-Al día siguiente después de la Guerra-
Nuevamente la lluvia cae sobre sus hombros. Oscuras nubes cubren el cielo entero de este país, tapando toda la luz que alguna vez llegó a este lugar. El ambiente, como era de esperarse, era frío, húmedo y extrañamente solitario. Aquella mujer entre la lluvia, sin importarle si se enfermaba por el frío, caminó en dirección a Amegakure. Justo a su lado flotaba un objeto cubierto por papel. Hasta este punto, es obvio lo que ese montón de papel oculta. Rodeado por hojas de papel humedecidas por la lluvia, allí se encontraba el cuerpo sin vida de Asahi Toru. Konan lo llevaba a su lado acompañada por un silencio tan doloroso…
"Me quedaré contigo para siempre. Si estoy dispuesto a cumplir esta promesa, entonces no voy a morir. Si mi vida te preocupa, entonces viviré y te ayudaré. Ya no tengo un lugar al que volver, así que puedo buscar ese lugar contigo. ¿Eso te hace sentir mejor?"
Esas palabras, como agujas en su corazón, se clavaron una tras otra, lastimandole profundamente.
…
…
-Amegakure-
"¡Tenshi-sama!"
Uno de los guardias gritó al ver la repentina aparición de Konan en la puerta de la aldea. El de inmediato se acercó y tocó su lanza contra el suelo para mostrarle respeto a ella. Ha pasado un tiempo desde la última vez que vieron al Ángel del Dolor aquí. Esa era la razón por la que todos estaban tan sorprendidos. Es más, todos habían teorizado que la misma Ángel del Dolor se fue junto al Ángel de la Muerte para participar en la guerra, lo cual fue corroborado por los shinobis de Amegakure que estuvieron presentes en la guerra, solo que ellos aún no han regresado a la aldea.
"Ha pasado mucho tiempo. Estamos contentos de que haya vuelto. Por favor, adelante. Las puertas de esta aldea siempre están abiertas para usted, después de todo, es usted y Pain-sama son quienes nos regresaron la esperanza"
Konan repitió la palabra "esperanza" en voz baja mientras entraba ignorando a los guardias. A ellos esto les pareció extraño, pero como se trataba de Konan, la ignoraron y siguieron protegiendo la puerta. Aun así, no pudieron ignorar el hecho de que Konan solo miraba al suelo con una expresión apagada en el rostro.
Ella caminó por el puente hasta que finalmente entró a la ciudad. Allí se encontró de regreso al pasado. Vio la torre de Pain y recordó todo lo que vivió allí junto a Nagato y Toru. Suspiro cansada y se dirigió a esa torre, pero antes de poder llegar, fue rodeada por muchas personas de la aldea que esperaban entusiasmadas.
"¡Tenshi-sama!"
Todos gritaron al unísono, lo que hizo que Konan levantará la mirada, percatandose de todas las personas que le estaban dando la bienvenida. En el pasado, ella les habría devuelto el saludo a todos, pero esta vez ella no estaba de humor para eso. Pasó al lado de esas personas en silencio hasta que una voz reconocida la llamó.
"Konan-sama…"
La voz de Ajisai. Ella no la llamó Ángel así que eso fue un poco menos estresante para ella. Volteo su mirada para verla, pues esa chica es la discípula del difunto Toru. Ella se veía confundida por la repentina aparición de esta mujer, pero era de esperarse después de recibir esa carta.
"¿Dónde está Toru-sama?" preguntó la chica.
Está pregunta afectó a Konan, pero continuó con su rostro inexpresivo y tímidamente apuntó al objeto que flotaba a su lado. Ella respondió:
"Aquí está…" lo dijo casi susurrando.
"¿Que…? Eso no puede ser posible…" obviamente confundida, negó los hechos que se presentaron frente a sus ojos. "Toru-sama me envió esta carta. El cree en mí… así que no puede ser…"
Konan ya no dijo nada. Ella ha dicho todo lo que tenía que decir. Ya no hablará más al respecto. Ella solo necesita estar sola en su tierra natal. Esto la llevó a ignorar a todos otra vez, avanzando en silencio, cansada de todo y con su mirada sin alma.
"¡Konan-sama! ¡Eso debe ser una mentira! Lo es, ¿verdad…? Yo sé que él es muy fuerte… el no…"
No… él estaba frente a ella, envuelto en papel, el cual ocultaba su cuerpo carbonizado. Ajisai finalmente cayó de rodillas mientras miraba a Konan alejarse. Aún incrédula por lo que está mujer dijo, aún si el mismo cadáver de Toru estaba frente a sus ojos, ella trató de negar la realidad una y otra vez. En su mente, ella recordó cómo fue que sus padres murieron a causa de las guerras.
"Toru…-sama…"
***
Dentro de la torre de Pain, Konan camina por los pasillos de paredes frías y metálicas. El lugar estaba oscuro, como si hubiese sido abandonado por mucho tiempo, pero solo habían pasado unas pocas semanas desde la última vez que ella estuvo aquí. Este lugar, para ella, estaba lleno de recuerdos junto a Nagato y Toru. Al menos, en esos recuerdos, este lugar no era tan solitario.
Acercándose a las escaleras que la conducen a las profundidades de la torre, Konan dudó por unos segundos. Suspiro y avanzó bajando las escaleras. Su camino estaba iluminado por pequeñas linternas eléctricas que aún funcionaban después de tanto tiempo, lo que hacía que este lugar no sea tan oscuro como los pasillos principales de la torre. Con el sonido metálico de sus pies tocando las escaleras, uno tras otro, como si los escalones la condujeran a lo profundo del infierno, ella al fin llegó al lugar al que apuntaba desde un inicio.
Frente a ella se presentó una gruesa puerta metálica que aún permanece cerrada. Si Obito tomó los ojos de Nagato, seguro usó el poder del Mangekyō para entrar sin forzar la puerta. Así que, levantando la mano con dos dedos apuntando al hacia arriba, ella liberó el sello que mantenía cerrada la puerta y está enseguida se abrió.
Ella entro junto al cuerpo de Toru y se acercó a la cama de flores de papel que se extendía delante suya. Konan rápidamente se dió cuenta que, como era de esperarse, Nagato no está. Ella no reaccionó ante esto y vio que Yahiko si estaba allí así que suspiró y extendió la mano. El papel siguió las órdenes y colocaron el cadaver de Toru al lado del cadáver de Yahiko, colocándolo cuidadosamente sobre las flores de papel.
Una vez hecho esto, Konan solo se quedó allí mirando por un largo tiempo.
Ella estuvo en completo silencio, su rostro no tenía expresión, como si no sintiera nada al respecto, pero…
"Yahiko…"
Apretó los puños con fuerza y cerró los ojos.
…
…
Este lugar se había vuelto muy grande para ella. Todo era demasiado solitario.
"Nagato…"
Recordó su niñez junto a estas dos personas y su corazón sintió el dolor de sus pérdidas. Cada camino que recorrió junto a ellos siempre estuvo lleno de piedras que la lastimaron, pero si ellos estaban a su lado, entonces ella podía resistir ese dolor.
Cuando Nagato también murió, ella sintió que lo había perdido todo, pero a la vez, un nuevo camino de esperanza también se mostró para ella.
"Toru…"
Y el último de todos. Aquel que le robó el corazón. Él fue el que hizo que los muros de hielo alrededor del corazón de Konan se derritieran. El fue quien le dió esperanza a ella y alguien más en quien confiar. Pero al final fue más de lo mismo. Todos siempre terminan de la misma forma.
"¿Por qué…?"
Se preguntó a sí misma. Todo era tan… ilógico. Yahiko, sacrificándose por sus amigos. Nagato, sacrificándose después de darse cuenta de lo que había hecho y Toru, quien se sacrificó por todos. Eso no tenía sentido… todos siempre…
"Toru…"
Ella lo ama, lo ama demasiado. Ella sintió que junto a él todo sería posible. Su mundo volvió a brillar después de la muerte de Nagato. Aún le quedaba esperanza así que eso estaba bien. Mientras ambos estén juntos, nada malo pasará…
Que mentira tan cruel.
…
"Tu… lo prometiste…"
…
Frente al cadáver de Toru, quien yacía envuelto en el papel, lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de Konan. Perdiendo la fuerza en sus piernas, cayó de rodillas. Recordó esa promesa y clavó las uñas en el suelo.
"¡Lo prometiste!"
¿Esa promesa era una mentira? ¿Toru sabía desde el inicio que esto iba a pasar? Ella no quería admitirlo, pero ya se esperaba eso. Ella presentía que algo no estaba bien con Toru desde el día que lo conoció. Al final, ella tuvo razón.
"¡Eres un maldito mentiroso!"
Cada recuerdo con él se tornó triste y solitario. Al final esa promesa solo fue otra de las mentiras de Toru. Él era un mentiroso, ella ya lo sabía. Aún así, aún en el final de su propia vida, Toru se despidió y le deseó felicidad. Aunque su promesa fue una mentira, él no quería lastimarla.
"¡¿Por qué?! ¡¿Por qué siempre pasa lo mismo?!"
Sus padres, Yahiko, Jiraiya, Nagato, Toru. Todas las personas más importantes para ella han muerto, todos se han ido, todos la abandonaron. Ella ahora estaba sola.
"¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!"
Se cubrió el rostro con las manos para ocultar su expresión afligida. Las lágrimas se derramaron, recorriendo sus mejillas y cayendo en el suelo. Ella ya no pudo más. Está vida se había convertido en el infierno. Un ciclo de dolor infinito, eso es lo que ella estaba viviendo, eso es lo que Nagato y Yahiko tuvieron que soportar también. Pero no solo ellos, sino también Toru.
Sola en este lugar, frente a los cadáveres de dos de las personas importantes para ella, Konan dejó salir sus sentimientos en forma de lágrimas. Y fue de esa manera durante un largo tiempo…
-En algún Mundo extraño-
Se libra una guerra en lo alto del cielo y la existencia tiembla con fuerza debido a esto. Angeles y demonios caen al abismo mientras se lleva a cabo este derramamiento de sangre. Era una guerra sin sentido que se llevaba la vida de muchos, justo como los humanos suelen hacer. Nadie se salvó de esto. En el cielo, en la tierra, en el infierno, todos están sufriendo las consecuencias de este enfrentamiento.
La Diosa está más adelante. Ella es la culpable de esto, ella creó todo lo que hace sufrir a todos en la actualidad. Un ser de luz, así es como la describen, pero nadie sabe en realidad como es este ser despreciable.
…
…
"No vas a llegar, Lucifer. Y si lo haces, no podrás contra nuestra Diosa"
Una mujer con seis pares de alas blancas como la nieve, cuyo cabello es negro azabache y sus ojos dorados como cierto metal precioso, su nombre es Michael. Sobre su cabeza flotaba un anillo dorado de luz que brillaba con intensidad. A pesar de que ha sido apuñalada en el pecho con su propia espada, ella sonrió porque sabía que está guerra ya estaba ganada.
"¿Te has olvidado quién soy, hermana? Supongo que los años te han pasado factura y te ha afectado la memoria"
Quien respondió de forma egocéntrica era una hermosa mujer, más hermosa que cualquier ángel presente en esta guerra. Ella tenía el cabello blanco y los ojos carmesíes, justo como la sangre que en ese momento se derramaba en sus manos. Ella ya no tenía un halo flotando sobre su cabeza, pero aún conservaba sus seis pares de alas, solo que estás se habían tornado negras, tan profundas como la noche, después de todo, ya hace mucho tiempo que ella cayó como ángel.
"Ya te lo dije, hermana. Está guerra la ganamos nosotras, así es como ha sido siempre. Cuando nuestra Diosa se levante de su trono, entonces tú no tendrás oportunidad"
Lucifer respondió:
"¿Cuando ella se levante de su trono? ¿Me estás diciendo que ella las está dejando morir a todas ustedes?"
Ella se rió entre dientes y sacó la espada de luz de la herida de Michael.
"¡¿Me está diciendo que ella puede detener esta guerra, pero no lo hace?! ¡¿Me estás diciendo que todas estos ángeles y demonios están muriendo en vano?! ¡¿Eso es lo que dices?!"
Michael abrió los ojos en shock al darse cuenta de lo tonta que fue al no darse cuenta antes.
"Yo… no… seguro nuestra Diosa tiene algo planeado. Ella no nos dejaría morir en vano. Ella nos deja morir porque nuestro sacrificio servirá para algo. Ella no es… como los demonios…"
"Hermana… morirás sabiendo que fuiste el perro obediente de esa diosa"
La sangre se derramó y la espada en la mano de Lucifer se detuvo abruptamente. Fue ahí cuando Michael dejó de emitir algún ruido. Después de eso, con dolor, ella miró a la gran puerta que se extendía delante y un par de lágrimas se derramaron por sus mejillas.
"Adiós, Michael"
Michael cayó al abismo atravesando las nubes y la brillante armadura de luz que la cubría se desvaneció y apareció sobre el cuerpo de Lucifer. Ella sintió el dolor de esta armadura quemándola, pero entendió que esto la protegería más que el dolor que le está provocando.
Con esto, ella abrió la puerta de una patada y en el interior se encontraba alguien.
El interior de este lugar era una gran iglesia con ventanas decoradas con los sucesos más importantes en la historia de la creación. En el fondo, quien observa a Lucifer en silencio, era una mujer alta, de unos tres o cuatro metros de altura. Ella tenía la piel oscura y su cabello era dorado al igual que sus ojos y uñas perfectamente cuidadas. Tenía senos grandes y detrás de su espalda flotaba un gran anillo dorado con un centro completamente oscuro, después de todo, era un agujero negro. Ella vestía un uniforme de general muy parecido al que, irónicamente, usaba cierto pintor austraico en una horrible época para la humanidad, solo que los colores de este eran diferentes. Gris, blanco y dorado, colores que representaban a los ángeles bastante bien.
"Siempre fuiste mi creación favorita, Lucy. Regresa a mi lado y detendré todo esto" En su mano apareció un látigo, el cual golpeó contra el suelo una sola vez.
"Que mente tan retorcida tienes, justo como lo recuerdo. Además, cambiaste tu apariencia otra vez. ¿Que no te gustaba parecerte a ese actor?"
"Mis gustos cambian constantemente, hija mía"
"Si… siempre te ocultas bajo una apariencia que nunca tuviste. Si me permites decírtelo, cariño, eres el mal que debe ser destruido"
"Fufufu. ¿Lo dice un ángel caído? No puede ser más gracioso. La maldad yace en los corazones de los seres que son conscientes de ello. Yo no soy malvada y lo sé. Soy la luz en este mundo. Así que, si viniste al Séptimo Cielo solo para matar a tu madre, entonces no perdamos el tiempo hablando. Ahora mismo estoy un poco enojada porque mataste a mi segunda creación favorita después de Adam y Eve. Así que, empuña la espada y enfrentame. Terminemos con esta guerra"
La Diosa se levantó de su trono y balanceo el látigo, azotando el suelo en repetidas ocasiones. Ella sonrió arrogante y sus ojos brillantes dorados parpadearon tres veces. Lucifer vio esto y frunció el ceño. Ella sabía mejor que nadie que la Diosa era el ser más poderoso de todos, pues ella creó todo lo existente. Se necesitaba más que suerte para vencerla, pero Lucifer ya se había preparado para esto.
En un acto por causarle daño a la Diosa, Lucifer partió el suelo luego de dar un salto y levantó la espada.
"Oops!"
Sonriéndole a Lucifer, la Diosa cerró los ojos y se dejó golpear por la espada de luz. Esta no le causó ningún daño.
"Adivina quién le dio esa espada a Michael" Ella sostuvo a Lucifer del cuello. "Mecanismo de Creación: Gravedad Aumentada" dio su orden y la existencia la obedeció.
Lucifer sintió como su cuerpo se volvía más pesado y en menos de un segundo salió disparada contra la pared, atravesándola y llegando al Tercer Cielo en ese pequeño lapso de tiempo.
"¡¿Lucifer?! ¿Que paso?"
Chocando armas contra uno de los ángeles menores, Judgement, una demonio de piel oscura y cabello blanco, al igual que sus ojos, vio a Lucifer caer a su lado, por lo que se vio sorprendida.
"¿Judgement? Ella… la Diosa, me regreso a este lugar de un solo golpe"
"¿Qué mierda? ¿Tan fuerte era esa loca?"
De pronto, interrumpiendo la conversación, la Diosa apareció delante de las dos mujeres y se burló de ellas.
"Me subestimas, prosecutora"
"¡Carajo!"
Al ver a la Diosa descender a este lugar de forma tan repentina, Judgement se asustó e intentó buscar una salida para así huir junto a Lucifer y crear una estrategia, pero Lucifer la detuvo.
"Ya sabes que hacer. Vete de aquí. Yo me encargare de esta perra"
"Lucy, ¿en serio planeas hacer eso que dijiste antes? Al principio pensé que era una broma. Teniendo en cuenta como sueles ser…"
"Soy la CEO del infierno. Todas las maldiciones de la historia recaen en la palma de mis manos. Así que déjame aquí y ve con las demás chicas. La Diosa no se mata con suerte"
"Huuuuuh… de que tanto hablan. Me aburren" Levantando su látigo en alto, el agujero negro en su espalda se hizo mas grande sobre su cabeza. "Mecanismo de Creacion: Agujero Negro Santo"
El Agujero Negro creció gigantesco sobre la Diosa. Judgement se quedó boquiabierta ante esto "¡¿Que santidad puede haber en un maldito agujero negro?!" gritó mientras huía despavorida.
A lo lejos, un portal se abrió, y algunas chicas demonio junto a un ángel se asomaron solo para llevarse a Judgement con ellas.
"Que cobarde es tu amiga"
"Hah… cualquiera huiría si se encuentra frente a un agujero negro. Por suerte, yo también tengo mis trucos."
Lucifer clavó la espada de luz en el suelo y esta se tornó negra con un aura carmesí. Sus ojos brillaron mientras el Tercer Cielo comenzaba a ponerse oscuro. No, no solo era el Tercer Cielo. La Diosa vio con su Mecanismo de Creación: Ojo de Dios, que todas las dimensiones estaban siendo consumidas por esta oscuridad. Algo malo estaba pasando y ella lo sabía. Es más, ella sabía que era lo que Lucifer estaba haciendo. Asi que activo el Agujero Negro y este comenzo a tragarse todo, pero Lucifer se quedo aferrada a la espada y fruncio el ceño con una expresion seria.
"Mecanismo de Creación…" dijo el ángel caído.
"¡No puede ser! ¡¿Cómo sabes usar eso?!"
"¿Ya lo olvidaste, madre? ¿Cómo fue que me creaste? Yo, el ángel más perfecto de todos, con poder, con inteligencia, como tu mano derecha. ¿Sabes por qué te traicioné en aquella época? Porque me di cuenta de que yo podía ser una mejor diosa que tú. Eres igual que la conciencia de este mundo. Solo creas para entretenerte. No amas a nadie más que a ti misma. Así que, esta es mi forma de terminar las cosas, destruyendo tu casita de muñecas"
Todo tembló con fuerza y la existencia comenzó a romperse como cristal.
"Aunque destruyas mi mundo, solo me hace falta crearlo de nuevo, más divertido, más emocionante, más entretenido para jugar. Aunque destruyas mi mundo, yo seguiré aquí. Soy inmortal, puedo trascender cualquier concepto y tú no podrás superar eso."
"Sabes que eso no es cierto, los dioses también sangran…"
"Tu… ¡Maldita mocosa! ¡Lo hiciste aproposito" Dándose cuenta de lo que Lucifer planeaba, se lanzó a atacar, pero Lucifer sonrió mientras las lágrimas comenzaron a derramarse por sus mejillas.
"Mecanismo de Creación: Vacío Solitario"
Mientras el mundo se destruía, cierta entidad extendió sus brazos detrás de la espalda de Lucifer, lo que hizo que la Diosa se detuviera en seco, pues ella pudo ver esa entidad. Era una sombra carmesí que abrazó al ángel caído con ternura y le acarició el cabello. La sombra pareció sonreír, después de todo, había conseguido una nueva hija. Ella era digna de ser aquel ser que trae desgracia y destrucción a los mundos. Así que, siendo rodeada por una extraña energía, Lucifer comenzó a cambiar. Su cuerpo se tornó oscuro, sus uñas crecieron como garras y sus hermosas alas negras se extendieron. Su piel pareció agrietarse, mostrando un color rojo brillante. Allí mismo, aquella entidad, mientras Lucifer perdía el control de sí misma por la energía, le dijo:
"Levántate, hija mía"
Fue entonces cuando la destrucción comenzó.
***
"¿Uh…?"
Ella sintió un sentimiento algo extraño. Su cuerpo rápidamente estaba regresando a la normalidad, pero había algo entre sus brazos. Ella no supo qué pasó después de que esa voz le habló, pero recordaba cómo se sentía. Era una sensación de éxtasis puro, como si algo hubiera despertado en su interior. Su verdadera naturaleza se reveló y esa voz le dio la bienvenida.
Pero dejando eso de lado, ella miró hacia abajo y finalmente se percató. Allí estaba la Diosa. Ella tenía heridas horribles de mordidas y cortadas, como si un animal salvaje la hubiera atacado. Viendo esto, entendió que ella ganó esta guerra, pero no lo celebró. En lugar de eso, un par de lágrimas cayeron por sus mejillas y abrazó el cadáver con fuerza.
"Mamá… lo siento… Perdóname…"
Ella se disculpó con la Diosa del pasado, aquella que si era merecedora de su raza y título. Una mujer benevolente, con un corazón puro, aquella quien creó a Lucifer. Aquella que en algún momento se corrompió y se convirtió en lo que era ahora.
Con sus acciones en contra de la Diosa y el Mundo, Lucifer se ha convertido en la enemiga de todos los mundos, pero solo lo hizo para eliminar el mal que había nacido en su madre. Ella ahora, aunque nunca lo deseo, aunque nunca planeó destruir este Mundo, al final se convirtió en un Overlord. Ahora ella pertenece a los seres que destruyen mundos y los que son enemigos del Orden.
-Años después-
Era una ciudad caótica, con la tasa de crimen ya no en el cielo, sino en el espacio. En cada esquina había muerte, destrucción, vicios y mucha diversión. A pesar de que este mundo era tan caótico, ella lo consideraba un hogar. Era un lugar carmesí lleno de egoísmo, un lugar en el que aquellos buscados por el Orden podían reunirse y descansar.
"Lucy, se acabó la leche. ¿Tienes 'unidades' para pedir algo a domicilio?" Judgement abrió la nevera y se dio cuenta que faltaba lo primordial.
"Yo también quiero leche, mucha…"
"Modeus, deja de hablar de cualquier cosa como si fuera algo sexual. Ya estoy cansada de eso"
"Solo ignorala, Malina. La vida se trata de ignorar las cosas que te molestan"
"A ti se te da bien hacer eso, Justice. Estás ciega a final de cuentas" x3
"Tampoco hay café, Lucy. Compra más"
Escuchando a estas tipas mantenidas, una vena se hinchó en la frente de Lucifer. Azoto la puerta con fuerza y miró a todas con molestia.
"¡¡Si quieres tu maldito café, entonces trabaja y compralo!!"
"Tranquila, perra enojada. Tenemos a Modeus. Ella trabajará por nosotras"
"Zdrada, no ayudas en nada. Hasta Malina intenta convertirse en hacker para robar unos cuantos centavos. Y eso que ella odia su propia vida"
"Callate, Azazel, si no quieres que publique tus fotos secretas en el baño"
"Lo siento…"
Lucifer sintió dolor de cabeza al escuchar a estas chicas demonios, y un ángel, hablar entre sí. Bueno, al menos aún seguía junto a ellas después de tanto tiempo así que no debería ser una vida aburrida. A pesar de que no podía olvidar el pasado, podía seguir junto a estas chicas locas en este edificio y gremio rentando.
'Ahora que recuerdo… ya no quedan ingredientes para hacer panqueques'
Al final, Lucifer decidió ir a comprar las cosas que faltaban que sus amigas le pidieron junto lo que ella buscaba. Aun si se quedó sin nada de dinero, aún si no tenía nada que comer, negó con la cabeza de forma irónica.
'La CEO del infierno, rebajada a esto, eh... Y tengo que lavar la ropa…"
…
…
La vida es extraña.
…
…
…
-Mundo Impuro-
El lugar era completamente oscuro, pero había una luz más adelante. Era como un camino vacío de pura oscuridad con la luz como único destino. Era confuso para él, todo era tan extraño, no parecía real. Aun así, él entendía que esto estaba bien así que camino a la luz.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la luz, comenzó a escuchar voces. Las voces parecían hablar animadas entre ellas. Así que, con la curiosidad aumentando, él se adentro en la luz y entonces…
"Ya veo… entonces si estoy muerto"
Toru sonrió melancólico y avanzó. A su alrededor había cientos de almas que interactúan entre sí. Había casas formadas por los recuerdos de los difuntos y muchas cosas que lograron materializarse aquí debido a los fuertes sentimientos de los espíritus. El cielo era completamente oscuro y parecía haber ríos con puentes donde lámparas flotantes iluminaban está oscuridad.
Se parecía un poco al mundo de los vivos a excepción de que todo estaba oscuro. Con curiosidad camino y exploró todo esto, observando cada detalle hasta que a lo lejos vio a alguien conocido charlando con alguien más. Eran Itachi y Kisame… Toru se quedó congelado al verlos. Ellos se dieron cuenta de la presencia de Toru y parecieron decir.
"Es una lástima que también estés aquí"
Toru no lo escuchó, por supuesto, así que continuó explorando porque había algo que él quería encontrar antes de hablar con sus amigos. Caminó durante algunos minutos hasta que finalmente encontró lo que buscaba.
Si los objetos se materializan por los fuertes sentimientos de los espíritus, esta gran casa debió haber sido muy importante para el alma que la trajo aquí. Él sabía quién era el responsable de esto.
'Se ve igual que en aquella época'
Se sintió devuelta en el pasado. Delante de él estaba la casa de la familia principal del clan Asahi. El no pensó mucho las cosas y abrió la puerta de la casa muy entusiasmado. Camino lentamente por los pasillos, rozando las paredes con los dedos. Este lugar era tan nostálgico para él.
Solo pasaron unos pocos segundos hasta que se detuvo frente a la puerta donde todo terminó. La habitación de su madre. El abrió la puerta, pero no encontró a nadie allí. Esto lo hizo sentir un poco decepcionado, pero había un lugar que aún le faltaba visitar.
Así que se acercó a cierta habitación con vista al jardín y abrió la puerta de papel y madera. Sus ojos se abrieron al verla allí. Esa mujer de cabello y ojos negros estaba admirando las Flores del Infierno con una suave sonrisa en su rostro. Ella se veía tan en paz que Toru sintió que no debía acercarse, pero se armó de valor y dijo:
"Llegué a casa, Okaa-sama"
Los ojos de Kyoko, sin apartar la mirada de las flores, se abrieron en shock al escuchar esa voz. Era la voz de un muchacho joven, pero de alguna manera, en su corazón, ella sabía a quién le pertenecía esa voz.
En su mente, Kyoko se dijo a sí misma. 'Por favor… no me hagas esto…'
Lentamente miró hacia atrás y su pesadilla se volvió realidad frente a sus ojos. Él había crecido bastante y su mirada estaba un poco apagada, pero era él…
Era Toru…
Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas porque no quería aceptar lo que en ese momento sus ojos veían. Lo que ella nunca deseó para su hijo se ha cumplido, él aún era demasiado joven. Aun así, como ella siempre suele hacer, suspiro y guardo las lágrimas para después. Ella sonrió para su hijo y le respondió.
"Bienvenido, Toru-chan" extendiendo su mano, ella aceptó la realidad.
Toru recordaba esa sonrisa, esas palabras amables. Ella era su madre, ella era su verdadera madre. Sonrió levemente y esto sorprendió a Kyoko. El ha vuelto a casa, él está aquí… de regreso.
Trato de darle la mano a Kyoko, pero cuando su mano estuvo a punto de tocar la de su madre…
…
…
…
…
-Lugar desconocido-
"¿Okaa-sama…?"
Ella desapareció. Todo a su alrededor desapareció. Es más, él se vio la mano y se dió cuenta de que está era más pequeña. El lugar también había cambiado. Muros lujosos se levantaron a su alrededor con ventanas que apuntaban al jardín exterior. El techo era bastante alto y el suelo tenía una costosa alfombra en la que había una mancha de sangre.
El se dió la vuelta y allí vio la puerta de una habitación.
"No…"
Esa puerta, Toru la reconoció. Era su antigua habitación, la de su vida pasada. La mancha de sangre le pertenecía a él. Todo esto era un recuerdo demasiado real de su pasado. ¿Era un recuerdo verdad? Una voz comenzó a hablar en su mente. La voz susurraba, tratando de comunicarse con Toru. El solo respiró con dificultad porque esto no era lo que él quería. El estaba muerto, él debería estar junto a su madre en el Mundo Impuro.
De pronto, unos pasos hicieron eco y una mujer se acercó a Toru. El se dió la vuelta y…
"Madre…"
La mujer estaba borracha y llevaba una botella de vidrio en la mano. La mirada de ella era demasiado oscura, llena de odio hacia Toru. En eso, la puerta de la habitación se abrió y, sin poder controlar su propio cuerpo, Toru entró junto a la mujer.
Ella rompió la botella contra el escritorio de Toru y se acercó a él con las peores intenciones posibles. Allí mismo, Toru vio su reflejo en el espejo. Su apariencia era la misma que la de Alek Gusev de 12 años. Fue entonces que la mujer levantó la mano con la botella rota y la voz en su mente le dijo.
[Bienvenido, Héroe]
La mujer golpeó la botella contra Toru, quien cayó al suelo con la cabeza sangrando.
Un profundo silencio se formó hasta que Toru pudo reaccionar ante las palabras de esa voz.
"Yo no soy un héroe…" con lágrimas derramándose por su rostro, negó todo lo que la voz le dijo.
La voz le dijo una última cosa mientras lentamente la puerta de la habitación se cerraba. Toru entendió lo que le dijo, pero lo negó nuevamente. Él no era un héroe, pero tampoco quería ser un villano.
La voz finalizó diciéndole:
[Bienvenido al Trono de los Héroes]
La puerta se cerró y el infierno de Toru comenzó.
Continuará…