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Capítulo 5: ¿Todo esto tuvo alguna razón?

Parte 1

Habían pasado 8 días desde que inicio la competencia que iba a servir para entrenar a los cadetes de la casa Sur para el evento de graduación.

Muchas cosas habían sucedido en esta semana.

Varios alumnos peleando unos con otros para conseguir la mayor cantidad de pañuelos rojos, pelear contra prisioneros de un país vecino y luego ayudarlos a escapar a su país para eventualmente ser perseguidos por caballeros y un wyvern, hasta al fin llegar a su destino, la frontera con el reino del desierto.

El sol golpeaba sus rostros, el desierto se extendía ante sus ojos de ahí en adelante.

Daniela, Egil y Galileo habían llegado a la frontera, y con esto, cumplido su palabra de llevarlos vivos hasta su reino, aunque el precio fue muy alto y las consecuencias todavía no se habían hecho presentes.

Los 3 escucharon una rama quebrarse.

Rápidamente giraron en dirección del sonido.

De la oscuridad del bosque salía Gabriel.

Tenía una espada y una cortada en el brazo izquierdo.

- ¡Gabriel!

La chica sonrió y corrió hacia Gabriel para abrazarlo.

Gabriel no respondió.

- Como sobreviviste.

- Bueno, solo era uno después de todo, aunque me costó trabajo, logre derrotarlo y quitarle su arma.

- ¡Vaya, eres enserio muy bueno!

Daniela lo miraba con mucha ilusión.

Luego de ese intercambio de palabras, Gabriel se dirigió hacia los prisioneros.

- Entonces…

- ¡!

- ¡!

- Dígannos lo que saben, hagan que valga la pena todo esto.

- Tienes razón chico, debemos cumplir nuestra parte también.

- Escuchen atentamente.

Gabriel y Daniela pusieron expresiones serias y escucharon lo que los prisioneros tenían para decir.

- Nosotros fuimos enviados aquí al reino de la lluvia como espías de la reina de Espinas.

Daniela interrumpió a Galileo.

- Ya vamos a eso chica, cálmate.

- Perdón…

- No hay problema, en todo caso, Desde hace algunos años ha habido ataques al reino de Espinas indiscriminadamente, los principales objetivos han sido aldeas de los alrededores de la ciudad principal y las fronteras para poner en duda las alianzas con los demás reinos.

- …

- …

- Pero eso no es todo. La reina de espinas recibió noticias de que habían movimientos sospechosos por parte del patriarca Godwin, movimientos sospechosos con el rey del fuego.

- ¡¿Qué?!

- Deja que termine, Daniela.

Galileo continúo.

- Aparentemente están llevándose jóvenes promesas al reino del fuego para convertirlos en ''magos''.

Egil continúo.

- Todavía no se sabe cómo logran crear ''magos'' en masa, pero muchos de los jóvenes no sobreviven o se convierten en máquinas de matar sin emociones, que eventualmente el reino del Fuego usa para la guerra. Pero hay un rumor.

- ¡!

- ¡!

- Se dice que el reino del Hierro encontró unas ruinas de la civilización antigua, y que de alguna forma, la civilización antigua tenia tecnología superior, y esa tecnología es la que están usando para convertir a los jóvenes en magos o en seres sin conciencia que solo viven para matar. Básicamente ustedes están siendo usados como ofrenda por Godwin para el rey del Fuego. Eso es lo que sabemos hasta ahora.

Gabriel interrumpió.

- ¿Y la reina de Espinas sabe todo esto?

Galileo le respondió.

- La reina solo sabe que hay movimientos extraños, pero en estos años por estar prisioneros, no pudimos pasar la información, pero vamos a corregir nuestro error hoy.

Con esto dicho, y con una sonrisa de agradecimiento, Galileo y Egil dieron media vuelta y se marcharon hacia el desierto.

Daniela sonreía y sentía que un peso por fin se había quitado de encima.

Daniela miro en dirección de Gabriel, pero su rostro había cambiado, o más bien su expresión, paso de estar serio a tener una mirada de un asesino.

Lo que iba a ocurrir, nadie lo hubiera predicho.

Parte 2

Un rato después de que Daniela se separara de Gabriel.

Gabriel solo se había dedicado a esquivar los ataques del caballero azul cielo.

- ¿Estás seguro de que quieres hacer esto?

- ¿De qué hablas?

- No te hagas el desentendido, todos nosotros sabemos para quien trabajas. Si tus amigos se enteran de lo que esos prisioneros sabe, morirán inevitablemente.

Gabriel abrió los ojos y miro hacia la tierra.

Bajo la guardia.

- Está bien, dame tu espada.

Al decir esto, el caballero simplemente le lanzo su espada a Gabriel a lo que este la agarro en el aire.

- Supongo que debemos hacer esto creíble.

- Tú…

Con la espada que había acabado de obtener del caballero, hizo un corte grande pero poco profundo en su brazo izquierdo. La sangre se deslizaba por la hoja de la espada.

- Esto servirá, así no sospecharan nada del porque salí ileso de una pelea contra uno de los caballeros del patriarca.

Al ver las acciones de Gabriel, aquel caballero solo pudo entrecerrar los ojos y hablar.

- Realmente eres una víbora, Gabriel del reino del Fuego.

Gabriel ignoro este comentario y siguió hablando.

- Ve a avisarle a tus compañeros que esto ya se terminó, ahora yo me encargo del resto, no tardare mucho.

El caballero dio media vuelta y se perdió en la oscuridad del bosque.

Gabriel miro en la dirección en la que habían escapado Daniela y los prisioneros.

Empezó a correr.

Parte 3

- Ustedes no corregirán nada hoy ni nunca.

La espada atravesó el pecho de Egil, a lo que Galileo rápidamente giro en la dirección del que poseía la espada.

- ¡¿QUÉ MIERDA ESTAS HACIENDO?!

Daniela estaba en shock, no sabía que estaba pasando.

Gabriel había matado a Egil de un solo ataque por la espalda. Rápidamente deslizo la espada por el cuerpo de Egil y corto la mano de Galileo que venía en su dirección a atacarlo.

- ¡GAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH!

Galileo grito del dolor pero rápidamente su grito fue silenciado.

Gabriel había clavado su espada en la mitad de la cabeza de Galileo. Amos prisioneros estaban muertos sobre la arena del desierto.

Daniela había caído sentada sobre la arena mientras que de sus ojos no paraban de salir lágrimas.

- Tu… tu… tu…

Daniela sintió como el frio se metía sobre su pecho llegando hasta su corazón.

La luz de los ojos de Daniela se apagó.

- Ga… briel…

Gabriel había perforado el corazón de Daniela con su espada, solo miraba como un hilo de sangre salía de la boca de la chica. Saco rápidamente su espada del pecho de la chica salpicando sangre sobre la arena.

El chico de cabello rubio se quedó parado viendo el desierto.

Parte 4

Kenric había sido enviado a la enfermería por sus heridas graves, Alistair, Ana, Ririna y Erica se encontraban en la colina esperando que Gabriel y Daniela volvieran.

Alistair y Ana se habían enterado de lo sucedido por las palabras de Ana e impotentes de no haber ayudado en nada.

Todos los cadetes miraron en una sola dirección.

Todos los presentes lo vieron.

Gabriel salió del bosque, pero no venía solo, tenía en brazos el cuerpo sin vida de Daniela.

Erica dio un fuerte grito que parecía que su garganta fuera a desgarrarse.

La mirada de Gabriel era cansada, al parecer había llorado durante mucho tiempo hasta que sus ojos finalmente se secaron.

Luego de esto, Gabriel le explico al instructor lo que había pasado, que los prisioneros los atacaron por sorpresa cobrando su única víctima, Daniela, y que el de alguna forma lograron escapar hacia el desierto.

Este entrenamiento había tenido un alto costo, la vida de una chica inocente.

Mientras que Gabriel hablaba con el instructor y los caballeros azul cielo, Ana solo los miraba a la distancia, a su lado se encontraba Alistair.

Ana apretó su puño.

- ¿Por qué…? ¿Por qué no soy más fuerte?

Alistair no entendía que sucedía, ya que no estuvieron involucrados esta vez, pero el también hubiera querido hacer algo.

Con este desafortunado incidente, el entrenamiento de los pañuelos rojos acabo.