El corazón de Xue Yaoyao latía de forma irregular.
No pensaba que llegaría el día en el que estaría así de cerca de un joven.
El tipo de gentileza único de su Alteza Jiu… De verdad podía derretir a una persona.
—¿Entiendes?
Esa hermosa voz reverberaba dentro de su oído otra vez y, con un simple gesto de su cabeza, ella podía ver su atractiva sonrisa justo al lado de su cara.
Incluso, esas hermosas chicas en la cancha de tenis no podían evitar ver en su dirección. En ese momento, deseaban poder ser Xue Yaoyao.
—¡También quiero un hombre apuesto que me enseñe a jugar tenis!
—Esa sonrisa me derrite. ¿Quién es él?
—Ni idea, esta es la primera vez que lo veo aquí…
Todas las chicas hermosas se detuvieron y miraron, y todas ellas se fijaban en Fu Jiu, el cual estaba parado al otro lado de la red. El deseo ardía en sus ojos.
Solo el cuarto de descanso que tenía ventanas semitransparentes tenía una temperatura baja.
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