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Las puertas del cielo

Dante fue empujado por el juguetero hasta la salida de la puerta y fue empujado por las escaleras de la cabaña con violencia.

*Puff* Dante vio desde el frío suelo como la mano increíblemente larga del juguetero cerraba la puerta violentamente, como tratando de hacerle entender que no era recibido en esta casa.

Con aturdimiento, Dante se quedó mirando la puerta de madera unos cuantos minutos, mientras que su cerebro procesaba todo lo que estaba ocurriendo en estos momentos.

Primero Dante se enteró de que murió, luego viajó a este lugar extraño por su muerte, luego esta extraña criatura le dijo que no era un ser humano, por último la criatura lo asesinó y él volvió a revivir en unos minutos. Por lo tanto, Dante no podía morir para volver a casa y ahora estaba atrapado en este sitio.

Pero a Dante en estos momentos no le importaba el hecho de que murió, el hecho de que viajó a este sitio, el hecho de no ser humano o el hecho de estar atrapado en este sitio. Solo había un gran problema en lo que descubrió esta noche, pero este problema que para muchos sería una bendición para Dante estaba siendo una tortura.

—¡Como se supone que me reúna con mi esposa si no puedo morir!—Gritó Dante desde el suelo con desesperación, mirando a la puerta, casi esperando que de milagro el juguetero salga para responderle—¡Dime cómo se supone que yo voy a ir al cielo con mi esposa!

Y la cuestión no era menor, Dante había vivido desde la muerte de su esposa, únicamente pensando en que faltaba poco para encontrarse otra vez en el cielo, pero ahora le estaban negando las puertas del cielo.

—¡Que mierda voy a hacer ahora!—Gritó Dante entre lágrimas con desesperación a la puerta de madera de la cabaña—¡Abandone a mis hijos para no lastimarlos y ahora me dices que no puedo volver a ver a mi esposa incluso si muero!

Dante estaba desesperado; él conoció el infierno en este lugar y estaba cien porciento seguro de que de verdad existiría el cielo, ahora se estaba enterando de que nunca más volvería a verse con su esposa.

El viejo no podía aceptar ese hecho: la vida ya no le sabía a nada, las noches eran amargas sin su esposa y los días eran una lucha constante contra las bestias intentando no lastimar a sus verdaderos familiares. No obstante, en el fondo Dante sabía que lastimaba a sus familiares al no poder reconocerlos y dudar de ellos, pero trataba de engañarse a sí mismo para ignorar este hecho.

La vida de Dante era una desgracia y solo el calor de lo que vendría después de la muerte lo reconfortaba, ahora se enteraba de que todo en lo que había creído eran ilusiones y estaba condenado a este mundo por la eternidad.

—¡Dime una forma de escapar de esta condena!—Grito Dante con todo su pulmón a la puerta.

La insistencia del anciano fue útil y la puerta comenzó a abrirse. Extrañamente, no era el juguetero el que aparecía detrás de la puerta, sino que era un pequeño soldadito de plomo con únicamente una pierna que de alguna manera misteriosa se las ingenió para lograr abrir la puerta.

El juguete miró a dante con enojo y en tono militar dijo:

—¡Tu esposa está muerta y abandonaste a tus hijos! ¡Ve a buscar a tus hijos!

Tras decir eso, el soldado levantó su rifle y apuntó contra la cabeza de Dante.

*Piuu* Un balazo salió de su rifle en miniatura, si bien la bala era minúscula, la cabeza de Dante estalló como una sandía al recibirla.

*Puff* El cuerpo sin cabeza de Dante se desparramó por el suelo y el soldado entró a la cabaña dando saltos cortos. La puerta de la cabaña sé cerró por sí misma cuando el juguete logró entrar.

Los arbustos en el pantano se movieron y poco a poco un viejo vestido con ropas acolchadas blancas salió dentro de los arbustos y miró de forma aturdida el cadáver en el suelo.

—Que clase de bestia soy...—Murmuró Dante con aturdimiento al ver su propio cadáver sin cabeza en el suelo.

Dante recordaba el dolor de sentir a su cabeza estallando, luego con aturdimiento apareció en un túnel de tierra con una sola puerta en un extremo y sin otra salida. El viejo gateo por el túnel hasta llegar a una puerta. Al salir del túnel, Dante apareció detrás de los arbustos.

Dante inspeccionó su cadáver por un rato y volvió a recuperar la lámpara de aceite que se había caído al suelo. Por suerte la lámpara no se rompió, pero si se había apagado. Usando una de las antorchas que iluminaban la cabaña, Dante volvió a aprender la lámpara.

Luego el viejo miró al camino de piedra que llevaba al puente del lago, con algo de angustia Dante comenzó a dirigirse al puente. El soldadito de plomo le había recordado a Dante que ahora sabía que no podía morir, por tanto, podía reunirse con sus hijos sin temor de dañarlos.

Pero para poder lograr reencontrarse con su familia, Dante tendría que encontrar una manera de escapar de este infierno y regresar a casa.

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pedro_corticreators' thoughts