En ese momento, Lin Fan asintió con la cabeza indiferente, mostrando una expresión de calma en su rostro.
Fuera como fuera, esos ocho viejos carcamales eran Celestiales Divinos Nivel Diez, Dioses Eternos. A pesar de que fueron torturados durante diez mil años en el cuerpo del Ser Supremo, haciendo que sus poderes distaran mucho de estar en su apogeo, su estado de cultivo del Dios Eterno seguía estando allí.
El camello famélico seguía siendo más grande que un caballo. No debería ser un problema para ellos joder a esos tipos hasta la muerte.
Lin Fan les había dado en realidad un ligero gusto para entonces. Después de arrojarlos en su Paraíso, aparte de hacerlos refinar Píldoras Shengyang día y noche, les dio la oportunidad de reparar sus estados de cultivo de todas formas.
El Entrenador Rey del Trueno era un genio que estaba especializado en dos trabajos al mismo tiempo: Entrenamiento y Orientación.
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