a ofender a Gerian, la pestilencia en persona. El viejo estaba dispuesto a matar a quien fuera para establecer su poder. Evan se recordaba constantemente: no le des una excusa, no le des una excusa. Con esta presión, hasta hablar se había convertido en una especie de tortura. Antes de hablar, Evan tenía que pensarlo una y otra vez por temor a que, si cometía un error, se convertiría en el objeto de intimidación de Gerian.
Pero, afortunadamente, la duración de la tortura no fue demasiado larga.
Diez minutos después, se escucharon unos pasos en el pasadizo secreto que conducía a la sala de estar.
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